“LA NUEVA TÁCTICA DEL PODER
ES CREAR UNA DOBLE VERSIÓN DE LOS HECHOS.- Se ha convertido en común denominador invertir el sentido de las cosas
para tratar de posicionar una verdad contraria a la que
explica realmente una situación. La táctica política del poder (empresarios,
directivas de instituciones, gerentes, financistas, ahora en la coyuntura
presente el Gobierno), es imponer “su”
verdad (posverdad) creando una doble versión de los hechos, orientada a
aislar la situación e impedir que la realidad de lo que ocurre sea entendida
fácilmente. Crear una doble versión le
sirve al poder para confundir y oscurecer, y aunque no es nueva, justo
ahora, cuando el país oficialmente esta sin guerra, reaparece, para ocupar el
espacio sin enemigos a los que antes se responsabilizaba de estar detrás de
toda lucha para desvirtuarla. La doble
versión es útil al poder para ocultar, negar y desfigurar la verdad.
“Como lo muestra la tendencia, la
ausencia de guerra, empieza a ser cubierta con dobles
versiones que dificulten establecer rápidamente la verdad de las cosas. En el régimen Uribe al amparo de la guerra
la fórmula fue crear duplicidades de organizaciones (indígenas, sindicales,
colectivos de abogados, asociaciones de víctimas). En esta nueva etapa la
fórmula es de dobles versiones para
confundir, inclusive sobre asuntos venideros como el de candidatos
presidenciales atados a partidos de sobrada ilegitimidad y cuestionamientos,
que con una doble versión afirman no pertenecer a él, pero contar con sus votos
y maquinaria (Vargas Lleras, otros);
así mismo los casos de magistrados, congresistas y jefes políticos acusados de
paramilitarismo y corrupción que se declaran víctimas y dilatan los procesos; exfuncionarios criminales que declaran
persecución política (entorno del C.D).
Los ejemplos de las dobles versiones de lo que
ocurre, ponen en evidencia que aunque cambie la percepción del presente, el
control del poder y sus prácticas sigue vigente, sostenida con el espíritu de
guerra al que habrá que derrotar más pronto que tarde. La última situación de
doble versión corresponde directamente a la intervención del Estado en un
presumible crimen de lesa humanidad, que comprometería al presidente de la
república en su condición de jefe de las
fuerzas armadas y Nobel de la Paz, con el agravante de que la masacre
ocurre en democracia y en ausencia de guerra. Se trata, según la versión de las
víctimas, de la masacre ejecutada en Tumaco, Nariño, Sur de Colombia, contra civiles campesinos
productores de hoja de coca (no de cocaína)”.
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COLOMBIA:
SEIS ANUNCIOS DE LA POSVERDAD COMO ENGAÑO.
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Manuel Humberto
Restrepo Domínguez
ALAI.
América Latina en Movimiento.
Lunes 13 de
noviembre del 2017.
Posverdad,
¿que puede haber después de la verdad? Decir una cosa para ocultar otra, acudir
a emociones, pasiones y manipular la realidad para promover confusiones,
engaños y hacer primar dobles raseros con evidente carencia de ética y de
escrúpulos. En seis anuncios un ejemplo.
1.
“Estoy con ustedes pero exalto a los que están
contra ustedes”.
El presidente Santos exaltó con condecoraciones al Escuadrón Móvil
Antidisturbios (ESMAD), que es el cuerpo antidisturbios usado para romper la
protesta social de la que se dice que es respetada. Ocurrió en el mismo momento
que era señalado de causar más de 30 heridos y de arremeter con exceso de
fuerza (contraria a las leyes) y avanzar con tácticas de guerra contra los
indígenas del país que adelantaban una minga, es decir, una protesta civil que
reclama del gobierno dar cumplimiento a “más de 1000 acuerdos firmados con
ellos” sistemáticamente incumplidos. Adicionaban a su justo reclamo lo que el
país exige sin dilaciones: que se cumplan los acuerdos de paz pactados para
acabar la guerra, que en términos de la verdad le valió el premio nobel al
presidente en cuyo nombre es escuchado en el mundo.
2.
“Yo condeno lo de allí, pero oculto mi condena”. El presidente Santos desde Canadá,
condenó con tono de juez universal las elecciones regionales realizadas en
Venezuela que legitiman al gobierno socialista. Su mensaje siembra dudas del
proceso electoral, al tiempo que en Colombia resultan contundentes las pruebas
de corrupción electoral, inclusive en la campaña que lo llevó a él mismo a la
presidencia con dineros de la empresa transnacional de corrupción Odebrect y
mientras su jefe de campaña se alista para irse a la cárcel. Situación igual
ocurre con la campaña del candidato de Uribe, lo que pone de manifiesto una
verdad de trama electoral anómala o ilegal, que cerró la puerta del tercero en
disputa que en ese momento representaba una opción independiente.
3.
“Nosotros lo hicimos pero les hacemos creer que
otros lo hicieron”.
El partido Centro Democrático, claramente no es de centro si no de extrema
derecha, persiguen y odian, pero hacer creer que son perseguidos y odiados. Su
líder actúa como führer, para sus seguidores encarna la voz de dios y del
pueblo y votarán por quien él diga para salvarse del comunismo y de los ateos.
Dan la impresión de que tienen un postulado ideológico de que sus adversarios y
contradictores deben ser exterminados y con este objetivo justifican sus
actuaciones. La verdad es que actúan como si fueran un ejército de
especialistas con un sistema que educa para ser uribista que da como resultado
este tipo de ser humano dispuesto a desempeñar hasta el final el papel
asignado, la misión delegada, como lo muestran las conductas y comportamientos
en el congreso, en entrevistas y en exposiciones públicas.
4.
“Reclamar como bandera lo contrario a lo que
hicieron”.
En Bucaramanga cada uno de los aspirantes a ser el elegido candidato por el
Líder del Centro Democrático, cumplió su misión, dijo exactamente lo contrario
al desastre que ellos provocaron de manera consciente y sistemática. Uno llamó
a luchar contra la corrupción, la verdad es que sus antecesores están en la
cárcel o subjudice por corrupción y más delitos como: Andrés Felipe Arias
Ministro y candidato que distribuyó los recursos del campesinado entre
políticos y terratenientes y con él hay una docena más en la cárcel o prófugos.
Otro aspirante anuncio que luchará por rescatar el sistema de salud y
corregirlo, la verdad es que la ley 100 de autoría de Álvaro Uribe entregó la
salud publica al sistema privado y abrió la puerta para que paramilitares como
Jorge 40 la convirtieran en negocio y controlaran la vida, la muerte y los
votos de la gente por la vía criminal de la motosierra o la desatención a la
enfermedad.
5.
“Estamos de acuerdo con el acuerdo pero no lo
aceptamos”.
Las cuentas contra la paz son claras: Centro Democrático, Cambio Radical,
Cristianos en transformación de la mística en política (misión carismática, C4,
mira, funcionarios como Rodrigo Rivera comisionado de paz, Senadora liberal
Viviane Morales y otros), Patria Nueva de militares (encabezados por el General
Mendieta), Partido Conservador (A. Pastrana), Opción Ciudadana; componen el
grueso del bloque de partidos y movimientos que desde el punto cero de la
derecha hasta la extrema derecha convergen en decir que aceptan el acuerdo de
paz pero hacen lo contrario. Todos en coro o por separado dicen que sí pero no.
A efectos de campaña cada uno va por su carril electoral con algo en común:
sembrar dudas y repartir miedos. Confluyen en que sí conquistan la presidencia
la paz será hecha trizas según unos, mutilada por otros y revisada por los
moderados. Al sí pero no, parecen sumarse cargos de estado (fiscal, procurador,
indefensa) cuya obligación constitucional es cumplir los acuerdos y respetar
los instrumentos pactados y sus funciones como la JEP. La verdad es que con
términos de manipulación tratan de mantener activo el espíritu de guerra y
avanzar en la configuración de algún enemigo interno latente, para justificar
su propósito y mantener a merced del poder económico y político la vida social,
su objetivo es poner peros
para impedir que la paz se construya y los acuerdos se implementen.
6.
“Saben que la paz ya está negociada, pero
confunden para dilatarla”.
Los anteriores que dicen estar de acuerdo con la paz firmada pero que no la
aceptan, hacen parte de la estructura política del estado, desde la acción
política o como funcionarios y saben por sus conocimientos, experiencias y
funciones que el acuerdo de paz es un mandato ya entroncado en la medula del
estado y que su implementación es de obligatorio cumplimiento en virtud de la
consagración de la paz como deber y derecho constitucional. La verdad es que a
base de presunciones que suplantan pruebas y en el marco de una democracia
precaria y cuestionada por la corrupción, una minoría de dirigentes y
funcionarios desde la cima del estado (a la que han llegado inclusive con maniobras
o la fuerza conquistadora de sus empresas) siembran dudas, crean confusión e
impiden retomar el camino original de la democracia que va de abajo hacia
arriba. Podría inferirse por ejemplo que la procuraduría por misión y funciones
es para funcionarios, servidores públicos y particulares con funciones públicas
y no podría inhabilitar ciudadanos por faltas o delitos cometidos en virtud del
levantamiento en armas, que los hizo enemigos del estado y que nunca tuvieron
la condición de funcionarios públicos. Llama la atención o levanta sospecha que
su actuación institucional sea para producir intimidación. Igual situación
ocurre con la fiscalía cuando trata de desconocer el marco de la solución al
conflicto armado centrado en el delito político aceptado por el estado,
suscrito en los acuerdos y, respaldo internacional, atendiendo que la actuación
del rebelde en las leyes de Colombia recibe un tratamiento diferencial
preferente respecto a los delitos comunes y no genera inhabilidades para el
ejercicio de cargos públicos. la verdad es que pretender poner inhabilidades
para el ejercicio político y social por rebelión confunde, como igual ocurre al tratar de meter la
complejidad de la paz en mensajes de 40 caracteres y un me gusta.
*****
P.D.
“Injerencia aquí no pero allí sí”, en casos como la democracia con
autodeterminación para ellos e injerencia contra la autodeterminación para
otros selectivamente escogidos, como reclama Rajoy, predica Santos y ratifican
la UE y la OEA representan una burla
a la verdad, un contrasentido ético.
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