¿ES CHINA CAPITALISTA O
SOCIALISTA?.
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José F. Cornejo.
Otra Mirada.
Martes 14 de noviembre del 2017.
En días pasados se
realizó el XIX Congreso del Partido Comunista
de la República Popular China que atrajo la atención de la comunidad
internacional al haberse convertido este gigante asiático en un protagonista de
primer orden de la nueva escena mundial. Al perfilarse como la primera economía
en el mundo en los próximos años, desplazando a los EEUU, el rumbo que tome China
marcará en gran parte el que tome el resto de la humanidad en el siglo XXI. Más aún, nuestro país
es dependiente del desarrollo de la economía china al ser el principal destino
de nuestras exportaciones, que el 2016
alcanzaron 8,48 miles de millones US$.
Los destinos de nuestra economía dependen de lo que suceda en China, país sobre el que sabemos muy
poco y sobre el cual predominan estereotipos y prejuicios desfavorables en vez
de una alturada y necesaria discusión sobre su asombroso desarrollo económico.
Por ello, me parece necesario
resaltar el reciente artículo de Pedro
Francke, “Pensamiento Xi Jinping” en la revista Hildebrandt 13 (1).
En él, Francke destaca los inmensos progresos que está realizando la economía
china en diferentes sectores, incluidos los relacionados a las tecnologías
verdes tan necesarias para abordar los desafíos del cambio climático y los
diferentes indicadores que nos muestran que China se convertirá en los años que
vienen en la primera economía mundial. Al caracterizar el modelo que está
liderando este vertiginoso progreso económico, Francke señala que a pesar de que este país cuenta con un fuerte
estado regulador y está lejos del neoliberalismo simplón que impera en nuestra
región, no se trata de una economía socialista ni mucho menos comunista porque
las desigualdades son enormes. Francke
afirma que más bien es el modelo coreano o japonés, una suerte de capitalismo
de estado, lo que caracterizaría mejor al modelo adoptado por China para
alcanzar su espectacular desarrollo.
Francke
reconoce muy bien que las políticas que están dirigiendo el rápido crecimiento
del coloso asiático no son un “neoliberalismo con peculiaridades chinas”, como
nos quieren hacer creer los medios de comunicación hegemónicos. ¿Pero es
realmente capitalismo lo que caracteriza el modelo económico chino?
Aunque
existe un amplio debate sobre lo que es socialismo
y nos podríamos perder en un bizantino debate sobre definiciones, podemos
acordar que un país en que el estado dirige y orienta el desarrollo económico,
que además es propietario de los principales medios de producción y del sector
financiero y que su crecimiento económico beneficia a los ciudadanos de menos
ingresos, no es definitivamente lo que caracteriza un país capitalista.
En su informe al XIX
congreso del PCCh, el presidente Xi Jinping ha reiterado que el objetivo es culminar la
construcción integral de una sociedad modestamente acomodada de un socialismo con peculiaridades
chinas. Francke cuestiona esta caracterización por las marcadas desigualdades
en la sociedad china. Analicemos pues, más en detalle, qué sucede con ellas en
el desarrollo económico de China.
Un
documento de trabajo de abril del presente año realizado por el WID (Base de
datos sobre la riqueza e ingresos a nivel mundial) dirigido por Piketty y titulado “Global inequality
dynamics” (Dinámicas sobre la desigualdad global) nos da algunas luces sobre el
tema(2)
El
estudio contrasta las informaciones sobre el crecimiento de las desigualdades
entre China, EEUU y Francia
entre 1978-2015 y constata, efectivamente, que una de las dinámicas en la
economía global ha sido el crecimiento vertiginoso de la diferencia en la
distribución de la riqueza entre los diferentes sectores sociales. El documento señala además que China,
de ser una sociedad muy igualitaria en los años 70, hoy en día ha alcanzado
niveles de desigualdad social que la asemejan a la que existe en los EEUU. No obstante, un análisis más
detallado nos permite observar las diferencias. Según la
información recabada, el ingreso personal ha crecido entre 1978-2015: +811% en China, +59% en los EEUU y +39% en Francia.
Sin embargo, los resultados han sido
muy diversos cuando analizamos como se ha distribuido este enriquecimiento
entre los diferentes sectores sociales. En China
el sector del 10% más elevado de la población ha visto crecer sus ingresos
entre 1975-2015 de manera vertiginosa en un +1294%, pero el 50% más bajo de la población china ha visto al
mismo tiempo ver crecer sus ingresos en un +401%.
En cambio, en los EEUU el top 10% ha
visto sus ingresos crecer en un +59%,
mientras el 50% más bajo de la
población ha visto sus ingresos disminuir en un -1%. Como señalan los autores del estudio, el crecimiento de las
desigualdades económicas en China
aparece como más aceptable que el colapso producido en los ingresos del 50% de la población en los EEUU.
Como se puede
apreciar, el modelo chino ha realizado un gigantesco esfuerzo para sacar a millones de chinos de la pobreza, pero para ello ha utilizado métodos
capitalistas con fines socialistas, que es lo que caracteriza su “socialismo con peculiaridades chinas”.
El coeficiente de Gini, que sirve
como un indicador de las desigualdades, alcanzó un pico de 0.49 entre el 2008-2009
pero desde esa fecha ha venido disminuyendo. El nuevo plan presentado por el
presidente Xi Jinping plantea como uno de los objetivos la eliminación de la
pobreza (56 millones de personas) hacia el 2020 así como avanzar en la
disminución de las desigualdades, en la innovación tecnológica y en la
protección del medio ambiente.
La sociedad China tiene todavía muchos desafíos
internos y externos por delante para alcanzar a ser una sociedad socialista modestamente desarrollada. Debemos juzgar a la
luz de los resultados si más allá de las palabras de un “socialismo con peculiaridades chinas”, son las grandes mayorías
las que se están beneficiando del extraordinario rejuvenecimiento de este
milenario país asiático.
(1) Pedro Francke, “Pensamiento Xi Jinping”,
Hildebrandt 13, 3 de noviembre 2017.
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