El Capitalismo del desastre, estado de extorsión.-Desde que el
petróleo sobrepasó los 140 dólares el barril, hasta los locutores de derechas más
furibundos se ven forzados a demostrar su credo populista dedicando una porción
de sus programas a machacar a las compañías petrolíferas. Algunos han ido tan
lejos como para invitarme para mantener una amistosa charla sobre un insidioso
nuevo fenómeno: el capitalismo del desastre. La cosa marcha bien... hasta que
empieza a torcerse.
Por
ejemplo, el locutor conservador
independiente
Jerry Doyle y yo mantuvimos una conversación perfectamente amistosa sobre las turbias compañías aseguradoras y la ineptitud de los políticos
cuando ocurrió lo siguiente: Creo que hay una sistema para
abaratar rápidamente los precios, anunció Doyle. Hemos
invertido 650 mil millones de dólares para liberar a una nación de 25 millones
de personas. ¿No va siendo hora de que reclamemos algo de petróleo a cambio?
Deberían de haber un montón de camiones cisterna, uno tras otro, formando un
atasco en dirección al Túnel Lincoln, el apestoso Túnel Lincoln, en hora punta,
cada uno de ellos con una nota de agradecimiento de parte del gobierno
iraquí... ¿Por qué no vamos y cogemos sencillamente el petróleo? Nos lo hemos
ganado liberando un país. Puedo arreglar el problema del precio del petróleo en
diez días en vez de en diez años.
Había
un par de problemas con el plan de Doyle, por supuesto. El primero es que estaba describiendo el mayor
latrocinio de la historia mundial. El segundo, que llegaba demasiado tarde: nosotros ya estamos robando el petróleo de
Irak, o al menos estamos en el momento cumbre de ello.
Han pasado diez meses de
la publicación de mi libro, La Doctrina del Shock: el auge del
capitalismo del desastre, en el cual argumento que el método
preferido para reformar el mundo de acuerdo con los intereses de las corporaciones multinacionales es
actualmente el de explotar sistemáticamente el estado de miedo y desorientación
que acompaña a la población en momentos de shock y crisis. Ahora
que el mundo está siendo sacudido por múltiples shocks, parece un buen momento para ver cómo se está aplicando
la estrategia.
Los
capitalistas del desastre han estado ocupados: desde los bomberos privados que actuaron en los incendios del norte de California, a los desposeedores de tierras tras el ciclón
Burma, a la nueva ley sobre la vivienda abriéndose paso hacia el Congreso. La ley no habla demasiado sobre las
viviendas asequibles, desplaza la carga del impago de hipotecas a los
contribuyentes y asegura a los bancos que proporcionan malos préstamos
conseguir algunos pagos en devolución por los mismos. No sorprende que se la denomine en los pasillos del Congreso como el plan Credit Suisse, en honor a
uno de los bancos que, generosamente, la propuso.
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Puerto Rico devastado por el Huracán María.
PUERTO RICO SUFRE MIENTRAS LUCHA CONTRA EL "CAPITALISMO DEL DESASTRE".
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Amy Goodman y Denis Moynihan
Democracy Now.
Rebelión sábado 4 de noviembre del
2017.
Democracy Now! viajó a Puerto Rico el fin de semana
pasado para observar de cerca la devastación. A casi dos meses del paso del
huracán María, la isla sigue a oscuras. Según estimaciones oficiales, casi
dos tercios de la isla carecen de electricidad. Mientras tanto, los tres
millones y medio de ciudadanos estadounidenses de Puerto Rico se ven en
dificultades para obtener los elementos básicos para vivir, a medida que
miles de personas abandonan la isla y se dirigen al territorio continental de
Estados Unidos.
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El presidente
de Estados Unidos, Donald Trump, se elogió a sí mismo en sus comentarios sobre la
respuesta federal al desastre que ha abrumado a Puerto Rico tras el paso del
huracán María. Cuando un periodista le preguntó en una conferencia de prensa en
la Oficina Oval, el 19 de octubre, “Señor presidente, del uno al 10, ¿cómo
calificaría la respuesta de la Casa Blanca hasta ahora?”, Turmp opinó: “Me pondría un 10.
Creo que hemos hecho un gran trabajo”. Trump hizo estos comentarios
mientras el gobernador de Puerto Rico, Ricardo Rosselló, estaba sentado a su
lado, en silencio. Esto sucedió solo dos semanas después de la visita de Trump
a la isla, donde arrojó rollos de papel higiénico a los sobrevivientes del
huracán. Ante estos hechos, la alcaldesa
de San Juan, Carmen Yulín Cruz, en una entrevista para Democracy Now!, respondió: “Si es
un 10 de un total de 100, estoy de acuerdo, porque sigue siendo una baja
calificación”.
La alcaldesa no
es la única que considera que Trump no ha mostrado una respuesta eficaz. En un informe
condenatorio emitido el lunes por la Oficina del Alto Comisionado de las
Naciones Unidas para los Derechos Humanos, Leilani
Farha, relatora especial de las Naciones Unidas sobre el derecho a una
vivienda adecuada, compara las medidas de ayuda posteriores a los huracanes que
devastaron Texas y Florida con las
tomadas en Puerto Rico:
“No podemos dejar de notar las diferencias en la urgencia y prioridad
otorgadas a la respuesta de emergencia en Puerto Rico en comparación con los
estados del país afectados por los huracanes en los últimos meses”, afirmó.
Democracy Now! viajó a Puerto Rico el fin de semana pasado para
observar de cerca la devastación. A casi dos meses del paso del huracán María,
la isla sigue a oscuras. Según estimaciones oficiales, casi dos tercios de la
isla carecen de electricidad. Mientras tanto, los tres millones y medio de
ciudadanos estadounidenses de Puerto Rico se ven en dificultades para obtener
los elementos básicos para vivir, a medida que miles de personas abandonan la isla
y se dirigen al territorio continental de Estados Unidos, tal vez para nunca
regresar.
Sin embargo, hay personas que están desembarcando en
la isla: los capitalistas del desastre. Como lo expresó elocuentemente la
periodista Naomi Klein en su libro
“La doctrina del shock. El auge del
capitalismo del desastre”, los desastres, tanto naturales como provocados
por la humanidad, son explotados cada vez más por corporaciones con fines de
lucro y supuestos ideólogos del libre mercado para impulsar reformas en importantes
áreas de las sociedades impactadas. Ejemplos de ello son el debilitamiento de
los sistemas de bienestar social, la privatización de los servicios públicos,
el acorralamiento de los sindicatos y las ganancias obscenas obtenidas con las
obras de reconstrucción. Después del huracán, Puerto Rico se perfila como un caso testigo de la doctrina del shock.
La alcaldesa
Carmen Yulín Cruz nos dijo en el Coliseo Roberto Clemente, el estadio
deportivo ubicado en San Juan, donde ella y su equipo han estado viviendo desde
el huracán:
“Desearía no haberme enterado nunca de ese término. Usar el caos para
despojar a los trabajadores de sus derechos de negociación, derechos que los
sindicatos tardaron 40, 50 años en conquistar… solo constituye tomar ventaja de
las personas cuando se encuentran en una situación de vida o muerte. Es un
abuso absoluto de los derechos humanos. Significa que los más fuertes realmente
se alimentan de los más débiles, hasta que lo único lo que queda son los
restos”.
Un buen ejemplo de esto es el contrato de 300 millones de dólares otorgado sin
licitación a la empresa Whitefish Energy
para reconstruir la red eléctrica de la isla. La Autoridad de Energía Eléctrica
de Puerto Rico ( AEE ) es la mayor compañía eléctrica pública en Estados Unidos
y suministra electricidad a toda la isla de Puerto Rico. El huracán María
destruyó por completo la red eléctrica. Antes de la llegada del huracán,
Whitefish, que lleva el nombre de la ciudad de Montana donde tiene sus oficinas
centrales, solo tenía dos empleados y nunca había manejado un contrato por más
de 1,4 millones de dólares. Casualmente, de esta ciudad es originario el
secretario de Interior de Trump, Ryan
Zinke. El hijo de Zinke ha trabajado para Whitefish Energy en el pasado.
Estábamos en el Coliseo hablando con la alcaldesa cuando el vicealcalde de San
Juan, Rafael Jaume, entró con una copia del contrato de Whitefish en la mano y
se puso a leer un fragmento:
“‘En ningún caso la AEE, el Estado Libre Asociado de Puerto Rico, el
administrador de la [Agencia Federal para el Manejo de Emergencias o] FEMA , el
Contralor General de Estados Unidos ni cualquier otro representante autorizado
tienen derecho a auditar o revisar los elementos de costo y beneficio de las
tarifas laborales aquí especificadas’”. Jaume nos extendió el documento y, con
indignación, nos dijo: “Pueden leer ustedes mismos. Es blanco o negro”. Tanto
la alcaldesa Cruz como el vicealcalde Jaume
consideraron que el contrato era ilegal y exigieron su cancelación inmediata.
A
este pedido se sumó Ángel Figueroa
Jaramillo, presidente de UTIER el
sindicato de la industria eléctrica de Puerto Rico. Lo visitamos en sus
oficinas de San Juan, que sigue sin electricidad. Mientras hablábamos, llegó la
noticia de que el gobernador Rosselló había solicitado la cancelación del
contrato. Jaramillo no solo exigía esto sino también el despido del jefe de la
AEE que firmó y avaló el contrato, y una investigación penal completa de
todos los responsables involucrados. Al
igual que la alcaldesa Cruz, Jaramillo está trabajando para incorporar la
energía solar a la red eléctrica reconstruida, sin privatizarla en el proceso.
En el ínterin, la empresa Fluor Corp., que integra la
lista de las 500 mayores empresas estadounidenses según la Revista Fortune, también recibió un contrato de 200 millones
de dólares para trabajar en la reconstrucción de la red eléctrica. Con la
retirada de Whitefish a Montana, hay dos cosas de las que podemos estar
seguros: que más capitalistas del desastre harán fila para tomar su lugar, y
que el orgulloso y resistente pueblo de Puerto
Rico, cada vez más intolerante a los retrasos y la corrupción, estará cada
vez más atento, mientras gana impulso el movimiento para desarrollar alternativas renovables para
la red eléctrica alimentada por combustibles fósiles que les ha fallado.
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© 2017 Amy
Goodman
Traducción al español del texto en inglés: Inés Coira. Edición: María
Eva Blotta y Democracy
Now! en español, spanish@democracynow.orgAmy Goodman es la
conductora de Democracy Now!, un noticiero internacional que se emite
diariamente en más de 800 emisoras de radio y televisión en inglés y en más de
450 en español. Es co-autora del libro “Los que luchan contra el sistema:
Héroes ordinarios en tiempos extraordinarios en Estados Unidos”, editado por Le Monde Diplomatique Cono Sur.
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