LAS
VENAS ABIERTAS SOBRE AMÉRICA. El derrame de agrotóxicos en un depósito de
Glencore y el posterior incendio en la localidad de América, provó una nube de
humo tóxica. Denuncia de los vecinos, Detectaron un agroquímico de uso
prohibido.
La
compañía Glencore acumula variadas denuncias por violación de
derechos humanos, contaminación y corrupción. Acaba de sumar una mancha más: un
derrame de agrotóxicos e incendio en su planta de América (partido de
Rivadavia, en el oeste bonaerense). La compañía, de origen suizo, minimizó el
hecho y se ganó el repudio de la comunidad. Sí reconoció que el peligroso
herbicida atrazina estuvo entre los químicos que ardieron.
El
derrame e incendio sucedió el sábado 4 de noviembre a la mañana, en su planta
de América, ruta nacional 33. La nube tóxica negra se hizo visible a kilómetros
a la redonda durante todo el día. Además de los bomberos voluntarios locales
tuvieron que acudir dotaciones de Trenque Lauquen y Villegas.
Glencore
acopia en América granos y agrotóxicos. El día del incendio la Municipalidad
emitió un breve comunicado por Facebook: “Por prevención recomendamos a la
población no ventilar sus hogares ni exponerse al contacto directo con el humo.
En caso de ser necesario a fin de evitar el contacto recomendamos autoevacuarse
a la casa de un familiar y si fuese necesario estará disponible como lugar de
evacuación el Centro Integrador Comunitario”.
Funcionarios
locales aclararon que la Municipalidad no había otorgado permiso de acopio de
químicos y alertaron que el derrame (e incendio) podía tratarse del peligroso
agroquímico 2-4D, que está prohibido en Rivadavia. Tres días después del
incendio, la Guardia Ambiental Municipal detectó 2-4D en otro galpón de
Glencore (fue clausurado).
El
incendió fue extinguido a las 17 del sábado. Esa misma tarde circuló por
internet una convocatoria vecinal. “Estas empresas se llevan el dinero y no les
importa nuestra salud. Hemos tomado la iniciativa de reunirnos para hacer
visible el riesgo que corremos nosotros y nuestro futuro”, invitaba el texto.
Al
día siguiente, domingo 5, se realizó la primera reunión de vecinos en la Plaza
Colón. Dominaba el enojo con la empresa, pero también con las autoridades, por
la falta de control y el impacto en la salud de la población. Exigieron
explicaciones y la reubicación de las plantas de acopio de cereales, de
agrotóxicos y de las empresas de fumigaciones. Se conformó la asamblea Vecinos
Autoconvocados de Rivadavia.
El
lunes 6 hubo una segunda reunión de vecinos. Escribieron una carta al Concejo
Deliberante. “Fue un desastre ambiental sin precedentes en la provincia de
Buenos Aires, cuyas consecuencias son incalculables e impredecibles. El alto
nivel de toxicidad que produjo la nube puso y pone en riesgo la salud de toda
la población de América”, resaltaron.
El
secretario de Salud del Municipio, Pablo Cabaleiro, argumentó que “los
herbicidas son de baja volatilidad, por lo que no es necesario evacuar;
recomendamos no ventilar las casas, tener agua envasada; hay que estar tranquilos,
vamos a sentir olor hasta que la nube pase pero no es necesario usar barbijos”.
El
diario regional Tiempo del Oeste realizó una minuciosa cobertura. El vecino
Adelmar Funk escribió un artículo: “Es grave porque se han diseminado al
ambiente, que es lo mismo que decir sobre nosotros, químicos cuya acción en
mezclas y proporciones desconocidas y sobre cuyos efectos sobre los seres vivos
nadie en el mundo puede precisar”. Y recordó la enorme cantidad de casos de
cáncer “encubiertos en publicidad ostentosa que a diario ocupan los medios
mostrando las supuestas bondades de estos productos”.
Glencore
es una empresa extractiva de primer nivel, nada que envidiar a Barrick Gold o
Monsanto, pero con perfil bajo. Tiene la particularidad de ser parte de las
multinacionales mineras y también del agro. En Argentina opera Minera
Alumbrera, en el oeste de Catamarca, donde acumula denuncias por contaminación
y por incumplir las promesas de trabajo y desarrollo local.
Cinco
días después del incendio, la empresa emitió un comunicado. “En el depósito
había 120 silos bolsa de polipropileno, un pallet de semilla de maíz y girasol
y alrededor de quince pallets de atrazina granulada, herbicida no inflamable.
Las bolsas de polipropileno rápidamente generaron una gran nube negra. Para las 17.45 los
bomberos lograron apagar el incendio, sin víctimas ni personas lesionadas”,
señaló. Darío Aranda Página/12.
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Un
manifestante vestido con una máscara del presidente de EEUU Donald Trump junto
a otros manifestantes disfrazados de osos polares, durante una manifestación de
organizaciones ecologistas en Bonn, ante la cumbre del clima COP23. REUTERS /
Wolfgang Rattay
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LA CUMBRE DEL CLIMA DE BONN ENCARA SU
RECTA FINAL CON LA MIRADA PUESTA EN ESTADOS UNIDOS.
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Caty Arévalo.
Público.
Martes14 de noviembre del 2017.
Los
países en desarrollo insisten en abordar la transferencia de financiación y de
tecnología para que las economías más pobres puedan prepararse para cumplir el Acuerdo de
París a partir del 2020, a lo que se opone Australia, Japón, Canadá, y Noruega
y la U.E.
La cumbre
del clima de Bonn (COP23) encara a partir de este lunes la semana final de
unas negociaciones llamadas a implementar las reglas del Acuerdo de París, y cuyo debate protagoniza el único país que, tras
la adhesión de Siria esta semana, ha
quedado fuera del mismo: Estados Unidos.
El gesto de
Damasco, que se sumó al pacto climático el pasado martes, ha supuesto todo un
golpe de efecto en la cumbre del clima, en tanto que deja a EEUU "aislado" en la
transición acordada por cerca de 200 países hacia una economía baja en carbono,
dijo a Efe la diplomática colombiana Paula
Caballero, portavoz de cambio climático del World Resources Institute
(WRI).
Debido a las reglas impulsadas por el propio ex presidente Barack Obama, Estados Unidos no podrá salir del Acuerdo de París hasta 2020, por lo que su delegación de 48 funcionarios comandados por Thomas Shannon sigue formando parte de las negociaciones, algo que enfurece a gran parte de la comunidad internacional.
En esa línea, la Alianza Africana por la Justicia Climática (PACJA, por sus siglas en inglés), que engloba a más de mil ONG de este continente, ha pedido a la convención de cambio climático de la ONU que los delegados de EEUU sean expulsados de las reuniones en las que se negocian las reglas de un acuerdo del que no quieren formar parte.
Fuentes de la negociación han reconocido que los delegados estadounidenses han hecho "poco ruido" en las reuniones de esta primera semana, algo que los activistas piden a los periodistas no mencionar "por temor" a que este mensaje pueda provocar "algún tipo de reacción por parte de (el presidente Donald) Trump y de sus acólitos del sector de los combustibles fósiles".
Mientras la pequeña oficina de la delegación oficial estadounidense permanece cerrada a cal y canto y con un cartel que reza "Sólo funcionarios", las banderas americanas ondean en un enorme pabellón abierto al público bajo el lema que da nombre a una coalición creada por estados, ciudades, universidades, ONG y empresas sólo cinco días después de que Trump abandonara el Acuerdo de París: We Are Still In (Seguimos Dentro).
EEUU no ha enviado a ningún alto cargo a la COP23, pero su liderazgo climático "en la sombra", excluyendo al ex vicepresidente Al Gore que va por libre, lo ejercen el ex alcalde de Nueva York y enviado especial de cambio climático de la ONU, Michael Bloomberg, y el gobernador de California Jerry Brown, quien esta misma semana firmó un acuerdo de cooperación en cambio climático con la UE.
Fuentes consultadas por Efe confirman que Bloomberg ha sufragado el millón de dólares que ha costado el pabellón alternativo de Estados Unidos, desde el que ha presentado la iniciativa America's Pledge(El Compromiso de América), para cuantificar las aportaciones de los agentes no estatales al objetivo prometido en París de reducir emisiones entre un 26 y un 28 % para 2025 respeto a 2005.
El ex alcalde de Nueva York también ha solicitado formalmente a la convención que la coalición tenga una silla en las negociaciones.
Al tramo final de la COP23 asistirán también el presidente francés, Emmanuel Macron, la canciller alemana, Angela Merkel, o el secretario de Naciones Unidas, António Guterres, así como más de cien ministros, entre ellos la titular de Medio Ambiente española, Isabel García Tejerina.
Tras una primera semana de negociación, los ministros encontrarán "cierto progreso" en las dos cuestiones técnicas en las que debe avanzar esta cumbre: escribir las reglas para que funcione el Acuerdo de París y diseñar las condiciones en las que revisará la ambición de los compromisos climáticos nacionales, en 2018, para mantener el planeta por debajo de los dos grados, el llamado Diálogo de Talanoa.
La "Acción pre 2020" fuera de la agenda
Se toparán también con un conflicto que puede dar al traste con las negociaciones: el enfado de la práctica totalidad de países en desarrollo porque la Presidencia de Fiyi aceptara las presiones de los países ricos para sacar de la agenda oficial de la COP23 un punto importante para ellos, y que en el argot de la negociación se denomina Acción pre 2020.
Este asunto, del que 134 países liderados por India, China y Brasil quieren que se hable esta semana, tiene que ver con la transferencia de financiación y de tecnología a los países en desarrollo para que puedan prepararse para cumplir el Acuerdo de París a partir de 2020.
"Hemos hecho todo lo que hemos podido para estar en el Acuerdo de París, mientras los países ricos no han cumplido sus promesas de financiación, es decir, tenemos la cena para 2020 pero no hay platos donde servirla", señaló el ministro etíope, Gebru Jember Endalew, portavoz del grupo de países menos desarrollados.
Los negociadores de EEUU, Australia, Japón, Canadá y Noruega, y la UE se oponen a que este tema, que históricamente viene taponando el progreso de las negociaciones, vuelva a la agenda.
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