LOS HUMEDALES. ALMACENAN EL 30 POR CIENTO DEL CARBONO TERRESTRE (son fundamentales para mitigar los efectos de la
crisis climática y el calentamiento global). Las consecuencias del cambio
climático cada día son más latentes. Conservar nuestros humedales y su
biodiversidad es vital para reducir el riesgo de desastres naturales. ¡Cuidémoslos!
La Argentina forma parte de los 168
países que firmaron el tratado del convenio de Ramsar comprometiéndose a proteger el 20% de estos
ecosistemas. Sin
embargo, no ha avanzado mucho en los últimos años. Los humedales son
ecosistemas clave para la supervivencia de todas las formas de vida en el
planeta. El 40% de las especies animales y vegetales del planeta viven o
se reproducen en esos entornos. La Argentina cuenta, según el
inventario nacional en proceso, con 11 regiones en donde estas aguas superficiales o subterráneas
tienen vital importancia. Sin embargo, y a pesar de las promesas, no hay
una normativa que los proteja.
En Argentina, el 22% del territorio
estaba originalmente ocupado por humedales, muchos de los cuales se han perdido o están en un
proceso de degradación debido a cambios en el uso del suelo y a la sobre
explotación de los recursos naturales. “El desarrollo de mega-obras de
infraestructura, el avance de la agricultura y la ganadería intensiva están
provocando grandes impactos sobre los humedales, lo que trae aparejada la
pérdida de los importantes servicios que estos ecosistemas brindan a la
sociedad. Por esta razón necesitamos políticas que promuevan su
conservación y garanticen un uso inteligente del territorio”,
indicaron a Infobae desde la Fundación
Humedales, con motivo de la celebración del día de la protección de
estos espacios.
A lo largo de la historia, los
humedales no se han valorado suficientemente. Han sido drenados y reemplazados por cultivos y
urbanizaciones. Según la Convención de Ramsar, desde 1970 se ha perdido el
35% de los humedales de todo el planeta a una velocidad que supera tres veces la pérdida de
bosques. “Su conservación y restauración es fundamental si queremos mantener
las formas de vida tanto de las personas como de la rica biodiversidad que
depende de estos ecosistemas para su desarrollo. Esta fuente de biodiversidad
contribuye a los medios de vida proveyendo recursos indispensables para el
bienestar humano, como la pesca que es un recurso fundamental para la
subsistencia de las comunidades locales, entre otros”, ejemplifican
en la ONG. Cuando se habla de estos espejos
de agua no sólo hay que pensar en el
campo. Los humedales urbanos y periurbanos se encuentran en las
ciudades y sus suburbios y en los alrededores. Incluyen ríos y llanuras de inundación, lagos y pantanos, así como
marismas de agua salada, manglares y arrecifes de coral.
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HUMEDALES
Y BIODIVERSIDAD EN RIESGO.
Día
Mundial de los Humedales.
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Darío Aranda.
Página/12 martes
4 de febrero del 2020.
Alertan por su destrucción y contaminación. En el país
(Argentina) ocupan 60 millones de hectáreas. El extractivismo y los countries
son sus principales amenazas.
Barrios cerrados, agronegocio y minería de litio. Son
tres de las actividades que más atentan contra los humedales, reservorios
naturales de agua que
son vitales para regular las inundaciones, preservar la biodiversidad y evitar
el calentamiento global. En el Día Mundial de los Humedales, organizaciones
sociales, pueblos indígenas y académicos exigen el freno a su destrucción. Los
humedales abarcan el 21 por ciento del territorio nacional, 60 millones de
hectáreas y aún no hay una ley específica que los proteja.
Los humedales son sitios
de gran biodiversidad, zonas de inundación permanente o temporaria, que actúan
como "esponja"
y regulan el caudal de agua. Absorben y atenúan inundaciones. Ejemplos
de humedales son los Esteros del Iberá (Corrientes), el Delta del Paraná
(Santa Fe, Entre Ríos, Buenos Aires), la Laguna de los Pozuelos y las Salinas
Grandes (Jujuy), entre otros. Almacenan el 30 por ciento del carbono
terrestre (son fundamentales para mitigar los
efectos de la crisis climática y el calentamiento global).
En las últimas décadas
sufrieron el avance de actividades perjudiciales, desde agronegocio (ganadería, arrozales, soja), minería
(sobre todo de litio) hasta de grandes empresas inmobiliarias (los countries
suelen ubicarse, y destruir, humedales).
Patricia Pintos es
investigadora del Centro de Investigaciones Geográficas de la Universidad de La
Plata. Explica que
décadas atrás los humedales eran
catalogados como espacios marginales o exentos de valor, pero a medida que en
esos lugares se observaron sus potencialidades económicas comenzaron a ser
ecosistemas altamente amenazados.
“Se multiplicaron proyectos de agricultura
comercial, emprendimientos inmobiliarios para el segmento ABC1 y proyectos de
minería. Estos
cambios son portadores, cada vez más, de un sinnúmero de conflictos
ecológico-distributivos, que en su origen incluyen a los poderes públicos
responsables de otorgar los permisos, y cada vez más al Poder Judicial y a las
organizaciones sociales en las calles”, afirma.
Una investigación de
Pintos, “Urbanismo privado y gestión del suelo sobre humedales de la cuenca
baja del Río Luján”,
contabilizó al menos 66 barrios privados que ocupan 9065 hectáreas en
la cuenca baja del río Luján (Pilar, Campana, Escobar y Tigre).
Diego Domínguez vive en
la zona de las islas de Tigre.
Es investigador del Conicet, parte del Observatorio
de Humedales y de la Cooperativa Isla
Esperanza, que reúne a junqueros,
habitantes históricos del lugar, los “campesinos” de
las islas. Enumera dos problemas
graves y básicos de los humedales del Delta del Paraná. La
contaminación:
“Millones de litros de glifosato y
otros agrotóxicos en el río. Vivimos rodeados de agua y tenemos que buscar
bidones en la ciudad para tomar”. Esa
agua con agrotóxicos va al Río de La Plata, de dónde se provee de agua
la Ciudad de Buenos Aires.
El segundo mayor
problema es la disputa por el agua y la tierra. Y allí tienen protagonismo los countries. Domínguez precisa nombres propios: Eduardo
Costantini (Consultatio-Nordelta), Jorge O'Reilly (Eidico), los hermanos
Hugo y Adrián Schwartz (Colony Park) y el Grupo Soldati, entre
otros. Denuncia que hay un plan sostenido por distintos gobiernos y empresarios
para vaciar la región de isleños, sus históricos habitantes, y
dejar vía libre a los barrios cerrados.
Clemente Flores es parte
del Pueblo Kolla y uno de los voceros de la Mesa de
Comunidades de Salinas Grandes y Laguna de Guayatayoc (Jujuy), región que
también es parte de los humedales de Argentina, ya no con islas y
frondosa vegetación, sino con llanuras de sal y agua dulce. Desde
hace más de una década luchan contra las mineras de litio, que quieren
explotar las salinas.
“Trabajamos y vivimos acá. Cuidamos el
territorio para las futuras generaciones, mientras los gobiernos favorecen la
depredación empresarial”, afirma Flores.
También recuerda que están vigentes los derechos
indígenas
(Constitución Nacional y Convenio 169 de la OIT, entre otros), que
obligan a que el Estado consulte a los pueblos originarios ante cada afectación
que pudieran tener. Denuncia que jueces y fiscales no están haciendo
cumplir la ley, y así favorecen a las mineras.
El Programa Humedales
Sin Fronteras es un colectivo de organizaciones de Argentina, Bolivia, Brasil,
Paraguay y Países Bajos
que trabajan por la sustentabilidad de la Cuenca del Plata. Por
Argentina participan Fundación Ambiente y Recursos Naturales (FARN), Taller
Ecologista, Casa Río y Fundación Cauce. Recuerdan que también hay humedales en
riesgo en el Gran Buenos Aires (Reserva Santa Catalina, Lomas de Zamora) y
también vinculan actividades extractivas como el fracking con la destrucción
de humedales: para las petroleras en Vaca Muerta se extraen arenas
silíceas del lecho del Río Paraná, a la altura de la ciudad
entrerriana de Diamante. En Chubut también hay humedales en
riesgo, por ejemplo, el conocido “mallín de los
Cual” (de la comunidad
Mapuche-Tehuelche Cual) en la localidad de Gan Gan, amenazado por un
proyecto de explotación de plata y plomo.
“Hace falta voluntad
política de frenar los avances empresarios y la apropiación de las islas. El estado municipal, provincial y
nacional deben poner un freno a la destrucción y apropiación indebida de los
humedales”, reclama Domínguez.
Y recuerda lo que en tiempos de lluvia luego
todos lamentan: “Menos humedales es igual a más inundaciones”.
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