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"De acuerdo, hay sombras importantes en esta imagen. A pesar de que los trabajadores ricos seguían trasladándose a California, los de rentas más bajas —que pagan de hecho menos impuestos en California que en Texas— se iban. Seguramente, esto se debía en gran parte al elevado precio de la vivienda, que se ha convertido en un problema enorme. A pesar del éxito económico general, California tiene la tasa de pobreza más alta del país, principalmente por el elevado coste de la vivienda: un piso en San Francisco se alquila de media por más del doble que un piso en cualquier ciudad de Texas. Por ello California tiene también muchas personas sin hogar. ¿Qué hay detrás de la pesadilla de la vivienda? Hay un fenómeno que ha bloqueado la construcción de vivienda nueva. En la década de 2010, la evolución económica de California fue similar a la de Texas, pero se concedieron muchas menos licencias de construcción, a pesar de tener una población mayor. California sumó tres millones de puestos de trabajo entre 2010 y 2019, pero añadió menos de 700.000 viviendas".
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El gobernador de California Gavin Newsom, durante un acto en los estudios de Hollywood el 15 de junio. ALBERTO E. RODRIGUEZ / GETTY IMAGES
CALIFORNIA PODRÍA ARRUINAR TODO LO QUE HA GANADO.
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Si la mayoría
vota sí a la revocación de Newsom, un gobernador ‘trumpista’ puede llegar al
poder.
PAUL KRUGMAN. Premio Nobel de Economía.
28 DE AGOSTO DEL 2021. CDT
Si viven en
California y no han votado aún sobre la propuesta de
revocación del gobernador Gavin Newsom o no tienen planes de hacerlo, por favor,
despierten. Esta es una situación en la que la apatía podría tener
consecuencias monumentales: California,
que no es un Estado tan progresista
como uno se imagina, pero aun así es considerablemente más progresista que el
conjunto del país, puede estar a punto de adquirir por despiste a un gobernador trumpista que nunca habría ganado unas
elecciones normales.
Esto
ocurriría en un momento en el que el control de las legislaturas estatales es
especialmente crucial, porque moldea la
respuesta al coronavirus.
Los gobernadores como Greg Abbott en
Texas o Ron DeSantis en Florida,
partidarios del MAGA (siglas en
inglés de “devolver a Estados Unidos su
grandeza”), no solo se niegan
a imponer la
obligatoriedad de las mascarillas o las vacunas, sino
que intentan evitar que otros tomen precauciones, emitiendo órdenes ejecutivas
y respaldando legislación que prohíbe la imposición de esas exigencias por
parte de los Gobiernos locales e
incluso de empresas privadas. Y ese
es el tipo de gobernador con el que
probablemente se encuentre California si sale adelante el proceso de
revocatoria.
¿Cómo es
posible que ocurra algo así? Porque el proceso de revocación
es una locura. Los
votantes responden dos preguntas: ¿Debería
revocarse el mandato de Newsom? ¿Quién
debería sustituirlo? Si la mayoría vota sí a la revocación, quien sea
elegido por el mayor número de votantes en la segunda pregunta se convertirá en
gobernador, incluso si esa persona recibe muchos menos votos que los que hacen
falta para mantener a Newsom en el
cargo.
Y el resultado más probable si sale adelante la
revocatoria de Newsom es que Larry Elder, un locutor de radio de derechas
que se opone enérgicamente a la obligatoriedad de las mascarillas y las
vacunas, acabe ocupando el cargo de gobernador,
aunque solo reciba una pequeña fracción del total de votos.
Lo que haría especialmente irritante este resultado
es que California es en muchos aspectos —con la flagrante excepción de la
vivienda, a la que llegaré enseguida— una historia de éxito progresista.
El Estado Dorado dio un giro drástico a la
izquierda en 2010, con la elección de Jerry
Brown como gobernador. Al cabo de dos años, los demócratas obtuvieron una supermayoría en la legislatura, lo que
les permitió poner en marcha muchas prioridades progresistas. California subió pronto
los impuestos a los ricos, y aumentó el gasto social y el
salario mínimo. También aplicó de
buena gana la Ley de Atención Médica Asequible.
Los
conservadores predijeron un
desastre. Algunos llegaron a decir incluso que se estaba cometiendo un “suicidio” económico. Y California
recibe mucha cobertura negativa en la prensa
económica, en la que constantemente se encuentran afirmaciones de que las
empresas están saliendo en masa hacia Estados
con menos impuestos y más liberalizados, como Texas.
Sin embargo, los datos dicen lo contrario. Teniendo
en cuenta todos los comentarios despectivos sobre California y el bombo a las perspectivas de Texas que se leen, es asombroso observar la evolución del PIB
real y del empleo entre 2010 y los meses previos a la pandemia y descubrir
que California y Texas tenían
básicamente las mismas tasas de crecimiento. También es asombroso, dado todo lo
que se habla acerca de la gente que huye de los impuestos elevados, descubrir
que trabajadores muy preparados y con rentas altas —que pagan de hecho impuestos más altos en California que en casi todas las demás partes de EE UU— seguían emigrando a ese Estado.
En otras
palabras, la experiencia de California
demuestra que los conservadores mienten
cuando afirman que cobrar impuestos a los ricos y gastar más en programas
sociales destruye la prosperidad. Y el Estado
no solo consiguió un rápido crecimiento económico; su aplicación eficaz del Obamacare le ayudó a reducir el número de residentes sin seguro médico con mucha más rapidez
que el resto del país.
De acuerdo, hay
sombras importantes en esta imagen. A pesar de que los trabajadores ricos seguían trasladándose a California, los de rentas más bajas —que pagan de hecho menos impuestos en
California que en Texas— se iban. Seguramente, esto se debía en gran parte
al elevado precio de la vivienda,
que se ha convertido en un problema enorme.
A pesar del
éxito económico general, California tiene la tasa de pobreza más alta del país, principalmente por el elevado
coste de la vivienda: un piso en San Francisco se alquila de
media por más del doble que un piso en cualquier ciudad de Texas. Por ello California
tiene también muchas personas sin hogar.
¿Qué hay
detrás de la pesadilla de la vivienda?
Hay un fenómeno que ha bloqueado la construcción de vivienda nueva. En la década de 2010, la evolución
económica de California fue similar a la de Texas, pero se concedieron muchas menos licencias de construcción,
a pesar de tener una población mayor. California
sumó tres millones de puestos de trabajo entre 2010 y 2019, pero añadió menos
de 700.000 viviendas.
Sin embargo,
el fenómeno resulta ser una de las pocas cuestiones importantes que trasciende
las políticas de los partidos. Los conservadores tienen tantas probabilidades como los progresistas de oponerse a la construcción de viviendas; y algunos progresistas –entre ellos el gobernador Newsom– son firmes
defensores de ampliar el parque de viviendas. De modo que el gran fracaso de la
política de California no debería ser una cuestión que influya en este
proceso de revocatoria. Lo que está en peligro son sus éxitos.
Si los
californianos escogen dar la espalda a estos éxitos están en su derecho. El peligro ahora es que el Estado no elija, sino que acabe en
magalandia por un estrambótico proceso de revocatoria.
Paul Krugman
es premio Nobel de Economía. © The New York Times, 2021. Traducción de News
Clips.
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