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RUNASUR. Runasur, conjugación del vocablo quechua runa, ser humano / pueblo con UNASUR o UNASUR de los Pueblos, ha sido definida como un mecanismo de integración plurinacional entre los pueblos indígenas, afrodescendientes, movimientos sociales, territoriales y sindicales, para resolver la deuda histórica con los pueblos de la región. El naciente conglomerado constituye una construcción eminentemente política de emancipación para reparar la ignominia de la explotación, discriminación y exclusión de siglos con el objetivo de construir una América Plurinacional con igualdad en la diversidad. Si bien RUNASUR es en esencia un proyecto autoconvocado, éste toma impulso a partir de la decidida iniciativa de Evo Morales Ayma y las organizaciones de pueblos indígena-campesino-originarios de Bolivia, centrales sindicales como la CTA Autónoma y otras organizaciones populares de Argentina, la Confederación de Nacionalidades Indígenas del Ecuador (CONAIE) y movimientos territoriales de Venezuela.
El primer hito fue el “Encuentro de los Pueblos y Organizaciones del Abya Yala hacia la construcción de una América Plurinacional”, que tuvo lugar el 18 y 19 de diciembre de 2020 en San Benito, Cochabamba, en la sede entonces proyectada para albergar el parlamento de la UNASUR. A partir de entonces, se mandató a una Comisión Técnica cuya misión fue elaborar una primera propuesta de lineamientos orgánicos a través de sucesivas reuniones virtuales y una primera reunión presencial en Abril de este año. Posteriormente, el lunes 2 de Agosto, el mismo Evo dio a conocer el Decálogo de RUNASUR, documento que contiene los principios orientadores de la articulación.
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RUNASUR:
UN PROYECTO DE COHESIÓN EN UN MUNDO FRAGMENTADO.
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Por Javier Tolcachier | 18/08/2021 | Otro mundo es posible
Fuente Rebelión sábado 18 de agosto del
2021.
Como expresión del signo de los tiempos,
parece haber llegado el momento de un proyecto refundacional y revolucionario:
el de la América Plurinacional.
«Vivamos como hermanos y congregados en un solo
cuerpo. Cuidemos de la protección y conservación de los españoles, criollos,
mestizos, zambos e indios por ser todos compatriotas, como nacidos en estas
tierras y de un mismo origen» –Túpac Amaru
“No existe en el mundo nada más poderoso que
una idea a la que le ha llegado su tiempo» –Víctor
Hugo
La idea de la unidad
latinoamericana se enarboló reiteradamente en el transcurso de las primeras
independencias americanas.
Denominaciones
como la Nación Sudamericana de Artigas, la
sanmartiniana Unión de los tres estados
independientes, la Gran
Confederación de la América Meridional de O´Higgins, el nuestroamericanismo
de Martí, la Confederación desde Tierra del Fuego hasta
el Missisipi soñada por Miranda,
la Dieta soberana de Sud América del
chileno Juan Egaña, la Federación general entre Estados
Hispanoaméricanos de Monteagudo,
la Confederación colombiana del
portorriqueño Eugenio María de Hostos
o el proyecto anfictiónico bolivariano
de una liga confederada de naciones
soberanas, nutrieron el ideario de los patriotas desde los albores de la
lucha emancipadora y posterior construcción poscolonial.
Sin
embargo, los sectores sometidos, esclavos,
indios o mulatos, nunca fueron considerados en paridad de condiciones como
parte de esos proyectos, con la excepción de la revolución haitiana, precursora de la
liberación de la colonia y su esclavismo connatural.
“La
oligarquía americana satisfecha de sí misma, libresca y orgullosa, ociosa y
voluble, deseaba una revolución a la girondina, como Miranda,
y mientras leía a los hombres de la Enciclopedia y declamaba los Derechos del
Hombre, sus esclavos trabajaban en las ricas plantaciones pues «el sudor del
esclavo daba para todo», describe Joaquín Posada
Gutiérrez en sus “Memorias histórico-políticas con precisión aquella
contradicción fundacional de NuestrAmérica”
Jorge Abelardo Ramos
relata en su Historia de la Nación Latinoamericana que
el mismo Bolívar,
durante la Segunda República de Venezuela,
sufriría la derrota a manos de las fuerzas llaneras favorables al régimen realista, que estaban mayoritariamente
constituidas por los desposeídos,
mientras las tropas de la Independencia
eran conformadas por criollos y
mantuanos blancos.
Recién en 1816, el Libertador engrosaría el Ejército Patriota con negros, pardos e indios mediante un Decreto de Abolición de la Esclavitud, promesa hecha al general haitiano Alexander Petion en virtud del apoyo dado por aquel a la causa independentista. Aun así, la esclavitud y las distintas formas de servidumbre todavía trazarían los destinos de miles de hombres y mujeres en las nacientes naciones americanas durante varias décadas más, cementando la condición de inequidad y la inexistencia de fraternidad en las nacientes repúblicas.
Dra. Elisa Loncon, Pueblo mapuche, Profesora Universitaria y hoy presidenta de la Asamblea Constituyente en Chile. Por una Nueva Constitución en un Estado Plurinacional
***Muy
poco cambio hubo para las mayorías durante las plutocracias que luego asentaron su dominio continental, situación que mejoraría recién con el triunfo de
gobiernos revolucionarios o nacionalistas. Sin embargo, las contrarrevoluciones capitalistas
manejadas por la nueva potencia imperial, los Estados Unidos, se esforzarían una y otra vez en derrumbar los
incipientes brotes de ascenso social y lazos de soberanía tejidos al sur del río Bravo.
Para disciplinar la política exterior de
la región y dirigir todo intento de integración al alero de sus intereses,
surgió en 1948 la Organización de Estados
Americanos (OEA) como brazo diplomático tutelado y financiado por el Águila
norteamericana, la que además desde 1963
patrulla y vigila militarmente con su Comando
Sur la región, en una política por completo reñida con la retórica de
libertad y autodeterminación.
Este imperialismo,
por algunas décadas en la cima de su poder, lograría frenar el impulso de liberación de los sectores populares y
su influencia efectiva en los acontecimientos mediante múltiples operaciones de
intrusión social, política, económica, mediática
y judicial.
Ni
siquiera en el nuevo milenio, en las
más recientes construcciones de integración soberana como la Unión de Naciones Suramericanas (UNASUR), la Comunidad
de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC) o
la Alternativa Bolivariana para los
Pueblos de Nuestra América-Tratado de Comercio de los Pueblos (ALBA-TCP),
animadas sin duda por un carácter progresista,
emancipador, cooperativo y solidario, encontraría la base social un espacio
de protagonismo decisivo.
Imbuidas
del esquema estatocéntrico de
relaciones internacionales aún vigente, las orgánicas integradoras continuaron
atribuyendo el espacio central a los poderes establecidos del Estado, poniendo el acento en cumbres presidenciales, consejos de
ministros o parlamentos interestatales. El impulso militante de la Patria Grande – algo menos “patricia”
y un poco más plebeya – permaneció vivo en las organizaciones sociales,
haciéndose sentir en cumbres paralelas o en algunos foros de participación ciudadana, aunque
desconectado en la práctica del sentir y la vivencia cotidiana de amplias capas
de la población.
Aunque
creció la calidad popular de los representantes, emergiendo liderazgos hasta entonces excluidos de origen indígena, obrero y de género femenino, el tema de la real inclusión social y política de los
sectores subalternos se fue abriendo
paso con mucha lentitud y la unidad latinoamericana como horizonte de una nueva y definitiva independencia no
llegó sino a permear al conjunto social de manera superficial.
Ahora, como expresión del signo de los tiempos, parece haber llegado el momento de un proyecto refundacional y revolucionario: el de la América Plurinacional, de la unidad incluyente y convergente de las múltiples identidades, con justicia social, sin discriminación, y sobre todo, con la participación protagónica de los sectores sociales, único fundamento posible de una integración trascendente. Su nombre es Runasur.
RUNASUR
Runasur,
conjugación del vocablo quechua runa, ser
humano / pueblo con UNASUR o UNASUR de los Pueblos, ha sido definida
como un mecanismo de integración plurinacional entre
los pueblos indígenas,
afrodescendientes, movimientos sociales, territoriales y sindicales, para
resolver la deuda histórica con los pueblos de la región.
El
naciente conglomerado constituye una construcción eminentemente política de emancipación para reparar
la ignominia de la explotación,
discriminación y exclusión de siglos
con el objetivo de construir una América Plurinacional con
igualdad en la diversidad.
Si
bien RUNASUR es en esencia un proyecto autoconvocado, éste toma
impulso a partir de la decidida iniciativa de Evo Morales Ayma y las organizaciones de pueblos indígena-campesino-originarios de Bolivia, centrales
sindicales como la CTA Autónoma
y otras organizaciones populares de Argentina, la Confederación de
Nacionalidades Indígenas del Ecuador (CONAIE)
y movimientos territoriales de Venezuela.
El
primer hito fue el “Encuentro de los Pueblos y Organizaciones del Abya Yala
hacia la construcción de una América Plurinacional”, que tuvo lugar el 18 y 19 de diciembre de 2020 en San Benito, Cochabamba, en la sede
entonces proyectada para albergar el parlamento de la UNASUR.
A
partir de entonces, se mandató a una Comisión Técnica cuya misión fue elaborar
una primera propuesta de lineamientos orgánicos a través de sucesivas reuniones
virtuales y una primera reunión presencial en Abril de este año.
Posteriormente, el lunes 2 de Agosto, el mismo Evo dio a conocer el Decálogo de RUNASUR, documento que contiene los principios orientadores de la articulación.
El Decálogo de
Runasur
Entre
los principales puntos del flamante
decálogo se encuentra la lucha contra toda forma de dominación, contra la injerencia y el
racismo para defender la autodeterminación de los pueblos, con la proa
puesta hacia la descolonización y despatriarcalización.
El
fortalecimiento de la democracia en sus diversas formas, el respeto a los Derechos Humanos individuales, pero
también los colectivos y la
refundación constituyente de los Estados
republicanos colocando como primario al Ser Humano y la Naturaleza son definiciones de un profundo calado
contenidas en el documento.
La
integración para la liberación y una
libertad de expresión que exprese la voluntad
emancipadora de los pueblos constituyen otros principios del texto
difundido, que reafirma con fuerza la plurinacionalidad, la pluriculturalidad y el plurilinguismo como bases de la unidad
en la diversidad y del reencuentro de originarios
milenarios y contemporáneos. “Somos pueblos diversos; los conocimientos,
la sabiduría ancestral y la identidad de nuestros pueblos son nuestra riqueza”,
expresa.
Garantizar la Paz, rechazar el
intervencionismo y el capitalismo como modelo consumista y depredador de la Madre Tierra, desarrollar un nuevo modelo Económico Social y Plural desde
el paradigma del Buen Vivir,
constituyen referencias claras del profundo carácter transformador y revolucionario de la propuesta.
Ante la desunión y
fragmentación, unidad y cohesión en la diversidad
En un entorno de acelerados cambios, han
crecido la inestabilidad y la incertidumbre. Los lazos sociales que encontraban asidero
en un modo de producción y organización
se han tornado volátiles, tendencia acentuada por el creciente desplazamiento
de la ruralidad a las urbes con el
correlato de fragmentación familiar
sumado al azote despiadado de la ideología individualista, que
terminó de desgarrar el tejido social.
En
este contexto de fragmentación y
creciente faccionalismo, la evidente necesidad de unidad de las fuerzas progresistas para dejar atrás la barbarie capitalista se predicó, pero tuvo enormes dificultades
para ser practicada.
Ante el fracaso del futuro,
resurgieron con fuerza antiguas identidades como signo de comunidad, una suerte
de madero de vinculación al cual aferrarse en el naufragio de la soledad y la atomización.
Afloraron entonces con toda su potencia hábitos y visiones del mundo que fueron
objeto de la opresión de colonizadores
violentos e inquisidores del espíritu,
que saquearon y pretendieron prolongar el Medioevo
y la tiranía absolutista en estas tierras, ante su evidente decadencia en
la Europa natal.
Sin
embargo, la reafirmación
identitaria trajo en muchos lugares
también la diferenciación acérrima,
la distancia, la ruptura, el secesionismo, la discriminación
y el odio al diferente.
De
este modo, en un planeta totalmente conectado, en el que todas las culturas de la tierra están ya en
contacto, pero en el que priman las corrientes de disgregación, en donde las fuerzas centrífugas y el separatismo
dividen, RUNASUR
aparece como un claro esfuerzo de articulación y ligazón de la diversidad, como proyecto de nueva comunidad pluricultural e
intercultural.
Frente
a las absurdas pretensiones neocolonialistas
de instalar una cultura imperial
única pregonando, una vez más, su supuesta supremacía, se levantan con RUNASUR las
culturas oprimidas reclamando su
justo lugar en la historia.
En
camino hacia una América y un mundo
Plurinacional, de iguales derechos y oportunidades para todas y todos, con
rumbo hacia una Nación Humana Universal,
RUNASUR representa una clara y novedosa
propuesta de cohesión de lo diverso, de
participación real, un salto al futuro, una oportunidad de dejar atrás la desigualdad, la destrucción del hogar común y de construir
un horizonte humanista.
(*) JAVIER
TOLCACHIER es investigador del Centro Mundial de Estudios Humanistas y
comunicador en la agencia internacional de noticias Pressenza.
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