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“La
historia del libre comercio pleno es un mito que no pasa un mínimo chequeo
histórico. Sin embargo, el presidente Milei insiste con su apertura al mundo, sin
políticas preventivas, ni mucho menos una política industrial. Personajes como RL, por eso, se refriegan las manos. Se congratulan de
no tener que “convencer” a presidentes que se
subordinan con obscenas gestualidades. En concordancia, en su disputa con China, Estados Unidos exigirá
un alineamiento incondicional de quienes quieran ser sus aliados, a partir de
acuerdos bilaterales de comercio. Exactamente lo que pretende Milei: un acuerdo de
libre comercio con Estados Unidos. Este hipotético acuerdo pondría en crisis el
MERCOSUR y con ello la relación con Brasil, nuestro principal socio comercial. La
normativa del MERCOSUR determina que los países
miembros no pueden establecer acuerdos individuales con otras naciones, si
estos ponen en cuestión las tasas de importación y
exportación del bloque regional. Realizar este alineamiento
irresponsable es una tarea que excede posicionamientos partidarios. En cambio,
la Argentina debe recuperar una posición de “neutralidad
inteligente” en la guerra comercial global. Sin censuras ideológicas ni
posiciones antojadizas, construir una agenda de comercio autónoma.
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PAPITA PAL LORO.
*****
Por Pablo
Vera.
Fuente.
Página/. 12. miércoles 4 de diciembre del 2024.
Un
colaborador le alcanza a Robert una copia del
discurso de Milei
del 15 de noviembre en la sesión de la CPAC, la Conferencia Política de Acción Conservadora, en Mar-a-Lago, el resort de Florida, Estados Unidos.
En particular
se detiene en el siguiente párrafo:
“En la Argentina hace 120 años nos regíamos por el
capitalismo de libre empresa y contábamos con el PBI per cápita más alto del
mundo…”.
Robert
se sonríe con malicia. Se frota las manos. Nuestro protagonista es Robert Lighthizer, confirmado como el Representante
Comercial de Estados Unidos (USTR), cargo que ya ocupó en la anterior gestión
de Donald Trump. Su figura es considerada como “el cerebro comercial en las sombras”, el “consigliere”, “el hombre de
los aranceles” de Trump. Efectivamente, un personaje clave en la
política comercial exterior del millonario Presidente.
¿Por
qué se frotó las manos?
En su
discurso en la Fundación de la Escuela Superior de Guerra Naval del 17 de
agosto de 2023, Robert Lighthizer explicó su
posicionamiento en política comercial a nivel global. Definió a China como un adversario peligroso y agresivo.
Paradójicamente, sostuvo que parte del desarrollo económico de China es producto de capitales de Estados Unidos insertados en el gigante oriental. ¿Por
qué? A mediados de los ’70 se produce en los
países centrales y particularmente en Estados Unidos una caída en la tasa de
ganancias. Evaluando las causas, la teoría dominante construyó la idea del “estrangulamiento salarial”, es decir culpar al salario
por la caída de la tasa de beneficio capitalista. Es entonces que para sortear
este “escollo” laboral, el capital deslocalizó
la producción hacia países emergentes, buscando bajos salarios y escasa o nula
organización sindical. Estados Unidos fue el
mejor “deslocalizador”.
Al decir de Dídimo Castillo Fernández en
“¿Estados Unidos contra la globalización?
La reindustrialización y relocalización del trabajo
deslocalizado”, aunque Estados Unidos es el país más imperialista del mundo y
provocó la globalización, en los hechos “no está
hecho para competir y mucho menos en las circunstancias actuales de crisis económica”.
Agrega: “Con la globalización neoliberal,
Estados Unidos perdió hegemonía. Fue hegemónico durante el periodo anterior
basado en el proteccionismo y
semi-proteccionismo económico durante la fase de fortalecimiento como Estado
nacional en las circunstancias en las que impulso el llamado “Estado benefactor”.
Volvamos a Robert, o RL. Definida China
como un rival a confrontar y vencer, sostuvo que para conseguir tal objetivo Estados Unidos debe fortalecer su base industrial e
impedir el aprovisionamiento de bienes estratégicos por parte de China (léase baterías de iones de litio, minerales
críticos, acero, aluminio, etc.)
Dijo
Robert:
“El control chino de estas industrias alimenta la
creciente modernización del ejército chino que
ahora es líder mundial en muchas capacidades militares cruciales. Necesitamos
una política clara de desacoplamiento estratégico… Para mí el desacoplamiento
estratégico significa aranceles a la producción china”.
En toda su exposición, RL resalta que la estrategia de discusión militar debe
ser convergente con una política industrial. Cita a Alexander
Hamilton, quien dijo:” La independencia y la seguridad de un país
parecen estar materialmente relacionadas con la prosperidad de sus
manufacturas”.
Hamilton en su famoso
informe sobre el tema de las manufacturas había advertido que las potencias
extranjeras impedían el desarrollo autónomo de EEUU poniendo
en riesgo su propia integridad y soberanía. Para ello, en la actualidad, vía protección arancelaria y restricción
a la exportación de los bienes estratégicos Estados
Unidos batalla contra China y se propone
alinear a sus eventuales aliados (sean de Europa y/o América Latina).
Estados
Unidos, según RL, debe desarrollar una agenda
que lo sitúe como hegemónico en el plano industrial, fortaleciendo al capital estadounidense y sus trabajadores.
Resulta
interesante resaltar que desde una perspectiva ideológica opuesta Nancy Fraser, intelectual
marxista y feminista norteamericana, en oportunidad de la anterior victoria
presidencial de Trump explicó en su trabajo “El final del neoliberalismo progresista” del 12 de
enero de 2017, el efecto de la agenda de Bill Clinton. Sostuvo Fraser
que, con debilitamiento de lo sindical, declive
de los salarios reales y auge de la precariedad laboral quedó abierto el camino
para que Trump, con un discurso pro industria y
proteccionista, se transformara en la expresión del descontento norteamericano.
RL plantea que Trump recupera los viejos valores
industrialistas de los republicanos. Así lo expresa en su reciente libro de
2023
“Ningún comercio es gratuito. Cambiar el
rumbo, enfrentarse a China y ayudar a los
trabajadores norteamericanos”.
Ahí hace un
extenso recorrido de sus ideas y su aplicación desde 2016 con Trump. Sin embargo, no se olvida de la base histórica.
Refiriéndose al libre comercio es contundente:
“En términos más generales la evidencia y la
experiencia nos han demostrado que el libre comercio es un unicornio, un
producto de la imaginación anglo-americana que nadie practica… Todas las
grandes economías se construyeron detrás de un muro con dinero del gobierno. La Revolución industrial británica fue ayudada por un muro
de aranceles. De la misma manera la explosión de la industria estadounidense a fines del siglo
XIX fue producto del proteccionismo y a
menudo de los subsidios…”
Michael
Hudson, economista e historiador marxista, en
“America Protectionist Takeoff 1815-1914. The
Neglected American School of Political Economics” dice: “La doctrina
proteccionista dio forma a la industria y la agricultura de Estados Unidos”.
Similares conclusiones, también desde otra óptica, saca Paul Adams en “Historia
de los Estados Unidos de América”.
En
conclusión, aun con perspectivas ideológicas diferentes hay
un acuerdo general sobre la clave del proteccionismo,
los aranceles y el rol
del Estado, en la instrumentación política industrial. Es evidente que,
de concretarse las promesas de Trump de imponer
un arancel universal básico del diez al veinte por ciento para todas las
importaciones y un arancel del sesenta para las provenientes de China, se intensificará “la
guerra comercial” a nivel global. Es por ello que resulta imprescindible
conocer la intención y el pensamiento de quienes, por el lado de Estados Unidos, llevarán las políticas comerciales
adelante.
La
historia del libre comercio pleno es un mito que no pasa un mínimo chequeo
histórico. Sin embargo, el presidente Milei insiste con su apertura al mundo, sin
políticas preventivas, ni mucho menos una política industrial. Personajes como RL, por eso, se refriegan las manos. Se congratulan de
no tener que “convencer” a presidentes que se
subordinan con obscenas gestualidades. En concordancia, en su disputa con China, Estados Unidos exigirá
un alineamiento incondicional de quienes quieran ser sus aliados, a partir de
acuerdos bilaterales de comercio. Exactamente lo que pretende Milei: un acuerdo de
libre comercio con Estados Unidos. Este hipotético acuerdo pondría en crisis el
MERCOSUR y con ello la relación con Brasil, nuestro principal socio comercial. La
normativa del MERCOSUR determina que los países
miembros no pueden establecer acuerdos individuales con otras naciones, si
estos ponen en cuestión las tasas de importación y
exportación del bloque regional. Realizar este alineamiento
irresponsable es una tarea que excede posicionamientos partidarios. En cambio,
la Argentina debe recuperar una posición de “neutralidad
inteligente” en la guerra comercial global. Sin censuras ideológicas ni
posiciones antojadizas, construir una agenda de comercio autónoma.
El
lunfardo tanguero define “papita pal
loro” como un asunto fácil que resulta beneficioso para el que lo
realiza. Una oportunidad inesperada para hacer un buen
negocio. En este caso, claro, el negocio no
sería precisamente para la Argentina.
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