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“Tú naciste aquí, tienes a tu familia
aquí. Pero hay niños y niñas racializados que lo tienen aún más difícil,
llegan solos y se enfrentan a
un aparato institucional que, lejos de protegerles, les desprotege. Cuéntanos. La
mayoría de ellos están segregados en centros que están en manos de fundaciones
privadas. Y vemos como estos centros de menores siempre tienen peores infraestructuras que, por
ejemplo, un CRAE (Centro Residencial de Acción
Educativa) público. Tienen peor comida, peor atención, no se contratan a trabajadores con perfiles
sociales sino más bien securitarios.
Estamos hablando de niños de entre 12 y 18 años. Además, se llevan a cabo
prácticas mafiosas para echarlos de los centros porque molestan y para hacer ver que se van por su propia voluntad, cuando realmente no se están yendo por su propia voluntad, sino que les están amenazando con que no les van a
tramitar los papeles o incluso les
abandonan sin papeles, sin familia y
sin ningún tipo de apoyo emocional.
La extrema derecha se aprovecha
de esto, que un gobierno progresista
permite que pase, y crean bulos y atacan
a estos menores. Incluso se
organizan para ir a pegarlos a los
centros y crean las lonas que vemos
en los metros.
“Tú señalas en el libro algunas prácticas
que se realizan de manera ilegal, como por ejemplo las pruebas óseas para
determinar su edad cuando sí tienen documentación del país de origen donde se
refleja esa edad. Sí, hay muchas denuncias al respecto.
Llega un niño y
te dice su edad, te trae un pasaporte que dice que él tiene 16 años, pero aun así se le expone a pruebas óseas para determinar su edad. Esto es una práctica ilegal porque ellos ya tienen documentación. Además, no se tiene en cuenta que estas pruebas están basadas en niños blancos y hay un margen de error. Hay niños que se quedan en la
calle porque una prueba dijo que él
era mayor de edad. En Girona hubo un
chaval que se suicidó porque le
pasó precisamente esto.
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«EL
RACISMO NO SURGE DE LA IGNORANCIA, ES UN EJERCICIO CONSCIENTE».
Entrevista a Safia El Aaddam.
*****
Por Sara Plaza Casares | 06/12/2024 | España.
Fuentes.
Revista Rebelión viernes 6 de diciembre del 2024.
Escritora, divulgadora, filóloga y activista antirracista Safia explica las raíces coloniales que sustentan la islamofobia y el racismo
antimoro de este país en su nuevo libro ‘España ¿racista?’.
Un
día, el padre de Safia El Aaddam (España, 1995) no pudo ir a buscarles al cole, el motor del coche no arrancaba. Agarró a su hermano pequeño y se le ocurrió pedirle
a un par de policías, que aparcaban su coche frente a la escuela, que les
acercaran a casa. Su hermano se negó. La
familia vivía cerca de una estación
de transportes donde las redadas por
perfil étnico, en las que los agentes solo
paran a personas racializadas,
eran el escenario que el hermano de
Safia divisaba un día sí y otro también por la ventana. Si se metía en ese coche
de policía sería detenido, pensaba, por eso rechazaba la idea de su
hermana. De fondo, el origen marroquí de
su familia.
Safia
es escritora, comunicadora, divulgadora y activista antirracista, además de
filóloga por la Universidad de Barcelona con especialidad en estudios
árabes y hebreos. Desde que tiene un potente
altavoz en sus redes sociales, en donde se la conoce como @hijadeinmigrantes, se ha dedicado a denunciar el racismo que sufren las personas racializadas, especialmente
las segundas generaciones de familias migrantes. También ha
aprovechado para crear iniciativas
como “Votar
es un derecho”, que propone la cesión de votos entre personas
españolas que no quieren acudir a las urnas
y personas migrantes que no pueden
acceder a ellas, o “Te
cedo una cita”, que pone en conexión
a personas que buscan
desesperadamente día y hora para
renovar su documentación ante el
colapso en la web de Extranjería y
otras que lo consiguen. Iniciativas de apoyo
mutuo que tienden puentes para atravesar los grandes charcos del racismo institucional.
Esta
activista visita El Salto
con su nueva propuesta literaria. Tras Hija de Inmigrantes (Nube
de Tinta, 2022) llega España
¿racista? (Penguin Random House, 2024), “una historia muy actual sobre
las raíces del odio y nuestro pasado colonial”, tal y como explica la
portada. Un libro cercano y ameno
para conocer la historia de la península
como nunca nos la habían contado. Y
los interrogantes del titular no son casuales, para muestra la historia que hay
detrás de por qué su hermano no
quería subirse a un coche de policía o
la suya propia, que, aunque nació en
España ha pasado la mayor parte de su vida sin un DNI español.
Safia, ¿por qué estos signos de
interrogación rodean a la palabra racista en el titular?
Para
que no se asuste la gente (risas). No, porque hay una mala definición de lo que es el racismo. Cuando cuestionas si España es racista o si las personas son racistas,
en la sociedad española hay una
barrera por qué la gente se ofende y
hay una negativa de entrada. A mí lo que
me interesa es que la gente sepa lo que es el racismo y entonces que ellos mismos lleguen a la conclusión.
Foto:
La escritora y activista Safia Aaddam reivindica su origen amazigh. Álvaro Minguito.
*****
Hay una mala definición de lo que es el
racismo. ¿Tú crees que, tal y como está extendido, el racismo surge de la
ignorancia?
No,
para nada, surge del conocimiento puro y duro. Lo que pasa es que, como no conocemos el contexto
de nuestro país y el racismo que se produce en ese contexto, cuando hablamos de racismo tendemos a
mirar hacia otros lados por lo que vemos en la tele, por ejemplo, Estados Unidos.
¿De qué conocimiento surge el racismo?
Pues
del poder blanco sobre las personas racializadas. Es un ejercicio consciente, no es
inconsciente. Cuando un país es estructuralmente racista y machista, la
sociedad también lo es. Y al haber
crecido con esta educación se
reproducen conductas. Has aprendido cosas racistas que tú no sabías que
eran racistas y lo entendemos muy bien con el machismo, pero con el racismo todavía no.
Tú eres amazigh, un pueblo
originario de lo que hoy es Marruecos y buena parte del norte de África, como
explicas en el libro. Un pueblo que ha sido borrado de los libros de historia.
¿El racismo empieza ahí?
Sí,
también. Me gusta mucho
porque en todos los sitios a los que voy ya me hablan de amazigh, tampoco se usa el
término bereber, que es un término que nos
adjudicaron los colonizadores que significa bárbaro e incivilizado.
El amazigh es
un pueblo indígena de
todo el norte de África. De hecho,
los indígenas y autóctonos de las Islas
Canarias eran amazigh y se les aniquiló. Y hay un borrado por la colonización. Cuando hablamos de la historia de este país es
que ni se les menciona, cuando han tenido contacto con la Península y han estado presentes aquí, sobre todo los primeros
siglos.
Cuando alguien te dice que tú eres de
origen marroquí y entonces eres árabe, tienes que ponerte pedagógica.
Sí,
tengo que ponerme pedagógica porque además me extranjerizan y yo
he nacido en España, por lo tanto, soy española y además me adjudican una
identidad que no me pertenece. Y eso nos ha pasado a los hijos de inmigrantes amazigh muchísimas
veces. Crecemos pensando que pertenecemos a una identidad y que hablamos una
lengua que no hablamos. Yo en mi casa hablo amazigh no
árabe, que es una lengua totalmente independiente y que tiene otro conjunto
de lenguas con su propia escritura, su
propia cultura y su propia identidad indígena.
España no reconoce que colonizó buena
parte de Marruecos y nadie habla sobre la deuda colonial con vuestro pueblo.
No
se reconoce la colonización en
Marruecos, se habla de un
protectorado que es un falso protectorado, era una colonización. No se habla de
las consecuencias que ha tenido eso en la población, los químicos que se
utilizaron para atacar al Rif y como
las consecuencias las siguen pagando descendientes de nuestros abuelos. Tampoco
se habla de la historia de la Península
en términos reales. No se reconocen las
expulsiones masivas, el que se quemó
a personas moras o musulmana, que se quemaron bibliotecas, se aniquiló y persiguió a la población por
su perfil étnico, racial, e ideológico y como se expulsó a personas que
llevaban siglos aquí, incluso autóctonas, de antes de que llegaran los
musulmanes que habían sido convertidas
al Islam. Y como a día de hoy ni siquiera se repara. Por ejemplo, los
descendientes de sefardíes pueden optar a la nacionalidad española, los descendientes de los moros y los moriscos
no. Y ni se repara en eso, ni se repara en contar la historia tal y como
es.
Hablas de un genocidio y conectas el
genocidio de tu pueblo con el genocidio actual, en Palestina.
Claro,
de hecho, hago comparaciones. Pensamos que prácticas como la Inquisición
habían quedado atrás, pero de una manera u otra se siguen reproduciendo. Se sigue expulsando a gente por su color de
piel, por su fe. Es que si no conoces la historia estás condenado a
repetirla, pero es que muchas veces se conoce también la historia y se repite.
Por ejemplo, en el caso de Palestina.
En mi libro de historia hablaban de la
Reconquista. ¿Nos lo han contado mal?
Hablan
de reconquista,
incluso también de invasión, cuando hacen referencia al periodo de Al-Andalus, al musulmán, pero cuando hablan de otros
periodos vemos que no se habla en términos de invasiones. Todo esto construye
una narrativa que sigue afectando a día de hoy. Cuando hay una situación que
afecta a personas migrantes en Melilla
se habla otra vez de invasión, porque el norte de África es la amenaza constante. Se ha creado un enemigo por contar mal la historia, conscientemente.
Foto:
Safia El Aaddam presenta su segundo libro, ‘España ¿racista?’. Álvaro Minguito
*****
Y hemos ensalzado polémicas figuras que
tienen su nombre en universidades o centros educativos como el cardenal
Cisneros.
No me puede entrar en la cabeza como
este personaje puede ser un referente cuando ha quemado bibliotecas enteras con libros de poesía, de historia, de
arte, de religión… simplemente porque los habían escrito personas musulmanas, y su premio es tener un reconocimiento en
la educación.
Viniendo un poco a la actualidad, tú
abogas por el uso del término racismo antimoro, ¿por qué?
Cada
país con su realidad migratoria y su realidad histórica reproduce un racismo específico sobre una población, como el racismo antigitano. Existe el racismo antimoro por esa historia mal
contada, por ese pasado del que nunca se ha hablado en términos correctos. En este país se ha creado un odio hacia el
enemigo. Hoy España está siempre
bajo amenaza de la invasión de los moros
y con el racismo antimoro me refiero
también a las personas musulmanas. La
historia del Islam en la península
se ha racializado. Entonces las
personas musulmanas automáticamente son moras también o los moros
automáticamente son musulmanes también. Cuando se habla de islamofobia intentan decir que es como una intolerancia religiosa, pero es que
no es solo eso, sino más bien un tipo de
racismo.
¿Tiene más entidad que la islamofobia?
Sí.
Compañeras como Salma Amazian me han hablado mucho de
estas cuestiones.
¿Cómo afecta directamente este racismo a
los hijos e hijas de inmigrantes?
Pues en todos los aspectos de nuestra
vida, ya que desde que nacemos, si
nuestros padres son inmigrantes automáticamente se nos adjudica también un Número de Identidad de Extranjero (NIE)
de manera obligatoria. Si nuestros
padres están en situación irregular,
nosotros también. Eres extranjero,
eres una persona emigrante sin haber emigrado. Y luego eso se reproduce
también en el ámbito educativo y en la
sociedad. Cómo te cuestionan que tú
no eres de aquí, te dicen que te
vuelvas a tu país, que de dónde
eres, que de dónde son tus padres.
Y al final también tenemos que exponernos a situaciones violentas en las instituciones. Por ejemplo, tenemos que acompañar a nuestros padres a hacer de traductores en la sanidad pública,
porque no hay intérpretes. Entonces
un niño hijo de inmigrantes con ocho-nueve años se está enfrentando a una carga a la que no se enfrentan otros
y eso impacta en su salud mental. Además,
está el cómo heredamos toda esta
carga emocional de nuestra familia.
¿Has tenido que demostrar siempre que
sabes más que el resto?
Totalmente. Sí las mujeres tenemos que demostrar el doble que los hombres para ocupar espacios, las mujeres migrantes y racializadas tenemos que demostrar el triple para ser merecedoras de espacios. Actualmente el
panorama tanto político, como televisivo
e institucional refleja todo esto. Está
lleno de personas blancas, pero no hay personas racializadas y migrantes. Y no porque no existamos, existimos en este país, pero no se nos
dan esos espacios porque tenemos que demostrar muchísimo.
Foto:
Safia El Aaddam durante la entrevista en El Salto. Álvaro Minguito
*****
¿Y en el cole tú no te sentías siempre la
sospechosa de que iba a suspender?
Sí,
a parte de la sospechosa ya te lo dicen. Te dicen que igual deberías optar por hacer ciclos formativos en vez de una carrera universitaria, porque no puedes. También se criminaliza a los niños
migrantes y racializados cuando llegan al
instituto, se les perdona menos
el cometer errores, se les tolera menos
que a un niño blanco. A la mínima hay
una expulsión o hay una queja cuando está haciendo lo mismo que otro niño blanco. Hay un racismo específico contra niños
y niñas en el sistema educativo.
Una cosa que cuentas en el libro que me
ha impactado es que en algunos colegios incluso se impide que se relacionen y
hablen la misma lengua o dialecto.
Puedes
encontrarte colegios en
los que se prohíbe que se hable en árabe, cuando igual su alumnado no está hablando ni
siquiera árabe, sino que está hablando dariya o amazigh.
Pero como también es un tema desconocido,
pues prohíben el árabe y ya está, si
se habla en francés o en inglés, se
les aplaude. A los hijos de inmigrantes franceses e ingleses se les dice que muy bien que sean bilingües y se les pone
una medalla. Pero cuando somos hijos
de inmigrantes africanos nuestras lenguas
maternas no valen y siempre son
sospechosas. Ya lo vemos en la calle
con miradas que desde pequeños nos crean esa incomodidad. Ayer, por ejemplo, un compañero me
comentaba que él sentía vergüenza de
hablar amazigh y
que por eso no sabe hablar, por escuchar incluso reproches de “aquí se habla español, no hables en moro”.
Pasemos al tema del racismo policial.
Cuando uno es pequeñito, es gracioso, se le saluda, se le acompaña. Y cuando
creces eres el sospechoso número uno. Cuentas en el libro que a tu hermano no
dejaban de pedirle el carnet de moto. ¿Cómo te has enfrentado tú a esto?
A veces el racismo actúa de manera diferente con jóvenes racializados. Nuestros hermanos se ven expuestos a esta criminalización. En mi libro cuento que un día no nos vienen a buscar al colegio y mi hermano no quiere entrar en el coche de policía que nos iba a acompañar a casa. Él tenía miedo de que le llevaran detenido con ocho años, porque él veía todos los días frente al portal de casa a todos los chavales migrantes y racializados que se parecen a él, como los desnudaban, los registraban, los metían en un furgón policial y se los llevaban.
Tú naciste aquí, tienes a tu familia
aquí. Pero hay niños y niñas racializados que lo tienen aún más difícil,
llegan solos y se enfrentan a
un aparato institucional que, lejos de protegerles, les desprotege. Cuéntanos.
La
mayoría de ellos están segregados en centros que están en manos de fundaciones
privadas. Y vemos como estos centros de menores siempre tienen peores infraestructuras que, por
ejemplo, un CRAE (Centro Residencial
de Acción Educativa) público. Tienen
peor comida, peor atención, no se contratan a trabajadores con perfiles
sociales sino más bien securitarios.
Estamos hablando de niños de entre 12 y 18 años.
Además,
se llevan a cabo prácticas mafiosas para echarlos de los centros
porque molestan y para hacer ver que se van por su propia voluntad, cuando realmente no se están yendo por su propia voluntad, sino que les están amenazando con que no les van a
tramitar los papeles o incluso les
abandonan sin papeles, sin familia y
sin ningún tipo de apoyo emocional.
La extrema derecha se aprovecha
de esto, que un gobierno progresista
permite que pase, y crean bulos y atacan
a estos menores. Incluso se
organizan para ir a pegarlos a los
centros y crean las lonas que vemos
en los metros.
Tú señalas en el libro algunas prácticas
que se realizan de manera ilegal, como por ejemplo las pruebas óseas para
determinar su edad cuando sí tienen documentación del país de origen donde se
refleja esa edad.
Sí,
hay muchas denuncias al respecto. Llega un niño y te dice su edad, te trae un pasaporte
que dice que él tiene 16 años, pero aun
así se le expone a pruebas óseas para determinar su edad. Esto es una práctica ilegal porque ellos ya tienen documentación. Además, no se tiene en cuenta que estas pruebas están basadas en niños blancos y hay un margen de error. Hay niños que se quedan en la
calle porque una prueba dijo que él
era mayor de edad. En Girona hubo un
chaval que se suicidó porque le
pasó precisamente esto.
Safia, para ti, ¿qué es el 25N?
Para
mí el 25N es una fecha en la que se sigue ignorando a las mujeres migrantes y
racializadas. Mujeres migrantes que tienen que recoger los cristales
del techo de cristal que han roto otras. Seguimos pidiendo que se nos escuche incluso en espacios
que se dicen que luchan por la justicia,
pero realmente luchan por la justicia de
las mujeres blancas.
Tú has sufrido agresiones por llevar
velo. Hay ataques que vienen tanto por la derecha como por un sector del
feminismo ¿Cómo casa esto?
Yo
no llevo el velo,
pero cuando me lo he puesto alguna
vez de pequeña he sufrido alguna
agresión física por ello. Cuando me pongo el turbante amazigh o el pañuelo amazigh siento miradas. Las mujeres musulmanas veladas sufren ataques de la derecha y de espacios que se dicen feministas, pero
más que feministas son
feminacionalistas.
Vemos
a hombres de partidos de extrema derecha diciendo que los musulmanes tratan mal a sus mujeres y que eso no lo pueden tolerar en España,
pero lo que ellos hacen es usar el
feminismo con fines políticos e ideológicos.
Muchas veces, mientras señalamos el velo,
nos olvidamos del machismo que sufrimos directamente nosotras.
Claro,
el machismo de Amed es peor que el machismo de Paco, ¿no?
Eso
no es feminismo, es
usar el feminismo, que en realidad
es una lucha por la igualdad de todas
las mujeres, con fines racistas.
Se intenta justificar el racismo, a
través del feminismo blanco hegemónico.
Tú has elegido no llevar velo. Nos tiene
que quedar claro que hay una libre elección, ¿no?
Únicamente
las mujeres musulmanas
tienen que demostrar su libertad de
elección, pero las mujeres blancas
no tienen que demostrar ninguna
libertad de elección. Es esa mirada
etnocéntrica y eurocéntrica de
que todas las mujeres tienen que ser y existir como lo son y existen las
mujeres europeas blancas. Y no es así.
Una puede someterte a una liposucción o
una operación estética y esto es una tiranía a las que se someten las europeas
y no se ve así, ¿no?
Totalmente,
para mí estas son prácticas
consecuencia del patriarcado y del
machismo, las mujeres al final tenemos esa presión estética de no
envejecer nunca. Pero no se ve de la
misma manera porque hay una mirada
que es racista dentro de los movimientos
feministas.
Este es tu segundo libro, ¿Ya estás
maquinando el tercero?
Sí, pero…. Hará falta sacar tiempo para escribirlo.
¿Quieres seguir en la línea de utilizar
tu altavoz para denunciar el racismo?
Quiero
seguir en la línea de usar mi altavoz y de usar mi pasión por la
escritura para traer historias y
realidades que se desconocen, que
son silenciadas. Además, hacer aflorar la emoción que siento cada vez que escribo y darle el gusto a las lectoras de emocionarse también
cada vez que me leen.
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