&&&&&
El envejecimiento de la
población, representa el riesgo más peligroso en la crisis final de la sociedad
capitalista.- De acuerdo con el planteamiento central del
trabajo presentado sobre los riesgos inminentes que se presentan ya, en el
centro de la crisis del cambio climático
global, que por su carácter
multidimensional comprende todo un inmenso abanico desde lo ambiental, social, económico, político,
cultural. Pareciera que nos reservamos o no queremos ingresar en la propia estructura económico-social del
sistema capitalista y el conjunto de elementos centrales, estructurales que
hoy constituyen verdaderos riesgos en la
sociedad contemporánea. Problemas centrales y sumamente complejos que al no
ser abordados en la dimensión de su importancia, carácter y naturaleza, con el
pasar del tiempo – es decir, con la profundidad, extensión y multipolarización
de la crisis estructural de hoy, estos problemas tienden a su complejidad y cada vez son más riesgosos,
determinantes y exterminadores: Problemas
económico-sociales que van desde el ámbito del desempleo generalizado hoy en todo el mundo capitalista, con una
población que comprende más de 1,200
millones de personas absolutamente excluidas del trabajo, marginadas,
expulsadas o desempleadas permanentes.
El
subempleo, la informalidad, la inseguridad ciudadana,
la economía de la guerra, la economía criminal – lavado de dinero,
narcotráfico, terrorismo, secuestro, migración transcontinental, prostitución
de menores, tratantes de blancas, extorsionadores, secuestradores -,
sin embargo, más allá como “abandonado” sin la importancia que el problema
amerita, se encuentra en los propios cimientos estructurales, la población en sí, el complejo problema
del envejecimiento poblacional. Europa, se destruye no sólo por la crisis, el
cambio climático, pero también por el enorme porcentaje de su población envejecida. España, Inglaterra.
Alemania, Italia, Francia – parte del
G-8 - el de las economías más poderosas del mundo, pero también hoy
epicentro de la crisis más profunda y destructiva. China, el 2015 o el 2020, con
seguridad llegará a ser la primera potencia económico-comercial del mundo, pero
paralelamente, también China será “un
Hostal con millones de población envejecida, producto de sus propias políticas
de “planificación” demográfica. Además
encontramos que la mega-ciudades, muchas
de ellas producto del proceso de concentración económico en tiempos de globalización neoliberal,
hoy en su propia estructura transportan el germen de su propia destrucción: problemas complejos demográficos,
ambientales, pobreza, cultura de la basura, inseguridad ciudadana, la lucha contra el fundamentalismo religioso, el radicalismo étnico, crisis profunda y
extensa del agua, narcotráfico, y en general sociedades “símbolo”, con ausencia
total de valores y tendencias muy fuertes de anomia generalizada.
/////
¿Cómo podemos evitar el
colapso de la civilización global?.
¿Y el envejecimiento de la población?.
*****
Gonzalo Andrade.
Colectivo Novecento. Jueves 25 de
abril del 2013.
Durante
las próximas décadas la humanidad va a enfrentarse a innumerables problemas
ambientales y sociales cuyas consecuencias pueden conducirnos al colapso
global. Para evitar esta situación no solo es necesario poner en marcha
determinadas acciones, sino también promover un profundo cambio social y
político que enmarque las mismas y las haga realmente eficaces.
El
cambio climático, la extinción acelerada de especies animales y vegetales, la
degradación de la tierra cultivable, los cambios en el uso del suelo de
regiones enteras, la dispersión de componentes químicos nocivos en el ambiente,
la acidificación de los océanos y la escasez de agua potable son tal vez los
problemas más importantes a los que se enfrenta la humanidad hoy en día. Todos
estos problemas están interconectados entre sí, tienen importantes
consecuencias en los sistemas naturales y socio-económicos del planeta, y su
acción combinada puede dar lugar al colapso de la “civilización global” durante
las próximas décadas. Por lo menos esto afirman Paul y Anne Ehrlich, ambos
investigadores y docentes en la Universidad de Stanford (EEUU), en un
esclarecedor artículo que ha sido publicado recientemente en la prestigiosa revista
Proceedings of the Royal Society – Biological Sciences.
Estos autores nos recuerdan que tras los recientes fracasos de la agenda
climática el mundo puede verse sujeto a un aumento de al menos 2,4°C en la
temperatura media global hacia mediados del siglo XXI, lo que está por encima
del límite de 2°C que hace una década era considerado como “seguro”. El cambio
climático antropogénico está provocando un incremento en la frecuencia y la
intensidad de eventos climáticos extremos tales como sequías, olas de calor,
inundaciones y huracanes, que será aún mayor en el futuro. Ello podría tener
importantes efectos en la producción agrícola, que también se encuentra
amenazada por la progresiva erosión y degradación del suelo.
La
agricultura actual es también excesivamente dependiente de los combustibles
fósiles y enormemente ineficiente en el uso de fertilizantes, agua y energía,
lo que está provocando un aumento de la contaminación ambiental y las emisiones
de gases de efecto invernadero, y una reducción de las reservas de agua. Por
otra parte, el cambio en la dieta de varios países hacia un mayor consumo de
proteínas animales está provocando la expansión de cultivos destinados a la
producción de grano para el ganado. Ello se produce a costa de tierras fértiles
que podrían utilizarse para alimentar a un mayor número de personas, o de áreas
no agrícolas (bosques, sabanas, humedales) que proporcionan importantes
servicios ambientales como la regulación del ciclo del agua y los climas
locales y regionales. Aunque no están tan presentes en la agenda política no
podemos olvidarnos de los problemas derivados de la presencia de químicos
nocivos en el ambiente, así como de los crecientes riesgos epidemiológicos en
muchas partes del mundo.
Todos estos problemas pueden verse amplificados por el progresivo incremento de la población mundial (que en 2050 puede alcanzar los 9.5 millones de personas) y el excesivo consumo de energía y alimentos por parte de ciertos países. A su vez, los problemas anteriormente señalados pueden tener importantes consecuencias socio-políticas como el desarrollo de conflictos bélicos por el control de recursos naturales y el aumento en el número de refugiados ambientales.
Todos estos problemas pueden verse amplificados por el progresivo incremento de la población mundial (que en 2050 puede alcanzar los 9.5 millones de personas) y el excesivo consumo de energía y alimentos por parte de ciertos países. A su vez, los problemas anteriormente señalados pueden tener importantes consecuencias socio-políticas como el desarrollo de conflictos bélicos por el control de recursos naturales y el aumento en el número de refugiados ambientales.
Para
los autores de este artículo, la clave para mitigar muchos de los problemas
anteriormente comentados y evitar el colapso de la civilización global está en
la transformación de los sistemas de producción de alimentos y energía. Entre
otras cosas es necesario restringir la expansión de nuevas zonas agrarias para
preservar el capital natural aún existente, desarrollar políticas de
conservación del suelo fértil, incrementar la eficiencia en el uso de
fertilizantes, agua y energía, promover dietas basadas en un menor consumo de
carne y reducir el desperdicio de comida. La equidad en la alimentación debe
estar en el centro de la agenda política, y es necesaria una enorme inversión
económica en investigación sobre agricultura y acuicultura sostenibles. También
es importante tener en cuenta que en un futuro próximo los sistemas agrarios van
a tener que enfrentarse a un clima más cambiante e impredecible que el actual,
lo que hace necesario fomentar el ahorro de agua y desarrollar infraestructuras
adecuadas para su almacenamiento y distribución.
Otra
de las claves para evitar el colapso está en la limitación del crecimiento
poblacional, un debate enormemente mediático durante los años 70 y
prácticamente olvidado hoy en día. En los países empobrecidos es necesario
profundizar en los programas de planificación familiar, en la lucha contra el fundamentalismo
religioso y a favor de los derechos de la mujer. El triunfo del feminismo en el
sur global tiene una enorme importancia no solo desde un punto de vista ético y
social, sino también ambiental y económico.
Los
países ricos deben limitar su excesivo consumo de recursos, un reto aún mayor y
más difícil, dada la arraigada adicción cultural al crecimiento económico en
las sociedades opulentas. Son estos países también los que tienen que liderar
la puesta en práctica de soluciones a los problemas anteriormente mencionados
mediante el fomento de la investigación científica. Sin embargo, esta debe
centrarse mucho más en la búsqueda de soluciones y en llevar sus resultados a
la agenda política. También es imprescindible fomentar la colaboración entre los
científicos procedentes de las ciencias naturales con los procedentes de las
ciencias sociales. Y dentro de estos últimos, los economistas tienen un
importantísimo papel. A los economistas corresponde la tarea de contrarrestar
el predicamento del libre mercado y los dogmas que han infectado esta
disciplina académica durante las tres últimas décadas. Deben trabajar, además,
por el desarrollo de sistemas económicos estacionarios, nuevos modelos
económicos que reflejen la conducta irracional de grupos e individuos, y
mercados basados en la información “simétrica” (igual) entre sus actores. Los
economistas deben potenciar la lucha por la sostenibilidad y la equidad como
los nuevos paradigmas de su disciplina.
Los
autores de este trabajo conceden también una enorme importancia al ámbito
cultural, social y político en el que se deben enmarcar estos cambios. Los
seres humanos debemos luchar contra nuestra propia selección natural, que no
nos ha hecho previsores frente a un medio ambiente cambiante, y ciertas medidas
solo van a poder ser llevadas a cabo mediante una transformación social y
política sin precedentes. También va a ser necesaria una fuerte cooperación
internacional que sea capaz de adaptar las soluciones a los marcos culturales
de las diferentes sociedades. Paul y Anne Ehrlich terminan con una llamada
urgente a la valentía, el esfuerzo, la ética y la solidaridad. El momento para
llevar a cabo una reestructuración profunda del sistema socio-económico,
afirman, es
ahora, y si no lo hacemos la naturaleza lo hará por nosotros.
*****
Gonzalo
Andrade, del Colectivo Globalízate
Referencias
Ehrlich, P. R. y Ehrlich, A. H., “Can a collapse of global civilization be avoided?”: Proceedings of the Royal Society – Biological Sciences, vol. 280, no. 1754. 2013.
Ehrlich, P. R. y Ehrlich, A. H., “Can a collapse of global civilization be avoided?”: Proceedings of the Royal Society – Biological Sciences, vol. 280, no. 1754. 2013.
http://colectivonovecento.org/2013/04/24/como-podemos-evitar-el-colapso-de-la-civilizacion-global-2/
Rebelión ha
publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su
libertad para publicarlo en otras fuentes.
*****
No hay comentarios:
Publicar un comentario