&&&&&
El panorama es muy cambiante y complejo. En realidad, desde la
pueblada de Famatina, en enero de 2012, y luego de un período de exposición mediática nacional,
hubo un nuevo realineamiento entre poder económico, político y mediático en
favor de la mega-minería. El gobierno nacional se expresó abiertamente a favor;
de espalda a las poblaciones y los gobernadores conformaron OFEMI (Organización Federal de Estados
Mineros). Todo apuntó a cerrar el debate a nivel nacional, con lo cual las
luchas quedaron nuevamente encapsuladas en la escala local y regional.
Recordemos que hay siete leyes provinciales que prohíben la mega-minería, con
algún tipo de sustancia química. A fines
de 2011, en Río Negro se derogó la “ley anti-cianuro”, como la llamaban y
se avanzó en la explotación minera en la zona de la meseta. En Chubut
también buscó derogarse la ley 5001, que fue la primera en prohibir la mega-minería
(justo ahora se van a cumplir 10 años), pero ahí la resistencia de la población
fue tal, que finalmente el gobernador Buzzi no pudo imponer la reforma del
marco regulatorio. En La Rioja, la mega-minería,
pese a que está detenida en Famatina, es política del Estado provincial: Si
ustedes encienden la televisión, verán que el dibujito que da las buenas noches
a los niños riojanos es un minerito… En Catamarca se avanza con otros proyectos, más
allá del fracaso de Bajo La Alumbrera y la fuerte oposición que hay en
Andalgalá. En Tinogasta me han dicho
que las empresas
están realizando una campaña de cooptación increíble, cuando gran parte de la
población hasta hace poco tiempo se oponía.
/////
MARISTELLA SVAMPA desnuda
los mitos del extractivismo: “Este tipo de minería es insustentable por
definición”.
*****
Miércoles
17 de abril del 2013.
Inés Hayes
(ACTA) (ARGENPRESS.info).
Un dibujo animado de un minerito en La Rioja despide a los niños a la hora
de dormir, de espaldas a las poblaciones que vienen resistiendo con alma y vida
a la mega-minería, el Gobierno
Nacional conformó la OFEMI (Organización Federal de Estados Mineros).
Y por si todo esto fuera poco, como el gas y el petróleo convencional se están agotando, para extraer lo que queda de ellos se utiliza el llamado fracking que radica en introducir innumerables litros de agua, sustancias químicas altamente tóxicas y arena para romper la roca que atesora los hidrocarburos. De todos estos temas habló la socióloga y escritora Maristella Svampa en diálogo con el periódico de la CTA.
Y por si todo esto fuera poco, como el gas y el petróleo convencional se están agotando, para extraer lo que queda de ellos se utiliza el llamado fracking que radica en introducir innumerables litros de agua, sustancias químicas altamente tóxicas y arena para romper la roca que atesora los hidrocarburos. De todos estos temas habló la socióloga y escritora Maristella Svampa en diálogo con el periódico de la CTA.
-En 15 mitos y realidades de la
minería transnacional en la Argentina, guía para desmontar el imaginario
prominero, ustedes hablan de las mentiras sobre las que está construido el
discurso que sostiene el extractivismo a gran escala, ¿cuáles son los ejemplos
más paradigmáticos?
Conviene aclarar que se trata de un
libro colectivo, producto de nuestra intervención en el debate legislativo para
aprobar la Ley Nacional de Glaciares, en septiembre de 2010. Cuando el
tratamiento pasó de la Cámara de Diputados al Senado, nos encontramos con que
no sólo había mucho desconocimiento sobre el tema, sino también una fuerte
embestida de los voceros de la minería, desde gobernadores hasta la cámara
empresarial minera. Estos señores utilizaban su poder de lobby en los medios
para hablar de las bondades de la mega-minería, incurriendo en todo tipo de
falsedades y terrorismo estadístico. Fue por eso que, con varios colegas, entre
ellos Enrique Viale (abogado
ambientalista), Marcelo Giraud
(géografo) y Horacio Machado (politólogo), decidimos contestar esas
mentiras punto por punto, buscando datos y desarrollando argumentos. Así nació
el libro, inspirado en un texto corto de la periodista canadiense Jeniffer Moore, sobre los mitos de la
minería. El libro tuvo mucha repercusión; tal es así que va por su tercera
reedición, fue publicado en Uruguay y Ecuador y ahora está por tener su versión
peruana. En Ecuador también se hizo una obra de radioteatro popular inspirada
en el mismo (Killaricocha) y, en
nuestro país, un documental, el de Germán Ciari, “Desiertos de Piedra”,
estrenado este año.
Entre
los mitos que buscan sostener la minería a gran escala, los económicos son los más
paradigmáticos. Por ejemplo, la asociación
entre minería y puestos de trabajo. En realidad, la minería a gran escala
es una actividad económica capital-intensiva, pero no trabajo-intensiva. Así,
por cada millón de dólares invertido, se crean apenas entre 0,5 y 2 empleos
directos. En Argentina, la minería
representa menos del 0,7% del total de los asalariados registrados. Sin
embargo, en 2011, la Secretaría de Minería, en su página web, publicaba que la
actividad ya generaba 517.500 empleos, lo cual es falso. Según los últimos
datos elaborados por mi equipo de investigación, tomando como base el Boletín Anual de Empleo y Empresas 2011,
elaborado por el Ministerio de Trabajo Empleo y Seguridad Social, la actividad
minera, para ese año, totalizaba unos 28.743 puestos de trabajo directo.
Estamos muy lejos de las cifras difundidas oficialmente. Así, una de las
estrategias es inflar las estadísticas para tratar de crear en la población la
ilusión de que la minería vendría a resolver los problemas de empleo.
Otro
de los mitos consiste en asociar minería
y motor de desarrollo. Sin embargo, la mega-minería está lejos de promover
el desarrollo regional. Más bien, compite por agua y recursos con la
agricultura, la ganadería y el turismo, y produce fuertes procesos de
reconfiguración territorial, que llevan a la consolidación de enclaves de
exportación, que no generan encadenamientos endógenos, dependientes del mercado
internacional. Vean el caso de Bajo La
Alumbrera, la principal exportadora en Catamarca
desde 1997. Pese a ello, esta provincia sigue siendo una de las más pobres del
país, con altísimos niveles de empleo público y personas asistidas con planes
sociales.
Esto sucede también en Santa Cruz, provincia de enclaves,
donde la minería está lejos de ser motor de desarrollo. Por ejemplo, el año
pasado el gobierno provincial reclamó a las corporaciones mineras que
“invirtieran más dinero” en un fondo de Responsabilidad Social Empresarial. Les
pedía 14 millones de pesos por mes para financiar los 14 hospitales de la
provincia, poniendo en evidencia la profunda crisis del Estado provincial, en
medio de huelgas y reclamos de empleados públicos. Las empresas rechazaron el
pedido y eso llevó a una situación de máxima tensión con el gobernador, luego
abandonado por el poder ejecutivo nacional.
La expansión de la mega-minería
confirma la ecuación “exiguos ingresos fiscales versus enormes ganancias
empresariales”. No por casualidad, en 2011 Catamarca continuaba recibiendo del
Estado Nacional, es decir del conjunto de los argentinos, el triple de fondos
que Mendoza, y San Juan, el símbolo de la mega-minería, el doble.
-Ustedes también hablan de la
colonización que los grandes poderes económicos producen en las universidades,
sistemas científicos y en la educación pública en general, ¿cómo se plasma esa
colonización en lo concreto?
Las grandes empresas buscan en las
universidades socios estratégicos, en algunos casos, como el de aquellas
ligadas al modelo minero, para obtener la legitimación que la propia población
les niega. Por ejemplo, Bajo La Alumbrera, pionera en esto, firmó varios
convenios con universidades públicas, que incluyen cláusulas de
confidencialidad. Hoy, la empresa Apache, que explota gas no convencional en Neuquén,
y tiene conflicto con comunidades mapuches por haber ingresado a sus
territorios sin autorización ni consulta previa, firmó un convenio con la
Universidad Nacional del Comahue, donde donó una biblioteca. Se configuran así
unidades de negocios entre ambas, bajo el paraguas no sólo de una concepción
lineal y productivista del desarrollo, sino también de un discurso asociado a
la responsabilidad social de las
empresas (RSE).
También hay que decir que esta
estrategia de mercantilización del saber encontró obstáculos, ya que las
universidades y el propio sistema científico están lejos de ser homogéneos. Por
ejemplo, en 2009, se abrió el debate en relación a los fondos de La Alumbrera,
el emprendimiento minero más cuestionado del país, y la gente en las universidades
se enteró que la Universidad Nacional de Tucumán era socia del mismo, a través
del YMAD (Yacimiento Aguas del
Dionisio), y que las Universidades
Públicas recibían parte de esos beneficios, desde 2007. Ese debate
posibilitó la socialización de saber y obligó al conjunto de las universidades
a posicionarse en relación a esta actividad. Algunas, como la Universidad
Nacional de Córdoba, fueron ejemplares en esto, fundamentando el rechazo de los
fondos mineros luego de un debate amplio e interdisciplinario. Pero en muchas
universidades, hubo y sigue habiendo un doble discurso. El llamado progresismo
académico evita discutir cuestiones que ponen en el tapete el rol de la
universidad pública y problematizan su vínculo con los movimientos sociales. Queda claro, son temas en los que el
oficialismo no tiene un discurso nacional y popular que ofrecer.
-¿Qué se sabe de la nueva relación
entre Chevron e YPF en función de la explotación del yacimiento Vaca Muerta?
Vaca Muerta es uno de los yacimientos
de hidrocarburos no convencionales, que está en la cuenca del Neuquén. Pero
bueno es decir que es una buena parte del territorio nacional que estaría
comprometido por este tipo de explotación. Para el caso de Vaca Muerta sabemos
que, por el momento, la asociación con Chevron no fue posible, ya que esta
última fue embargada por 19.000 millones de dólares, debido a una sentencia que
tiene en Ecuador (cuando era Texaco), por el delito de contaminación y de
violación de derechos indígenas. Gracias a los tratados de reciprocidad que la
Argentina tiene con Ecuador, la justicia de este país dio curso al embargo y
puso en duda el acuerdo de inversión conjunta por 1.000 millones de dólares
entre Chevron e YPF para avanzar en 100 perforaciones de shale gas en Vaca
Muerta. Así, YPF tendría que buscar nuevos socios.
En un momento se hablaba de PDVESA. Conviene aclarar que los costos operativos de una explotación de gas no convencional, mediante fractura hidráulica o fracking, superan largamente los de un pozo convencional; con lo cual estos exigen enormes subsidios del Estado (como sucede en Estados Unidos), o asociación con grandes empresas del sector. Hay expertos que sostienen que para que el fracking sea rentable para dichas empresas, habría que modificar el marco regulatorio de la actividad, tal como sucedió en Ucrania y otros países, de la mano de la USAID. Y esto también sería difícil de justificar en clave nacional y popular.
En un momento se hablaba de PDVESA. Conviene aclarar que los costos operativos de una explotación de gas no convencional, mediante fractura hidráulica o fracking, superan largamente los de un pozo convencional; con lo cual estos exigen enormes subsidios del Estado (como sucede en Estados Unidos), o asociación con grandes empresas del sector. Hay expertos que sostienen que para que el fracking sea rentable para dichas empresas, habría que modificar el marco regulatorio de la actividad, tal como sucedió en Ucrania y otros países, de la mano de la USAID. Y esto también sería difícil de justificar en clave nacional y popular.
-¿Cómo
se puede explicar lo que es el fracking y qué consecuencias tiene para el medio
ambiente y las economías regionales?
El gas y petróleo convencional se han
ido agotando y lo que queda hoy es el llamado “no convencional” (esquisto o
pizarra, shale, arenas compactas, tight), el cual puede extraerse mediante el
uso de la controvertida metodología de la fractura hidráulica o fracking que
consiste en inyectar grandes cantidades de agua, sustancias químicas tóxicas y
arena, a elevada presión, a fin de producir micro-fracturas en la roca madre
que almacena los hidrocarburos.
Las consecuencias ambientales son de corto plazo: la experiencia en Estados Unidos, por ejemplo, muestra la contaminación de aguas subterráneas y superficiales con gas metano; la activación de fallas geológicas que originan movimientos sísmicos, el impacto sobre la salud de las personas y los animales, entre otros. Por otro lado, hay una reconfiguración del territorio y una devaluación de las economías regionales: un caso concreto es el Alto Valle de Río Negro, donde quiere explotarse el gas no convencional, entre perales y manzanas.
Las consecuencias ambientales son de corto plazo: la experiencia en Estados Unidos, por ejemplo, muestra la contaminación de aguas subterráneas y superficiales con gas metano; la activación de fallas geológicas que originan movimientos sísmicos, el impacto sobre la salud de las personas y los animales, entre otros. Por otro lado, hay una reconfiguración del territorio y una devaluación de las economías regionales: un caso concreto es el Alto Valle de Río Negro, donde quiere explotarse el gas no convencional, entre perales y manzanas.
Allí empresas como Apache apuntan al
eslabón más débil, los chacareros pequeños, a quienes rentan o compran parte de
sus tierras para hacer perforaciones. El caso es que estas zonas no solo
conocen la contaminación, sino el ingreso masivo de una actividad extractiva
que golpea a la economía frutícola, basada en la exportación, debido a que en
poco tiempo los productores no podrán cumplimentar las rigurosas exigencias
sanitarias del mercado internacional.
-¿Existen experiencias de explotación
minera ’sustentable’? Y en ese sentido, ¿qué opinión tiene de la economía
verde, es decir, es posible construir un equilibrio entre capitalismo y vida?.
No hay una única forma de explotación
minera, ni las resistencias sociales se oponen a “todo tipo de minería”. Los
conflictos y las resistencias se centran sobre un tipo específico de
explotación: la minería transnacional a gran escala, mayormente practicada “a
cielo abierto”. Y este tipo de minería es insustentable por definición.
La
megaminería es un “modelo”
que hay que mirar en su integralidad, lo cual implica incorporar en su
valoración diferentes aspectos –sociales, económicos, sanitarios, ambientales,
culturales y políticos-. En términos ambientales, la utilización de sustancias
químicas, de toneladas de explosivos, la gran cantidad de agua y electricidad
que requiere, la hacen insustentable. Respecto de la dimensión socioeconómica,
las empresas tributan muy poco, pero además tienen un impacto destructivo sobre
otras actividades económicas (con las cuales compite por agua y tierras), y van
generando enclaves de exportación.
Hay una dimensión cultural ligada a
los procesos de “contaminación” social y cultural que se producen, visibles en
la división de la comunidad, en el clientelismo empresarial, en la explosión de
conflictos sociales, entre otros. Hay, por último, una dimensión política del
modelo, en la medida en que nos encontramos con emprendimientos que avanzan de
arriba hacia abajo, que ocupan y reconfiguran territorios enteros, sin consenso
de las poblaciones, y en no pocos casos, violentando procesos de decisión
ciudadana.
Todo esto hace difícil hablar de
“correcciones”, a menos que pensemos desde un escenario de transición de salida
del extractivismo. Pues si pensáramos en correcciones como, por ejemplo, la
aplicación de gran parte de la normativa ambiental existente (que incluye el
principio precautorio), este tipo de minería no sería posible. Por otro lado,
si pensáramos en una reforma del marco regulatorio de la minería, si se hiciera
pagar a las empresas por el agua y la energía que consumen, si se aplicara un
impuesto a las sobre-ganancias, muy
probablemente este tipo de mega-minería dejaría de ser rentable para dichas
empresas.
-¿Cómo sigue la resistencia de las
Asambleas Ciudadanas que han logrado frenar proyectos mega-mineros como en el
Cerro Famatina? ¿Qué otras experiencias de resistencia hay en el país?
El panorama es muy cambiante y
complejo. En realidad, desde la pueblada de Famatina, en enero de 2012, y luego
de un período de exposición mediática nacional, hubo un nuevo realineamiento
entre poder económico, político y mediático en favor de la mega-minería. El
gobierno nacional se expresó abiertamente a favor; de espalda a las poblaciones
y los gobernadores conformaron OFEMI (Organización Federal de Estados Mineros).
Todo apuntó a cerrar el debate a nivel nacional, con lo cual las luchas
quedaron nuevamente encapsuladas en la escala local y regional. Recordemos que
hay siete leyes provinciales que prohíben la mega-minería, con algún tipo de
sustancia química. A fines de 2011, en Río Negro se derogó la “ley anti-cianuro”, como la llamaban y
se avanzó en la explotación minera en la zona de la meseta. En Chubut también
buscó derogarse la ley 5001, que fue la primera en prohibir la mega-minería
(justo ahora se van a cumplir 10 años), pero ahí la resistencia de la población
fue tal, que finalmente el gobernador Buzzi no pudo imponer la reforma del
marco regulatorio.
En La Rioja, la mega-minería, pese a
que está detenida en Famatina, es política del Estado provincial: Si ustedes
encienden la televisión, verán que el dibujito que da las buenas noches a los
niños riojanos es un minerito… En Catamarca se avanza con otros proyectos, más
allá del fracaso de Bajo La Alumbrera y la fuerte oposición que hay en Andalgalá.
En Tinogasta me han dicho que las empresas están realizando una campaña de
cooptación increíble, cuando gran parte de la población hasta hace poco tiempo
se oponía.
En fin, hay numerosas resistencias en el país, son más de cien las asambleas contra la mega-minería, y a nivel regional, sigue habiendo muchas acciones conjuntas. Esa acumulación de luchas socio-ambientales se hace visible en el nuevo capítulo de conflictos que se abre con la explotación de los hidrocarburos no convencionales, mediante el fracking. Así, hay asambleas en Entre Ríos y en toda la Patagonia, donde se presentaron acciones de amparo y proyectos de ordenanza para prohibir el fracking.
La CTA hacia una Consulta Popular sobre los Bienes Comunes.
En fin, hay numerosas resistencias en el país, son más de cien las asambleas contra la mega-minería, y a nivel regional, sigue habiendo muchas acciones conjuntas. Esa acumulación de luchas socio-ambientales se hace visible en el nuevo capítulo de conflictos que se abre con la explotación de los hidrocarburos no convencionales, mediante el fracking. Así, hay asambleas en Entre Ríos y en toda la Patagonia, donde se presentaron acciones de amparo y proyectos de ordenanza para prohibir el fracking.
La CTA hacia una Consulta Popular sobre los Bienes Comunes.
La idea de lanzar una consulta popular
sobre los bienes comunes nació en Mar del Plata a fines de 2012 en una reunión
de conducción nacional. Lo que se busca, así como lo fue con el Frente Nacional
contra la Pobreza (Frenapo) hace 20 años, es que el pueblo argentino responda a
una pregunta clara y concisa pero contundente sobre su posición en torno al
modelo extractivista.
“El objetivo es que el pueblo pueda
expresar con total claridad el rechazo del pueblo que hemos visto en la
diversidad de luchas que hubo en todo el país y que descontamos que se va a dar
en caso de una consulta. Pero también queremos responsabilizar al poder
político institucional de este país que habla de democracia, que habla de
progresismo, que habla de participación popular pero que le tiene miedo al
pueblo al momento de la toma de decisiones en cuanto a los recursos naturales”,
dijo Normando “Piojo” Ocampo, secretario general de la CTA de La Rioja y uno de
los encargados de organizar la consulta.
Hace unos días, representantes de las distintas provincias del país se reunieron en la sede de la CTA Nacional para unificar criterios sobre la campaña para la consulta en la que “se pone en cuestionamiento el modelo productivo de país que queremos respecto a las políticas extractivitas que hay actualmente: el saqueo, la contaminación de la mega minería, las fumigaciones y las consecuencias que genera el monocultivo sojero, el petróleo con el sistema del fracking, entre otros”, agregó Fernando “Nando” Acosta, secretario de Interior de la CTA y otro de los responsables de llevar adelante el plebiscito.
“Hay que ver si queremos una política extractiva de saqueo y contaminación o una política de soberanía de los recursos naturales o bienes comunes”, agregó Acosta. “Unos tienen problemas con la mega minería, otros tienen problemas con el fracking, el vaciamiento de las comunidades originarias, la contaminación que genera el monocultivo de la soja, etcétera. Encontrarnos y profundizar en cada una de ellas implica poder pensar el conflicto de manera integral y avanzar conjuntamente en una Campaña por una consulta popular en defensa de nuestros bienes comunes” concluyó el secretario del Interior de la Central.
Hace unos días, representantes de las distintas provincias del país se reunieron en la sede de la CTA Nacional para unificar criterios sobre la campaña para la consulta en la que “se pone en cuestionamiento el modelo productivo de país que queremos respecto a las políticas extractivitas que hay actualmente: el saqueo, la contaminación de la mega minería, las fumigaciones y las consecuencias que genera el monocultivo sojero, el petróleo con el sistema del fracking, entre otros”, agregó Fernando “Nando” Acosta, secretario de Interior de la CTA y otro de los responsables de llevar adelante el plebiscito.
“Hay que ver si queremos una política extractiva de saqueo y contaminación o una política de soberanía de los recursos naturales o bienes comunes”, agregó Acosta. “Unos tienen problemas con la mega minería, otros tienen problemas con el fracking, el vaciamiento de las comunidades originarias, la contaminación que genera el monocultivo de la soja, etcétera. Encontrarnos y profundizar en cada una de ellas implica poder pensar el conflicto de manera integral y avanzar conjuntamente en una Campaña por una consulta popular en defensa de nuestros bienes comunes” concluyó el secretario del Interior de la Central.
*****
Artículo
publicado en el Periódico de la CTA Nº 93, edición correspondiente al mes de
abril de 2013.
*****
No hay comentarios:
Publicar un comentario