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A la combinación de la dialéctica de los intereses inmediatos con la dialéctica que lucha por otro modo de dominación y acumulación, que en medio de sus variedades culturales, ideológicas y religiosas plantee la necesidad de construir la libertad, la democracia y el socialismo, y en la práctica sea consecuente con sus planteamientos, es de todos los caminos emergentes, el que más probabilidades tiene de triunfar. En él juegan un papel fundacional muy importante Marx y Martí, Marx por haber descubierto y sistemáticamente profundizado las causas de la enajenación humana, y Martí por haber demostrado con su emoción y sus actos que con los pobres de la Tierra, sólo se podrá hacer otro mundo posible si prevalece en sus movimientos la moral de organización y lucha por los intereses generales de la comunidad, de la patria y de la humanidad, conforme se vayan planteando en las luchas desde la tierra donde se vive hasta la tierra que incluye el conjunto de la Humanidad.
El socialismo que quisieron nuestros antepasados corresponde a un fenómeno histórico y geográfico más amplio en que cambian y se enriquecen las experiencias y conocimientos de lo que se quiere. Esos cambios semejantes se dan en los conceptos de independencia, de democracia, de libertad, Si ya nuestros clásicos –Rousseau, Bolívar, Marx, Engels, Martí, Lenin- pensaron y lucharon por la libertad en revoluciones de esclavos, trabajadores y pueblos, que buscando ser democráticas, independientes y socialistas. se volvieron restauraciones burguesas y opresoras, las varias experiencias que nos dejaron para no fracasar, incluidas las más recientes que van de Fidel Castro al sub-Marcos, pasando por las guerrillas del Che, y por la lucha parlamentaria que quiso ser revolucionaria con Salvador Allende y que hoy se replantea con ejércitos que se juntan con sus pueblos, tenemos la posibilidad de plantear, para ganar entre peligrosas contradicciones, la nueva lucha por la libertad, por la justicia, por la democracia y el socialismo, por la naturaleza y por la vida.
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PABLO GONZÁLEZ CASANOVA. Ecocidio:
conocimiento y corporaciones.
*****
Pablo González Casanova.
A Armando Hart Dávalos.
rcci.net/globalización. Marzo del 2013.
Un problema en que debemos reparar es el del desconocimiento en las
ciencias y en la lucha por “lo que es científico, y lo que no es…”. En “lo que
no es científico” tenemos que profundizar y precisar por qué no lo es, y no
quedarnos en críticas generales cuya capacidad de persuasión es menor, sobre
todo en aquellos ambientes que. consciente o in-conscientemente, cultivan “la
ignorancia” hasta para sí mismos, como ocurre con la inmensa mayoría de las
fuerzas dominantes. El pensamiento crítico y científico de nuestros días debe
comprobar“ la ignorancia” o “el desconocimiento” que se dan, tanto en el
peligro que corre la vida humana como en las verdaderas causas que lo
determinan.
La solución al problema científico adquiere mayor precisión cuando se
plantea como consecuencia del capitalismo corporativo, y se demuestra que los
daños que éste genera en la tierra y en la biosfera, anuncian, o muestran,
rigurosamente, un futuro amenazador para la vida en la Tierra y para el Planeta
Tierra.
Limitarse a decir que el proceso se debe al modo de dominación y
acumulación capitalista es cierto pero insuficiente. Es cierto, en tanto
contribuye a mejorar el conocimiento de los convencidos: pero es poco eficaz
para enfrentar la contraofensiva que desatan las fuerzas de dominación y
acumulación del sistema, a cuyas presiones, sanciones abiertas y encubiertas, y
argumentos científico-políticos ceden quienes les temen o sirven a sus
intereses con lo que callan, dicen o hacen.
Cabe reconocer que numerosos científicos denuncian los problemas que
crea el capitalismo corporativo, su magnitud, aceleración y creciente tendencia
destructiva, pero es también cierto que la mayoría no atribuye al capitalismo
el origen y magnitud de daños y peligros.
Los
problemas del desconocimiento se dan tanto en los análisis de las causas y
factores, como en los análisis de tendencias, y en las soluciones y medidas a
tomar, así como en las definiciones del “capitalismo” y también de la “ciencia”
o de lo que no es “ciencia” y “por qué no lo es”. Algunos hechos o tesis
ilustran el problema:
En primer término es necesario observar que con frecuencia se olvida que
son varias y no una las amenazas a la vida en la tierra. Se pueden destacar
cinco principales:
1ª. La que corresponde al hoyo de ozono y sus efectos.
2ª. La que se refiere al cambio climático y sus efectos.
3ª. La que generan las corporaciones de los distintos sectores de la
economía, el sector primario, el secundario y el terciario, con preeminencia
creciente de la economía de la destrucción frente a la economía de la
producción, la acumulación ampliada y la reproducción....
4ª. La que corresponde al peligro creciente que para la destrucción de
la biosfera significaría una guerra nuclear.
5ª. La que hace todas las presiones posibles –concientes e
inconscientes—para que no se reconozcan ni peligros, ni causas, ni soluciones,
o para que unas veces se reconozcan unos y se desconozcan otros.
Esas presiones sobrepasan en mucho la mera “descalificación” y
“desconocimiento” de quienes formulan científicamente el problema. Es más, son
también la causa del problema. Son la causa del problema que se niegan a
conocer los beneficiarios del modo de dominación y acumulación del que ellos
mismos se están convirtiendo en víctimas potenciales.
Se niegan a reconocer, en todo o en parte, que la estructuración mundial
del modo de dominación y acumulación, movido por la maximización de sus
utilidades, riquezas y poder, e integrado hoy como un sistema de corporaciones
y complejos militares-empresariales-políticos-y-mediáticos, es la causa
principal de los peligros que amenazan a la humanidad y, por lo tanto, a ellos
mismos.
El sistema capitalista en su situación actual se define como un conjunto
realmente existente que más que la suma de los subconjuntos que lo integran es
la combinación o articulación de esos subconjuntos. El capitalismo actual,
lejos de quedarse en un mero concepto o categoría general, teórica o
ideológica, se redefine por las articulaciones, rearticulaciones y
desarticulaciones de las grandes empresas y los distintos sectores en que
operan, así como por su vinculación en núcleos de poder, mediación, corrupción
y represión en los que se apoya, y cuyo comportamiento real y formal, efectivo
y virtual, abierto y encubierto, se realiza con organismos complejos -- de
múltiples relaciones, funciones e interacciones-- a cargo de los grandes empresarios
y sus grupos de presión y de poder, cada vez más integrados por quienes al
mismo tiempo son empresarios doblados de militares, o de políticos, o de
publicistas, de comunicadores, de tecno-científicos, de patrocinadores o
consejeros de las instituciones de cultura superior y de expertos en la cultura
de masas y en la individualizada o “focalizada”.
Los integrantes del sistema y sus colectivos tienen una autonomía
relativa, pero en todos predomina’’, para las decisiones de “última instancia”,
la lógica financiera, complementada, a todas las escalas, con la lógica de la
represión y la cooptación, de la colusión, la intimidación y la corrupción, de
la enajenación intelectual y moral, éstas utilizadas alternativa o
simultáneamente para el objetivo principal y expreso que los mueve: la
maximización de utilidades, riquezas, poder y valores enajenados, y la
minimización de pérdidas, fracasos o sujeciones.
A las organizaciones, cuerpos colegiados y personas dominantes en el
sistema se añaden las más variadas fuerzas, institucionales e informales,
legales e ilegales, que se especializan en los distintos sectores, ramas y
regiones en que las empresas y complejos, o los estados-nación y los sistemas
políticos ponen en práctica las medidas de dominación y acumulación.. En ese
sistema y precisamente en ese sistema, destacan las contradicciones actuales y
potenciales que aumentan los peligros de ecocidio”.
Y aquí resulta ineludible una aclaración y un paréntesis. En la
argumentación anterior y en la que sigue nos referimos a los peligros de
“ecocidio” o de “ecosuicidio” con la certeza de que son problemas que la
humanidad puede resolver, sin que esa certeza implique el que “necesariamente”
los va a resolver, sino el que debemos y podemos luchar por resolverlos, y que
tenemos posibilidad de resolverlos. Así, con nuestra argumentación buscamos
contribuir, con otros muchos, al esclarecimiento de la conciencia, y al impulso
de las organizaciones que son necesarias para que el máximo de fuerzas logre
detener el peligro de ecocidio, des-estructurando las causas y factores que
realmente lo determinan. Pues si el peligro está científicamente comprobado por
toda la comunidad científica del mundo, sus causas y soluciones están todavía
dejos de convertirse en conocimientos--fuerza de quienes luchan por la vida y
la emancipación humana.
Si la causa principal del máximo peligro a que la humanidad se enfrenta
es el sistema dominado por el capital corporativo, los distintos y principales
fenómenos en que aparece la amenaza a la vida –como el hoyo de ozono, el cambio
climático, la explotación y destrucción creciente de la vida en la tierra por
la sobreexplotación de los recursos terrestres de que se apoderan las
corporaciones--, sin duda van a incrementar cada vez más la lucha por los
recursos naturales entre las propias corporaciones, entre los estados-nación y
entre los bloques y complejos hegemónicos.
Esas luchas se seguirán asociando a la recolonización de las naciones y
de los pueblos y a la esclavización salarial y forzada de los trabajadores
des-regulados, despojados y excluidos, quienes por su parte, en miles de
millones, tendrán que añadir a la lucha por su emancipación, la lucha por la
vida, y a una y otra, su proyecto alternativo para la construcción de un mundo
sostenible, capaz de resolver en la práctica los problemas que el sistema
dominado por corporaciones y complejos es necesariamente incapaz de resolver,
aunque no lo crea ni lo quiera creer, no lo sepa ni quiera que se sepa, no lo
reconozca y se oponga a que se conozca. Que tamaño problema parezca de difícil
solución es cierto. También lo es que se puede resolver.
Todas las luchas para la opresión o para la emancipación, se dan con
memoria de las luchas pasadas y con nuevas características entre las que hoy
destacan por parte de las opresoras; 1º. La “globalización” como restauración
del capitalismo en el inmenso bloque que originalmente se propuso ser camino de
la emancipación humana, 2º. La restauración del estado liberal frente al estado
social cada vez más destruido, 3º. La “recolonización” abierta o encubierta de
las naciones “periféricas” que habían logrado su independencia formal, 4º. La
formación de grandes bloques y zonas que incluyen el sometimiento, asociado o
sujeto, de antiguas potencias metropolitanas o imperialistas. Los vínculos,
enfrentamientos y planes de dominación y resistencia adquieren las más variadas
características. En su mayoría tienden a dar preeminencia a la extrema derecha
y a la solución violenta de los conflictos procesos. Complejos y empresas
luchan con creciente agresividad por dominar los recursos naturales y
apoderarse de los mercados de insumos y productos. 5º. A las tendencias
anteriores se añade la febril explotación, exclusión y depredación que se
imponen bajo los nombres de “reforma”, “desregulación”, “subrogación”, “actualización”,
“eficiencia”, “eficacia”, “competitividad”, “gobernanza”, “gobernabilidad”,
acompañadas y combinadas con renovadas políticas de corrupción y represión de
individuos, de colectivos, colectividades y sectores de clase. Dentro del
propio modo de dominación y acumulación capitalista se insertan relaciones de
los modos de dominación y acumulación esclavistas, señoriales, serviles o
feudales, tributarios o de intercambio desigual.
Si en todas las luchas de opresión y despojo que las fuerzas dominantes
libran, priva “en última instancia” la lógica financiera”, todas corresponden a
una combinación permanente de la guerra con la paz, y a la práctica de una
guerra de “espectro amplio. En la guerra no debe tomarse sólo en cuenta el
ataque con armas militares, sino con las financieras, políticas, ideológicas,
informáticas, sociales, culturales, religiosas, ecológicas. Varias de ellas
ocultan los lazos que las unen, como las militares y las para-militares, y las
que se dan –con entre “el negocio organizado” y “el crimen organizado”. En
línea igualmente significativa combinan acciones y guerras abiertas y
encubiertas, reales y virtuales, y se actúa tanto en campos de batalla y
aparatos tradicionales como en los cibernéticos, electrónicos y digitales.
Todas esas, y otras combinaciones y articulaciones se practican en
escenarios locales, regionales y mundiales relativamente distintos a los que se
daban en las “guerras mundiales” anteriores entre los estados- nación, o en el
interior de las naciones, entre colectividades o entre clases.
En el terreno de la información la guerra se libra activamente para
des-estructurar, desorganizar y hacer perder a las víctimas la moral de lucha,
la dignidad y el respeto a sí mismas, y hasta el sentido de la lucha,
enredándolas en luchas anodinas y feroces, y haciéndoles perder, con el sentido
de la vida, su condición humana.
Si muchos de los anteriores son antiguos recursos, hoy muchos de ellos
están tecnológicamente perfeccionados para provocar confusiones, divisiones
internas y atractivas enajenaciones, tareas de que se ocupan reiteradamente
“los medios” de masas, y en que la biofísica, la biogenética y la bioingeniería
logran una cuarta dimensión para que la realidad se viva como espectáculo y el
espectáculo como realidad.
Al mismo tiempo muchos actores-espectadores creen que los “juegos” de
guerra virtual de los “narcos” o de “los hermanos musulmanes”, o “contra los
tiranos” y “por la democracia”, o de los imperios “por la liberación de los
pueblos colonizados y colonizables”, son verdaderas luchas por la libertad y la
democracia, y no algunas de las variadas guerras de la globalización
depredadora y recolonizadora. Grandes esperanzas y vidas se pierden entre
confusiones y engaños.
Todas tienen como trasfondo la privatización y recolonización del mundo
y la dominación de los despojados y explotados junto con la eliminación física
de cuantos salgan sobrando y nada más estorben.
En las altas esferas de la dominación esos hechos y muchos más se
combinan con la destrucción del conocimiento y con la ruptura de las
mediaciones del sistema mundial formal. El proceso de descomposición ocurre
entre variaciones de los distintos bloques de Oriente y Occidente, y en el
interior de cada uno de ellos, en lo que se refiere al predominio de las
represiones sobre las mediaciones. En todo caso, las mediaciones de los
derechos sociales y políticos nacionales e internacionales tienden a ser sustituidas
por las corrupciones, intimidaciones, desmoralizaciones de los pueblos, y por
distintos tipos de ignorancias políticas, históricas, humanísticas, tanto en
los países metropolitanos como en los periféricos.
Los mismos o parecidos métodos son empleados para derrocar a los
gobiernos progresistas, democráticos o socialistas que de por sí no se atienen
a los compromisos previos de sus países con el Banco Mundial, el FMI o el Banco
Central Europeo. En ellos la nueva guerra consiste en imponer duras medidas
financieras, económicas, sociales y educativas con las que se busca dividir,
balcanizar y enajenar a los pueblos, haciendo que choquen entre sí y con sus
gobiernos, para que se acaben sus intentos de construir una alternativa al
infierno en que la inmensa mayoría de la población vive.
El problema para las corporaciones y complejos es que todos esos
recursos y otros más de extremada violencia, no resuelven la crisis recurrente
del sistema, y que no pueden recurrir, como al Keynesanismo de Guerra, única quela
resolvió con la Segunda Guerra Mundial. Entre otros hay un doble problema: todo
lo que han hecho de 1980 a nuestros días ha sido para destruir el Estado Social
y el Estado desarrollista, y ni sus nuevas estructuras globalizadotas, ni sus
avances tecnológicos resolverían los problemas de desempleo y de
sobreproducción o subconsumo con las políticas de hace más de medio siglo que
el Imperialismo adoptó por una razón más: la lucha contra el imperialismo
nazifascista primero y contra el creciente poder comunista después. Hoy la
situación es en este terreno también considerablemente distinta: la
restauración del capitalismo en los bloques soviéticos y chinos, así como las
sistemáticas derrotas sufridas por la lucha guerrillera, lejos de representar
un peligro para ellos son un estimulo para dominar y acumular en todo el mundo,
sin concesiones sociales ni desarrollistas. Al mismo tiempo con el peligro de
una “guerra de destrucción mutua asegurada” con bombas nucleares y sistemas de
lanzamiento altamente perfeccionados, no pueden ver solución alguna en el
“keynesianiso de guerra”.
El conocimiento de ese peligro nuclear por las fuerzas dominantes de las
potencias capitalistas más avanzadas las lleva a pensar que de lo que sí son
capaces es de impedir que se acabe la guerra combinada con la paz que es
la verdadera guerra. En su escenario de paz mundial con guerra mundial, aplican
y adaptan hoy las experiencias de la guerra contrainsurgente que aplicaron a lo
largo de las cinco décadas de “Guerra Fría” a una nueva guerra recolonizadora,
encabezada por los Estados Unidos, anti-terrorista y “humanitaria” en que
juegan el doble juego de la lucha contra los opresores y por la democracia, con
una técnica renovada de “repeticiones” o “iteraciones”, modificables de acuerdo
con las circunstancias y con la experiencia, y mediante las cuales están
extendiendo su dominación en Europa Oriental, el Medio Oriente, el Mundo
Musulmán, el Sur de Asia, el continente africano y en gran parte de América
Latina. Las corporaciones y el complejo militar empresarial de Estados Unidos.
Cree poder dominar científicamente, con su modelos de mini-max y de opción
racional, –que según piensan son los más avanzados en el conocimiento
científico, y que combinados con su gran cultura colonialista e imperial les
permitirá ganar en paz la Guerra de la Globalización así como ganaron la Guerra
Fría.
El
nuevo planteamiento los lleva a considerar que el peligro de “guerra mundial de destrucción mutua
asegurada” era una simple “doctrina” y que la actual, conocedores ya de ese
peligro, les permitirá --si siguen aplicando el más riguroso” de todos los
conocimientos científicos, unido al inmenso poderío de que disponen con más de
mil cien bases militares sembradas en todo el mundo. Los soberanos del sistema
están firmemente convencidos que combinando científicamente la política
actualizada de “la sonrisa y el garrote”, de la represión y la negociación, pueden
impedir que el enemigo se atreva a dar un solo paso capaz de activar la guerra
internacional y nuclear que lo destruiría. Están convencidos de que poco a poco
–y entre agresiones y negociaciones-- la víctima, o el enemigo, se inclinarán
por obedecer y coludirse con ellos, unas veces empujados por el miedo y otras
por las ilusiones o las corrupciones.
Los “think tanks” de esta “doctrina” no advierten que en su avance
globalizador, la repetición de sus acciones incluye también esos fenómenos que
en la formalización matemática se conocen como “iteraciones”, y que llevan de
pronto a resultados sorprendentes, inesperados, llamados por los pioneros
“monstruosos”, y más tarde analizados en las fase de transición a las
“catástrofes” y el “caos”. En su lamentable prepotencia se desentienden de
ellos, seguros de controlar lo incontrolable y de aprovechar la iteraciones
anteriores y sus efectos para perfeccionar sus decisiones.
En medio de la nueva guerra de guerras global que vivimos, y de las
amenazas que entraña para la especie humana surgen movimientos anti-sistémicos,
parecidos y distintos a los movimientos revolucionarios del 48 y siguientes del
siglo XIX, del 1917 y siguientes soviético, del 1921 y siguientes, Chino, del
59 en adelante cubano, del 70-73 chileno, y de muchos otros más del siglo XX.
Los nuevos movimientos anti-sistémicos o anticapitalistas del siglo XXI,
plantean, por su parte, nuevas y viejas formas de lucha. Muchos de ellos
combinan sus anteriores métodos de organización con la construcción de
alternativas, y de organizaciones en red, o las de estados centralizados y
descentralizados que dan creciente importancia a la organización de sus
pueblos, con estructuras autónomas articuladas entre sí, a niveles que van de
lo local, departamental, nacional, hasta abarcar regiones internacionales y
entablar relaciones transnacionales con movimientos afines de todo el mundo.
En sus planes de construcción, los movimientos anti-sistémicos ponen
particular empeño en nuevas distribuciones de lo que antes se distinguía como
urbano-rural o como industrial-agrícola. Procuran que desaparezcan las
diferencias o que se articulen más los sectores, desde la producción hasta los
servicios. En el interior de sus territorios, locales y regionales, construyen
unidades auto-sostenibles enlazadas como sistemas de colectivos,
colectividades, empresas, servicios públicos que se centralizan y
descentralizan con nuevos criterios de eficiencia compartida y universalizada
en cada zona, territorio nación, o enlace liberados o construidos y en proceso
de liberación y construcción. Sus proyectos de organización, de producción y de
lucha poseen un dominio creciente de la lógica que construye escenarios y
estrategias para una transición prolongada en que lo que se busca hacer en
nuestro tiempo se hace en nuestro tiempo como parte de un futuro mayor. En los
nuevos proyectos anti-sistémicos “ganar la paz”, como quiere Cuba, ” es
el objetivo de su guerra por un mundo moral, organizado, democrático, justo,
respetuoso de religiones, razas, ideologías, combativo y preparado, consciente
o reflexivo para encauzar sus propias contradicciones y capaz de vencer la
agresividad demencial de los complejos empresariales-militares—políticos y
mediáticos que cada vez se corren más a la extrema derecha, entre efímeros
esfuerzos por renovar sus mediaciones de cooptación y corrupción. y las de
colusión y represión “institucional”.
En la nueva guerra mundial, como en la nueva revolución mundial, es
indiscutible que los dos bloques contendientes no quieren llevar la lucha al
terreno nuclear. Pero mientras el capital corporativo y los complejos
empresariales-militares se aferran a la idea de que el peligro de destrucción
mutua nuclear está bajo control, las fuerzas empeñadas en proyectos y acciones
emancipadoras no solo tienen que luchar por el genuino conocimiento científico
en ese terreno. Tienen que dar también la lucha por el conocimiento científico
que ve los peligros de ecocidio, tanto en la amenaza de una guerra nuclear,
como en el cambio climático, en el hoyo de ozono, y en la destrucción de la
naturaleza, con viejas y nuevas tecnologías, todo como efecto buscado o no
buscado por las corporaciones extractivas y por un sistema en crisis
generalizada de producción—destrucción y consumo, y de sentido humano y moral.
En los nuevos movimientos anti-sistémicos las nuevas luchas por la vida,
ocupan un primer plano, y en ellas no sólo tienen que luchar contra la
enajenación mental y moral, sino por el conocimiento y el coraje, contra el
desconocimiento y por el esclarecimiento, contra la mentira y el ocultamiento
de los problemas, por las verdaderas causas y medidas se toman y por la
emancipación y la lucha moral e intelectual, política y social, desarmada y
armada por la vida.
La lucha científica en torno al cambio climático expresa las
limitaciones y ataques de que es objeto el conocimiento científico de los
especialistas de la “corriente principal” (o “main current”) cuando se acercan
a la crítica del sistema de dominación y acumulación, no se diga ya cuando van
al fondo del problema y des-cubren que el post-capitalismo, o un nuevo
socialismo, con sistemas de base crecientemente democráticos, son la única su
solución. Y allí aparece el poder potencial de las fuerzas alternativas y
anticapitalistas, que mientras que a éstas les conviene y necesitan luchar y
practicar el conocimiento y la moral colectiva aquéllas se limitan a los
conocimientos que les permiten maximizar utilidades y minimizar riesgos. Sus
acciones concertadas son más del orden de fuerzas coludidas, o limitadas a “las
familias” de los negocios y de los crímenes organizados.
Aquí
es necesario recordar de nuevo que la guerra sucia empezó
contra un grupo pionero de científicos de la Universidad de East Anglia. El haber descubierto la
responsabilidad humana en el cambio climático hizo que se viera envuelto en un
escándalo del orden criminal. El director del centro y sus colaboradores fueron
acusados de haber manipulado los datos para probar su “falsa” tesis y de haber
borrado los datos que dis-confirmaban la tesis sobre el carácter
“antropogénico” del cambio climático.
El escándalo no solo llegó a la gran prensa, iniciado por un famoso
diario inglés – The Guardian –, sino al mundo entero, y no sólo fue
objeto de investigación en los círculos académicos más avanzados sino en varias
comisiones de científicos, una designada por el Parlamento Inglés. A fin de
cuentas el propio Parlamento Inglés y “toda la comunidad científica del mundo”
--y ésta, sigue sosteniendo-- que el cambio climático sí es “antropogénico”.
Pero, mientras tanto, el director de la investigación pionera renunció a su
cargo, y el escándalo produjo un inmenso desprestigio de los científicos que
fueron acusados de “catastrofistas”, y hasta de delincuentes. Del falso ataque
y la descalificación de las tesis “algo queda” hasta hoy, grato a los grandes
intereses dominantes, y apoyado por sus publicistas, y por quienes no quieren
meterse en problemas, ni pensar en los del mundo.
Por lo demás, la guerra de la ciencia no se detuvo. Unos años más tarde,
los coléricos panegiristas del “establishment”, azuzados por sus amos, tuvieron
que enfrentar a los 2000 científicos del Congreso Intergubernamental reunido en
París, porque habían osado confirmar que el cambio climático y los daños que
hoy entraña son “antropogénicos”. Por supuesto la afirmación de los científicos
no excluía la existencia de otros factores, que sin la acción humana se
producen en la historia de la Tierra. Tampoco sostenía que el capital
corporativo fuera el principal responsable del peligroso cambio climático. Sólo
confirmaba una investigación rigurosamente científica que por todos los medios
había sido descalificada, y que nuevamente llevó “a toda la comunidad
científica a ser calificada de catastrofista”.
Desde entonces hasta hoy –en lo individual y por grupos-- los
especialistas sostuvieron y sostienen la tesis del origen humano del fenómeno.
Es más, en el momento de la ofensiva contra los 2000 reunidos en París,
revistas como Nature y como Scientific American defendieron a los
agredidos. En sus tesis. Nature dedicó un número entero para defenderlos
expresamente; al efecto invitó a especialistas del más alto nivel. Por su parte
Scientific American“, no entró abiertamente a la polémica, sino cubrió
todo un número con artículos de prestigiados especialistas que trataron los
mismos temas del “Panel”, con las mismas tesis, y con las mismas y otras
pruebas.
Hay un libro que en inglés se titula Forbiden knowledge, lo que
en castellano quiere decir “El conocimiento prohibido”, que en nosotros evoca
al Santo Tribunal de la Inquisición, cuyos métodos hoy se aplican con nuevas y
falsas descalificaciones a los conocimientos y a los autores… Los nuevos
tiranos del conocimiento científico no excomulgan a sus víctimas por “traidores
a Dios y al Rey”. Desde el inicio de la Guerra Fría, hasta las más recientes
embestidas, los inculpan en nombre de la seguridad nacional, de la democracia y
hasta de la libertad. A esas acusaciones añaden otras no menos agresivas por
las que se les tacha de ignorantes y faltos de conocimientos en la materia, o
de mentir enfermizamente, o se les envuelve en pequeños escándalos parecidos al
“Climagate” que se desató en la Universidad de East Anglia… Con menos bombos y
platillos la persecución a la investigación científica y humanística continúa
hasta el día de hoy e incluso se intensifica.
La política privatizadora y globalizadora muestra que los grandes
patrones están empeñados en reducir la investigación, la educación y la
información al conocimiento que aumente la eficiencia y la competitividad para
la dominación y acumulación de capital, y nada más. De hecho han pasado y están
pasando de las meras críticas y acusaciones científicas, jurídicas y criminales
a la disminución de conocimientos y conocedores que se opongan a su insaciable
voluntad de maximizar su poder, sus utilidades y riquezas. En la educación
media y el bachillerato sus funcionarios y académicos neoliberales eliminan la
filosofía, niegan carácter científico a la historia, expurgan períodos enteros
de la historia universal y nacional; transforman en “caballeros” y “schollars”
a los nuevos piratas y “gangsters”, y al mismo tiempo borran toda posibilidad
del discurrir humanista, científico y crítico, imponiendo normas de lo
“políticamente correcto” y llegando a prohibir más que nunca el uso de palabras
como “capitalismo”.
Para aumentar su dominio e imperio privatizan y dominan en sus consejos
a las universidades, cierran escuelas normales y primarias para campesinos y
trabajadores, achican o anulan recursos para la investigación científica que
todavía no han privatizado, y fomentan supuestas “reformas” que ponen bajo
control psicológico y cultural a investigadores, profesores y alumnos.
Por lo que se refiere a las ciencias que estimulan y apoyan: en el
conjunto de las ciencias sociales es reina la economía al estilo Hayeck, y en
ésta la econometría. Ambas metódicamente limitan el campo de conocimiento a la
economía de mercado, exclusiva para las empresas que dominan el mercado, sus
asociados y subordinados. La problemática se reduce a los obstáculos que frenan
a las empresas y a las políticas para superarlos. Al mismo tiempo excluyen las
llamadas “externalidades”, es decir, al mundo de los seres que están “out of
the market” relegados a la lógica de la caridad y de los donativos
humanitarios. Si Hayeck es su dios, entre sus demonios llegan a incluir a
Keynes y a Schumpeter, y cuando no olvidan a Marx, lo recuerdan desdeñosa y
distorsionadamente. En el campo político, con sus “lobbies”, arremeten hasta
contra las libertades académicas (“academic freedom”) haciendo de la educación,
la investigación y el conocimiento patentado el nuevo monopolio de su dominio y
poder.
La gravedad de los problemas para los que el capitalismo corporativo no
puede ni quiere encontrar solución aumenta de manera peligrosa, a la vez
psiquiátrica y lógica –de una lógica social enfermiza, morbosa. La negación de
fenómenos y causas corresponde a los fenómenos que el psicoanálisis considera
característicos del psicópata. Se trata de problemas que permiten identificar a
sus pacientes también como sociópatas. Su comportamiento enfermizo no sólo
parece corresponder a la maldición del Rey Midas. También corresponde a una
conducta completamente lógica en el sistema en que actúan. Para el marxismo es
la lógica de los propietarios de las empresas y los gerentes expresa la ley
histórica de la empresa capitalista: la maximización de utilidades y riquezas.
Esa lógica opera de acuerdo con el comportamiento del accionista principal de
la mega-empresa, cuyo gerente hasta sin dudar la obedece. En cuanto all
accionista principal, que domina la empresa, desde el momento en que posee 30%
del capital, y pone el resto de las acciones en la bolsa de valores solo logra
su objetivo si mantiene alta la tasa de utilidades de las mismas. En
tiempos de crisis recurrente, el accionista principal vive en constante tensión
mercantil y psicológica, o lúdica de apacible lobo feroz en los negocios. Su
conducta llega a enfrentar problemas como los que enfrentó el gerente de una
compañía en la junta anual de los accionistas. Cuenta el gerente que en la
junta empezó a decir: “Para el año entrante vamos a…” cuando todos los
accionistas lo interrumpieron a grandes voces y le dijeron: “No. No nos hables
del año entrante…háblanos sólo de lo que vamos a ganar este año”. El accionista
mayoritario, en esa historia, tuvo que ceder y su gerente que obedecer. En
otros casos accionistas y gerentes viven bajo el amparo o la expectativa de las
casas llamadas “calificadoras”, que ahora significativamente ya no sólo
califican a las empresas sino a los países y a los presidentes quienes son
calificados por la lógica de gerentes capaces de crear condiciones de trabajo
eficientes y competitivas, o por su capacidad de aumentar la productividad
tecnológica, o por la que muestran para bajar salarios, prestaciones, seguros
sociales, y aumentan el tiempo y la intensidad del trabajo. Por cierto, hace
poco pasaron de calificar a Francia con tres “A”, a darle dos “A” y una B” tras
los débiles intentos que hizo Monsieur Hollande al principio de su gobierno
para apoyar a los trabajadores..
Más abiertas que los accionistas, las casas calificadoras –como Moody·s
y Standard and Poor·s hacen análisis y modelos formalizados de futuro y en
ocasiones sirven de apoyo al “accionista mayoritario” y a sus proyectos de
mediano plazo por incrementar utilidades y disminuir riesgos en sus empresas.
En todo caso la necesaria y expresa “lógica del capital” se impone. Basados en
ella, los grandes empresarios que han hecho un mundo para aumentar sus
utilidades hasta con las crisis y con el amenazador calentamiento global,
consideran las ciencias de la opción racional”, de la” maximización de
utilidades y la disminución de riegos”, como “las ciencias más avanzadas”. Al
mismo tiempo, conforme su poder aumenta en estados y gobiernos “privatizados”,
ellos mismos utilizan la lógica del capital para calificar y lograr la
eficiencia y la eficacia de los propios gobiernos y hasta su “capacidad de
tomar riesgos” en el control de los obreros, de los jóvenes y los campesinos,
desregulados, depauperados, desempleados, o en la participación de sus países
en la recolonización del mundo.
Así, con los éxitos en la colosal maximización de utilidades en medio de
la crisis y con el inmenso provecho que sacan de las crisis sociales y
ecológicas, se fortalece la imposibilidad en que se encuentra el actual sistema
de dominación y acumulación corporativo, para reconocer y resolver el problema
del cambio climático, o el de la sobreexplotación de la naturaleza física,
biológica y humana, o el de la economía de guerra que tanto ayuda al consumo, o
de frenar las nuevas formas de super-explotación de los recursos naturales y de
impulsar el crecimiento los mercados de trabajo esclavo de las empresas
subrogadas, con el consiguiente empobrecimiento y destrucción de la tierra y de
la inmensa mayoría de la humanidad.
Resolver estos y otros problemas se vuelven “imposibles sistémicos” que
–con las guerras re-colonizadoras, --muchas de ellas a costa o con
participación de potencias y fuerzas aliadas y subordinadas--, aumentan otro
peligro creciente: el de la guerra nuclear “no deseada”. Todas, inducen a
replantear la lucha por la emancipación humana como una lucha que
necesariamente se tiene que librar por otro modo de dominación y acumulación y
por una nueva civilización “muy nueva” que preserve vida y naturaleza, nuestra
vida como parte de la naturaleza, y la naturaleza como necesaria para nuestra
vida. El lógico razonamiento derivaría en la necesidad mundial de otra
civilización posible.
Y esa lógica se aplicaría consecuentemente y a nivel universal si de una
manera objetiva estuviese respaldada por el comportamiento de la dialéctica
prevaleciente. Esta sin embargo presenta problemas que no se pueden ignorar si
se quiere vencer, o si al reconocerlos y profundizar en ellos se pierden la
moral y lucidez necesarias y puntuales para la organización y lucha por una
civilización alternativa que aprovechando las experiencias anteriores planteé y
construya desde lo concreto, las confluencias de la emancipación y de la vida
realmente humana.
A la combinación de la dialéctica de los intereses inmediatos con la
dialéctica que lucha por otro modo de dominación y acumulación, que en medio de
sus variedades culturales, ideológicas y religiosas plantee la necesidad de
construir la libertad, la democracia y el socialismo, y en la práctica sea
consecuente con sus planteamientos, es de todos los caminos emergentes, el que
más probabilidades tiene de triunfar. En él juegan un papel fundacional muy
importante Marx y Martí, Marx por haber descubierto y sistemáticamente
profundizado las causas de la enajenación humana, y Martí por haber demostrado
con su emoción y sus actos que con los pobres de la Tierra, sólo se podrá hacer
otro mundo posible si prevalece en sus movimientos la moral de organización y
lucha por los intereses generales de la comunidad, de la patria y de la
humanidad, conforme se vayan planteando en las luchas desde la tierra donde se
vive hasta la tierra que incluye el conjunto de la Humanidad.
El socialismo que quisieron nuestros antepasados corresponde a un
fenómeno histórico y geográfico más amplio en que cambian y se enriquecen las
experiencias y conocimientos de lo que se quiere. Esos cambios semejantes se
dan en los conceptos de independencia, de democracia, de libertad, Si ya
nuestros clásicos –Rousseau, Bolívar, Marx, Engels, Martí, Lenin- pensaron y
lucharon por la libertad en revoluciones de esclavos, trabajadores y pueblos,
que buscando ser democráticas, independientes y socialistas. se volvieron
restauraciones burguesas y opresoras, las varias experiencias que nos dejaron
para no fracasar, incluidas las más recientes que van de Fidel Castro al
sub-Marcos, pasando por las guerrillas del Che, y por la lucha parlamentaria
que quiso ser revolucionaria con Salvador Allende y que hoy se replantea con
ejércitos que se juntan con sus pueblos, tenemos la posibilidad de plantear,
para ganar entre peligrosas contradicciones, la nueva lucha por la libertad,
por la justicia, por la democracia y el socialismo, por la naturaleza y por la
vida.
Sin mencionar al capitalismo, una famosa revista que está lejos de
identificarse con del pensamiento crítico, la National Geographic, en un
recuento sobre la guerra científica acerca del cambio climático dice: “Se ha
estado confirmando que los humanos han provocado el mayor calentamiento global
al emitir gases que entrampan el calor conforme construimos nuestras
vidas modernas. Conocidos como gases de invernadero, sus niveles son más altos
que en los últimos 650,000 años.” Unas líneas después, el mismo artículo
destaca la quema de “combustibles fósiles” -- que predomina la combustión de
petróleo- como origen de los “aceleradores del efecto invernadero y del
calentamiento global”. Y a continuación sostiene que “los humanos han aumentado
la emisión de dióxido de carbón (uno de los gases con más efecto invernadero),
en más de un tercio, desde la revolución industrial”. De allí concluye que
“Hasta ahora los cambios históricos de tal magnitud habían exigido miles de
años, y que ahora están ocurriendo en unas cuantas décadas”…”Según el “Panel
Internacional del Cambio Climático” –--informa-- de los doce años más calientes
que se registran en la tierra desde que se usa el termómetro, once ocurren de
1995 a 2006”, es decir, en pleno triunfo y crisis del capitalismo y de su
política neoliberal, corporativa y globalizadora.
Si se observa, la coincidencia de esas fechas y períodos con los de
desarrollo del capitalismo y sus etapas es impresionante. Si identificamos la
Edad Moderna y la Revolución Industrial, a que el National Geographic
se refiere con el capitalismo mercantil e industrial, y el período de 1995
a 200O con el capitalismo corporativo y sus guerras anti-cíclicas y
depredadoras , vemos que el problema ecológico y humano sólo se puede resolver
con un gran cambio histórico y civilizatorio, lo que en términos más precisos
implica un cambio radical en el modo de dominación y acumulación, y también en
las alternativas que se dan para la transición al mismo, y para la
reestructuración de las relaciones de la ciudad y el campo, de las clases y
estratos de clase, de los pueblos y comunidades discriminados y despojados, de
las naciones y los complejos de poder, acumulación, enajenación, política y
guerra. Ese cambio que ocurre en todo el mundo con sus legados y novedades
varía también en las distintas regiones del mundo, y con los cambios históricos
y geográficos de las categorías sociales genera nuevas formaciones de insumisos
y rebeldes, en su inmensa mayoría jóvenes, que luchan por la vida, surjan del
99% o del 1% que “quieren echar su suerte con los pobres de la tierra.”
La necesidad indiscutible del gran cambio civilizatorio y del fin del
capitalismo, explica el por qué del “Climategate” y de los insultos, con
siembra de “pruebas” y criminalización de los científicos que se atrevieron a
decir que el calentamiento global es antropógeno y que nada más por eso y sin
que mencionaran el “modo de dominación y acumulación del capitalismo
corporativo” dijeron una verdad que hirió la sensibilidad de “los psicópatas
que gobiernan el mundo”, y que más que por locura personal o colectiva operan
así como señores y dueños de la tierra, siervos de su lógica mercantil y
usurera, depredadora y colonizadora.
Con el des-cubrimiento de los científicos, las corporaciones se
sintieron directamente amenazadas y desataron un ataque criminal de efectos
“boomerang” como todos los que impulsa la “sociedad del desconocimiento”, que
si en lo inmediato pesa más sobre los pobres y los países pobres, y sobre los
jóvenes pobres y ricos tiene todas las probabilidades de incluir a hombres y
mujeres maduros y a viejas y viejos ricos de países ricos con “bunckers”
protectores para ricos, como los que algunos de ellos ya están construyendo,
vendiendo y comprando, en sus locos afanes de salvar la vida y sus negocios.
La guerra de las ciencias por ganar la paz requiere su lucha contra la
propaganda que los humilla y desprestigia, tratando de acallarlos, y que los
acusa de catastrofistas, buscando intimidarlos y desprestigiarlos… A las luchas
anteriores y actuales que los científicos han dado y están dando será necesario
añadir el concurso de todas las organizaciones de ciencias del mundo para que
no sólo aludan a la verdad de los peligros y se enfrasquen en falsas soluciones
dentro del actual modo de dominación y acumulación, sino vayan a sus causas y
soluciones reales.
Si debemos luchar en todos los medios por “otro mundo posible”, tenemos
que luchar también por precisar el qué hacer y el cómo lograrlo a principios
del siglo XXI. Desconocer este peligro implica ignorar que a más de las cinco
posibilidades de ecocidio señaladas, se añade la combinación de varias de ellas
que es absolutamente incontrolable de seguir el camino que estamos siguiendo en
relación a ellas yen relación especial con una de ellas que es la
nano-tecnología.
En este momento se están realizando grandes proyectos de investigación,
sobre la nanotecnología, con subsidios que sólo en el Mundo Occidental alcanzan
entre 650 y 800 millones de dólares, y que aplicados al campo militar y
combinados con la ingeniería genética, con la inteligencia artificial, con los
aparatos capaces de corregir desvíos, corresponde al mayor potencial y al
máximo riesgo de destrucción, sobre todo cuando se piensa además que las
crecientes redes de computadoras están generando una micro-robótica con armas
biológicas que son la base de un mundo imposible de controlar mediante
supuestas prohibiciones de armas biológicas, o de micro-satélites, o de
sistemas artificiales móviles, o de “robots biológicos asesinos”, o de
operaciones militares y criminales con combinaciones de armas a la vez nano y
micro, o micronanos. En un período no menor ni mayor de 6 a 15 años este
peligro será incontrolable por tratados diplomáticos, acuerdos, leyes, sistemas
de detección, policías o servicios de seguridad pública o privada que dispongan
de los más avanzados descubrimientos para la detección de armas criminales. Y
si eso ocurre en el terreno criminal ilegal, con más razón ocurre en el ámbito
del terror legalizado y legitimado, como las llamadas guerras contra el
terrorismo y el narcotráfico.
Es más, ocurre en una situación histórica que presenta varios síntomas
de crisis y guerra cuya agudización no es posible ignorar, y entre los cuales
destacan los siguientes:
1.
La crisis del endeudamiento externo que exige el
pago de deudas macroeconómicas, a seguir pagando por los trabajadores y los
pueblos o por las naciones que se ven en la necesidad de entregar sus
energéticos y toda suerte de riquezas o fuentes de ingreso.
2.
La economía de guerra que, por recientes anuncios
ha entrado en crisis, y cuyos ingresos han bajado tras el cese de las grandes
operaciones militares como las de Irak, Afganistán, Libia, que hoy se reinician
en Siria, Mali y otros países y que son insuficientes para responder a la
oferta de armas y municiones pues, entre otras razones, las potencias usan las
armas producidas por sus propias empresas en una competencia incontenible.
3.
Las guerras de recolonización de los países que
alcanzaron una independencia relativa y las nuevas guerras de colonización de
países metropolitanos a los que las bancas transnacionales someten como en el
caso de Grecia, España e Italia, fenómenos que se acompañan de crisis de
desempleo y de crisis habitacionales, con manifestaciones pacíficas de sus
víctimas que son controladas por todas las policías.
4. La política persistente para la globalización del
poder y la economía de Estados Unidos de Norteamérica, sus asociados y
subordinados, con crecientes contradicciones en el interior del “imperialismo
colectivo”, y en el interior de los países que lo integran y, sobre todo con
crecientes amenazas de confrontación entre el imperialismo de Occidente
encabezado por Estaos Unidos y la Unión Europea, y el relativamente móvil de
China con tendencia a fortalecerse con el acercamiento de Rusia, Irán, Pakistán
y los BRIChS, cada vez más amenazados por los cercos de mar, aire y tierra de
Estados Unidos y la Unión Europea.
5.
La competencia entre las grandes corporaciones y
potencias por los recursos no renovables de la tierra, y por los renovables.
6.
Los juegos de guerra que se escenifican en Europa
Oriental, Asia y África con guerras virtuales y no virtuales de los ejércitos
musulmanes, de los hermanos musulmanes, de los grandes sheiks petroleros, de
Israel y de los movimientos por la libertad --a los que el imperialismo apoya
para destruirlos--, o contra el Islam político auspiciado y armado por las
potencias occidentales y al que, en el momento oportuno, no le permiten
realizar nuevas conquistas, con el aplauso de los conquistados que se libran de
un horror terrorista para caer en el horror del hombre colonial, y entre los
que al mismo tiempo estimulan la cultura del odio y la venganza.
7.
Una conclusión exacta: Si todo lo anterior anuncia
los peligros de un estallido global, en que está de por medio una gigantesca y
universal corrupción, y la construcción global de la “bestia humana”, que se
prepara para los genocidios colectivos con eliminaciones de colectividades
enteras de los seres humanos sobrantes, y si en todo ese pandemonio se incluye
el mundo de los nanofrankensteins metido en ese mundo, lo menos que pueden
hacer los centros e instituciones de investigación científica es asumir el
doble problema del peligro de ecocidio y del peligro que para la humanidad
significa el seguir dominada por un sistema de corporaciones y complejos cuyo
objetivo principal es la maximización de utilidades, poder y riquezas.
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