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Cuando no existe
una práctica inteligente, ética y responsable de la política, toda
concentración de poder – en este caso es
evidente, propio de un gobierno agotado, cansado, sin alternativas, sin
luz al final del túnel (dos años, aún tiene de gobierno), parecería, todo el
poder en manos de una persona (todo el poder para el rey), en un escenario de Renuncia de
Congresistas, de corrupción generalizada, de pérdida absoluta de la Confianza, en
definitiva es la muestra más evidente de debilidad política – y si agregamos, que es un
partido sin vida orgánica, totalmente personalizado, caudillismo e
hiper-individualismo, sin doctrina,(hablan de nacionalismo, pero cada vez están más perdidos en el horizonte, si es nacionalismo religioso, étnico, político, anti-neoliberal, etc.) sin plataforma o Agenda Política – por
haber renunciado primero a “La Gran
Transformación” y después a “La hoja
de ruta” y su giro total hacia la derecha, derecha
ultra-conservadora, eje central del poder factico interno, tampoco lo quiere, porque aún sigue dudando, de su supuesto “origen
chavista”, en la coyuntura nacional, simplemente lo utiliza en beneficio de sus
poderosos intereses de clase y las formas de dominación actual. La derecha conservadora, anti-nacional, se siente "feliz" en el gobierno, sin haber ganado las elecciones, al contrario, haber sido oposición y engranaje político de la candidata perdedora.
La crisis
de los partidos no es de ahora, no es de este tiempo, es histórica, es
estructural. En el Perú, jamás funcionó un sistema de partidos políticos, una
oposición organizada, menos una alternancia política en el gobierno. Es una crisis de liderazgo, una crisis de ideologías y políticas.
Hoy los partidos políticos como movimientos políticos electorales, sólo salen
en tiempo de elecciones y por lo general son PROPIEDAD PRIVADA de caudillos nacionales
y caciques provincianos. Estamos presente ante una crisis estructural, sistémica,
propia de la crisis civilizatoria.
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Su
"partido" sin funcionamiento y en proceso acelerado de “·muerte anunciada”,
en estos tres años de gobierno, en vez de crecer, ampliar su representación,
consolidarse como partido político, el primer resultado que tenemos es haber perdido millones de votantes, militantes,
ciudadanos, que representaban por entonces su
capital político. Proceso
político interno, en nuestro país, donde no hay sistema de partidos políticos, oposición organizada y responsable, menos alternancia política en el gobierno, rendición de cuentas, transparencia pública, y los medios de comunicación, en la práctica han asumido esa tarea e intermediación entre el Estado -gobierno de turno - y la sociedad; su proceso de descomposición política es, igual, idéntico, cuando actúas, “trabajas” en un
terreno poroso, “un mundo” político ambivalente, turbulento, indefinido
políticamente, sin tener una representación fuerte y firme de clase, su camino
es inexorable hacia su desaparición. Los ejemplos, los tenemos presente: el APRA, su caudillo y "líder" político actual, sumado a ello su generación dirigencial presente, lo consolidaron en la derecha política y su futuro es muy cuestionable; Perú Posible y el sr. Toledo. ( un “maestro”
en destruir su propia organización política). Acción Popular, la herencia política que
dejó el Arq. Belaúnde, sus “herederos” políticos no supieron conservarla, hoy "lloran" que un posible ousiders - destacado cocinero - los salve de su bancarrota final; Partido Popular Cristiano, solamente
limeño, Partido del Dr. Andrade, del
Dr. Castañeda, (la expresión máxima
del caudillismo y el jerarca patriarcal), igual sólo "limeños" y en proceso
acelerado de extinción política. Por ahí “deambulan” políticamente el Sr. PPk, el sr. Acuña – otro caudillo
norteño, sin proyección nacional -. Los Humanistas,
sólo personal. Y
la izquierda, encerrada en un laberinto de fantasmas, entre el
reformismo electoral – de los buenos burgueses limeños que dirigen el Frente Amplio o los movimientos regionales,
aún sin perspectiva política nacional, pero igual donde existe, demasiado canibalismo político.
A todos, como “clase” política, la
corrupción de sus dirigentes, la pérdida total de confianza, los destruye y los hace impresentables
a la Ciudadanía Nacional que espera algo diferente y distinto en la Política
Peruana.
¿QUIERE
SABER ALGO DE LA ANTI-POLÍTICA?. Es tal la crisis de los partidos políticos, de
la política y de la llamada “clase política”, hoy encontramos los “partidos” “vientres de
alquiler” – ahora en las elecciones municipales y regionales, (antes en las nacionales), tenemos decenas de
partidos de alquiler. Pago en dólares y depende la ubicación, si es Regional,
Provincial o distrital. Y cuanto de Canon y presupuesto tendrán?.. También está presente,
plagio de propuestas, Plataformas de Gobierno, increíble no piensan y menos saben escribir. Junto a ellos existen los “votos
golondrinos” – cuando unas decenas de electores se “cambian” de domicilio, (distritales
y comunales), pagados por determinado candidato y con esos votos falsos,
corruptos, gana el comprador. No el Político, sino el comerciante, el
financiero, el usurero, el prestamista, el “basura” político. Esta es una parte de la realidad política
en nuestro país. Gruesa, hiriente, desgarradora y putrefacta realidad como funciona hoy un buen número de
falsos partidos políticos, pero así funcionan y así ganarán las elecciones
varios de ellos.
***
En relación al “partido”
político en el gobierno, hoy no son, más que un grupo de “amigos”,
pero con mucha reserva entre todos ellos permanecen “unidos”, “juntos” con sus
programas sociales, (increíble, como perdieron el tiempo de ser diferentes, distintos, tuvieron el terreno político, amplio, libre, de alto rendimiento y producción, para ser un Partido Político) pero la duda, la falta de transparencia, los desespera por
su falta de experiencia y calidad política, genera un proceso confuso, porque en forma permanente siguen renunciando,
los Congresistas. Su perspectiva
política es muy compleja y sin visión de futuro, internamente tienen un
camino seguro de fortalecer una “línea
política de centro” (populista, reformista, descentralizada en torno a su
actual Vice Presidenta, pero la argolla interna, el servilismo político, lo
liquidó). Si el 2006, cometieron
errores muy garrafales y ser la segunda mayoría en el Congreso no aprendieron
la práctica política, se pensó 5 años
después en el 2011, por lo menos “como congregación política” en torno a un
caudillo – un outsiders en su origen “insurgente”, – tuvieron el tiempo de madurar
políticamente en sus militantes y fortalecer orgánicamente su partido político,
pero nada de ello fue posible, por sus
significativos cambios, quiebres, alianzas frustradas y traicionadas, y al
final, estamos viendo “en vivo y directo”
se van quedando solos. El Poder concentrado, personalizado es sumamente peligroso
para la Democracia y el propio funcionamiento del sistema de gobierno.
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Dr. Steven Levitsky, Politólogo y Maestro de la Universidad de Harvard. Autor del presente Artículo sobre el Gobierno y la "llamada concentración de poder".
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PERÚ.
POLITÓLOGO LEVITSKY: UN GOBIERNO DÉBIL.
Dr.
Steven Levitsky.
La
República domingo 3 de agosto del 2014.
Parte de la derecha sigue
obsesionada con el poder de Ollanta Humala y Nadine Heredia. Cree,
todavía, que el chavismo está en la esquina. Para el Dr. –perdón, señor–
Alan García, el gobierno es “chavista autoritario”, la Ley Universitaria es
chavista, y el discurso presidencial del 28 de julio fue parte de un proyecto
reeleccionista. El director de Peru.21 no puede dejar de escribir las
palabras “Nadine 2016”. Miguel Santillana describe la elección de Ana
María Solórzano en el Congreso como un “autogolpe conyugal”. Y según el
congresista fujimorista, Héctor Becerril, la Primera Dama “ha copado
todas las instituciones del país”, y con la elección de Solórzano, “tiene el
poder total”.
¿Autoritarismo chavista?
¿Autogolpe? ¿Poder total? ¿En qué país viven? En el Perú de hoy, lo que llama
la atención del gobierno humalista no es su poder sino su debilidad. Humala y
Heredia están cada vez más solos. Rompieron su alianza con la izquierda
pero no lograron convencer a la derecha. Y sus aliados del centro ayudan
poco. El Presidente ha perdido su apoyo popular y es poco probable que lo
recupere. La aprobación presidencial está en 25%, y Nadine ha caído a
niveles parecidos. (Los gobiernos con 25% de aprobación no son capaces de
proyectos reeleccionistas.)
El gobierno pierde el
control del Congreso. En marzo, el gabinete Cornejo casi no logró el voto
de confianza, y la semana pasada, el oficialismo casi perdió la Mesa Directiva.
Pocos se sorprenderían si la pierde en 2015.
Finalmente, Humala pierde
el control de su propio partido. El Partido Nacionalista es un instrumento
personal, creado por y para los Humala-Heredia. La bancada nacionalista
casi no tiene vida propia. Y sin embargo, ha perdido 11 de sus 47
congresistas. No es fácil, siendo oficialista, perder la primera mayoría
en el Congreso. Pero el humalismo está a punto de hacerlo.
Lejos de ser
reeleccionista, entonces, el presidente Humala se está convirtiendo en un “pato
cojo” (o “lame duck”), un Presidente que pierde autoridad porque todo el mundo
sabe que se va. Sin apoyo público o sostén político, el humalismo no
constituye ninguna amenaza. Si un giro chavista y la ‘reelección
conyugal’ siempre fueron improbables, ahora son casi imposibles.
La única fuerza que el
gobierno amenaza es el propio humalismo. Si persiste el deterioro
político del gobierno, sus perspectivas electorales en 2016 irán de mal a peor.
Aún si Nadine encabeza la lista legislativa, es probable que Gana Perú
siga el camino de Perú Posible en 2006 y el APRA en 2011: una mala elección y
una bancada pequeña.
Las torpezas del humalismo
podrían hasta minar sus posibilidades en 2021. Como van las cosas,
Ollanta y Nadine saldrán del poder políticamente debilitados. Incapaz, hasta
ahora, de reaccionar ante el bombardeo de críticas generado por su rol activo
en el gobierno, Nadine ha perdido la gran parte del capital político que tenía
hace dos o tres años. Ya no es muy querida por el electorado.
Si no aprende a hacer política, 2016 podría ser el fin, y no el
principio, de su carrera política.
Hoy en día, el peligro
para la democracia no es el poder de los Humala-Heredia: es la desilusión
pública. Este gobierno ha hecho varias cosas bien. Hay avances
significativos en educación, salud, y política social. Pero han sido
opacados por la ineptitud política del equipo Humala-Heredia y su insistencia
en no ceder espacio político a nadie.
Como consecuencia, el
electorado peruano está decepcionado de nuevo. Desde hace más de una década,
los peruanos están profundamente descontentos con sus gobernantes.
No confían en los políticos. No los creen dispuestos o capaces de
responder a sus demandas principales. Humala debe su triunfo en 2011 a ese
descontento. Pero lamentablemente, su gobierno solo lo refuerza.
La desilusión fomenta el
populismo. La antipatía hacia los políticos no se limita al oficialismo. El
nivel de desaprobación de todos los principales candidatos opositores supera a
50%. En otras palabras, una mayoría desaprueba a todos los
presidenciables. Cuando el descontento abarca a toda la clase política,
el riesgo del populismo es alto.
Según Juan Carlos Tafur,
existe hoy espacio para un populista de derecha. Muchos peruanos están
frustrados por la incapacidad de sus gobernantes de responder al problema de la
delincuencia. Y la seguridad es casi siempre una bandera de la derecha.
Un populista de derecha atacaría a la clase política por su inacción ante la
delincuencia. Y prometería combatirla personalmente, pasando por encima de los
políticos y sus instituciones “corruptas” (Congreso, Poder Judicial).
Alberto Fujimori y Álvaro Uribe utilizaron un discurso parecido –y con
mucho éxito.
El populista de derecha
podría surgir del seno del propio gobierno. El Ministro del Interior,
Daniel Urresti, empieza a construir la imagen de un hombre de acción que
soluciona, personalmente, los problemas de la gente. Y parece que cae
bien.
No sé si Urresti tiene
ambiciones políticas. Y aun si las tiene, existen innumerables factores
que podrían sacarlo de la carrera antes del 2016. Pero vale la pena
señalar que su estilo populista puede rendir frutos electorales. Y que
trabaja en seguridad pública, que será un tema principal en las próximas
elecciones presidenciales.
Espero que no ocurra.
El populismo –sea de izquierda o derecha– siempre daña a las
instituciones. Cuando los hombres son el eje de la política pública, pasando
por encima de las instituciones y organizaciones, la institucionalidad se
debilita. El Perú ha sufrido dos siglos de debilidad institucional.
Su historia está
repleta de hombres que prometían “resultados” pasando por encima de las
instituciones. Y ha pagado caro. De hecho, la democracia peruana
sigue sufriendo las consecuencias del populismo autoritario de Fujimori.
Hoy en la política
peruana, el peligro no es el poder de Humala o Nadine. Es su debilidad.
Un gobierno débil no podrá llevar adelante políticas públicas que
aumentan la confianza de la gente. Y mientras no se aumenta la confianza de la gente, la
tentación populista persistirá.
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