Gran euforia en el gobierno, gran desconfianza de parte de analistas
financieros y de relaciones internacionales.
China tiene, desde luego,
sonoras y consistentes razones para interesarse por invertir en Brasil. Pero el
tamaño y el volumen de las promesas surgidas en esta visita del primer ministro chino a Brasilia sorprendieron,
a punto de despertar suspicacias y dudas. Se da por segura la compra
de 22 aviones fabricados por la Embraer, con un valor total de 1100 millones de dólares. La liberación
de compras de carnes exportadas por
Brasil y el aumento del procesamiento de granos también ocurrirán, aunque
no se sepa todavía por cuál valor. La oferta china de créditos de hasta siete mil millones de dólares para la
complicada situación de Petrobras
tiene hartas posibilidades de tornarse realidad, tanto como una financiación de
cuatro mil millones de dólares para que Vale aumente su producción de
minerales. Ese
recurso surgirá de la venta de buques transportadores para China.
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Ni un paso atrás. Dilma Rousseff aseguró que, a pesar de las presiones de
las derechas económica, mediática y partidaria (ésta llegó a desvariar con un impeachment), mantendrá
en vigor la actual legislación petrolera, promulgada en 2010 y conocida como “de participación”, con Petrobras
como principal empresa en la explotación de los megacampos tan codiciados por
las compañías norteamericanas. Dilma
descartó, en esta entrevista
exclusiva a Página/12, retroceder al modelo de concesiones instituido en los
’90, durante el gobierno de Fernando
Henrique Cardoso, actual jefe de la oposición. Desde el 27 de octubre de
2014, un día después de haber sido electa para un segundo mandato, Rousseff soporta presiones para derogar
el régimen de participación y anular la norma que obliga a Petrobras a comprar plataformas, buques y equipamientos fabricados en
Brasil. Es posible que los participantes en el complot para
derretir a Dilma y allanar el camino
hacia una privatización blanca de Petrobras tengan influencia sobre el juez
de provincia a cargo del proceso por corrupción conocido como “petrolão” por el que fueron
presos varios ex ejecutivos de la petrolera, de empresas constructores y
políticos.
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Primer Ministro de la República Popular China Li Keqiang y la Presidenta de Brasil Dilma Rousseff.
***
BRASIL: GRAN-GRAN ACUERDO O CUENTO CHINO.
*****
Eric Nepomuceno.
Página /12 domingo 24 de mayo del 2015.
El momento brasileño es especialmente delicado. Ahora
mismo, el pasado viernes, el gobierno de Dilma Rousseff anunció recortes de
gastos que alcanzan 70 mil millones de reales, o sea, unos 33 mil millones de
dólares. Programas sociales sufrirán fuertes ajustes. La educación, lema de su
segundo mandato presidencial, perderá 14 por ciento de recursos. El gobierno
admite, por primera vez, que el PBI sufrirá, este año, una retracción de hasta
1,2 por ciento. La renta de los trabajadores enfrenta pérdidas, la inflación
trepa a 8 por ciento al año, el fantasma del desempleo empieza a ganar
consistencia. El clima de insatisfacción generalizada es más palpable que un
adoquín. El cuadro es exactamente el inverso de lo que Dilma anunció en su
campaña electoral del año pasado, y las medidas anunciadas son precisamente las
que ella decía que su adversario, el neoliberal Aécio Neves, iría a adoptar.
En ese escenario surgen, fulgurantes, los chinos,
sacudiendo un grueso manojo de 53 mil millones de dólares para invertir en
proyectos grandiosos y grandilocuentes en Brasil.
No es la primera vez que, en América latina, los chinos
surgen como santos milagrosos capaces de salvar pueblos del desastre. Así fue
en Argentina, por ejemplo, hace poco. El gobierno de Cristina Kirchner,
sumergido y ahogado en una crisis aún peor que la enfrentada por su colega
Dilma Rousseff, se salvó de un nocaut económico gracias a vigorosas inyecciones
de dinero chino.
Nada comparable, sin embargo, a lo que ahora se anuncia
en Brasil. Si los argentinos recibieron promesas de 11 mil millones de dólares,
Brasil oye promesas de casi cinco veces más. Pero toda moneda tiene dos caras.
Y si los recursos destinados a Argentina suscitaron dudas en Brasil, lo que
ahora se ofrece a Brasil tiene al menos cinco veces más razones para despertar
sensaciones similares.
Los chinos tienen, en Brasil, su principal socio
latinoamericano, y uno de los principales en todo el mundo. Brasil, a su vez,
obtiene con China su más espectacular superávit externo.
Hace tiempo que persisten, entre ambos países, fuertes
discusiones sobre el comercio bilateral. Los chinos resisten, impávidos, a las
muchas presiones brasileñas para que, además de commodities, compren productos
manufacturados, de mayor valor agregado. Cada tanto China emite señales de que
podrá avanzar en esa dirección, pero a última hora pide más plazo para decidir.
En pocas palabras: se trata de un socio comercial complicado, difícil, pero
muchísimas veces multimillonario.
Brasil, por supuesto, lo sabe. Hace ya varios años que la
Cancillería brasileña tiene equipos altamente especializados en estudiar cada
paso de los chinos y de prepararse rigurosamente para negociar con ellos.
Pues ahora mismo acaba de pasar por Brasil una misión
comercial de China, segunda mayor economía mundial. Encabezada por el primer
ministro Li Keqiang, la comitiva incluye a otros cinco ministros y unos 120
empresarios de los más diversos ramos.
Resultado de la visita: fueron firmados nada menos que 35
acuerdos de cooperación, entre bancos y empresas chinas y gigantes locales como
Petrobras, la minera Vale y la fabricante de aviones Embraer. Los sectores
participantes de los acuerdos van desde telecomunicaciones hasta energía
nuclear, pasando por bancos y empresas de aviación. En total, los acuerdos
prevén recursos chinos de unos 53 mil millones de dólares.
Gran euforia en el gobierno, gran desconfianza de parte
de analistas financieros y de relaciones internacionales.
China tiene, desde luego, sonoras y consistentes razones
para interesarse por invertir en Brasil. Pero el tamaño y el volumen de las
promesas surgidas en esta visita del primer ministro chino a Brasilia
sorprendieron, a punto de despertar suspicacias y dudas.
Se da por segura la compra de 22 aviones fabricados por
la Embraer, con un valor total de 1100 millones de dólares. La liberación de
compras de carnes exportadas por Brasil y el aumento del procesamiento de
granos también ocurrirán, aunque no se sepa todavía por cuál valor. La oferta
china de créditos de hasta siete mil millones de dólares para la complicada
situación de Petrobras tiene hartas posibilidades de tornarse realidad, tanto
como una financiación de cuatro mil millones de dólares para que Vale aumente
su producción de minerales. Ese recurso surgirá de la venta de buques transportadores
para China.
Otros aspectos de los acuerdos, en todo caso, tienen toda
la apariencia de poder transformarse en puros cuentos chinos.
La creación de un inmenso fondo de inversiones –que
completaría los mencionados 53 mil millones de dólares– es considerada una
quimera. La construcción de una ferrovía uniendo el Atlántico con el Pacífico,
otra. En energía nuclear, no hay más que difusas intenciones de cooperación.
En
resumen: la visita del primer
ministro chino sirvió de aliento a un gobierno deshidratado y ávido por buenas
noticias, pero de ahí a la realidad queda una
distancia seguramente mayor que la abarcada por la Muralla China.
*****
DILMA ROUSSEFF: “A MÍ NO ME ATEMORIZAN”.
Entrevista
exclusiva a la Presidenta del Brasil.
*****
Según la mandataria, el “complot” para allanar el camino
hacia una “privatización blanca de Petrobras no va a forzarme a que abandone el
modelo de participación estatal para adoptar el de concesión” que rigió en los
’90.
Darío
Pignotti.
Desde
Brasil Página /12 domingo 24 de mayo del 2015.
Ni un paso atrás. Dilma Rousseff aseguró que, a pesar de
las presiones de las derechas económica, mediática y partidaria (ésta llegó a
desvariar con un impeachment), mantendrá en vigor la actual legislación
petrolera, promulgada en 2010 y conocida como “de participación”, con Petrobras
como principal empresa en la explotación de los megacampos tan codiciados por
las compañías norteamericanas.
Dilma descartó, en esta entrevista exclusiva a Página/12,
retroceder al modelo de concesiones instituido en los ’90, durante el gobierno
de Fernando Henrique Cardoso, actual jefe de la oposición. Desde el 27 de
octubre de 2014, un día después de haber sido electa para un segundo mandato,
Rousseff soporta presiones para derogar el régimen de participación y anular la
norma que obliga a Petrobras a comprar plataformas, buques y equipamientos
fabricados en Brasil.
Es posible que los participantes en el complot para
derretir a Dilma y allanar el camino hacia una privatización blanca de Petrobras
tengan influencia sobre el juez de provincia a cargo del proceso por corrupción
conocido como “petrolão” por el que fueron presos varios ex ejecutivos de la
petrolera, de empresas constructores y políticos.
–Presidenta, ¿se puede decir que es cero el riesgo de que
Brasil vuelva al modelo de concesión?
(Mira fijo al cronista, hace una pausa y dice) –Yo creo
que el riesgo no es cero. Yo le digo que mientras yo esté en la presidencia (el
riesgo) es de menos mil de que se vuelva a la concesión. El modelo de
participación se basa en las mejores prácticas internacionales, en todos los
países donde se sabía que había mucho petróleo y de buena calidad, como en
Noruega, rige ese modelo. Y en Brasil sabíamos que había mucho petróleo en el
pre-sal (aguas profundas). Aquel que suponga que este modelo de participación
es ideológico (argumento citado por la oposición) está equivocado. El modelo de
participación es la mejor forma de defender los intereses económicos de la población
de este país, es ella la dueña de sus riquezas naturales, en especial del
petróleo, que con esta ley es del Estado. En cambio en el modelo de concesión
(de los ’90), el dueño del petróleo es quien lo descubre, y si lo descubre una
compañía privada, ella es la titular.
Tempestad
que no fue .
Anochece en Brasilia. La presidenta nos invita a recorrer
el Palacio Alvorada, de columnas blancas y largas como cuello de garzas, desde
donde se ve la piscina de agua tan quieta que parece un vidrio celeste. “Casi nunca
me puedo dar un baño porque tengo demasiadas obligaciones”, comenta al pasar
Rousseff el viernes, cerrando una semana relativamente calma si se toma como
barómetro los remezones de los últimos meses en que el grupo de medios privado
Globo puso toda su capacidad de persuasión a favor del impeachment, teniendo
como aliado al senador socialdemócrata Aécio Neves, candidato derrotado en las
presidenciales del año pasado.
La conjura creció hasta abril pasado con dos
movilizaciones de cientos de miles de personas, pero, a partir de allí, los
inconformes comenzaron a dividirse. Y Neves sufrió varias derrotas en su
partido, la peor de todas ocurrida la semana pasada cuando un asesor letrado
recomendó archivar, por ahora, el pedido de juicio político. “A mí no me
atemorizan, yo puedo responder por mis actos, tengo claro cuáles son mis
actos”, sostiene Dilma, mientras pasamos por la hermosa biblioteca dominada por
un tapiz con mujeres y guitarras del pintor modernista Emiliano Di Cavalcanti.
Presidentes. Dilma Rousseff Brasil y Barack Obama, Estados Unidos.
***
Deshielo con Obama .
En septiembre de 2013, al saber que la NSA había robado
informaciones de su gobierno y de Petrobras, Dilma se plantó ante Barack Obama:
le exigió explicaciones sobre las operaciones de la agencia y rechazó un
convite para realizar una visita de Estado a Washington. El hielo entre
Brasilia y Washington sólo se rompería en abril de este año, durante la Cumbre
de las Américas de Panamá, cuando los mandatarios dejaron atrás sus
divergencias y acordaron volver a encontrarse dentro de un mes en la Casa
Blanca.
–¿Usted quedó conforme con las explicaciones de Obama
sobre las maniobras de la NSA?
–La
NSA investigó de forma
ilegal sobre Petrobras y sobre el
gobierno brasileño... con el pretexto de que lo hacía debido a la amenaza
terrorista después de los ataques del 11 de septiembre 2001. Luego se supo que
también ocurrió algo parecido con el gobierno de Alemania, gobierno junto al
cual hicimos una presentación en la ONU. Frente a esas circunstancias el
presidente Obama adoptó varias resoluciones, entre ellas la que determinó que
no corresponde espiar países amigos. Ellos (Estados Unidos) nos dijeron que a
partir de entonces nunca más ocurrió aquello (rastrillaje ilegal contra Brasil).
–Entonces ese asunto está concluido.
–Para nosotros está concluido... creo que el gobierno de
Obama tomó las medidas pertinentes dentro de sus atribuciones. Es esa nuestra
convicción.
–¿Es constructivo el acercamiento entre Washington y La
Habana iniciado en Panamá hace un mes?
–Para mí fue una de las grandes iniciativas tomadas en
los últimos años, primero porque cierra la Guerra Fría en nuestro continente.
Queremos que esto se profundice y se termine el embargo contra Cuba, algo que
no depende del Poder Ejecutivo norteamericano, sino del Congreso
norteamericano. Brasil financió el mayor puerto de aguas profundas de Cuba, el
de Mariel (inaugurado por Dilma y Raúl Castro en 2014). La oposición brasileña
era completamente cáustica a ese financiamiento del Bndes (Banco Nacional de
Desarrollo Económico y Social) .
–Por tanto la política del Bndes fue correcta pese a las
críticas de la derecha.
–Esa política no fue del Bndes, fue del gobierno
brasileño; el Bndes es un banco controlado 100 por ciento por el gobierno.
Nosotros consideramos que el proceso de relaciones democráticas en Cuba pasa
por apostar por la apertura, pasa por apostar por la inversión. Y pasa por
apostar por la apertura de la relación comercial entre EE.UU. y Cuba. El
embargo no lleva a nada, después de más de medio siglo no llevó a nada.
Creo que Estados Unidos dio un paso extremadamente feliz,
estratégico, para América latina. Y digo más, creo que el presidente Obama dio
ese paso con mucho coraje y creo que esto no vuelve atrás, la rueda de la
historia no retrocede, creo que ahora van a haber inversiones en Cuba.
Cuba es un país especial para nosotros, latinoamericanos,
y sé que para los mexicanos más aún. Ahora bien todo esto que pasó entre
Estados Unidos y Cuba no fue sólo por mérito de ellos, en este sentido me
gustaría hablar un poco del papa Francisco, ¿puedo hacerlo?
–Por supuesto.
–Quiero decir que el papa Francisco tuvo un papel
fundamental, porque además de ser el jefe de la Iglesia Católica Apostólica
Romana, él fue alguien con el discernimiento necesario para percibir que si
había algo importante para los pueblos de este hemisferio, para el de Cuba en
especial, era esa reanudación de las relaciones.
Presidentes Peña Nieto, México y Dilma Rousseff, Brasil.
***
China y México .
La semana pasada el gobierno chino anunció un respaldo de
entre 7000 y 10.000 millones de dólares para que la petrolera estatal cuente
con recursos con los que financiar sus proyectos de infraestructura, especialmente
los destinados a las cuencas del pre-sal, de donde ya se extraen 800 mil
barriles diarios, algo que sorprendió hasta a los optimistas, pues no es
sencillo succionar crudo alojado a más de 5000 metros de profundidad.
“Nosotros le asignamos un papel estratégico a Petrobras,
ella tiene algo que nadie tiene, que es conocer como pocos la cuenca
sedimentada continental brasileña. Eso es algo que nadie podrá quitarle a
Petrobras, puede venir quien quiera a competir con ella”, puntualiza Dilma.
“Petrobras es una gran empresa... recientemente pasó por
un proceso de investigación judicial, pero hay que tener en cuenta que
Petrobras cuenta con 90.000 empleados... y sólo cuatro funcionarios están en
estos momentos bajo acusación de una probable caso corrupción. Pero este
proceso no impidió que Petrobras haya ganado en Houston un premio que es una
especie de Oscar a las empresas de gas y petróleo”, refuerza la mandataria que
mañana inicia su primera visita de Estado a México.
Desde la Cumbre de las Américas de 2005, en Mar del
Plata, creció el distanciamiento entre México y parte de Sudamérica debido al
apoyo dado por Vicente Fox al ALCA,
proyecto rechazado de plano por la troika
que formaban Hugo Chávez, Néstor Kirchner y Lula.
Presidentes Néstor Kirchner, Lula y Hugo Chávez. Argentina, Brasil y Venezuela.
***
–¿Su viaje es el reencuentro entre Brasil y México?
–Creo que mi viaje abre un nuevo capítulo en nuestras
relaciones. Cuando recibí al presidente Enrique Peña Nieto, él vino poco
después de ser electo, coincidimos en que para Brasil era fundamental
aproximarse a México y para México era fundamental aproximarse a Brasil. Y que
era fundamental para toda nuestra región que esto ocurriera. Estoy convencida
de que los dos países se beneficiarán en lo económico y comercial, y creo que
el acuerdo automotor en vigor ha sido un paso importante. Ese acuerdo muestra
cuál es el camino a seguir, y que es posible firmar otros acuerdos. Tengo la
convicción de que esta conveniencia es mutua y creo que el presidente Peña
Nieto opina lo mismo.
Hay personas que consideran que las economías de Brasil y
México compiten entre sí, yo creo que ésa es una visión equivocada, nuestras
economías son complementarias. Nuestros países representan los dos mayores
mercados de América latina, y es importante que México puede hacer más
inversiones en Brasil, y viceversa. Nosotros somos el segundo destino de
inversiones directas mexicanas, sólo nos supera Estados Unidos, esto quiere
decir que ya hay una rueda que está girando y esto favorece la integración.
Me alegró saber de que la empresa brasileña Braskem
formará una sociedad con la mexicana Idesa para crear un polo petroquímico.
Considero que nuestros países están en condiciones de hacer acuerdos a partir
de la complementariedad de la cadena productiva, producir una parte acá y otra
allá. Esto puede ocurrir en la industria naval, en la cadena de gas y petróleo,
donde México tiene Pemex y Brasil tiene a Petrobras, que son empresas que
tienen modelos regulatorios similares.
–¿Podemos hablar entonces de un vínculo sólido?, ¿surge
el eje mariachi-bossa nova?
–No, mejor vamos a llamarlo eje tequila y caipirinha
(riendo).
–¿Es posible un acuerdo Pemex-Petrobras?
–Yo siempre considero que es posible, y ya hubo un
acuerdo en 2005 que está en vigor, que es el Convenio General de Colaboración
Científica, Técnica y de Entrenamiento. Petrobras es una empresa con acciones
cotizadas en las bolsas de valores (Nueva York y San Pablo) y Pemex está
adoptando un marco regulatorio similar. Podemos actuar en el plano de las
inversiones, en la cadena de proveedores, donde nosotros podemos participar porque
en Brasil tenemos astilleros.
–¿Pemex podría explotar petróleo en Brasil?
–Claro que puede. Puede Pemex al igual que cualquier otra
empresa extranjera.
–¿Brasil está interesado en ello?
–Lógico, no tenga dudas de que es así. Creo que esto
también será conveniente para Petrobras porque Petrobras cuenta con tecnología de exploración en
aguas ultraprofundas.
*****
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