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“Es
decir, mientras
observamos dificultades en la economía
de Estados Unidos, que pueden agravarse con los despidos masivos y el descontento que ello puede generar en segmentos de población; mientras
apreciamos cómo la administración
Trump ataca infraestructuras
básicas de la ciencia, las universidades,
los institutos de investigación,
recortando importante recursos e hipotecando el futuro económico; mientras Estados Unidos se va auto-aislando con estas políticas que alimentan la des-regulación, las privatizaciones, el ataque a los derechos humanos, la justificación de genocidios y su apoyo; mientras todo esto está sucediendo y señalando la debilidad de ese coloso con pies de barro, Europa agacha la cabeza y no es capaz de, a pesar de su desunión
en muchos ámbitos, dar un golpe sobre la mesa. Y sí: negociar. Y hacerlo en clave del equilibrio de Nash. No dejándose llevar
por la llamada de ese elefante oscuro
que invita a cabalgar a la princesa europea sobre sus lomos para llevarnos no a
una Creta agradable, sino a una situación
de debilidad manifiesta más propia de las puertas del Averno.
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EL RAPTO DE EUROPA.
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Por Carles Manera | 09/08/2025 | Economía
Fuentes. Revista Rebelión sábado 9 de
agosto del 2025.
Fuentes: Economistas
frente a la crisis.
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Un toro blanco, hermoso, Zeus encarnado, seduce a una princesa fenicia,
Europa. Es engañada.
Hemos
visto la reedición mitológica en Escocia, hace unos días: un elefante
republicano, en este caso, nada hermoso, ha acabado por persuadir a una Europa sin capacidad reactiva, entregada. Engañada. Y es que Trump ha ganado el pulso a Von
der Layen. El encuentro, realizado en territorio
europeo, pero en la propiedad del
magnate –uno de sus campos de golf–, supuso una puesta en escena que fregaba
claramente la humillación de la
dirigente comunitaria, generosa en exceso a los deseos de Trump. Un desequilibrio lacerante para los intereses
del viejo continente. Porque este desenlace significa, claro y raso:
que Europa paga, y que Estados Unidos recauda. Los productos europeos, que tenían unos aranceles del 1,47%, se alzarán a una media del 15%, sin contrapartida por parte de Estados Unidos. En paralelo, Europa
se compromete a comprar armamento y energía al país norteamericano. Un negocio redondo para la administración estadounidense.
En
esta negociación no ha habido equilibrio alguno. Se
ha dinamitado la teoría del
equilibrio de John Nash, que
dice que el equilibrio se da cuando no
existen incentivos para que
ningún jugador cambie su estrategia, dado que cualquier cambio unilateral desembocaría en un peor resultado para ese jugador. Es pura teoría de
juegos. Von der Layen ha variado, de
manera unilateral, su estrategia de
mantener una firmeza económica
frente a Estados Unidos, teniendo en
cuenta la variabilidad de situaciones
comerciales entre los estados
miembros y la potencia americana.
Si el temor era evitar una guerra comercial, ese objetivo es fallido: ya existe.
De
alguna forma, la
presidenta de la Comisión Europea ha
asumido el relato de Trump, focalizando
su obsesión en la balanza comercial
–y no en la de capital y servicios, donde
existe una clara ventaja estadounidense,
algo incomprensible que esa tecla no
se haya pulsado por parte de los negociadores
europeos–, de manera que lo que se persigue es atenuar desequilibrios comerciales aparentes en las relaciones entre Europa y Estados Unidos. Se ha
caído en una trampa, auspiciada por
la cuestión de la defensa europea
y las promesas de ayuda de un
presidente de Estados Unidos
cuya palabra vale más bien poco.
Como la de Zeus en su desigual
relación con la princesa fenicia. La
fiabilidad que tiene es muy baja, a
tenor de lo que vamos conociendo. Pero, además, las consecuencias negativas para Europa se pueden extender
a los procesos de negociación con otros partners: qué mensaje se
les va a trasladar si no es el de la debilidad, para avanzar en otros escenarios de intercambios económicos.
Estamos
ante una nueva cesión a Trump, cuyas formas y narrativas van cosechando éxitos. La OTAN ya se plegó a sus caprichos con el absurdo 5% en gasto militar sobre PIB –con la honrosa excepción
de España–. Tantas genuflexiones dañan
no solo las rodillas, sino el espíritu europeo, si es que puede ser invocado. Y esta
postración ante Estados Unidos
sorprenden ante los signos evidentes de
la debilidad económica de un coloso
que no lo es más que el potencial
titán europeo, porque sus indicadores son
peores que los comunitarios en
buena parte de sus expresiones (PIB,
inflación, comercio, fortaleza industrial, confianza monetaria), con tres
aspectos determinantes:
–
La desindustrialización de Estados Unidos no se va a corregir con políticas proteccionistas, habida cuenta los procesos de deslocalización
realizados por importantes empresas
norteamericanas. Es más, esto va a consolidar una senda inflacionista que impactará
sobre el consumidor local estadounidense.
Esto lo ve claro la Reserva Federal,
que ralentiza la bajada de tipos de interés soportando la lluvia de insultos de Trump al presidente de la FED Jerome Powell.
–
Los movimientos de Trump
están cebando la debilidad del dólar –algo que parece perseguir el
magnate–, pero, al mismo tiempo,
están arrinconando su moneda como refugio,
en favor del euro. No es gratuito pensar en la utilización de una
herramienta clave, fundamental:
la emisión de eurobonos, tal y como
señalan en un reciente trabajo Olivier
Blanchard y Ángel Ubide.
–
Los fondos de inversión
se retraen de Estados Unidos, y
parte de ellos se canalizan hacia Europa. Esto lo estamos viendo en variables sobre acciones, fondos soberanos, de alto
rendimiento y en grado de inversión.
Desde marzo de 2025 hasta junio de 2025, el aspecto de todos esos
fondos por Europa está ganando terreno, ante la volubilidad de las decisiones de Trump.
Es
decir, mientras observamos dificultades en la economía de Estados Unidos, que pueden agravarse
con los despidos masivos y
el descontento que ello puede generar en segmentos de población; mientras
apreciamos cómo la administración
Trump ataca infraestructuras
básicas de la ciencia, las universidades,
los institutos de investigación,
recortando importante recursos e hipotecando el futuro económico; mientras Estados Unidos se va auto-aislando con estas políticas que alimentan la des-regulación, las privatizaciones, el ataque a los derechos humanos, la justificación de genocidios y su apoyo; mientras todo esto está sucediendo y señalando la debilidad de ese coloso con pies de barro, Europa agacha la cabeza y no es capaz de, a pesar de su desunión
en muchos ámbitos, dar un golpe sobre la mesa. Y sí: negociar. Y hacerlo en clave del equilibrio de Nash. No dejándose llevar
por la llamada de ese elefante oscuro
que invita a cabalgar a la princesa europea sobre sus lomos para llevarnos no a
una Creta agradable, sino a una situación
de debilidad manifiesta más propia de las puertas del Averno.
Carles Manera. Catedrático de Historia e Instituciones Económicas, en el
departamento de Economía Aplicada de la Universitat de les Illes Balears.
Doctor en Historia por la Universitat de les Illes Balears y doctor en Ciencias
Económicas por la Universitat de Barcelona. Consejero del Banco de España.
Consejero de Economía, Hacienda e Innovación (desde julio de 2007 hasta
septiembre de 2009); y Consejero de Economía y Hacienda (desde septiembre de
2009 hasta junio de 2011), del Govern de les Illes Balears. Presidente del
Consejo Económico y Social de Baleares. Miembro de Economistas Frente a la
Crisis Blog: http://carlesmanera.com
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