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Los venezolanos lo votaron por primera vez cuando el país venía de un
estallido social, el Caracazo,
que provocó la implosión de su sistema político. Chávez, un militar con pasado golpista, ganó las elecciones de 1998 y
asumió la presidencia, rompiendo con el bipartidismo y los famosos “acuerdos de caballeros” entre la AD y el
Copei, que excluían a millones de venezolanos. Eso fue en 1999. Después ganó dos referéndum para imponer una reforma
constitucional. Dos años más tarde fue reelecto bajo la nueva Constitución por
un término de seis años. Durante
esos seis primeros años Chávez enfrentó los embates de una oposición que
por entonces no apostaba a los mecanismos democráticos. Golpe de Estado fallido, huelga
petrolera y boicot a las elecciones legislativas fueron sus maniobras más
llamativas. La prolongada huelga
petrolera (diciembre de 2002-febrero de 2003) se convirtió en una pulseada por
el poder real dentro de la empresa estatal, cuya burocracia había sido
colonizada por las multinacionales de la industria. Las reformas y los quince mil despidos que siguieron a la huelga
permitieron que Chávez redireccionara parte de los vastos recursos
petroleros venezolanos para ayudar a vecinos pobres y así impulsar un proyecto
de integración regional. Como un boomerang, las maniobras antidemocráticas terminaron
golpeando a la oposición y fortaleciendo al presidente venezolano,
que por entonces empezaba a mostrar los primeros resultados de sus programas de
inclusión social. Las llamadas
“misiones” de salud, educación y vivienda empezaban a sentirse en sectores
marginales y largamente olvidados.
La oposición recién pudo reagruparse después de perder por veinte puntos
un referéndum revocatorio en el 2004, y no presentarse a las
elecciones legislativas del 2005, con la
esperanza de deslegitimar la representación chavista. En su versión
democrática y moderada se presentó a las elecciones del 2006 con el candidato
Manuel Rosales, hoy asilado en Perú,
acusado de enriquecimiento ilícito, y perdió por veinte puntos. Pero un año más tarde esa misma oposición
derrotó a Chávez en un referéndum para cambiar la Constitución y permitirle la reelección indefinida al líder
bolivariano. Chávez asimiló la derrota y volvió a la carga por la
reelección indefinida en el 2009,
pero a diferencia del 2007, se
encargó de incluir en el proyecto la reelección indefinida de gobernadores y
alcaldes. Así consiguió el apoyo que le había faltado en
el 2007 y ganó el derecho a volver a presentarse como lo hizo ayer y cómo
piensa seguir haciéndolo hasta el 2030.
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VENEZUELA: Ganó
Chávez y le dedicó el triunfo a Cristina.
Con más de 10
puntos de ventaja, el Presidente venezolano ganó su cuarto mandato y llamó a la
Unidad Nacional.
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Chávez
consiguió un cuarto mandato con el 54,4 por ciento de los votos, frente al 44,9
por ciento que obtuvo Capriles.
Mercedes López San Miguel
Desde Caracas. Página /12 Lunes 8 de octubre del 2012.
“¡Le
dedicamos este triunfo a Cristina –gritó un Chávez eufórico al anunciar su victoria en el balcón del
Palacio Miraflores–, esta victoria es también la victoria del pueblo argentino,
de la patria del Che, de Perón y de
Néstor Kirchner.” El mandatario era aclamado por una multitud durante su
discurso triunfal, donde anunció que había sacado más de diez puntos de
diferencia a su competidor del centroderecha y que había ganado en 20 de los 24
estados.
El candidato Hugo Chávez Frías consiguió un cuarto
mandato con el 54,4 por ciento de los votos frente al 44,9 por ciento que
obtuvo el candidato Henrique Capriles de la Mesa de la Unidad Democrática. El
anuncio fue realizado por la presidenta del Consejo Nacional electoral (CNE),
Tibisay Lucena, pasadas las diez de la noche, y desató la euforia en la noche
de Caracas.
De inmediato, comenzaron a
escucharse fuegos artificiales y los simpatizantes del gobierno, vestidos con
sus clásicas remeras rojas, salieron a las calles a celebrar a viva voz con el
cantito “Uh, ah, Chávez no se va”. Minutos después las cámaras enfocaban el
comando de Capriles, quien reconoció el resultado que le fue adverso. “Quiero
agradecerles a los más de seis millones de venezolanos que hoy me dieron su
confianza.” Cuando a eso de las once y media se asomó Chávez al balcón del
Palacio Miraflores, la multitud gritó y aplaudió por más de siete millones de
voces. El presidente levantó los brazos, envió besos a sus seguidores y empezó
a cantar el himno junto a ellos. “¡Viva Venezuela, viva la revolución
bolivariana, viva el 7 de octubre!”, dijo con rostro exultante. “Desde aquí le
hago un reconocimiento a los casi 30 millones de venezolanos y venezolanas que
habitamos la patria de Simón Bolívar. Un reconocimiento a los que no votaron
por nosotros, por su talante democrático. Estoy seguro de que cada día estarán
más de acuerdo con la constitución bolivariana.”
Chávez no dio abasto con las
felicitaciones. “Felicito a la dirigencia opositora por reconocer la victoria
del pueblo ( silbidos). Es importante para la paz de Venezuela, porque somos
hermanos en la patria de Bolívar.” El líder bolivariano, entre sonidos de
cornetas y aplausos, llamó al diálogo
“A los que andan promoviendo
el odio, a los que han negado las cosas buenas de Venezuela, los invito al
diálogo y el trabajo conjunto.”
¡Chávez, querido, el pueblo
está contigo!
El mandatario celebró que
ganaran en 20 de los 24 estados y advirtió que podrían ser 22 los estados en
los que se impuso el Partido Socialista Unido de Venezuela, entre ellos Zulia,
Trujillo, Carababo. “Estamos peleando cerradito en Miranda”, dijo, el estado
que gobierna Capriles.
Uh, ah, Chávez no se va
“Hace rato conversé con la
presidenta argentina, que muy emocionada le envió un saludo al pueblo
venezolano. Ay la juventud argentina, la patria de Perón, de Néstor Kirchner.
Le dije que esta victoria es también para la patria argentina y para América
latina.”
Cerró su discurso pidiendo a
Dios a que le dé vida y salud, siendo que tuvo que tratarse de un cáncer hasta
mediados de año. Y se comprometió a ser cada vez un mejor presidente por los
próximos seis años.
La participación masiva, que
superó todo pronóstico y fue poco más del 80 por ciento, se había podido
percibir en la recorrida por los centros de votación, que abrieron a las seis
de la mañana y terminaron cerrando tarde en la noche. La fila de votantes en la
entrada de un colegio en la barriada Catia daba vuelta la calle cuando aún no
bajaba el sol. En esta zona popular de Caracas, que fuera epicentro de la
resistencia al golpe de abril de 2002, se reproducía la fila zigzagueante en
varios lugares de votación. A la salida de uno de ellos, una chica regordeta de
nombre Marianellys Castillo contó que su opción fue por Chávez porque pensó en
el futuro. “Apoyo a este gobierno porque me dio posibilidades de estudiar.
Estoy estudiando Administración en la Misión Sucre” dijo la joven Marianellys.
Junto a ella un muchacho de 35 años dijo que él también votó por la continuidad
del gobierno bolivariano. “Capriles es el pasado. Cuando ellos gobernaban se
llegó a comer comida de perros, en cambio ahora hay una red de alimentación y
distribución de alimentos”, dijo Ramón Linares, analista en sistemas.
Mientras Chávez prometió
profundizar el modelo de Socialismo de siglo XXI, su rival intentó llevar al
extremo el roce personal con la gente para ganarse la confianza del electorado.
En Catia, bastión chavista, el mensaje de Capriles logró algún adepto. “Voto
por Capriles porque promete seguridad”, dijo Milena Acosta con su beba en
brazos. La chica, de 24 años y madre de dos hijas, estaba estudiando
enfermería. Insistió con el tema. “La delincuencia está fatal”, y reconoció
haber votado por Chávez antes, en el referéndum revocatorio.
Una señora bajita recién salida
de votar dijo que votó por el candidato de la Mesa de la Unidad “Quiero un
cambio, aquí esto es un comunismo”, dijo María Márquez Viáfara, viuda, de 77
años. “Este país está pa’ bajo agregó Capriles es un muchacho joven y
estudiado, tiene experiencia en política.” La señora se refería a que el
candidato de oposición, de 40 años, es gobernador del estado de Miranda y
anteriormente fue alcalde de Baruta y diputado de la Asamblea Nacional.
Apoyado en una pared con un
gratti que decía “¡uh, 2012, ah!”, a metros de uno de los centros electorales
de Catia, un joven de aspecto refinado leía el diario El Nacional, uno de los
periódicos más importantes de Venezuela y de tradición opositora. “ Voté por
Chávez. ¿Por qué leo El Nacional?, porque soy historiador de los medios”, dijo
Eduard Avila, de 28 años. “Hay más oportunidades y prefiero la continuidad.
Capriles sería una ruptura trascendental respecto de este gobierno. Tenemos 37
constituciones del país, por eso pienso que quien empieza un proceso lo tiene que
terminar.”
Por la avenida Sucre se veían
comercios cerrados por ser domingo y algunas casas de fachadas descoloridas se
mezclaban con casas con pintura nueva, todas con rejas en sus puertas y
ventanas. Parada en la puerta de una de ellas, una mujer de mediana edad mostró
su dedo manchado en tinta y orgullosa dijo que votó por el candidato
presidente. “Soy del voto duro de Chávez, desde 1998. Quiero que siga el
proyecto de inclusión social, un proyecto para favorecer a las masas más
necesitadas”, dijo Alba Alvarado, abogada y militar de 50 años de edad.
En otra barriada izquierdista
de la capital, 23 de Enero, votó pasado el mediodía el presidente Hugo Chávez,
quien llegó al colegio electoral junto a sus hijas y dos de sus nietos. Vestido
con chaqueta azul oscuro saludó a una hinchada de seguidores que rodeaba su
mesa de votación. Estaban allí presentes como observadores extranjeros
invitados por el gobierno la senadora y primera dama de Uruguay, Lucía Topolansky,
la Nobel de la Paz de Guatemala Rigoberta Menchú y la ex senadora colombiana
Piedad Córdoba.
Luego, al responder a los
periodistas, el presidente venezolano afirmó que su proyecto político, que se
inició con su victoria en 1998, no depende de una sola persona. “No depende ya
de Chávez, es un colectivo.... Por allá está Nicolás Maduro, está Elias Jaua”,
dijo al referirse al canciller y el vicepresidente que lo acompañaban en el
recinto.
Un ex asesor suyo, Juan Carlos
Monedero, lo describió ante este diario como “una persona muy comprometida con
su pueblo, un pueblo que no tuvo cien años de soledad, tuvo quinientos”. Chávez
llegó a la presidencia con el mayoritario voto de los pobres, las clases medias
y los excluidos, promoviéndose como el líder que cambiaría el clásico sistema
bipartidista Acción Democrática y Copei que se alternó el poder en Venezuela
desde 1958.
De admirable facilidad de
palabras, su figura es seguida por simpatizantes dentro y fuera de su país.
Dicen que ese don de la palabra puede tener que ver con su crianza en el pueblo
de Sabaneta en Barinas, su estado natal: sus padres eran maestros y de ellos
aprendió a enseñar. “Chávez hubiera sido un comunicador de primer orden. Aquí,
en el mundo de la televisión, del cine, no hay un tipo como él”, dijo su ex
jefe de campaña Alberto Muller Rojas en la biografía Hugo Chávez sin uniforme.
En su discurso siempre abundaron las citas de Simón Bolívar y otros próceres de
la independencia, siempre subrayó la necesidad de la integración latinoamericana
y siempre se opuso al neoliberalismo en todas sus formas.
El proceso de cambio que
encarnó Chávez desde hace catorce años apunta a redistribuir la renta
petrolera. “Por allá, en los años ’60, comenzaron a repartir tierras y títulos.
No llegó a los campesinos el beneficio del petróleo. No puede ocurrir más: ese
es uno de los principios de la Constitución Bolivariana y Revolucionaria”, dijo
el líder bolivariano en un discurso sosteniendo una carta magna tamaño
miniatura. En un referéndum, la mayoría de venezolanos aprobó la nueva
constitución en 1999. Era la primero de una serie de consultas populares que el
gobierno de Chávez ganaría en estos años. Ayer, frente al balcón del pueblo, sus
seguidores iban a celebrar hasta el alba la nueva victoria.
VENEZUELA: Presidente Chávez por
qué ganó?.
*****
Santiago O’Donnell
Votaron los venezolanos y ganó
Chávez. Y ahí se terminan las encuestas y los pronósticos y los relatos. Más
allá del margen de diez puntos, si es mucho o poco, ganar ganó. Y si ganó por
algo será. Lo conocen de sobra. Lleva trece años al frente de Venezuela y dice
que quiere llegar a treinta. Tiene un programa, Socialismo Siglo XXI, que es
una interpretación que el propio Chávez hace uniendo las enseñanzas de Marx con
las de Jesús.
Los venezolanos lo votaron por
primera vez cuando el país venía de un estallido social, el Caracazo, que
provocó la implosión de su sistema político. Chávez, un militar con pasado
golpista, ganó las elecciones de 1998 y asumió la presidencia, rompiendo con el
bipartidismo y los famosos “acuerdos de caballeros” entre la AD y el Copei, que
excluían a millones de venezolanos. Eso fue en 1999. Después ganó dos
referéndum para imponer una reforma constitucional. Dos años más tarde fue
reelecto bajo la nueva Constitución por un término de seis años. Durante esos
seis primeros años Chávez enfrentó los embates de una oposición que por
entonces no apostaba a los mecanismos democráticos. Golpe de Estado fallido,
huelga petrolera y boicot a las elecciones legislativas fueron sus maniobras
más llamativas. La prolongada huelga petrolera (diciembre de 2002-febrero de
2003) se convirtió en una pulseada por el poder real dentro de la empresa
estatal, cuya burocracia había sido colonizada por las multinacionales de la
industria. Las reformas y los quince mil despidos que siguieron a la huelga
permitieron que Chávez redireccionara parte de los vastos recursos petroleros
venezolanos para ayudar a vecinos pobres y así impulsar un proyecto de
integración regional. Como un boomerang, las maniobras antidemocráticas terminaron
golpeando a la oposición y fortaleciendo al presidente venezolano, que por
entonces empezaba a mostrar los primeros resultados de sus programas de
inclusión social. Las llamadas “misiones” de salud, educación y vivienda
empezaban a sentirse en sectores marginales y largamente olvidados.
La oposición recién pudo
reagruparse después de perder por veinte puntos un referéndum revocatorio en el
2004, y no presentarse a las elecciones legislativas del 2005, con la esperanza
de deslegitimar la representación chavista. En su versión democrática y
moderada se presentó a las elecciones del 2006 con el candidato Manuel Rosales,
hoy asilado en Perú, acusado de enriquecimiento ilícito, y perdió por veinte
puntos. Pero un año más tarde esa misma oposición derrotó a Chávez en un
referéndum para cambiar la Constitución y permitirle la reelección indefinida
al líder bolivariano. Chávez asimiló la derrota y volvió a la carga por la
reelección indefinida en el 2009, pero a diferencia del 2007, se encargó de
incluir en el proyecto la reelección indefinida de gobernadores y alcaldes. Así
consiguió el apoyo que le había faltado en el 2007 y ganó el derecho a volver a
presentarse como lo hizo ayer y cómo piensa seguir haciéndolo hasta el 2030.
Claro que los venezolanos
saben que es probable que Chávez no llegue al 2030. Saben que ha sido operado
en La Habana tres veces en los últimos dos años por un cáncer maligno.
Rogándole a Dios por más vida, rodeado por su familia, lo han visto luchar
contra el cáncer con valentía y emoción mientras enfrentaba una campaña
electoral agotadora y al mismo tiempo gobernaba el país. Aunque el candidato
opositor se vio más activo y dinámico durante la campaña, el sacrificio de
Chávez seguramente jugó en favor de un voto emotivo que sumó para la victoria.
Pero también, y sobre todo,
hay argumentos racionales para explicar el resultado. Es cierto, como dice la
oposición, que hay fallas de gestión, que hay bolsones de corrupción, que hay
falta de inversión, que hay inflación alta, que hay mucha inseguridad. El
liderazgo hiperpersonalista de Chávez podrá oscilar entre el populismo y el
autoritarismo.
Pero en la campaña Chávez pudo
decir sin faltar a la verdad que durante su gobierno la pobreza se redujo a la
mitad, la pobreza extrema se redujo a la mitad, se acabó el analfabetismo en
Venezuela y se extendieron servicios y derechos políticos por primera vez a
amplios sectores de la población.
La oposición presentó sus
argumentos. Pudo hacerlo con libertad. Pudo ocupar espacios en medios masivos y
convocar manifestaciones multitudinarias. Su candidato Henrique Capriles se
definió como de centroizquierda y dijo que no iba a tocar las misiones de
Chávez sino más bien convertirlas en ley. Dijo que no hace falta regalarles el
petróleo a otros países cuando lo necesitan los venezolanos. Dijo que no hay
que pelearse tanto con Estados Unidos.
Chávez contestó que Capriles
es un corderito disfrazado que quiere hacer un tremendo ajuste y volver a
entregarles el país a las multinacionales, aplicando recetas fracasadas de un
neoliberalismo pasado de época.
Fueron unas
elecciones limpias, pacíficas y multitudinarias. Venezuela, una vez más, eligió
a Chávez.
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