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La crisis económica mundial es de gran ayuda para las agencias inmobiliarias del High End londinense, así como para los millonarios y billonarios de ultramar, evasores fiscales, políticos al asalto del tesoro público, el abandono de las economías víctimas del pillaje y el vertido de todos esos billones en mansiones y áticos de lujo. Los monarcas rentistas super-ricos de los despóticos estados del Golfo se unen a los especuladores de mercancías rusos y a los nuevos ricos chinos, dueños de fábricas clandestinas, para ver quién puja más alto por ciertas propiedades londinenses situadas en prestigiosos códigos postales en Belgravia (Ebury Street, Eton Place y Eton Square) Knightbridge, Mayfair (Park Street). Los corpulentos oligarcas rusos y la pía realeza saudí se apoltronan en fincas campestres en Hertfordshire, Herefordshire y Cheshire, deleitándose con sus elegantes jardines ingleses y disfrutando de las lisonjas y cuidados de sus muy exclusivos cortesanos británicos, en cualquiera de los doce dormitorios. La actitud de tolerancia y apertura del gobierno británico para con los gánsteres de la oligarquía rusa y albanesa, cuyo sangriento ascenso a la riqueza se puede comparar al de cualquier padrino siciliano, pone a punto los engranajes de lo que al Financial Times le ha dado por llamar la "industria" de los bienes raíces, con financiación de la "comunidad" financiera y en contubernio con los inversores de seguros.
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LONDRES: Paraíso de parásitos.
El mejor refugio para criminales que el
dinero puede comprar.
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James Petras.
Rebelión. Domingo 28 de octubre del 2012.
Traducido del inglés para rebelión por Jesús Negro
García.
Introducción
Cada vez que los estafadores financieros hacen
fortuna a costa de los inversores o los bancos hacen oscilar los tipos de
interés para aplastar a la competencia o los evasores de impuestos se zafan de
las crisis fiscales o las monarquías que viven de las rentas de la extracción
petrolífera blanquean sus beneficios o los oligarcas saquean las economías para
luego gastar millones en bebida, drogas y otras miserias, todos ellos tienen a
su disposición un refugio seguro en Londres.
Importantes agentes inmobiliarios les buscan y
encandilan, deseosos de venderles propiedades de millones de dólares, inmuebles
de lujo y mansiones punteras. Pomposos y pretenciosos académicos británicos les
convencen para enviar a su progenie a escuelas privadas de seis dígitos, con la
promesa de que cuando se hayan graduado el inglés fluirá a través de sus
cavidades nasales, tendrán total dominio sobre sus "r" y serán
maestros en el arte de una elocuencia, elocuente pero insustancial. Los
gobernantes británicos, ya sean liberales laboristas o conservadores, en la
mejor y más hipócrita de las tradiciones legales, dan vida a vacíos jurídicos
que atraigan a los más grandes y saludables parásitos del mundo.
Una ola de crímenes barre la City de Londres
Una verdadera ola de crímenes [1] ha invadido la
City de Londres, en la que expertos en banca de inversión millonarios hacen la
cama a clientes billonarios y estafan a Hacienda para pagar sanciones y pasar
por encima de la ley. Los cursos de ética empresarial son obligatorios en
Oxford y Cambridge desde que se puso de moda entre megaestafadores el
declararse culpables, pagar una multa y evitar la prisión, y jurar solemnemente
que nunca jamás volverían a saltarse la ley... hasta el siguiente meganegocio.
Londres se ha convertido en el centro del capital
financiero mundial, protagonizando una colaboración activa a largo plazo con
multimillonarios cárteles de la droga, el tráfico de armas, el contrabando de
personas y la trata de blancas. Los "brits" son especialistas en el
blanqueo de dinero de los reyes del narcotráfico de México, Colombia, Perú,
Rusia, Polonia, República Checa, y Nigeria. Los tratantes de blancas albaneses
tienen a sus propios banqueros privados en prestigiosos bancos de la ciudad,
prefiriendo aquellos graduados en la London School of Economics. Cleptócratas
griegos bilingües, evasores millones de dólares en impuestos de toda la vida,
venidos directamente de su saqueada tierra madre, tienen allí a sus corredores
de bienes raíces favoritos, que nunca se aventuran en ninguna clase de grosera
"debida diligencia" que pueda poner al descubierto unas declaraciones
fiscales inapropiadas. Los Chicos de la City, con gran brío y optimismo,
instigados y asistidos por la hipercinética política de puertas abiertas de
Tony Blair para benditos estafadores de todos los colores y credos, dieron la
bienvenida a los gánsteres rusos de la oligarquía demócrata, especialmente a
aquellos que pagaban en efectivo sus inmuebles de lujo al estilo inglés con
valores de millones de libras.
El refugio londinense para los enriquecidos
saqueadores y parásitos ofrece unos servicios sin precedentes, especialmente en
lo que toca al tema de la extradición y la persecución criminal en el lugar
donde hayan cometido sus crímenes. Imparciales funcionarios británicos de los
campos judicial y legal son unos expertos a la hora de citar precedentes
constitucionales que, en estricta observancia del orden legal establecido,
ratifiquen la denegación de extradición, negando los sistemas judicial y legal
de los países saqueados y haciendo caso omiso a las reclamaciones de justicia
de los empobrecidos irlandeses, rusos, griegos y españoles.
La indignación, tanto real como fingida de los muy
morales Chicos de la City y las sonrisas cínicas de los socios mayoritarios,
con más experiencia, dan la bienvenida a las revoltosas víctimas de sus
huéspedes billonarios. Las masas empobrecidas exigen que los bancos de crédito
británicos extraigan las cantidades para el pago de la deuda directamente de
las cuentas de los estafadores que recibieron préstamos, le pasaron la deuda al
tesoro público y blanquearon las ganancias obtenidas de forma fraudulenta
ingresándolas en sus cuentas británicas.
Cuando los espadachines estafadores, vestidos en
Saville, cruzan espadas con sus homólogos, como cuando el venerable y
respetable banco Barclays fijó el LIBOR para sacar beneficio de los
diferenciales del tipo de interés, a expensas de otros bancos y todos los
banqueros estuvieron de acuerdo en que la solución era pagar una multa de 290
millones de libras, admiten el crimen e intentan salvar un sistema que debe
dedicarse "únicamente" a estafar al tesoro público, a los inversores
al por menor y a los actores pasivos del mercado (market takers). El
"crimen" de Barclays fue, por supuesto, echar veneno en el abrevadero
en que sus colegas y socios se saciaban.
Los Chicos de Barclay, chicos y chicas ellos,
indignados por el dedo acusador del resto de los Chicos de la City, pusieron de
relieve una cuestión que nadie podía negar: no estaban solos. HSBC, Standard
Charter, el Royal Bank of Scotland, Lloyds en Londres y muchos otros banqueros
de un extremo a otro del Atlántico, con iguales activos o inferiores, se vieron
envueltos en similares negocios, de carácter poco ético o, por lo menos,
cuestionables (me atrevería a decir que criminales). También pagaron multas y
fueron debidamente castigados. Los altos funcionarios de la City, con más edad
y experiencia, enviaron memorias internas a sus descarados subalternos de RP,
instándoles a detener este lavado público de sus camisas de seda manchadas,
puesto que las mutuas acusaciones creaban la falsa imagen de que una ola de
crímenes estaba cruzando las salas de la City de Londres.
Desafortunadamente, el sistema legal británico no
solo protege a los estafadores billonarios de ultramar, también se acomoda, es
completamente vengativo y mira hacia otro lado cuando las solicitudes de
extradición vienen de su "socio especial" en Washington. Sea una
figura religiosa islámica o un soplón australiano (Assange), los
"bobbies", con la urgencia debida y los papeles de extradición en la
mano, están preparados para tirar abajo las puertas de la embajada y así
facilitar su cumplimiento.
Londres: Alcahueteando para los parásitos:
La crisis económica mundial es de gran ayuda para
las agencias inmobiliarias del High End londinense, así como para los
millonarios y billonarios de ultramar, evasores fiscales, políticos al asalto
del tesoro público, el abandono de las economías víctimas del pillaje y el
vertido de todos esos billones en mansiones y áticos de lujo. Los monarcas
rentistas super-ricos de los despóticos estados del Golfo se unen a los
especuladores de mercancías rusos y a los nuevos ricos chinos, dueños de
fábricas clandestinas, para ver quién puja más alto por ciertas propiedades
londinenses situadas en prestigiosos códigos postales en Belgravia (Ebury
Street, Eton Place y Eton Square) Knightbridge, Mayfair (Park Street). Los
corpulentos oligarcas rusos y la pía realeza saudí se apoltronan en fincas
campestres en Hertfordshire, Herefordshire y Cheshire, deleitándose con sus
elegantes jardines ingleses y disfrutando de las lisonjas y cuidados de sus muy
exclusivos cortesanos británicos, en cualquiera de los doce dormitorios. La
actitud de tolerancia y apertura del gobierno británico para con los gánsteres
de la oligarquía rusa y albanesa, cuyo sangriento ascenso a la riqueza se puede
comparar al de cualquier padrino siciliano, pone a punto los engranajes de lo
que al Financial Times le ha dado por llamar la "industria" de los
bienes raíces, con financiación de la "comunidad" financiera y en
contubernio con los inversores de seguros.
La internacional de depredadores toma su té
vespertino a las 4:00 p.m., el jerez a las 6:30 p.m. Se entretienen con los
cotilleos sobre la corte de Su Majestad y la celebración del aniversario de la
reina, y se solazan con la vida deportiva (equipos de fútbol sobre caballos de
polo). Cultivan el gusto por la cultura; acompañados por expertos de Oxbridge,
compran sus objetos de colección: pinturas en Ordovas, en Saville Row, Richard
Nagy en Old Bond Street, Frank Auerbach en el Malborough; esculturas en Jean
& Luc Baroni en St. James; y Vacheron Constatin en lo que respecta a las
tiendas de joyería.
Los oligarcas del petróleo del Golfo, que reciben
unas rentas exorbitantes de la energía de países pobres de África y Asia y los
billonarios chinos e indios, que explotan a cientos de miles de mujeres
asiáticas que trabajan en sus fábricas y les niegan el permiso de trabajo, un
descanso apropiado y seguro médico, se gastaron 9 billones de libras (14,4
millones de dólares) en residencias en el centro de Londres en el periodo
2010-2012[2]. Entre 2011 y mitad del 2012, el 60 por ciento de los clientes del
principal mercado del centro de Londres se componía de millonarios y
billonarios extranjeros[3].
El régimen Cameron-Clegg exige sacrificios,
austeridad y un apretarse los cinturones en Grecia, condenando a millones al
despido, el suicidio y el abandono, instando al mismo tiempo al 1% que compone
las clases más privilegiadas de la cleptocracia griega a "invertir" y
residir en los exclusivos vecindarios del centro de Londres. De acuerdo con el
FMI, 56 000 plutócratas griegos son evasores de impuestos[4]. De acuerdo con un
estudio de los ingresos anuales de EE. UU., hay unos 28 billones de euros (36
billones de dólares americanos) sin declarar[5]. La mayor parte de este dinero
está depositado en bancos londinenses o han sido "invertidos" en
propiedades de lujo en Mayfair, Belgravia o sus cercanías. Si se revisaran las
cuentas ilegales, o aún mejor, si se utilizaran para pagar la deuda externa, se
respetarían las leyes griegas, se reducirían el déficit y los recortes sociales
y, quizás, se revitalizaría la economía. Pero en lo tocante a Grecia, el
respeto a las leyes fiscales se traduciría en una reducción de las comisiones
para los magnates de la industria inmobiliaria de Savells, Marsh & Parsons,
Knight Frank; del número de cuentas privadas en HSBC y Barclay's; del
patrocinio de las agencias de "personal de compañía" de ambos sexos
en el High End.
El crimen se paga. FIRE[6] entra en juego. Los
hospitales públicos cierran .Los costes de las matrículas se elevan. Las
clínicas y escuelas privadas sirven a los oligarcas de ultramar y sus socios
británicos se enriquecen. ¿Dónde está la "crisis"? No se ve en el
centro de Londres, ni el sistema legal, ni en las Fuerzas Especiales. Los
estafadores de los bancos siguen floreciendo, los litigios judiciales entre los
oligarcas pagan. Sucias guerras de mercenarios en Afghanistán, Libia, Siria y
muchos otros lugares proporcionan unos lucrativos contratos a gordos coroneles
retirados, en la mejor tradición del imperio.
¿La crisis? Eso es para otra Inglaterra, la que
está fuera de la City, en los códigos postales equivocados, en la que los
trabajadores copan las habitaciones de urgencias, en la que los pobres, en la
que los pobres esperan ser desahuciados de lo que una vez fueron viviendas de
protección social y aquellos que estudian y trabajan solo les esperan deudas y
trabajos sin ningún futuro.
¡Dios
bendiga a la maldita Londres, el paraíso de los parásitos!
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[1] Fight Racism! Fight Imperialism! (Oct –
Noviembre 2012) pág. 1, 3.
[2] Financial Times “Global Prosperity Insight”,
Oct. 3, 2012, pág. 5. [3] ibid.
[4] Financial Times, Oct. 6, 7, 2012, pág. 4. [5]
ibid.
[6] FIRE, siglas del sistema parásito de la Troika:
Finanzas, Seguros y Bienes Raíces en inglés (Finance, Insurance and Real
Estate).
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