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El Dr. Bernardo Kliksberg, en su trabajo de investigación, publicado en la
Revista TELOS, “La
Agenda de Responsabilidad Social para
América Latina”, “los desafíos abiertos de América Latina”, nos
explica que los estudios del Banco Mundial, del BID y de la ONU indican que una traba esencial para un desarrollo
sostenido e inclusivo se encuentra en las muy elevadas desigualdades de la región.
América Latina
tiene el peor coeficiente Gini de todas: la brecha entre el 10 por ciento
más rico y el 10 por ciento más pobre es de 50 veces frente a los 10 en España o
los 6 en Noruega. La cohesión social
está fuertemente afectada por la pobreza
y las disparidades; actualmente es la
segunda área con más criminalidad
del planeta, con una tasa de 30 homicidios por cada 100.000 habitantes y
por año, frente a los menos de 2 en
los países nórdicos. Los progresos
económicos y el desarrollo de la
democracia crean oportunidades enormes de avance, pero las graves
dificultades sociales generan inestabilidad, falta de gobernabilidad, repelen inversiones muy necesarias y
contradicen las promesas de inclusión
y derechos de las democracias. Los indicadores de confianza en las instituciones
son muy bajos. Viene un periodo en el que los impactos de la crisis económica
internacional se harán sentir y pueden, en
un continente tan desigual, afectar
especialmente a los más vulnerables.
El enfrentamiento a estos graves
problemas exige amplias concertaciones sociales entre las políticas públicas, que en una democracia
tienen la obligación de asegurar a todos los
ciudadanos los derechos básicos en materia de salud, educación, oportunidades
de trabajo, desarrollo, la empresa privada como motor clave de la
economía y la sociedad civil en
todas sus expresiones. En la gran mayoría de los países avanzados esos pactos
funcionan a diario y son la base de su progreso. En un continente con un amplio potencial económico, pero con una agenda social
tan inquietante –que de no ser contestada puede poner en riesgo los logros
económicos e institucionales–, la RSC con la sociedad civil puede ser un poderoso
colaborador de las políticas públicas y poner en marcha todo un orden de
alianzas virtuosas. Hay progresos claros en RSC en la región en los últimos años, pero se necesita mucho más
para que pueda superarse la brecha existente con los adelantos en el mundo
desarrollado en este campo y para
corresponder a las realidades de los países.
Dr. Bernardo Kliksberg. Sus brillantes aportes en al Academia Mundial, sobre Empresas de Responsabilidad Social ERS, Ética Empresarial, Sociedad Civil, Ciudadanía, debe constituir una buena y excelente contribución en la Cumbre CELAC-UE. A realizarse en Santiago de Chile, el presente mes de enero.
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La necesidad de un cambio de paradigma Para
avanzar en RSC en América Latina, un paso fundamental es lograr superar
prejuicios, resistencias y modelos no actualizados respecto al rol de la
empresa en la sociedad. Muchas empresas
siguen ancladas en una visión
narcisista, donde la única meta es la maximización del lucro y sólo existe la responsabilidad de rendir
cuentas a los propietarios. Ese enfoque ha sido superado en el mundo
desarrollado a través, entre otras, de la figura del stakeholder: la
empresa tiene todo el derecho a obtener beneficios, pero tiene
responsabilidades más amplias y debe responder no sólo a sus accionistas sino
también a los consumidores, los empleados, la opinión pública y muchos otros
‘involucrados’. Otras empresas
han pasado a una etapa más avanzada y practican activamente la ‘filantropía
empresarial’. Realizan
donaciones a entidades culturales, educativas, artísticas, etc., y las
están ampliando. La RSC significa mucho más que la filantropía.
Meritoria y
útil, ésta no cubre, sin embargo, las inquietudes más profundas de
la sociedad. La situación en el mundo desarrollado se refleja en una amplia
consulta efectuada por Bonini, McKillop y
Mendonca, del grupo Mckinsey (2008), quienes entrevistaron a 4328 ejecutivos de empresas
multinacionales y a 4063 consumidores de las mismas. El 68 por ciento de los ejecutivos
contestó que las grandes corporaciones hacen una ‘contribución generalmente’ o ‘en cierta medida’ positiva al bien
común. En cambio, sólo un 48 por
ciento de los consumidores está de
acuerdo con ello. En EEUU son menos,
el 40 por ciento. Cuando se preguntó
en qué medida confían en que diversas
instituciones actúan en el mejor
interés de la sociedad, los europeos y estadounidenses colocaron a las corporaciones globales al final de la
lista. Las antecedían las ONG, pequeñas empresas regionales, la ONU, los sindicatos y los medios
masivos. En América
Latina, al plantear una pregunta similar sobre confianza en el Latinobarómetro (2007), la empresa
privada aparece sólo con un 41 por
ciento de credibilidad. Lideran la tabla los bomberos, la Iglesia,
los pobres y la radio. Se necesita avanzar
más allá de la filantropía para responder a problemas de legitimidad de esta
profundidad.
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Responsabilidad Social Empresarial. RSE. En la economía sustentable, respeto al medio ambiente, buenas relaciones sociales con la organización sindical, prohibición absoluta del trabajo de niños, trabajo informal e ilegal; servicio a la comunidad - parte de la implementación del Tercer Sector de la Sociedad Civil - pago de impuestos, tributos, Canon y otros considerados en la Licencia Social.
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CIUDADANÍA
y RSE: La Responsabilidad Social Empresarial y la Cumbre CELAC - U.E.
Santiago. Enero 26-27 del 2013.
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Juan López
Baldomá.
Diario_Responsable.
Martes 15 de enero del 2013.
La Comunidad de Estados
Latinoamericanos y Caribeños (CELAC) y la Unión Europea celebrarán en Santiago el 26 y 27 de
enero la Cumbre de Jefes de Estado y de Gobierno; como preparativos a este
evento se han realizado múltiples encuentros y elaborado documentos que
servirán de insumos a sus resoluciones.
Se puede mencionar que en
Puerto Varas a finales de noviembre del año recién pasado concluyó la
reunión ministerial de CELAC-UE
sobre “Promoción de inversiones,
emprendimiento e innovación para el desarrollo sustentable” donde, entre otros temas se
vieron el de la “Economía sustentable: la Responsabilidad Social
Empresarial (RSE), pilar de las
inversiones de calidad social y ambiental.” Y el Rol del sector público para
apoyar la RSE: Buenas prácticas y nuevas tendencias.
En este mismo sentido la CEPAL,
preparo como aporte el documento “Inversiones
para el crecimiento económico, la inclusión social y la sostenibilidad
ambiental” este es concluyente al respecto “Estas inversiones serían el cimiento de las transformaciones
económicas y sociales que ayudarían a profundizar el cambio estructural
con incorporación de nuevas tecnologías intensivas en conocimiento, proteger el
medio ambiente, reducir la pobreza y disminuir las desigualdades sociales”
señala en este informe Alicia Bárcena
, Secretaria Ejecutiva de la CEPAL.
En este marco se puede
observar que ya se ven lejanos los días en que hablar de RSE era un tema
de elites o de ciertos “iluminados” que usaban este término para
referirse a una cultura de mecenazgo o en el mejor de los casos ciertas
prácticas de gestión más avanzadas que incluían diversos aspectos de cuidados
de las empresas con sus públicos internos y externos.
Existen diferentes eventos que
nos permiten tener una retrospectiva de como a ido avanzado este tema en
la conciencia de las personas, empresas, estados y organismos multilaterales.
Haciendo una síntesis de
lo que podríamos llamar los comienzos teóricos del tema, nos recuerda Felipe
Agüero, en su informe sobre RSE en
A. Latina que “El primer concepto de auditoría social surgió en
1940 en el contexto de las consecuencias
de la Depresión de los años 30, durante la cual las empresas fueron llamadas a
informar, en circunstancias de mayores responsabilidades sociales. En los años 60, George Goyder, en el Reino Unido,
argumentaba a favor de la “responsabilidad empresarial” como una alternativa a
la nacionalización, así como una herramienta útil para la administración y una
base para que los interlocutores pudieran desafiar las prácticas corporativas”.
Sin embargo, no es hasta la
realización de la “Primera Cumbre
de Medio Ambiente” del Planeta, en junio del año 1972 que viene a constituirse el primer gran llamado mundial
de alerta, cuando el ex Primer Ministro Sueco, Olof Palme (asesinado
luego el año 1985) llamaba la atención al mundo sobre “o habrá desarrollo con cuidado del medio ambiente o no tendremos
desarrollo para nadie” era un primer llamado de alerta que luego 20 años
más tarde se multiplicaría en Rio de
Janeiro en la Cumbre de la Tierra en junio de 1992.
Los diferentes programas e
iniciativas fueron prosperando y así como por ejemplo, en Brasil, el sociólogo Herbert de Souza, Betinho, lidera un
proyecto llamado “Hambre Cero”, el año 1993 y es el inspirador del Instituto Ethos, fundado el año 1998, que define a las empresas
socialmente responsable cuando estas “van
más allá de la obligación de respetar las leyes, pagar los impuestos y observar
las condiciones adecuadas de seguridad y salud para los trabajadores”
El año 2004 la Organización Internacional para la Estandarización
(ISO) conforma los llamados Comités Espejos a nivel nacional, donde
participan más de 90 países y casi 50 organizaciones internacionales en
un largo pero productivo debate que legitima y da como resultado la Norma
ISO 26.000 de RSE aprobada en
noviembre del año 2010.
Si bien es cierto, esta
norma es una guía de acción y no tiene obligatoriedad a fin de respetar
la legislación y cultura de cada país, tampoco fue elaborada
pensando en que se le apliquen auditorías de terceras partes o
certificaciones. Pese a esto es indudable que los llamados balances de
sustentabilidad o informes de RSE,
son referentes y cartas de navegación sobre estas actividades de de RSE en las
empresas.
Es importante destacar
Iniciativas como la tomada por la Bolsa de Sao Paulo que exige, a partir
del año 2012 la publicación de reportes
de RSE para las empresas que cotizan en ella. La Bolsa de Johannesburgo en Sudáfrica aplica este criterio desde
el 2010 y también es obligatorio en las empresas cotizadas en Francia, Dinamarca y para las compañías
estatales en Suecia.
En nuestro continente ya son
innumerables los estudios, iniciativas y que se vienen generando y múltiples
consorcios actúan desde fines de los noventa con el tema de RSE; por cierto hay mucho que mejorar,
ya que no son pocas las críticas que surgen cuando se conoce que empresas que
han hecho gala de ser líderes y pioneras
en RSE después se muestran como grandes defraudadoras del sistema.
En Europa se lanza el libro Verde el año 2.000 y tras la aprobación de la estrategia Europa 2020
que promueve un crecimiento sostenible, inclusivo e integrador de esa
región, la Comisión Europea lanzó en octubre de 2011 la “Estrategia renovada
de la UE para 2011- 2014 sobre la responsabilidad social de las empresas”.
Su trabajo de esta orientado
a fomentar la RSE a
través de sus políticas exteriores. Mediante una combinación de
promoción a escala mundial y legislación complementaria, impulsando una
mayor difusión de los principios y directrices sobre RSE internacionalmente reconocidos y un impacto positivo de las
empresas de la UE en las economías y las sociedades extranjeras.
La Comisión genera
también propuestas pertinentes en el ámbito
del comercio y el desarrollo. Asimismo, cuando proceda, propone que se
aborde la RSE a entablar
diálogos con regiones y países socios. La Comisión ha invitado a todas
las grandes empresas europeas a comprometerse desde el año 2011 al 2014 a tomar en
consideración al menos uno de los siguientes conjuntos de principios y directrices
al elaborar su planteamiento sobre la RSE:
el Pacto Mundial de las Naciones
Unidas, las Líneas Directrices de la OCDE para las
empresas multinacionales o la norma guía ISO 26000 sobre responsabilidad
social”.
Este gran encuentro de Jefes
de Estado CELAC: UE, es una excelente oportunidad para avanzar significativamente
en torno a este tema y el de las inversiones el emprendimiento e innovación
para el desarrollo sustentable. Para los países de América Latina y el
Caribe es el momento de elaborar o perfeccionar políticas públicas, instrumentos de fomento y apoyo a iniciativas
de RSE y pasar de una posición
pasiva de los gobiernos a elaborar una Agenda de RSE, que involucre a todos los sectores de la economía, desde las PYMES a Multinacionales,
posibilitando una sinergia entre todos los actores de este nuevo proceso. María
Cristina Silva Parejas, Presidenta de la Asociación Chilena de Estudios
Europeos y Regionales, ECSA. Chile, señala “ambas
regiones son complementarias, pues la UE es líder en protección del
medioambiente, cambio climático y Responsabilidad Social Empresarial, mientras
que ALC tiene un gran potencial en energías renovables, es altamente vulnerable
a los del cambio climático y enfrenta grandes desafíos de capacitación y
protección laboral, entre otros temas en los que la UE puede constituirse en un
apoyo fundamental. Las derivadas del tema pueden ser múltiples, y dependerán de
los énfasis que los países quieran priorizar”. ***
La Sociedad Civil en América latina, representará un papel central en la orientación y características centrales de las Políticas Públicas en torno al Desarrollo Sustentable, la Responsabilidad Social Empresarial. RSE, la Inclusión Social, la Ética Empresarial, la función de la Ciudadanía y las Instituciones. La confianza, credibilidad y legitimación como elementos centrales de las Políticas Estatales, llevará un sello muy fuerte desde la Opinión Pública.
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A su vez Bernardo Kliksberg,
economista argentino y quien es considerado un pionero de la ética para el desarrollo, el capital social y la
responsabilidad social menciona en un artículo reciente sobre la
necesidad de una Agenda de
Responsabilidad Social para América Latina ,
“los desafíos abiertos de
América Latina” donde menciona diversos aspectos que deben considerarse;
desde empleos dignos, hasta los compromisos humanos y sociales que
pueden aportar las empresas; sin embargo nada de esto tiene sostenibilidad sin
la necesidad de educar en responsabilidad social por lo cual indica:
“En América Latina hay importantes avances en RSE, y esfuerzos de gran
merito, pero uno de los principales frentes a fortalecer para pasar del
"narcisismo" y la sola filantropía, a una RSE comprometida y
"por convicción" está en el desarrollo de la preparación ética de las
nuevas generaciones de líderes gerenciales a través de metodologías de
aprendizaje activas. Ello requerirá por lo pronto la integración de la
enseñanza sistemática de la RSE en los currículos de las Universidades de la
región”.
Sin duda, el desafío está
planteado la importancia y la urgencia se unen en este tema que
requiere la suma de todas las instituciones, y acciones coordinadas para
actuar, Kliskberg,
concluye “La RSE es un juego de
"ganar-ganar". Según lo
demuestran múltiples investigaciones ganan con ellas las empresas en posicionamiento en los mercados,
competitividad, productividad, capacidad de reclutar y retener los
mejores talentos, sostenibilidad, valor de sus acciones. También gana la sociedad y la economía. En el caso
de América Latina,
un continente con oportunidades muy relevantes, pero con riesgos
considerables, es además una necesidad histórica apremiante”
Ya lo señalaba el Canciller Moreno en el Seminario CEPAL y el Servicio Europeo de Acción
Exterior, el 4 de octubre del 2012.
“En nuestra experiencia nacional, y en especial como país exportador,
hemos visto ya desde hace tiempo que los consumidores, particularmente del
mundo desarrollado, no sólo se preocupan de la calidad de los productos y
servicios, sino de cómo éstos se han producido o generado” y concluía “ Por
estas razones, las empresas del Siglo XXI deben ser empresas sostenibles en el
largo plazo, es decir, que se hacen cargo del entorno social, económico,
político y ambiental en que desarrollan sus actividades. De no ser así, se
corre el riesgo que ellas sufran el impacto de una ciudadanía cada vez más
consciente de sus derechos”
Es el momento de actuar
colaborativamente en RSE y asociar
los programas de las empresas, de acuerdo a sus públicos interesados y
los principales impactos provocados en sus procesos; junto a otras empresas
posibilitando alianzas estratégicas con los Municipios y que a través de
los Planes de Desarrollo Local
, se ejecuten proyectos de mediano y largo plazo que unifique visiones de
la sociedad civil, sector público y privado en torno a resultados y objetivos
deseados en sus territorios y que tengan un real impacto en la calidad de vida
de los mismos.
*Juan López Baldomá, es
Periodista de la U.F.R.J. - Brasil, Curso
ILPES en Desarrollo Local y
Regional. Posgrado en Políticas Sociales para Municipios, IBAM. Director
Ejecutivo de PYRESO AG. (Pymes y Responsabilidad Social) Director de ONG Desarrollo Solidario Internacional
y de la Fundación Talento e Innovación para el Desarrollo.
Bibliografía
EL NUEVO DIÁLOGO CELAC-UE EN
LA CUMBRE DE SANTIAGO 2013
Por María Cristina Silva
Parejas
Santiago de Chile, Junio 2012.
Artículo preparado para la Revista del Colegio de México.
La Responsabilidad Social Empresarial en América Latina: Argentina,
Brasil, Chile, Colombia, México y Perú, Felipe Agüero. Escuela de Estudios
Internacionales Universidad de Miami. Mayo 2002.
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