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Con
Marx sabemos que la economía es decisiva, pero solo en última instancia, por lo
que la acción política aunque se
referencie en el terreno de la economía
y sus relaciones siempre mantiene cierto grado de autonomía. No comprender esto
nos ha hecho caer en concepciones
deterministas que han sido, y son, fuente de desviaciones oportunistas y economicistas, ideologistas
y voluntaristas, que más de una vez hizo que en aras del desarrollo de las
fuerzas productivas se abandonara toda concepción anticapitalista o que fracciones de
la izquierda se lanzaran a una politización sin referencias de clase
contenedoras. Entendemos que la acción
política debe partir de reconocer la centralidad del trabajo en nuestra sociedad
del capital. Lo que no implica en absoluto el simplismo del
reduccionismo fabril, pero sí que es el
anclaje que garantiza la independencia de clase, y a través del cual los sujetos sociales
protagónicos toman conciencia de su protagonismo y del papel que
juegan en las contradicciones de la sociedad. Precisamente es la politización la que permite
elevar el nivel de conciencia y
comprensión de los individuos elevándolos a la acción colectiva.
Se
abren entonces nuevas oportunidades de intervención en la crisis, si somos
capaces de ver los cambios que la
misma conlleva y a condición de que sepamos
diferenciar los límites orgánicos de aquellos ocasionales o momentáneos,
también diferenciar como se ejerce la dominación en cada momento, si prima la coerción o el consenso. Para
no caer en ultimatismos estériles es
necesario distinguir los límites históricos de aquellos movimientos de
coyuntura a los que el capital puede recurrir. No pareciera posible volver a
las altas tasas de crecimiento de la
economía. No es solo el condicionamiento
de la crisis mundial, la reindustrialización está trabada; el desarrollo
por la vía de inversiones externas no parece tener viabilidad; la tasa de desocupación difícilmente baje
mucho más, la recuperación salarial está estancada, la precarización es un
nuevo precio de la economía. La pobreza se ha instalado con un piso
no inferior al 20% de la población.
En este contexto el extractivismo seguirá
siendo el recurso al que recurrirá la
burguesía, para sostener un crecimiento ramplom, o una recuperación,
aunque de bases malsanas.
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Perú. Lima. Pachacámac. Académicos de Ciencias Sociales de las Universidades Nacionales, presentes en un Ciclo de Conferencias. Sobre la crisis económico-financiera, la Gobernabilidad y la Democracia en América Latina.
***
LA IZQUIERDA. La parte del todo (a propósito de la intervención política,
como uno de los problemas centrales que debe resolver hoy).
*****
Martes 29 de enero del 2013.
Eduardo Lucita.(Especial para ARGENPRESS.info).
El
problema de intervención política es a mi juicio uno de los problemas centrales
que debe resolver la izquierda hoy.
Intervenir con una visión estratégica en la coyuntura, reconociendo que esta no
se da en las condiciones que nosotros quisiéramos sino en las que están
determinadas por los condicionamientos del mercado mundial, la acción de los
gobiernos y la relación de fuerzas realmente existente.
Entiéndase bien no se trata negar que son los hombres los que hacen (hacemos) la historia como nos explicara Marx, pero sí de reconocer que esto se da sobre una realidad objetiva, no la que quisiéramos sino la que es tal como es.
Entiéndase bien no se trata negar que son los hombres los que hacen (hacemos) la historia como nos explicara Marx, pero sí de reconocer que esto se da sobre una realidad objetiva, no la que quisiéramos sino la que es tal como es.
No
se trata de un problema meramente coyuntural. Pero para no caer en
especulaciones teóricas conviene poner la discusión en términos actuales. Por
ejemplo hace unos meses la portada de una revista de se preguntaba: “¿Porqué
criticar la minería a cielo abierto, el pago de la deuda ilegítima, la alianza
con intendentes y gobernadores mafiosos, la entrega del petróleo y el oro a españoles
y canadienses es hacerle el juego o ser
funcional a la derecha?”
Se podría replicar
¿Porqué apoyar las retenciones y la intervención del Estado en la economía; la
nacionalización de las AFJP o la parcial de YPF o la Ley de Medios; o caracterizar que las medidas tomadas por
el gobierno para paliar el impacto de la crisis internacional en el 2009 dieron cierto resultado es ser
kirchnerista o despertar expectativas en el gobierno? O ¿Porqué cuando se
plantea suspender los pagos de la deuda e investigarla se dice que es
seguidismo de la centroizquierda, o “no
hay nada que investigar y nada que pagar”? o ¿porqué cuando se habla de la
oposición de derecha se responde sin demasiada argumentación, “la derecha es el gobierno”?
Estos
son los términos de un debate que hoy está atravesando todos los colectivos sindicales, sociales y
políticos. En política concreta
muestra las dificultades para caracterizar el período, cómo analizar las
contradicciones inter-burguesas y cómo pararse frente a un gobierno que no es
fácil de encasillar. Para los
trabajadores y otros sectores explotados y oprimidos según como se resuelva
este debate será la forma de intervención política en una coyuntura de
relaciones de fuerzas desfavorable, donde la iniciativa, aun en un marco de debilidad
relativa, la tiene el gobierno.
Si
se profundiza el análisis lo que está en juego es nada menos que el concepto independencia de clase ¿Es sinónimo de neutralidad o indiferencia a
como se resuelvan los conflictos interburgueses en juego? ¿Las contradicciones
interburguesas no tienen importancia más que para caracterizar la situación
política o para mostrar su crisis? ¿La
política de la izquierda es solo el apoyo a los conflictos sociales y la
búsqueda de la tan meneada unidad? ¿Dónde
queda la política entonces?
La
concepción que domina este escrito es la de darle prioridad a la política, lo que implica romper con el economicismo que ha condicionado
fuertemente las prácticas de la izquierda.
Aportar a su comprensión como una formulación que se mueve con cierta autonomía
de estos condicionamientos es el objetivo de estas líneas.
1.-
1.-
Con
la salida de la convertibilidad -suspensión unilateral de los pagos de la deuda
y mega-devaluación mediante- la economía, en términos capitalistas, se
normalizó. En paralelo el tándem Duhalde-Kirchner
logró reponer la voz de orden y mando del Estado. Así el juego de las
instituciones del régimen, no sin dificultades, volvió a reinar.
Las
excepcionales condiciones del mercado mundial, favorecieron el ciclo expansivo
de la economía iniciado a mediados del 2002, mientras que las políticas
estatales puestas en práctica desde el 2003 en adelante, resultaron decisivas
para el fuerte crecimiento verificado desde entonces. Pero no fue solo esto, la fracción política que se hiciera
cargo del Estado no se limitó a administrar la crisis, también recreó las
condiciones más allá de la coyuntura. Y lo hizo en forma totalmente
diferenciada de las anteriores administraciones.*
Si
el alfonsinismo buscó canalizar las contradicciones y tensiones de la sociedad
hacia las instituciones del régimen revalorizando los partidos, el menemismo
hizo política desde la economía, la más de las veces ninguneando a las
instituciones y abjurando de los partidos. Por el contrario el kirchnerismo hace política desde la
política, con o sin las instituciones, con o sin los partidos y da batalla en
todos los frentes (1). Claro que en todos los casos hay medidas o inacciones que limitan esos logros aunque
no invalidan la orientación general. (2)
2.-
Los cambios en el mercado mundial que se verificaron desde el 2003 en adelante han presidido los cambios internos, pero es necesario entender que enfrentamos una administración que los ha comprendido, los ha acompañado y profundizado con políticas locales muchas veces funcionales a esas tendencias y otras con algunas contradicciones. No se trata de un gobierno antiimperialista, pero sí de que tiene roces crecientes con el imperialismo. Si se compara sin prejuicios se verá que el kirchnerismo se enfrenta con las mismas corporaciones que lo hizo el alfonsinismo. (3)
Los cambios en el mercado mundial que se verificaron desde el 2003 en adelante han presidido los cambios internos, pero es necesario entender que enfrentamos una administración que los ha comprendido, los ha acompañado y profundizado con políticas locales muchas veces funcionales a esas tendencias y otras con algunas contradicciones. No se trata de un gobierno antiimperialista, pero sí de que tiene roces crecientes con el imperialismo. Si se compara sin prejuicios se verá que el kirchnerismo se enfrenta con las mismas corporaciones que lo hizo el alfonsinismo. (3)
No obstante mayores niveles de ocupación, de salarios e
ingresos populares, por lo tanto mayor mercado interno, constituyen avances
relativos que mejoran relativamente las condiciones en que viven y reproducen su existencia las clases trabajadoras, pero
no implican necesariamente cambios estructurales profundos. (4)
Sindicatos de España, Francia, Reino Unido, Italia, Grecia, Portugal y otros, persisten en la lucha sindical democrática contra las políticas salvajes, brutales y fascistas de la Troika Europea.
***
3.-
Desde el 2003 se ha hecho cargo de la administración del Estado una fracción política burguesa que no actúa por convicción sino por necesidad, pero que cuando esta necesidad se le presenta la salida en la mayoría de los casos no es la que le proponen los organismos internacionales y la oposición derechista. Por el contrario lo que destaca es la mayor intervención del Estado, y es esa intervención la fuente de la politización creciente que vive nuestra sociedad.
Desde el 2003 se ha hecho cargo de la administración del Estado una fracción política burguesa que no actúa por convicción sino por necesidad, pero que cuando esta necesidad se le presenta la salida en la mayoría de los casos no es la que le proponen los organismos internacionales y la oposición derechista. Por el contrario lo que destaca es la mayor intervención del Estado, y es esa intervención la fuente de la politización creciente que vive nuestra sociedad.
Ascenso del capital productivo,
mayor intervención estatal, dinamización del mercado interno, fuerte recambio
generacional en los lugares de trabajo, en las barriadas, en las organizaciones,
marcan un cambio de escenario, que se ha acentuado en los últimos años y cuyo
rasgo distintivo es el regreso de la política.
Es
este cambio de escenario, que
debiera haber llevado a una renovación de la estrategia y de las formas de
intervención, el que presenta un desafío no menor para la izquierda, que la más de las veces parece prisionera de una
retórica simbólica que termina creando su propia realidad, sin acertar una
caracterización del kirchnerismo, tampoco de la etapa. Esto es particularmente
notorio en la izquierda partidaria que, encerrada en un doctrinarismo sin
perspectivas o en una independencia de clase en abstracto, no alcanza a ver las
oportunidades que surgen de las disputas
interburguesas. Tampoco a comprender que en la mayoría de los casos los
trabajadores y los sectores populares no son indiferentes a como estas disputas
se resuelvan. Mientras que lo que se conoce como “nueva izquierda” suele estar
más cerca de caracterizaciones acertadas aunque muchas veces, no siempre,
prisionera del antiestatalismo propio del neo-anarquismo de extracción
pequeño-burguesa de este tiempo. No alcanza a comprender la importancia de la
política en la construcción de alternativas.
4.-
Si alguna virtud tuvo la izquierda revolucionaria que intentamos construir en los años ’60 y ’70 del siglo pasado, es que en su ruptura con el reformismo, de corte estalinista o socialdemócrata, puso en el centro del debate el problema del poder. Más allá de la discusión sobre las vías y los tiempos el problema del poder define los campos y ordena la acción política. Es necesario conocer la formación social, la estructura de clases, definir la política de alianzas, las clases y fracciones amigas y enemigas, y sobre todo las que hay que neutralizar, y como se mueven en cada coyuntura. En síntesis es la base para hacer política.
Si alguna virtud tuvo la izquierda revolucionaria que intentamos construir en los años ’60 y ’70 del siglo pasado, es que en su ruptura con el reformismo, de corte estalinista o socialdemócrata, puso en el centro del debate el problema del poder. Más allá de la discusión sobre las vías y los tiempos el problema del poder define los campos y ordena la acción política. Es necesario conocer la formación social, la estructura de clases, definir la política de alianzas, las clases y fracciones amigas y enemigas, y sobre todo las que hay que neutralizar, y como se mueven en cada coyuntura. En síntesis es la base para hacer política.
La
regresión impuesta por más de tres décadas de neoliberalismo hace que se haya
vuelto a la lógica del programa mínimo y máximo. Al sindicalismo y
reivindicacionismo por un lado y al
ideologismo y al socialismo o al cambio social por el otro. En el medio el
campo de la política, el terreno donde se procesa todo cambio de conciencia, ha
quedado vacante.
5.-
La cultura dominante intenta evitar la politización de las clases subalternas, busca también escindir la economía de lo político, a la par que establece como momentos diferenciados conocimiento e interpretación por un lado y transformaciones por el otro. Por el contrario la intervención de la izquierda para ser efectiva requiere comprender que no hay tal escisión, tampoco dos momentos, sino que es un proceso único que no se da en abstracto, sino asentado en procesos reales. Estos procesos encierran también la contradicción entre la lucha sindical y el reivindicacionismo de los movimientos sociopolíticos-culturales, que finalmente resultan absorbidos o neutralizados por el capital y su Estado, y la confrontación de clase.
La cultura dominante intenta evitar la politización de las clases subalternas, busca también escindir la economía de lo político, a la par que establece como momentos diferenciados conocimiento e interpretación por un lado y transformaciones por el otro. Por el contrario la intervención de la izquierda para ser efectiva requiere comprender que no hay tal escisión, tampoco dos momentos, sino que es un proceso único que no se da en abstracto, sino asentado en procesos reales. Estos procesos encierran también la contradicción entre la lucha sindical y el reivindicacionismo de los movimientos sociopolíticos-culturales, que finalmente resultan absorbidos o neutralizados por el capital y su Estado, y la confrontación de clase.
La experiencia nos
indica que esas luchas no escapan a los límites del reivindicacionismo y
corporativismo. Por el contrario solo la política logra que los sujetos
sociales superen esos límites. Claro que una cosa es enunciarlo teóricamente y
otra la acción práctica concreta.
Hay una tensión recurrente entre estos dos términos de la ecuación, que no se
resuelve en el marco de las conceptualizaciones teóricas sino en el campo experimental
de la lucha concreta.
La lucha política, de los movimientos sociales - principalmente la Juventud del 15-M, Democracia Real, Ya, Lo llaman Democracia, pero no es, en general todos los Movimientos Ocupa, los desempleados, los comunistas y socialistas - no parlamentarios - también asumen un conjunto de luchas políticas permanentes por recuperar la Democracia Moderna y el Estado de Bienestar.
***
6.-
Con Marx sabemos que la economía es decisiva, pero solo en última instancia, por lo que la acción política aunque se referencie en el terreno de la economía y sus relaciones siempre mantiene cierto grado de autonomía. No comprender esto nos ha hecho caer en concepciones deterministas que han sido, y son, fuente de desviaciones oportunistas y economicistas, ideologistas y voluntaristas, que más de una vez hizo que en aras del desarrollo de las fuerzas productivas se abandonara toda concepción anticapitalista o que fracciones de la izquierda se lanzaran a una politización sin referencias de clase contenedoras. (5)
Con Marx sabemos que la economía es decisiva, pero solo en última instancia, por lo que la acción política aunque se referencie en el terreno de la economía y sus relaciones siempre mantiene cierto grado de autonomía. No comprender esto nos ha hecho caer en concepciones deterministas que han sido, y son, fuente de desviaciones oportunistas y economicistas, ideologistas y voluntaristas, que más de una vez hizo que en aras del desarrollo de las fuerzas productivas se abandonara toda concepción anticapitalista o que fracciones de la izquierda se lanzaran a una politización sin referencias de clase contenedoras. (5)
Entendemos
que la acción política debe partir de reconocer la centralidad del trabajo en
nuestra sociedad del capital. Lo que no implica en absoluto el simplismo del
reduccionismo fabril, pero sí que es el anclaje que garantiza la independencia
de clase, y a través del cual los sujetos sociales protagónicos toman
conciencia de su protagonismo y del papel que juegan en las contradicciones de
la sociedad. Precisamente es la politización la que permite elevar el nivel de
conciencia y comprensión de los individuos elevándolos a la acción colectiva.
7.-
El nuevo escenario de la pos-convertibilidad,
que algunos caracterizamos como neo-desarrollismo nos ha replanteado ese
desafío. Desafío que se ha acentuado en los últimos años, más cuando como ya
hemos dicho estamos frente a un gobierno que hace política cotidianamente, con
todos sus actos y cualquiera fueran las circunstancias. La política fue el
rasgo distintivo que presidió todos sus actos y acciones.
Hoy el neo-desarrollismo,
surgido de las propias relaciones del neoliberalismo
está encontrando allí sus propios límites. Y estos han comenzado a
manifestarse con fuerza en el tercer período kirchnerista, se ha ingresado en
una fase de estancamiento, tanto por las presiones de la crisis mundial como
por propias contradicciones del modelo y limitaciones de clase del gobierno.
8.-
Se abren entonces nuevas oportunidades de intervención en la crisis, si somos capaces de ver los cambios que la misma conlleva y a condición de que sepamos diferenciar los límites orgánicos de aquellos ocasionales o momentáneos, también diferenciar como se ejerce la dominación en cada momento, si prima la coerción o el consenso. Para no caer en ultimatismos estériles es necesario distinguir los límites históricos de aquellos movimientos de coyuntura a los que el capital puede recurrir.
Se abren entonces nuevas oportunidades de intervención en la crisis, si somos capaces de ver los cambios que la misma conlleva y a condición de que sepamos diferenciar los límites orgánicos de aquellos ocasionales o momentáneos, también diferenciar como se ejerce la dominación en cada momento, si prima la coerción o el consenso. Para no caer en ultimatismos estériles es necesario distinguir los límites históricos de aquellos movimientos de coyuntura a los que el capital puede recurrir.
No
pareciera posible volver a las altas tasas de crecimiento de la economía. No es
solo el condicionamiento de la crisis mundial, la reindustrialización está
trabada; el desarrollo por la vía de inversiones externas no parece tener
viabilidad; la tasa de desocupación difícilmente baje mucho más, la
recuperación salarial está estancada, la precarización es un nuevo precio de la
economía. La pobreza se ha instalado con un piso no inferior al 20% de la población. En este
contexto el extractivismo seguirá
siendo el recurso al que recurrirá la burguesía, para sostener un crecimiento
ramplom, o una recuperación, aunque de
bases malsanas.
La juventud europea, hoy como ayer constituye y representa el motor central de la lucha permanente contra la crisis, la pseudo-democracia llamada (bancocracia) o las formas de gobierno financiero-político impuesta por los bancos, las corporaciones y mega-corporaciones en alianza con la Troika y los políticos farsantes y mentirosos que secuestraron la Gobernabilidad y la Democracia Moderna.
***
9.-
En estas condiciones las reformas progresistas que buscan paliar la situación no encuentran demasiadas posibilidades. Lo que está planteando la crisis en ciernes es un programa de lo que llamamos reformas no reformistas. Se trata de reformas inscriptas en la lógica transicional. Claro está que en un período en que no está en juego el poder pero si cambiar la relación de fuerzas sociales y elevar el nivel de conciencia, para abrir nuevas posibilidades. Reformas que para sostenerse en el tiempo requieren de nuevas reformas que terminen cuestionando el orden establecido por el capital.
En estas condiciones las reformas progresistas que buscan paliar la situación no encuentran demasiadas posibilidades. Lo que está planteando la crisis en ciernes es un programa de lo que llamamos reformas no reformistas. Se trata de reformas inscriptas en la lógica transicional. Claro está que en un período en que no está en juego el poder pero si cambiar la relación de fuerzas sociales y elevar el nivel de conciencia, para abrir nuevas posibilidades. Reformas que para sostenerse en el tiempo requieren de nuevas reformas que terminen cuestionando el orden establecido por el capital.
La política entonces no
es solo la cuestión electoral, de la
que soy partidario, como de hacer todos los esfuerzos y acuerdos necesarios
para participar con las mayores posibilidades. No comparto la idea de abandonar el terreno donde dominan los
dominadores. Pero es política también, y fundamentalmente, la acción de disputar políticas públicas para
enfrentar los grandes problemas nacionales y también dar respuesta a las
necesidades inmediatas de los trabajadores y los sectores populares, a
condición que estas demandas las elevemos de su nivel reivindicatorio. (6)
En
nuestra comprensión no se trata solo la disputa en el nivel estatal y de las instituciones del régimen, es también que
las propuestas deben ir acompañadas de una convocatoria al más amplio
protagonismo social, en términos de control de trabajadores y usuarios, y cuando
cuadre de la comunidad misma. Y esto nos vuelve a plantear los términos de
nuestra intervención en el movimiento social en su conjunto. Debemos
interpelarlo con nuestras propuestas pero también estar dispuestos a escuchar e
incorporar las demandas y cuestionamientos que de allí provengan. La democratización de todas las
relaciones forma parte también del todo de esta política, porque se trata de
cambiar la relación de fuerzas sociales y crear fuerza social impugnadora del
orden capitalista existente.
10.-
Si quisiéramos sintetizar el
desafío, se trata de la articulación del análisis de una
situación económica dada con la acción
política concreta y el protagonismo social que busca transformarla.
*****
* He
dado una caracterización del
kirchnerismo en “Economía y política en la administración kirchnerista”,
Anuario EDI nº 5, Septiembre 2010 y en “10 años de kirchnerismo” entrevista
Revista Sudestada nº 115, Diciembre 2012, por lo que no considero necesario
abundar demasiado aquí.
Notas:
1)
Capturando renta extraordinaria y
recuperando para el Estado la administración de la seguridad social (único país
en el mundo que la reestatizó); ampliando derechos (Ley de Medios, Matrimonio
Igualitario, Voto voluntario a los 16, Muerte Digna, Identidad de Género,
Fútbol para Todos…) ampliando la democracia anulando los indultos e impulsando
los juicios a los genocidas; reestatizando algún sector cuando no le queda otra
salida.
2) Por ejemplo la Ley Antiterrorista,
las modificaciones a la de Riesgos del Trabajo, la judicialización de la
protesta, la falta de aplicación de los artículos no judicializados de la Ley
de Medios, trabas al proyecto de ley de acceso a la información; ciertos
condicionamientos a la política partidaria, etc.
3) Con excepción de las FFAA que
lo resolvió el menemismo. El reciente conflicto con gendarmes y prefectos, se
parece más a los que tuvieron Correa y Chávez con las respectivas Guardias
Nacionales, que a los viejos conflictos con las FFAA.
4) Es que hay continuidades y rupturas. El
bloque de clases dominantes es el mismo que se consolidara en los ’90 pero hubo
cambios en el orden interno de ese bloque, hoy lo preside el capital
productivo. Si se comparan estáticamente la estructura del PBI y de las
exportaciones entre 1998 (año más elevado de la convertibilidad) y el 2011
punto más punto menos no hay grandes modificaciones. Por el contrario si se
analiza dinámicamente el ciclo expansivo 2003-2011 se comprueba que salvo en
los primeros momentos es el sector industrial el que dinamiza el crecimiento de
la economía. Esto ha tenido un impacto social no menor.
5) Por ejemplo ciertos posicionamientos
de izquierda pro-K detrás de un movimiento nacional
inexistente; ir detrás de la SR o declararse neutrales frente a una puja
interburguesa cuando la crisis por la Resol. 125; adherir al concepto liberal
de “libertad de prensa” en el debate por la Ley de Medios; cuando la
reestatización parcial de YPF o la reforma de la Carta Orgánica del BCRA.
6) Es decir no se trata solo de luchar por
una mejora del sistema ferroviario, sino de discutir qué papel tendría un
ferrocarril estatal en el marco de un Programa Nacional de Transporte. No es
solo bregar por la nacionalización total de YPF sino de proponer un Plan
Energético Nacional; no es solo combatir la inflación con control de precios,
sino de controlar los costos de producción y distribución de las formadoras de
precios, estableciendo la razonabilidad en las tasas de ganancias y ajustar los
salarios periódicamente de acuerdo a un índice de inflación real; frente a los límites
en la creación de empleo hay que hacer cumplir la jornada legal de 8 horas,
pero no hay otra salida efectiva que la reducción de la jornada laboral y el
reaparto del trabajo existente. Una nueva ley de entidades financieras es
necesaria pero la salida de fondo pasa como mínimo por la estatización de los depósitos en
camino a la nacionalización del sistema financiero todo; Y un largo etcétera.
*****
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