Alberto Garzón quiere mantener viva la "llama del 15-M" . Los Indignados, con la Lista de Unidad Popular. Será posible en el centro de un inmenso escenario de "rompecazabezas político" forjar la Unidad de la Izquierda Socialista?.
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El líder de IU critica que Podemos no haya
pactado a nivel estatal pero sí en comunidades como Cataluña y Galicia, donde
forman parte de una "sopa de siglas"
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Las propuestas de IU serán debatidas en el
seno de Unidad Popular aunque Garzón cree que serán apoyadas ya que son de
"sentido común"
El
candidato de IU a las elecciones, Alberto Garzón,
dio este viernes el pistoletazo de salida a la lista electoral con la que se
presentará el 20 de diciembre, Unidad Popular, una candidatura con la pretende
mantener viva "la
llama del 15M".
Garzón lideró el acto de presentación de la candidatura arropado por
integrantes de las listas de Unidad Popular en todas las circunscripciones,
como su número dos en Madrid, la activista Sol Sánchez; el número uno por
Valencia, Ricardo Sixto; o los candidatos en Asturias y Córdoba, Manolo
González y Antonia Parrado.
Unidad Popular
será el nombre que la coalición registre ante la Junta Electoral Central y esta
denominación es la que aparecerá también en la papeleta, acompañada de las iglas de IU
y de los acuerdos con partidos territoriales, como la Chunta Aragonesista en
Aragón o Batzarre en Navarra. "Esta
candidatura expresa lo mejor de las luchas sociales y sindicales. Recoge la
llama del 15M para mantenerla viva en el tiempo, mantener viva una llama que
nos habla de democracia radical", proclamó Garzón, que felicitó el
"paso atrás" dado por las formaciones
políticas para ceder el protagonismo a los ciudadanos.
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ESPAÑA: SÁNCHEZ ACEPTÓ UNA CUMBRE DE IZQUIERDA.
El Socialismo negocia la formación
de un Gobierno Progresista.
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La mesa de negociaciones a
“cuatro bandas” (PSOE, Podemos, Izquierda Unida y Compromís) fue una propuesta
del dirigente de IU Alberto Garzón, que cumple el rol de mediador entre Pedro
Sánchez y el líder de Podemos, Pablo Iglesias.
Página /12 sábado 20 de febrero del 2016.
Cuando
quedan apenas 11 días para cosechar los apoyos a su elección al frente del
Ejecutivo español, el socialista Pedro Sánchez aceptó una cumbre de la
izquierda para buscar un acuerdo de investidura. La confirmación de este
encuentro –aún sin fecha– entre los líderes de Podemos, Izquierda Unida (IU) y
Compromís, es un paso significativo después de que el presidente en funciones,
el conservador Mariano Rajoy, añadió presión a Sánchez asegurando el jueves en
Bruselas que “lo más probable” es que España vuelva a celebrar elecciones el 26
de junio.
La
mesa de negociaciones a “cuatro bandas” fue una propuesta del dirigente de IU,
Alberto Garzón, que cumple el rol de mediador entre Sánchez y el líder de
Podemos, Pablo Iglesias, quien se opone a negociar otra cosa que no sea la
conformación de un gobierno de coalición de las formaciones de izquierda con él
ocupando el cargo de vicepresidente. De esta forma, se proyecta lo que será el
primer encuentro entre Iglesias y Sánchez para negociar cara a cara, lo que podría
desbloquear un acuerdo.
El
lunes pasado, el dirigente de Podemos presentó un programa de gobierno
detallado con propuesta para abordar directamente con el líder socialista, pero
éste se mantuvo firme en su decisión de mantener múltiples negociaciones con
distintos partidos para lograr apoyos a su elección sobre la pase de un
documento elaborado por su formación. Los equipos negociadores del secretario
general del PSOE avanzaron y están cerca de cerrar un acuerdo con los liberales
de Ciudadanos, Coalición Canarias, IU, Compromís y el Partido Nacionalista
Vasco (PNV), aunque estos apoyos no le garantizan la elección al frente del
Ejecutivo. Es por eso que Garzón envió una carta al PSOE, Podemos y los
valencianos de Compromís para impulsar la reunión para “explorar todas las vías
posibles para conformar un gobierno alternativo”, al conservador Partido
Popular (PP) del mandatario en funciones, Mariano Rajoy.
Sánchez
le contestó a Garzón a por escrito. “Te confirmo nuestra disposición a
participar en la reunión de trabajo con representantes de Podemos, IU y
Compromís, de cara a pactar un programa para la investidura, que proyecte en la
legislatura la acción de un gobierno progresista y reformista”, respondió.
Iglesias también se mostró abierto ante esta posibilidad. “Vamos a trabajar
hasta último momento para hacer a Pedro Sánchez presidente de un gobierno
progresista”, afirmó, antes de aceptar la propuesta de Garzón.
Sin
embargo, las palabras del líder del PSOE confirman que su intención sigue
siendo hablar sobre un programa y no de la formación de un gobierno de
coalición. El dirigente de la formación socialista, la segunda fuerza más
votada con 90 diputados, dejó más o menos en claro que prefiere gobernar en
solitario aunque no cierra a un gobierno de coalición. Sánchez no quiere que su
futuro quede condicionado por un pacto exclusivo con Podemos, la cuarta fuerza
política del parlamento con 69 escaños. Además, la fuerza antiajuste exige como
línea roja un referéndum sobre la secesión de Cataluña, algo que el PSOE
rechaza de plano. Su intención, como remarcó ya en reiteradas ocasiones, es
sumar el apoyo tanto del partido de Iglesias como el del liberal Albert Rivera
(40 diputados), aunque las dos nuevas fuerzas políticas insisten en que sus
programas son incompatibles.
La
diferencia es que Rivera está dispuesto a facilitar la investidura de Sánchez
si el PSOE gobierna en minoría mientras Iglesias dice que sólo lo hará si forma
parte del gobierno, puesto que considera que los socialistas no pueden
pretender gobernar con 90 diputados.
Sánchez
aceptó el encargo del rey Felipe VI de formar gobierno el 2 de febrero pasado
después de que Rajoy declinó la primera oferta por falta de apoyos para ser
reelegido pese a que ganó los comicios celebrados hace dos meses. Su primera
fecha límite es el 2 de marzo, ya que ese día será la sesión de investidura en
la que tendrá que presentar su programa de gobierno y pedir el apoyo de los
otros partidos. Al día siguiente, se producirá la primera votación, que deberá
superar por mayoría absoluta. En caso de que esto no ocurra, los diputados
españoles volverán a votar dos días después.
En
una conversación informal en Bruselas con el primer ministro británico, David
Cameron, Rajoy dijo el jueves: “Tenemos sesión de investidura en marzo y creo
que no va a salir. Lo más probable es que tengamos nuevas elecciones el 26 de
junio”, según registraron los micrófonos abiertos. La vicepresidenta del
gobierno, Soraya Sáenz de Santamaría, señaló ayer que la opción de Rajoy no es
que haya elecciones generales, sino formar un gobierno de amplia mayoría
parlamentaria, pero esa opción depende exclusivamente del PSOE.
Con sus 123 diputados, al PP no le alcanza ni con un acuerdo con
Ciudadanos para gobernar, necesita que los socialistas al menos se abstengan.
Desde los comicios del 20 de diciembre, Sánchez insiste en que no participará
ni permitirá un nuevo gobierno del PP, que aboga por una gran coalición con el
PSOE y Ciudadanos. Una vez que tenga lugar la primera votación de investidura
comenzará a correr un plazo de dos meses en el que si no hay acuerdo habrá
elecciones, de ahí la fecha lanzada por Rajoy. No obstante, si los españoles
vuelven a las urnas no significa que la actual situación de ingobernabilidad se
resolverá, ya
que los sondeos apuntan a resultados muy similares a los de las pasadas
elecciones generales.
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