UN
EJEMPLO DE RECESIÓN GLOBAL.- 2001-2004.- “Al inicio
de 2002, la contracción económica mundial se ha generalizado. Aunque la prensa
atribuye esta crisis a los atentados del 11 de septiembre, es evidente que
estas acciones sólo acentuaron el freno previo del nivel de actividad. Se
estima que el crecimiento del PBI mundial alcanzó el año pasado un 2%, es decir
un porcentaje muy cercano al prevaleciente en los tres picos recesivos de las
últimas décadas (1,9% en 1975, 1,2% en 1982 y 1,4% en 1991). Además, el volumen del comercio mundial que
aumentaba a un ritmo del 7% anual desde principios de los 90 se mantuvo
estancado durante 2001 y las inversiones extranjeras se redujeron a la mitad
del ejercicio precedente.
La desaceleración en curso es sincronizada y golpea
simultáneamente a los tres centros de la economía mundial. Ninguna región ni
sector contrarresta la recesión norteamericana, que arrastra a Europa y
refuerza el estancamiento de Japón. Esta simultaneidad es un efecto de la
mundialización, que afianzó la integración de las economías centrales y aceleró
la transmisión de los impactos recesivos. La crisis se profundizó en los
últimos meses, ya que a mitad del año pasado los analistas todavía discutían la
continuidad de una fase ascendente, disentían en torno al carácter “suave o
forzoso del aterrizaje” de la economía norteamericana y esperaban que Europa
actuara como locomotora sustituta de los Estados Unidos.
Sin embargo,
el grueso de los analistas observa el cuadro recesivo actual con menos
dramatismo que en 1997-98. Durante el colapso asiático
predominaban los pronósticos de un próximo estallido comparable al 30, mientras
que ahora prevalece la impresión que la crisis acentuará la fractura económica
y social en el mundo, pero será controlada. Como la economía norteamericana registró
una sorprendente reacción luego del desplome asiático, muchos analistas se han
vuelto más cautos en sus pesimistas previsiones.
Pero estos
vaivenes interpretativos simplemente confirman la escasa confiabilidad que
tienen los análisis de los economistas de mayor eco en la prensa. Sus
caracterizaciones están habitualmente muy influidas por el cambiante estado de
ánimo de los inversores bursátiles y por eso saltan de la euforia a la
depresión con inusitada rapidez. Su reciente pérdida de entusiasmo en el
neoliberalismo no les ha servido tampoco para mejorar mucho su diagnóstico de
la realidad. A diferencia de lo ocurrido en los 90, el eje de la crisis actual
se ubica en la economía norteamericana, y por eso existe más preocupación por
el efecto internacional de esta recesión que por los descalabros de la
periferia. El
principal problema es el estado de salud de la primer potencia y no el impacto
de un derrumbe tercermundista”. Claudio Katz. Herramienta 2004.
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PETRÓLEO, MERCADOS
FINANCIEROS Y RECESIÓN GLOBAL.
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Alejandro Nadal.
La Jornada miércoles 3 de enero del
2016.
Cuando estalló la crisis de 2008
muchos analistas ligados a gobiernos y autoridades monetarias pensaron que sus
efectos podrían contenerse y los daños limitarse a segmentos del sistema
financiero. En realidad la profundidad y alcance del proceso de endeudamiento y
apalancamiento iban más allá de todo límite. Algunos eslabonamientos existentes
entre segmentos del sistema financiero eran desconocidos y tomaron a todos por
sorpresa. Los vasos comunicantes entre bancos, mercados de valores, fondos de
cobertura y corredurías llevaban instrumentos financieros complejos que en
muchas ocasiones los reguladores ni siquiera podían entender.
Hoy la crisis adquiere un nuevo semblante. Ya no se trata simplemente de conexiones entre segmentos del sistema financiero. Hoy existe una relación estrecha entre el derrumbe en los precios del petróleo y el colapso y volatilidad extrema en los principales mercados financieros. Los precios del crudo hoy actúan como una señal de alarma sobre el mal estado de la economía mundial. La crisis ha completado un ciclo y en lo que va de este año las pérdidas acumuladas en Wall Street ascienden a más de 1.6 millones de millones de dólares.
Hoy la crisis adquiere un nuevo semblante. Ya no se trata simplemente de conexiones entre segmentos del sistema financiero. Hoy existe una relación estrecha entre el derrumbe en los precios del petróleo y el colapso y volatilidad extrema en los principales mercados financieros. Los precios del crudo hoy actúan como una señal de alarma sobre el mal estado de la economía mundial. La crisis ha completado un ciclo y en lo que va de este año las pérdidas acumuladas en Wall Street ascienden a más de 1.6 millones de millones de dólares.
Una de las razones por las cuales el
colapso en el precio del crudo afecta todo tipo de mercados financieros es
relativamente sencilla. Muchos grandes inversionistas, desde fondos hasta
grandes corporaciones, sufrieron en 2015 un castigo brutal en el componente de
sus carteras de inversión relacionado con mercancías básicas o commodities. Hoy
esos mismos inversionistas han comenzado a deshacerse de acciones y títulos
financieros con el fin de reducir el perfil de riesgo de su cartera total. Y
como se dice en la jerga financiera, eso ha afectado el sentimiento del mercado
y ha intensificado la tendencia a vender en corto.
Los inversionistas más importantes
en la economía mundial están observando con gran atención la evolución del
precio del petróleo. El desplome no es considerado como portador de buenas
noticias. Al contrario, es un muy mal presagio de que la economía mundial
seguirá empantanada en un entorno recesivo por varios años.
El colapso en el precio del crudo se
atribuye a la estrategia de mercado de Arabia Saudita para preservar su franja
de mercado. Pero hay otros indicios de que podría estar más relacionado con el
colapso en la demanda, sobre todo con la contracción en China. Todas las
señales económicas que vienen del gigante asiático en estos días anuncian una
fuerte y duradera contracción. El bajo precio del petróleo podría ser más un
fenómeno deflacionario que una consecuencia de la pelea por franjas de mercado.
Por su parte, las señales desde Estados Unidos tampoco son buenas. El boom del fracking hidráulico se acompañó de un feroz sobrendeudamiento por parte de las nuevas compañías gaseras y petroleras. Muchas de estas compañías pudieron financiarse a través de títulos de muy mala calidad e incluso de bonos chatarra. Con la promesa de que estaban iniciando la revolución energética que Estados Unidos había esperado desde hacía años, pudieron vender esos títulos a inversionistas incautos con la promesa de que mantendrían rendimientos altos durante mucho tiempo. Hoy que el precio del crudo no permite cubrir el costo de producción promedio en la mayoría de los sitios con instalaciones para el fracking hidráulico el colapso en la industria se acelera. El número de instalaciones (rigs) de fracking en operación en Estados Unidos ha descendido de mil 864 en octubre de 2014 a unas 619 en enero de este año.
Por su parte, las señales desde Estados Unidos tampoco son buenas. El boom del fracking hidráulico se acompañó de un feroz sobrendeudamiento por parte de las nuevas compañías gaseras y petroleras. Muchas de estas compañías pudieron financiarse a través de títulos de muy mala calidad e incluso de bonos chatarra. Con la promesa de que estaban iniciando la revolución energética que Estados Unidos había esperado desde hacía años, pudieron vender esos títulos a inversionistas incautos con la promesa de que mantendrían rendimientos altos durante mucho tiempo. Hoy que el precio del crudo no permite cubrir el costo de producción promedio en la mayoría de los sitios con instalaciones para el fracking hidráulico el colapso en la industria se acelera. El número de instalaciones (rigs) de fracking en operación en Estados Unidos ha descendido de mil 864 en octubre de 2014 a unas 619 en enero de este año.
Se estima que la mitad de las empresas
petroleras estadunidenses en el negocio del fracking va a tener que quebrar.
Todo esto tendrá grandes repercusiones a nivel macroeconómico y ciertamente no
favorecerá una recuperación. De hecho, en el debate sobre si la Reserva federal
se apresuró a incrementar la tasa de interés el impacto del bajo precio del
petróleo ya es considerado como una de las variables más importantes.
Existe una ramificación que conecta el precio del petróleo con la economía financieras que no ha sido bien analizado. El precio del crudo es el soporte del valor de muchos bonos y créditos corporativos. Su desplome anuncia una cascada de deudas que no podrán ser pagadas, lo que llevará a la quiebra a muchos fondos y bancos. La cartera vencida de compañías petroleras podría superar el volumen de los años 80, cuando la caída del precio del petróleo ayudó a precipitar la crisis mundial.
Existe una ramificación que conecta el precio del petróleo con la economía financieras que no ha sido bien analizado. El precio del crudo es el soporte del valor de muchos bonos y créditos corporativos. Su desplome anuncia una cascada de deudas que no podrán ser pagadas, lo que llevará a la quiebra a muchos fondos y bancos. La cartera vencida de compañías petroleras podría superar el volumen de los años 80, cuando la caída del precio del petróleo ayudó a precipitar la crisis mundial.
La industria energética lleva a cabo
grandes inversiones y sus efectos multiplicadores en la economía son muy
fuertes. Una parte significativa del crecimiento de la economía estadunidense
después de la crisis de 2008 se debió a las inversiones del sector energético
(y, en especial, del fracking). Pero cuando las empresas petroleras tienen que
aplicar el freno de emergencia, el efecto de contracción, con todos sus
multiplicadores, no tarda en manifestarse. La crisis global sigue
evolucionando.
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