LOS MUROS QUE DERRIBA EL PAPA.
El
encuentro entre el papa Francisco y Kirill, patriarca de la Iglesia Ortodoxa
rusa, pone fin a 938 años de diferencias. Mil doscientos millones de católicos
representados en la Iglesia Católica, apostólica y romana, frente a ciento
veinte millones de ortodoxos rusos. Ese es el muro que se cayó este viernes en
Cuba. El nuevo muro que derriba Francisco pone fin a una relación rota en el
año 1054. Las causas de la ruptura hay que hurgarlas en la liturgia de ambas
iglesias. En aquel tiempo, ambos papas, el de Roma y el de Constantinopla se
excomulgaron mutuamente. En Occidente se hablaba latín, mientras que en el
Oriente bizantino se optaba por el griego. Asimismo, se discutía la figura del
purgatorio y la llamada “controversia trinitaria”: Occidente cree y reza al
Espíritu Santo, que de acuerdo con las corrientes teológicas más extendidas en
la Iglesia occidental “procede del Padre y del Hijo”, los ortodoxos prescinden
de la figura del Hijo.
Hoy,
tras casi un milenio de enfrentamiento, la búsqueda de la paz a través del
multilateralismo y la solución del conflicto entre Rusia y Ucrania son los
motivos que propiciaron la destrucción de este muro. A ambas iglesias las une
la preocupación por la persecución a los cristianos, católicos y ortodoxos y la
destrucción de monumentos cristianos en Africa y Asia, sobre todo a manos del
autodenominado Estado Islámico en Siria. “En esta trágica situación necesitamos
dejar de lado nuestros desacuerdos internos y unir esfuerzos para salvar el
cristianismo en las regiones donde es objeto de persecución”, afirmó Hilarión
Alfeyev, jefe de política exterior de la Iglesia Ortodoxa rusa. “Iré donde tu
quieras, llámame y yo voy”, le dijo Francisco en noviembre del 2014 al
patriarca ruso.
El
Papa jerarquiza la relación con Rusia desde 2013, cuando pudo evitar la
invasión a Siria de Estados Unidos, anunciada por Obama. Gracias a la carta que
envió a la cumbre del G-20 que se realizaba en San Petersburgo con la
presidencia de Vladimir Putin, logró que los 19 países restantes convencieran
al presidente norteamericano de no concretar su anuncio. Desde entonces se
entrevistó dos veces con el premier ruso, en noviembre del 2013 por Siria y en
junio del 2015 por la crisis de Ucrania, donde hay una porción importante de
población católica.
La
Iglesia rusa está muy vinculada a Putin, como antes lo estuvo al zar y luego al
Partido Comunista. Cuando en 1917 triunfó la Revolución Bolchevique los
católicos de Rusia y de Ucrania fueron perseguidos y sus bienes confiscados
fueron entregados a los ortodoxos. Este es el tercer puente que inaugura el
jefe católico en Cuba. Uno ya lo terminó, el restablecimiento de relaciones
entre la isla y EE.UU. El segundo, cuando en plena misa en la Plaza de la
Revolución en su visita a Cuba, pidió por la paz en Colombia. ¿Logrará el papa
Bergoglio que Raúl Castro vuelva a rezar, como amagó éste en su visita vaticana
en mayo del 2015? Paradoja del destino Cuba, que antes de Francisco era
considerada exportadora de violencia, hoy es el lugar elegido por él para
derribar un nuevo muro hacia la paz. Así como fue signado por la Laudato Si, el
2016 está marcado por el ecumenismo y la visita a la sinagoga de Roma, el
encuentro con el presidente de Irán, país de religión musulmana chiíta, y la visita a
Suecia en septiembre para conmemorar los 500 años de la reforma de Martín
Lutero, algo impensable hace muy poco tiempo. Eduardo F. Valdés. * Ex embajador en el Vaticano.
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El Papa Francisco es recibido en Ciudad de México, por el Presidente y esposa. Un grupo de niños lo reciben en nombre de toda la ciudadanía mexicana con la esperanza que su visita, pueda influir en algo en el cambio sobre el reconocimiento y vigencia de los Derechos Humanos.
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FRANCISCO EN EL CAMINO A MÉXICO.
Expectativas y temores por la visita papal y la
misa del domingo.
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Francisco va a oficiar misa el
domingo frente a una multitud que se espera supere los 300.000 en Ecatepec, la
ciudad con más femicidios de México. Apenas un símbolo de la pesada agenda de
temas que viene en este viaje.
Desde Ciudad de México Eduardo Febbro.
Página /12 sábado 13 de febrero del
2016.
Los
camiones todavía se agitan en un vaivén frenético sobre el gigantesco predio
donde se levanta el altar. Las polvorientas calles de la colonia Jardines de
Morelos, en Ecatepec, han cambiado de aspecto. Esta localidad situada a 27
kilómetros de la capital mexicana de contornos pobres e insalubres, de calles
de tierra y casas inestables vive una suerte de milagro espiritual y urbano. El
domingo 14 de febrero el papa Francisco ofrecerá una misa en este barrio
enclavado en el corazón de una ciudad que ha sobrepasado a Ciudad Juárez por la
cantidad de femicidios.
En
la avenida que da al tramo de cerca de 50 hectáreas donde Francisco hablará
ante 300 mil personas, las casas fueron pintadas y casi todas las mañanas los
camiones riegan con agua esa zona agitada por remolinos que levantan nubes de
polvo. De repente, ya no es lo mismo. El olor a tierra mojada tapa las
emanaciones insalubres y el agua aquieta la polvorienta rebeldía de los meses
de febrero y marzo. Ecatepec tiene más de millón y medio de habitantes y es muy
probable que, en apenas unas horas, multiplique por dos esa cifra. Ya han
llegado miles de personas de muchas partes. Muchos preparan un milagroso
negocio vendiendo fotos del Papa, imágenes de la Virgen o crucifijos. Los 8
kilómetros que el sumo pontífice recorrerá en papamóvil son hoy un camino de leyendas
y transformaciones del paisaje. Un domingo de concordia y multitudes sedientas
de una palabra reconciliadora, de una mirada al fondo de sus almas golpeadas
por la miseria, la violencia y esa forma de transcendencia extraña y eterna que
se llama la esperanza. Todo encarnado en un hombre que ha sabido con gestos y
palabras acercarse a la intimidad dolida y solitaria de millones de personas.
México
espera al Papa como a un mensajero de lo absoluto. Esta séptima visita papal al
segundo país con mayor números de católicos en el mundo es inusual por la magia
epifánica que la rodea y la polifonía trágica de los temas que la atraviesan.
Epifanía porque muchos esperan una revelación conciliadora. Trágica porque
Francisco y los mensajeros vaticanos no han cesado de hacer circular la
narrativa dominante: la pobreza, la violencia, la injusticia y la corrupción.
Hasta un ateo irrenunciable se sentiría interpelado. En un mundo hedonista e
infiltrado por la comunicación compulsiva, el Papa llega envuelto de un aura de
justiciero renovador. México lo aguarda con los brazos abiertos y el corazón
sediento, con una devoción que contrasta con las eternas jugadas maquiavélicas
de la curia romana. Los calificativos de “papa anticapitalista” con que cierta
prensa lo retrata provocan en México una adhesión todavía más fuerte hacia la
figura de ese latinoamericano que revolucionó la historia de los papados con
una práctica pastoral única. Los siempre bien llamados “medios dominantes” se
pierden en sonseras eternas: los papamóviles, la comida del papa, la ropa, los
cruces oficiales, las estadísticas que maquillan el contenido de un mensaje ya
adelantado. La expectativa se centra en los mensajes sociales que Francisco
emitirá en cada uno de los lugares que visitará. Será un recorrido por las
fracturas de un país: Ecatepec, Ciudad Juárez, Michoacán, Chiapas. En cada
etapa y con diferentes actores, el sistema prueba que “se ha pasado de rosca”,
como suele decir Francisco cuando se refiere al poder y las riquezas de los muy
poderosos. En México, la pobreza, la desigualdad, las desapariciones, la
violencia y la corrupción se han pasado muchas veces de “rosca”. Y el Papa
acude allí donde mejor se encarnan las desigualdades. Los medios han hecho de
la visita papal una suerte de final de Copa del Mundo. El pueblo, en cambio,
ansía una palabra para creer que el mundo no tiene fin. Antes de viajar,
Francisco ha dicho cosas fuertes. Retomando su idea de que el mundo vive una
tercera guerra mundial en “pedazos”, el sumo pontífice declaró que “México vive
un ‘pedacito’ de guerra”. Luego, afirmó que no venía “como un Rey Mago cargado
de cosas para llevar, mensajes, ideas, soluciones a problemas...” Como lo hizo
en Roma la noche en que fue elegido papa y le pidió al pueblo que lo bendijera,
el Papa resaltó que “si yo voy ahí, es para recibir lo mejor de ustedes y para
rezar con ustedes, para que los problemas... que ustedes saben que está
sucediendo, se solucionen, porque el México de la violencia, el México de la
corrupción, el México del tráfico de drogas, el México de los carteles, no es
el México que quiere nuestra Madre”.
La
agenda política papal ni ha sido fácil, ni aún está cerrada. Hay temas que
trastornan el consenso posible y van más allá de las denuncias contra las
disparidades sistémicas. Todavía no se sabe si Francisco recibirá en “visita
privada” a las víctimas de los curas pederastas y, sobre todo, a las de la
narcoviolencia, en especial a los padres de los 43 normalistas de Ayotzinapa
desaparecidos en 2014. El Episcopado mexicano y el gobierno negocian este
encuentro, al margen de la invitación especial cursada por el papa para que los
familiares de los 43 normalistas sean los invitados especiales de las misas y
celebraciones del papa. El vocero del Episcopado y coordinador de la visita, el
obispo Eugenio Lira Rugarcía, negó que se haya previsto una reunión “privada”
con víctimas o familiares. Pero la agenda, en estos casos, la maneja Francisco
y el papa ha sido, hasta ahora, un líder de sorpresas. Cabe destacar, además,
que las familias de los 43 normalistas están representadas por jesuitas.
Joaquín Aguilar, una de las víctimas de los curas pederastas, dijo que había
“altas” posibilidades de que el papa los recibiera el domingo.
Las frases que han precedido este viaje son contundentes. Ni Cristo, ni
Dios, ni la Virgen de Guadalupe, ni la fe han sacado de la narrativa papal las
confrontaciones con la realidad: sea la de la violencia de los carteles de la
droga, sea la de la inmigración, sea la de la corrupción o las desapariciones
de personas. Francisco no cambiará a México ni hará más visible su inmenso
drama. Este país, a diferencia de otros, no se oculta a sí mismo. El Papa, al
menos, volverá a sacar de la periferia esa masa enorme de sufrimiento humano.
Su mensaje es para toda esa gente que ya llena y llenará los caminos y las
ciudades. Al
peregrino de las misericordias lo espera un magma inusual de desconsuelos y
pesares.
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El
papa Francisco y el patriarca Cirilo en La Habana. Se saludaron con tres besos,
se dieron regalos y acercaron sus iglesias.
Imagen: AFP
Imagen: AFP
MIL AÑOS DE DESENCUENTRO REPARADOS EN LA HABANA.
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La reunión de los jefes de dos iglesias separadas hace un
milenio fue el primero en casi diez siglos. La agenda incluyó un acercamiento
doctrinario y coordinar esfuerzos contra la persecución a los cristianos en el
Medio Oriente.
El
papa Francisco y el patriarca Cirilo se reunieron ayer en La Habana, cita con
la que le pusieron fin a más de mil años de desencuentros entre la Iglesia
Católica y la Ortodoxa rusa. Además de limar viejas asperezas, el principal y
más urgente objetivo por el que se encontraron ambos líderes fue para trabajar
juntos contra la persecución que sufren los cristianos en Medio Oriente y
Africa, conflicto que requiere que tanto el Papa como el patriarca utilicen su
gran influencia política a favor de la estabilidad en la zona.
Tras
viajar durante catorce horas a bordo del avión de Alitalia, Francisco llegó a
Cuba, escala en su viaje a México. Poco después de las dos de la tarde, el Papa
fue recibido por el presidente cubano, Raúl Castro, quien lo esperaba al pie de
la escalerilla del avión. Momentos después, llegó al aeropuerto José Martí de
La Habana el patriarca ruso, quien ya se encontraba en la isla desde el jueves.
Francisco y Cirilo se dieron un apretón de manos y se saludaron con tres besos
en la mejilla ante las cámaras para escenificar el primer encuentro entre los
jerarcas de ambas iglesias desde el Gran Cisma del cristianismo en el año 1054.
Al saludar a su par ruso, el Papa estaba visiblemente emocionado. “Finalmente.
Está claro que es la voluntad de Dios”, le dijo al saludarlo. Y el líder de la
Iglesia Ortodoxa rusa tampoco pudo esconder su felicidad. “Es por la voluntad
de Dios: nos reunimos en el momento y el lugar correctos”, le comentó mientras
lo saludaba.
El
lugar donde se desarrolló la charla entre ambos líderes religiosos fue una sala
del aeropuerto de la capital cubana, donde ambos estuvieron de paso antes de
continuar sus respectivas giras por el continente americano. Tras la
conversación, que duró cerca de dos horas, los máximos representantes de la
Iglesia Católica y de la Ortodoxa rusa firmaron una declaración conjunta en la
que exigieron a la comunidad internacional tomar medidas para evitar un mayor
desplazamiento de los cristianos de Medio Oriente. “En muchos países de Medio
Oriente y Africa del Norte, se exterminan familias completas de nuestros
hermanos y hermanas en Cristo, pueblos y ciudades enteros habitados por ellos. Sus
templos están sometidos a la destrucción bárbara y a los saqueos, los
santuarios –a la profanación, los monumentos– a la demolición”, señaló el
documento final firmado por ambos líderes. “En Siria, Irak y otros países de
Medio Oriente observamos con dolor el éxodo masivo de cristianos de la tierra
donde nuestra fe comenzó a extenderse, y donde ellos vivían a partir de tiempos
apostólicos, junto con otras comunidades religiosas”. En el texto, los jerarcas
religiosos también se refirieron al conflicto en Ucrania. “Lamentamos el
enfrentamiento en Ucrania que ya cobró muchas vidas, causó sufrimientos
innumerables a los civiles, hundió a la sociedad en una profunda crisis
económica y humanitaria”. La firma del documento contó con la presencia de
altos representantes de ambas Iglesias y del presidente cubano, quien ofició de
anfitrión del encuentro. La elección de la isla como sede de la reunión no fue
casual, ya que existe una larga relación de cooperación entre Cuba y Rusia.
Tras
la firma del documento conjunto, Francisco aseguró que ambos hablaron con
claridad y respeto. “Yo les confieso que he sentido la consolación del espíritu
en este diálogo, agradezco la humildad de su santidad y sus buenos deseos de
unidad”, dijo. Por su parte, Cirilo afirmó haber quedado satisfecho con la
charla. “Fue una conversación con mucho contenido. Se puede cooperar
conjuntamente defendiendo a los cristianos en todo el mundo y con plena
responsabilidad trabajar conjuntamente para que la vida humana se respete en
todo el mundo.”
La
histórica reunión busca, tras una decenas de siglos de separación, ser un gesto
de distensión entre ambas iglesias. Si bien el encuentro era posible, Jorge
Bergoglio admitió durante su visita a Turquía en 2014 que las negociaciones
iban por buen camino. “Le he hecho saber (al patriarca ruso), y él también está
de acuerdo, la voluntad de que nos reunamos. Le he dicho: yo voy a donde tú
quieras; tú me llamas, y yo voy. Y el tiene la misma intención. Los dos
queremos reunirnos y caminar hacia adelante”, había dicho.
Desde
el cisma existen varias iglesias ortodoxas autónomas, mientras que los
ortodoxos representan hoy en día el tercer grupo más grande dentro del
cristianismo de católicos y protestantes. Con unos 150 millones de fieles,
según sus propias cifras, la rusa es la más grande de las iglesias ortodoxas.
Las viejas diferencias entre católicos y ortodoxos se acrecentaron al
desaparecer la Unión Soviética y, de hecho, Juan Pablo II murió sin poder
realizar su anhelada visita a Rusia por sus desencuentros con Alejo II. Aunque
la histórica desconfianza entre ambos líderes desapareció con Francisco y
Cirilo, el patriarca sí estableció una “línea roja” para aceptar el encuentro:
que la reunión no se celebrara en Europa, dado que fue en ese continente el
lugar donde se gestó la división de los cristianos entre Oriente y Occidente.
Cirilo,
de 69 años, es considerado un defensor del diálogo de religiones o ecumenismo.
El patriarca ruso es también un defensor de valores familiares tradicionales y
es cercano al presidente ruso, Vladmir Putin. El líder del Kremlin ve a la
Iglesia ortodoxa como parte de su aparato de poder. Bergoglio, por su parte, es
conocido ya por sus esfuerzos por lograr el diálogo entre el catolicismo y las
demás iglesias cristianas.
Cirilo permanecerá en Cuba hasta el domingo y tiene previsto oficiar
liturgia en la Catedral de Nuestra Señora de Kazán, la única ortodoxa en la
isla. También
aprovechará para visitar una escuela para niños con capacidades especiales y el
Mausoleo del Soldado Soviético.
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