Una vez más, la maquinaria aplanadora de la Troika Europea, intenta destruir
por completo el sistema de pensiones – son catorce veces desde el 2010 – que se atenta contra un derecho social y humano, vigente
en todo el mundo democrático y civilizado. Pero una vez más el pueblo, la
ciudadanía organizada en diferentes
Centrales Sindicales, declara una Huelga General en las propias narices de
los enemigos políticos de clase: La Comisión de la troika europea. Su
intención es desaparecer el sistema de pensiones, “asesinar” socialmente a toda
una generación de adultos mayores, que trabajaron toda su vida y hoy con
todo derecho deben tener y gozar de una Pensión de Jubilación. Pero la Comisión de los gánsteres de la
Troika, no sólo esta vez atacan a los pensionistas, sino también a los
agricultores, así como la semana pasada obligaron, al gobierno de Tsipras, a la venta del Puerto de El Pireo, el mayor Puerto Comercial de Grecia y
declarado Patrimonio
Nacional: venta, solo para el pago de los intereses de la deuda, con
280 millones de euros – parte de la
venta de 368 millones – solo alcanza – increíble, pero cierto como es el
veneno neoliberal – solo alcanza para pagar 15 días de los intereses de la
deuda. Este es el mundo del capitalismo salvaje, que hoy abre nuevas vías de
acumulación mundial. Grecia y su fabulosa
deuda externa- la suma de la deuda interna privada y pública, apareció como arte
de birlibirloque, como una sola deuda y que hoy paga el Estado, con dinero de
todos los Ciudadanos Helénicos.
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La Huelga general de las Centrales Sindicales, paralizó Grecia ante la presencia de los salvajes e inhumanos representantes de la Troika Europea, que visitaron Grecia, para ver el cumplimiento de la disminución - una vez más - del sistema de pensiones, parte de la llamada flexibilización laboral, así como negar el apoyo a los agricultores.
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LA PROTESTA
PARALIZÓ A GRECIA.
CIENTOS DE MILES EN
LA CALLE EN CONTRA DE LA FLEXIBILIZACIÓN.
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Los
manifestantes se movilizaron contra la reforma de pensiones prometida por el
primer ministro Alexis Tsipras como parte del acuerdo de rescate financiero
alcanzado el año pasado entre Grecia y sus acreedores internacionales.
Página /12 viernes 5 de febrero del 2016.
Cientos
de miles de griegos hicieron huelga y salieron a las calles para protestar
contra las reformas del sistema de pensiones y la suba de impuestos, una medida
que prácticamente paralizó a todo el país. La manifestación principal tuvo
lugar en Atenas, donde los organizadores aseguraron que 100.000 personas se
movilizaron, y terminaron con violentos incidentes entre manifestantes y
policías.
El
paro fue convocado por los principales sindicatos del país: tanto la
Conferderación de Trabajadores (GSEE) como la Confederación de Empleados
Públicos (Adedy), mayoritarias en el sector privado y estatal, respectivamente,
llamaron a todos los trabajadores a unirse a las manifestaciones que se
desarrollaron a lo largo de todo el territorio griego. Por su parte, el Frente
Militante de Todos los Trabajadores (PAME), de orientación comunista, se sumó
al paro y convocó concentraciones y marchas en 76 ciudades. Pero además, tanto
la Confederación Helénica de Profesionales, Artesanos y Comerciantes (Gsevee)
como la Confederación Nacional de Comercio y Empresas (ESEE) también se
movilizaron contra de la reforma de pensiones prometida por el primer ministro
Alexis Tsipras como parte del acuerdo de rescate financiero alcanzado el año
pasado entre Grecia y sus acreedores internacionales. De hecho, el paro
coincide con la presencia en la capital griega de los representantes de los
acreedores –Comisión Europea (CE), Fondo Monetario Internacional (FMI), Banco
Central Europeo (BCE) y el Mecanismo Europeo de Estabilidad (MEDE)– con la
misión de revisar si Grecia cumple con lo pactado. El llamado Cuarteto de
acreedores exige un recorte este año del uno por ciento del PIB (1800 millones
de euros) en las pensiones, y de su evaluación depende el desembolso de un
nuevo tramo del rescate por 86.000 millones de euros en tres años acordado el
año pasado, el tercero que recibió el país heleno desde 2010.
Prácticamente
todos los grupos profesionales adhirieron a las marchas: comerciantes, marinos
mercantes, jubilados, transportistas y sobre todo agricultores se movilizaron
contra la reforma de la seguridad social. La radio griega fue categórica a la
hora de definir la concurrencia. “Resulta más fácil decir quién no está en la
huelga que quién lo está.” El transporte público estuvo paralizado y también se
suspendieron viajes en tren y en ferry, lo que dejó incomunicados por mar a las
islas. También se cancelaron algunos vuelos a territorios isleños. Los
manifestantes se movilizaron al grito de “retiren la reforma de pensiones o
váyanse” y “los votamos para salvarnos, no para que acaben con nosotros”. Uno
de los manifestantes, Nikos Katzipondis, quien trabaja como corredor de
seguros, aseguró que con la subida de las cotizaciones, la clase media y la
baja serán las más afectadas.
“Los profesionales liberales destinaremos el año
próximo del 70 al 80 por ciento de nuestros ingresos a contribuciones sociales.
No nos salen las cuentas, y hablo sólo de sobrevivir, no ya de pagar a nuestros
empleados.”
El
amplio seguimiento se notó en la multitudinaria manifestación que comenzó en de
la céntrica plaza Syntagma, en Atenas, en la que se registraron algunos
incidentes cuando grupos aislados de manifestantes lanzaron cócteles molotov a
la policía, que respondió con gases lacrimógenos y bombas aturdidoras. Durante
los enfrentamientos, un periodista fue agredido por algunos de estos
manifestantes y tuvo que ser hospitalizado. Los disturbios continuaron después,
ya finalizada la marcha, en el barrio de Exarija, de tradición izquierdista,
donde los manifestantes incendiaron contenedores de basura y volvieron a lanzar
bombas incendiarias. Se estima que unas 500 personas incitaron los disturbios y
los enfrentamientos con la policía.
También
en la ciudad portuaria de Tesalónica se registraron altercados. Agricultores
indignados intentaron ingresar al Ministerio para las provincias de Macedonia y
Tracia, en el norte del país.
Los
planes del gobierno de Tsipras prevén una reducción promedio del 15 por ciento
para las nuevas pensiones, así como fuertes recortes para los agricultores y
subas de impuestos para los autónomos. El premier volvió a advertir que si no
llevan a cabo las reformas pronto no se podrán pagar las pensiones. Algunos
diputados del bloque oficialista fueron amenazados por sus votantes para que no
respalden la reforma. El Ejecutivo griego cuenta con una mayoría de apenas tres
diputados. Si no se aprueban los recortes, la situación derivaría en una nueva
crisis política.
Tsipras,
líder del partido izquierdista Syriza, se consolidó en el poder en septiembre
pasado tras ganar una segunda elección, sin embargo, también tuvo que iniciar
negociaciones con sus acreedores para tratar de manejar una deuda que asciende
a más de 300.000 millones de euros.
Dentro
del esquema que debe presentar a sus acreedores para que el país heleno
continúe siendo confiable, Tsipras anunció un plan para reducir las pensiones
que provocó un enorme malestar en la clase trabajadora.
Desde 2010, el FMI, la CE, el órgano ejecutivo de la Unión Europea (UE),
y el BCE le extendieron al gobierno griego cerca de 270.000 millones de dólares
en fondos de rescate, a cambio un programa de severos ajustes. Las pensiones
fueron recortadas once veces desde 2010, con una pérdida del 40 por ciento de
su cuantía, sobre todo las llamadas principales.
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