La guerra sucia en todo el continente, impuesta de diversas formas y
prácticas visibles e invisibles, nos está
ganando la batalla, SI nos está ganando, muy simple por tres cosas muy
importantes:
Primero.-
La derecha política y sus aliado la “nueva”
clase media, su aliada incondicional – por irresponsabilidad también de los propios partidos políticos de
los países donde tuvieron éxito las políticas sociales, como la lucha contra la
extrema pobreza, todos ellos nos expropiaron, nos expulsaron de nuestro hogar
histórico, donde nacimos, crecimos y nos desarrollamos – la calle y la Plaza Pública -, parece que nos derrotaron y lo más
condenable, que no hicimos absolutamente nada para recuperar ese recinto
histórico, simplemente nos consumió el derrotismo y la perdida de fe en el
futuro.
Segundo,
el neoliberalismo cuando logra imponerse
en el sistema vigente fines de los 70’ – gran desarrollo en los 80’ y 90’, fortalecido con las
políticas del Consenso de Washington – viene “al mundo” inyectando el virus de
la corrupción- Dos décadas después, cuando la izquierda progresista es Gobierno,
logra inyectar ese virus no solo al sistema, sino a sus principales dirigentes
y logra destruir sus organizaciones políticas,
su “clase política” y lo peor del virus venenoso a sus principales
dirigentes.
Tercero.- Hemos entrado al gobierno con
programas reformistas, electorales -
de muy buena simpatía con los trabajadores y los pueblos en general, incluso
por la propia derecha político-empresarial -. Las masas organizadas, los
movimientos sociales – y lo que aún quedaba de partidos políticos, destruidos,
derrotados por la Caída del Muro de
Berlín, la imposición del neoliberalismo y la propia bancarrota ideológica y
política de la izquierda – y el fin del Socialismo realmente NO existente, exigían grandes cambios
sociales y políticos, pero no fue posible. Esta realidad, generó, produjo
serias fracturas internas, en el seno de la izquierda histórica – socialista y
revolucionaria -. A pesar de la radicalización de la lucha de clases en el escenario
local-mundial, no fuimos capaces de romper la apatía política y menos aspirar a salir del fango que nos
tendió la derecha política internacional, con una propuesta política diferente,
superior.
Cuarto.- Durante los años que hemos sido
gobierno, nos hemos contentado con el triunfo electoral. No hemos hecho absolutamente nada
por tocar, cuestionar, el Poder del Estado. Nos hemos embriagado con el triunfo
de ciertas Políticas Sociales. Pero al Estado no lo hemos tocado ni con el
pétalo de una flor. La derecha estuvo feliz en las década porque el crecimiento
económico, la favorecía integrante a sus intereses. Pero la crisis del
extractivismo tradicional exportador de materias primas entra en crisis –
modelo colonial, donde están encerrados, atrapados, en mayor o menor medida
todos los países de América latina
Quinto.- La crisis se dispara, los precios de
los minerales, petróleo, gas, se desmoronan en el mercado internacional, quién es el responsable. Coyuntura importante en el
tiempo político – seguimos dormidos, unos los menos gozando del éxito de las
políticas sociales, otros “millonarios” producto de la corrupción, otros buscando
mejor ubicación en la jerarquía política
del gobierno. Pero no tuvieron la capacidad política y menos la entereza moral –
de un revolucionario, de un combatiente
por su pueblo – de salir y denunciar quien era realmente el responsable de la
crisis, que a través e formas cubiertas y encubiertas, es simplemente la
proyección de la “gran crisis que explotó en septiembre del 2008”.
Sexto.- Mejor escenario interno – y su
mirada continental – encontraron altamente positivo para el inicio de la guerra interna
de la “nueva” burguesía político-empresarial, utilizando su mejor instrumento
de dominio, influencia y control de masas: El Poder de los Medios de Comunicación, verdaderos
mecanismos de control, influencia, apatía, manipulación de masas. En varios
países ante la crisis de la Política, de los partidos y la propia debilidad de
los gobiernos logran imponer su Agenda Política de clase Que hacen los
gobiernos de izquierda, tarde, muy tarde “despiertan” en Argentina, Brasil,
Venezuela, Ecuador, con distintas formas desde el Estado hacia un “control de los medios” lo cual levanta
una polvareda política en todo América en especial, por los medios de la SIP
(Sociedad Interamericana de Prensa (los dueños de los poderosos medios de
comunicación), Comienza la guerra mediática y seudo-política.
Séptimo.- Comienza la guerra “sucia” interna,
el desprestigio personal, familiar –
los medios están al total servicio – para destrozar al político. (Es la nueva
forma de sicarios. “El sicariato moral”.
Ellos, la derecha, sus opinólogos, empleados de turno, medios, todos
conjuntamente –todos a una – a destrozar al oponente. Lo han realizado con
éxito en Argentina. Brasil, Venezuela, - la peor ha sido últimamente en Bolivia
– siguen pero aún no logran derrotar en Ecuador. Con plena seguridad y
conocimiento hoy vemos como están presentes en otros países, donde es gobierno la
derecha como Perú, México, Colombia, Chile – los países de la Alianza del Pacífico – realizan un
trabajo muy profundo – destrozar al adversario, alentar la división y
criminalizar los conflictos sociales con la finalidad de castigar cruelmente a
los dirigentes comunitarios y de los pueblos originarios. En estos países hay
una real y verdadera prensa concentrada en una o dos Corporaciones Mediáticas y
su influencia no solo es nacional, sino continental. Ejemplo Televisa y Azteca
de México.
Octavo.- Hasta el momento, en el tiempo
político e histórico están ganando la batalla, pero no la guerra. Hoy en Argentina y Venezuela en un
mes de mayoría político-electoral, están liquidando todo lo avanzado en el
campo super-estructural, producto de 10
y 15 años; en Brasil se creen dueños absolutos del Poder – son dueños absolutos
de la corrupción, pero la derecha política – pro-golpista – se desespera y
acusa de corruptos y mete presos a los dirigentes del Partido de los Trabajadores,
impone un sicariato moral sobre Lula y Dilma, intenta destruir la imagen y personalidad
histórica del Comandante Chávez. Ahora
con la guerra sucia, más sucia del continente destruye a Evo – no perdona que
un Indio Aimara, gobierne mil veces mejor que ellos – y deben derrotarlo
totalmente.
Noveno.- Como forjamos des del Poder Popular,
de los Movimientos Sociales una Alternativa Política de clase. Una Nueva Plataforma de lucha que
nos logre sacar del dominio del charco neoliberal. La Pregunta está en pie en
toda Nuestra América?.
Décimo.- Tenemos que salir del largo descanso
del guerrero, primero para recuperar nuestro hogar histórico – las calles y plazas públicas – el
Ágora griega está rondando el escenario de las clases y la lucha de clases. Forjemos,
en segundo lugar, una Nueva
Ciudadanía Política, base fundamental, en
tercer lugar, de la construcción social, cultural y política de los Nuevos Líderes Comunitarios, pero, en cuarto lugar, con capital
político y democrático, nuestro. Significa que los nuevos procesos
políticos deben ser también “escuelas de formación ideológica y política” de los Líderes –
no para las próximas elecciones, sino para las futuras generaciones -. Debemos recuperar
nuestra Identidad Política, Histórica de
clase y nuestro compromiso de construir en Nuestra América, la Patria Grande en un Mundo Nuevo. “La revolución, no
es copia ni calco, es creación heroica de los pueblos”.
/////
LAS GUERRAS SUCIAS EN AMÉRICA LATINA.
*****
Ilka Oliva
Corado.
Rebelión
viernes 26 de febrero del 2016.
Fueron establecidas por Estados Unidos y la
oligarquía latinoamericana simultáneamente con La Operación Cóndor que dio paso
a sangrientas dictaduras que reprimieron a la población civil, vestigio del que
nunca se terminará de recuperar el continente. Porque esas guerras sucias no
son manuales codificados que se quedaron archivados en las hemerotecas y en las
gavetas de Estado. Siguen vigentes, renovadas conforme lo exige la tecnología y
el tiempo. Pero es el mismo enfoque, el mismo objetivo: desestabilizar a los
gobiernos post-neoliberales que han hecho florecer a sus pueblos porque han
impulsado transformaciones sociales y económicas de beneficio para las
mayorías. En décadas anteriores fue para cortar de raíz el comunismo y el
socialismo.
Se podría decir que el motor principal de estas
guerras son los medios de comunicación que manipulan las mentes de las masas.
Estos medios han tomado un papel fundamental: televisivo, escrito y hablado,
que con la ayuda de las redes sociales se torna pólvora que explota en la
enajenación de la muchedumbre que repite de memoria lo que es incapaz de
articular y cuestionar por iniciativa propia.
Las bases fundamentales de esas guerras siguen
vigentes, el paramilitarismo y el terrorismo están ahí, eso explica las
desapariciones forzadas en países como México y Colombia que en los últimos
años se cuentan miles. Eso habla de criminalizar a líderes comunitarios,
defensores de derechos humanos y defensores del medio ambiente en países de
gobiernos de carácter neoliberal. Por esa razón se siguen censurando radios
comunitarias y desaparecen y asesinan periodistas disidentes a las políticas de
Estado, y que con un profundo sentido de la ética informan con verdades
comprobables. Esa guerra sucia que va de la mano con el terrorismo de Estado ha
llenado de fosas clandestinas el continente y a insensibilizado a la sociedad.
Bajo esa lluvia de balas, entre en la vena de la
Operación Cóndor que ha sacado raíces en el continente nacieron gobiernos post
neoliberales, gobiernos progresistas que han sufrido todo tipo de calumnias y
de golpes blandos. No es nuevo que sean desprestigiados, lo han vivido desde
sus inicios. El panorama de los últimos meses en el continente nos muestra los
miles de dólares que ha invertido Estados Unidos y la oligarquía mundial
empresarial en la desestabilización de estos gobiernos.
Y cabe reseñar el golpe blando que se le quiso dar
a Cristina con el caso Nisman, en el que los medios de comunicación de carácter
neoliberal jugaron un papel principal, hicieron uso de todo tipo de artimaña
para derrocar a la presidenta, y lograron sin mucho esfuerzo utilizar a las
masas que desinformadas imprimen como esponjas todo lo que circula en las redes
sociales, principalmente. Por medio de las redes sociales quienes orquestan la guerra
sucia hicieron un llamado a las masas que, obedientes y sin refutar salieron
con ollas y cacerolas a exigir la renuncia de quien ha enaltecido grandemente
al país argentino. Esas masas, claro está, son clase media.
Esas mismas masas votaron por Macri, el cual ganó
con un mínimo de diferencia en los votos. La guerra sucia pegó el tiro de
gracia y hoy por hoy Argentina ha comenzado a desmoronarse, son millones y
millones de dólares los que desaparecen diariamente desde las arcas del
gobierno. Ha comenzado la represión a las manifestaciones populares. Los
manuales de contra- insurgencia (1979) especifican claramente que se deben
combatir los paros, los movimientos populares, las huelgas, las organizaciones
estudiantiles, también el movimiento sindical. Es lo que está haciendo Macri en
estos momentos con la resistencia argentina que defiende los logros de los
gobiernos progresistas, es una clara guerra sucia con tintes de terrorismo de
Estado.
En Venezuela en las vísperas de las votaciones
parlamentarias Estados Unidos por medio de la DEA y los medios afines a las
mediatización, lanzaron una bomba de tiempo contra Maduro, y explotó puntual y
dio como resultado la mayoría de la derecha en el parlamento. Las guerras
sucias son bombas de tiempo, movimientos milimétricos, muy bien estudiados en
tiempo y forma; y si la población no está informada, si carece de Memoria
Histórica y de dignidad los resultados son devastadores. Esas masas
desinformadas son manipulables por indolentes y por su carencia de sentido común
y de criterio propio; son marionetas, son aguas revueltas, son el comodín y la
escalera, parte de esa estructura que desde un sistema colonial va de estocada
en estocada hacia su propio pueblo.
En Brasil para las vísperas de las votaciones en
Venezuela nuevamente se lanzó una granada contra Dilma, la acusación fue a
nivel mundial desde la derecha internacional; se le acusó de corrupta y Brasil
tembló, Estados Unidos se lamía los labios, ya se hacía con Petrobas en sus
manos. Ya se hacía destruyendo por completo la Amazonía, ya se hacía
exterminando a la infancia de las favelas, mismas a las que Lula y Dilma han
brindado un sistema de salud como los nunca soñados en Brasil, gracias a Cuba y
el programa Más Médicos. Entonces querían enjuiciarla y darle el golpe de
estado tan ansiado e implementar de nuevo el neoliberalismo en la región. No es
la primera que le hacen a Dilma y no será la última, las guerras sucias son el
ataque constante a los gobiernos progresistas. A la dignidad y a la hermosura
de un continente que lleva más de quinientos años resistiendo.
En este momento Estados Unidos no escatima gastos
en la mediatización contra Evo, el referendo es una nueva oportunidad para que
Bolivia siga en el camino de la reconstrucción con el primer presidente indígena
que ha tenido el continente en toda su historia. ¿Qué clase media, oligarquía y
poderío empresarial mundial quiere un indígena (inteligente, humano y con
arrestos) como presidente? ¿A qué horas se nos escapó?, estará preguntándose
constantemente Estados Unidos ya que en este país la voz de los nativos de los
pueblos originarios está silenciada. En Latinoamérica los gobiernos de carácter
neoliberal también reprimen a los pueblos indígenas. En Guatemala con una
tierra arrasada y el Plan de Operaciones Sofía se les quiso exterminar por
completo.
En las vísperas del referendo viene con todo la
guerra sucia y lo acusan de tráfico de influencias, y sacan a bailar a una ex
novia, y la convierten en amante y cargan el nombre y la integridad de ambos
del tingo al tango. Y sacan al ruedo a toda la familia de Evo. El NO en Bolivia
solo beneficia a la oligarquía nacional e internacional, solo beneficia a
Estados Unidos con su Plan Cóndor y su guerra sucia que está renovando
constantemente. El NO en Bolivia es un avance hacia el final del progresismo
latinoamericano. Es un retroceso, es volver a estar de rodillas ante la
explotación, la opresión y el saqueo. En cambio, la continuidad de Evo
representa en el país y en la región la plusvalía de un continente que lucha
por dignificarse e independizarse de todo despotismo.
La guerra económica que vive Venezuela también es
parte de esa guerra sucia. La Operación Cóndor y la guerra sucia tienen
innumerables vertientes y camuflajean a la perfección. Hay que estar atentos,
hay que atreverse a dudar, a no creer por completo en los que dicen los medios
de comunicación. Tener cuidado con el periodismo manipulador que solo busca
beneficio a través de la desinformación. La información es maniobrable, se
encubre la razón y el objetivo. Medios de comunicación empresariales son fieles
a la oligarquía, la oligarquía fiel a la política exterior de Estados Unidos
porque ambas sacan ventaja de oprimir y desangrar a los pueblos y la Pachamama.
Que quede claro que los resultados que se están
dando en Suramérica, no son porque el pueblo esté cansado de esos gobiernos. No
son porque esos gobiernos estén faltando a la integridad. El resultado es el
trabajo extraordinario de la guerra sucia en las mentes de la clase media
latinoamericana. El resultado es la vergüenza de esos graduados de universidad
que son incapaces de discernir, de cuestionar, de dudar. Es la indolencia de
una parte de la sociedad que desecha a los pueblos originarios. Es el resultado
de una educación a nivel superior que desde una visión colonialista utiliza y
extermina todo pensamiento propio. Es la falta de integridad, de conciencia y
de humanidad de una clase media latinoamericana que baila al son que le toquen.
Es el resultado de la comodidad de no ser ni chicha ni limoná.
En la vida un ser humano no puede ser imparcial
ante la injusticia, tiene que tomar bando, tiene que involucrarse, tiene que
hacer de su existencia un arte, un arte político para la liberación de los
pueblos. De lo
contrario seguirán las guerras sucias y las invasiones y será tristemente el
patrimonio de apocamiento que heredemos a las generaciones futuras.
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