LA
DESNUTRICIÓN CULTURAL, EN ESPECIAL EN LA JUVENTUD, NOS LLEVA DIRECTO A LA
MUNDIALIZACIÓN DE LA ESTUPIDIZACIÓN.- El modelo neoliberal, impuesto en forma
violenta, vertical y autoritaria en América latina – en especial en el Perú
– desde los primero años de la década de los 90’ del siglo XX. Se ha forjado en estas tres décadas una
SOCIEDAD SIN VALORES, donde el
hiper-individualismo, el fundamentalismo consumista y la MODA – hoy transformada en el opio de los
pueblos – y donde la propaganda y publicidad se dirige y concentra en su 80% en la Juventud. Pero lo más
importante de los últimos tiempos – que para nosotros es una de la causas
principales del proceso del hundimiento
de la globalización neoliberal, es la poderosa carga de miles de toneladas
que trae el neoliberalismo en la era digital, donde las innovaciones tecnológicas – han superado y barrido del
escenario global a los cambios y reformas sociales, porque las mismas han sido
eliminadas, destruidas por las propias políticas neoliberales. Estamos creado, “salvajes humanos”, “nuevos” hombres
mediocres del mundo real. Hoy la MUNDIALIZACIÓN
DE LA ESTUPIDIZACIÓN – que en paralelo – lo que afirma el Colega Buen Abad, significa que la “desnutrición cultural” como
problema central hoy en la sociedad del siglo XXI, significa que nos conduce a
entender, como es hoy el “hambre profundo de cultura social, de humanización
del ser humano”. Porque en estos grandes sectores sociales de la juventud - en
cerca del 30% a nivel global – se ha forjado,
construido un “mundo imaginario, ideal, fantástico,
fantasmagórico, irreal, utópico – que lo alejo, margino, “expulso” de la
realidad. Sufren en carne propia la ausencia
de cultura, de identidad cultural colectiva – han renunciado directamente a
su Memoria Social como a su Propia Historia
Social. Hoy es sustituido por un
inmenso “ego social”, como manifestación, no solo de mediocridad,
incapacidad, sino que el propio modelo neoliberal lo forja y educa en ese
escenario de irrealidad y fantasía. El
mundo de las redes sociales – y las grandes innovaciones tecnológicas – la era digital, la era de la Informática o la era del
Conocimiento – hoy es su “propio mundo”.
/////
DESNUTRICIÓN CULTURAL.
Hambre de Ideas, hambre de
Mundo, hambre de Transformaciones.
*****
Fernando
Buen Abad Domínguez.
Rebelión
/ Instituto de Cultura y Comunicación. UNLA.
Miércoles
24 de mayo del 2017.
“El obrero tiene más necesidad de
respeto que de pan”.
Marx.
Algunas de las restricciones que el capitalismo
impone a los seres humanos incluyen el acceso al conocimiento territorial y
conceptual del mundo todo con sus realidades. Incluyen una especie de inanición de saberes y de experiencias
necesarias para el crecimiento normal de la conciencia social y de la
conciencia de especie. Incluyen el desabastecimiento de nutrientes intelectuales que son soporte de las habilidades
mentales básicas como la capacidad de abstracción, la capacidad de
organización, la capacidad de movilización y las habilidades del pensamiento
crítico. Y como toda des-nutrición produce
estragos. Acéptese ésta metáfora imperfecta provisionalmente. He aquí un problema Ético crucial para nuestro tiempo.
Reponerse de semejante despojo implica (además de
conciencia de él) tiempos y estrategias de atención especial y prioritaria que,
hasta hoy, no han podido resolver, por supuesto, los “modelos educativos” funcionales al capitalismo. Sigue intocado el
flagelo que aqueja a millones de personas sin saber leer y escribir y sólo unos
cuantos países gozan del “privilegio” de
ser “territorios libres de analfabetismo.” (Cuba, Venezuela, Bolivia…) Es
pasmosa la ignorancia generalizada en materia de geografía económica, política
y social. Historia y crítica de la Cultura, de las Artes y de las expresiones
populares. A población abierta se desconoce África y sus diversidades;
Latinoamérica con sus raíces más frondosas y sus calamidades imperiales. Se trata
de una “ignorancia de clase” que sirve para hundir en la confusión todo aquello
que no pertenezca a los triunfos materiales y espirituales de la
burguesía. Semejante “desnutrición cultural” no se resuelve con reformitas
ni reformistas neoliberales. Ni con represión a los profesores críticos.
Para colmo, como en toda “desnutrición”, también ocurre el sobre-consumo de alimentos ideológicos “chatarra” que
mientras engordan con banalidades consumistas a los usuarios, le destruyen el
sistema nutricional basal.
Acéptese ésta metáfora imperfecta provisionalmente. Así tenemos obesidades
ideológicas mórbidas, producto de un mercado de valores mercantiles cuyo efecto
reduccionista es engrosar sin control al capitalismo
y sus “mass media”. Así, pues la desnutrición cultural proviene
de la escasez tanto como de la saturación. En
el centro del problema está el vació prefabricado por la burguesía, para tener
seres humanos embriagados con felicidad
de consumo, ignorantes pero agradecidos
de no tener que saber tanta cosa
sobre un mundo que se les vende como ajeno, peligroso y aburrido. Nos ganó “patolandia”.
Algunas estratagemas para maquillar el escándalo de la “desnutrición cultural” se
fabrican rentablemente en el seno de la “industria
del turismo”. Como dicen que “los
viajes ilustran”, dan por verdad que viajar es una forma de combatir la
ignorancia abrumadora que pesa sobre el mundo y que al mundo le pesa. Pero nada
asegura que los viajantes sean, realmente, conscientes de los territorios que
pisan. La “industria del turismo” ha
creado modelos de estandarización que comprimen la experiencia a una sola decoración
para comer tanto como para dormir. No importa si estamos en el desierto del
Sahara o, en Alaska o cruzando el Río de la Plata en un transporte más parecido
a un “supermercado” que a un barco.
La “cultura” del “viajante” suele
reducirse a unas cuantas fotos, unos mensajes en “redes sociales” y a las
habilidades espurias para ganarse puntos o “millas” extra del “viajero
frecuente”. Con las debidas honrosas excepciones.
El cuadro de
la “desnutrición cultural” se completa entre malabares de computadora para conseguir hospedajes “buenos, bonitos y baratos”. Renta de autos, reservaciones de
restaurantes y uno que otro lujo al alcance del salario de las masas
turísticas. En la perspectiva general la experiencia residual de un viajante
común, suele no contener información alguna sobre cómo se vive lo que se vive
en cada lugar ni qué nos une a las mejores luchas que se desarrollan en cada
sitio del planeta. Viajar debería ser otra cosa. “Gana la ignorancia”.
¿Qué puede esperarse en las escuelas donde se
enseña, hipotéticamente, algo que sirva para conocer y entender al mundo, sin
moverse de las aulas? Sin moverse del televisor, sin abrir un libro. (En el
caso de que existan -a la mano- libros capaces de combatir la “desnutrición cultural”) National Geographic, por
ejemplo, emprendió -como muchos lo han hecho- el trabajo de “mostrar al mundo”
pero bajo sus reglas de mostración y con el paquete ideológico que a ellos
conviene inyectado en cada lugar, en cada hecho, en cada situación por ellos
elegida. Así, vemos un mundo expuesto de tal forma que ni los “locales” se
reconocen ante los eventos cotidianos más próximos o más cotidianos. Muestran
al mundo como antropólogos ingleses
(ajenos, distantes y pasajeros) de esos que a ellos les encanta convertir en
locutores de sus series televisivas. Hay lugares que tienen la colección
completa de sus videos y ni una sola comprensión del planeta. La Ideología de
la clase dominante.
Toda persona tiene derecho a conocer su realidad
como especie y como grupo social sometido a las tensiones de la lucha de clases. Tiene derecho a
comprender su lugar en el modo de producción dominante y su lugar en las
relaciones de producción. Tiene derecho a conocer la Historia de las
condiciones que se le han impuesto y las posibilidades reales para salir de
ellas. Conocer las luchas de sus pueblos
y las luchas de otros pueblos que han luchado y luchan por salir de un
mundo secuestrado por el capitalismo. Toda persona tiene derecho al trabajo, a
la salud, a la vivienda y a la educación y eso implica el derecho a conocer el
mundo, libre y críticamente, en contacto con otras persona que, a su vez,
también tienen derecho a conocernos y reconocernos como iguales, fraterna y
solidariamente. No contar con eso es una
pérdida histórica difícil de reparar. No contar con eso es un daño terrible
a la especie humana y a su futuro. Impedirlo es un delito de lesa humanidad
también agravado por cometerse con alevosía, ventaja y premeditación. Desnutrición
cultural programada. ¿Qué hacemos?
*****
No hay comentarios:
Publicar un comentario