domingo, 3 de septiembre de 2017

COLOMBIA: LANZAMIENTO A PLAZA COLMADA PARA LAS FARC..- DE LA LUCHA ARMADA AL PROSELITISMO POLÍTICO.

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DEBUT PÚBLICO EN LA CAPITAL COLOMBIANA DEL PARTIDO POLÍTICO DE LA EX GUERRILLA.
Lanzamiento a plaza colmada para las FARC.

Con las Fuerzas Alternativas Revolucionarias del Común (FARC), el grupo ex guerrillero mantuvo su sigla en esta naciente organización que, ahora en democracia y sin armas, espera disputar el poder y lograr paz con justicia social.


Katalina Vásquez Guzmán.

Página/12 domingo 3 de setiembre del 2017.

Desde Bogotá.

La Plaza de Bolívar estaba a reventar. Con un lujoso cartel musical que incluyó a un hijo de Bob Marley, Ana Tijoux y otros, las Fuerzas Alternativas Revolucionarias del Común (FARC) lanzaron públicamente su partido político. El grupo ex guerrillero mantuvo su sigla en esta naciente organización que, ahora en democracia  y sin armas, espera disputar el poder y lograr los cambios trazados por sus fundadores hace 54 años: paz con justicia social.

Frente a los más de mil ex combatientes que llegaron a la capital para estrenarse en la ciudadanía al discutir las apuestas y votar por los dirigentes del nuevo partido, el antiguo jefe de las Farc Rodrigo Londoño “Timochenko” inició su discurso recordando a Jorge Eliécer Gaitán quien hablaba del país político y el país nacional: “El Estado sigue representando actualmente los intereses de un grupo minoritario, cuando debiera representar todas las clases y defender especialmente a la que lo necesita, o sea la gran mayoría de los desheredados. Proponemos a Colombia poner fin a tan amarga realidad”.

Lo escuchaban en la plaza, además, decenas de miles de personas que se congregaron desde las dos de la tarde para el acontecimiento más inverosímil del  último medio siglo en Colombia: la dirigencia y la base de las Farc reunida en el corazón del poder de Colombia, bajo el cuidado del Estado que antes fuera su enemigo, y en medio de coros, banderas y lágrimas de apoyo de miles de ciudadanos que aplaudían la entrada en la política de las Farc. En sus manos sostenían rosas rojas, símbolo del partido naciente que, durante la última semana realizó su primero Congreso logrando reunir por primera vez en la capital del país a su base guerrillera que hoy está en tránsito a la vida civil.


Con trajes formales, algunos, y otros aún con las botas, sombreros y ruanas campesinas, los ex combatientes colmaron la Plaza de Bolívar tras haber elegido en extensas jornadas de conversación y votación al grupo que dirigirá las nuevas Farc.  111 nombres, de ellos el 26 por ciento correspondiente a mujeres, fueron elegidos por los 1200 “delegados” que arribaron en carro, avión, lancha y hasta caballos desde los lugares más remotos del país donde están las llamadas zonas veredales ahora convertidas en Espacios de Reincorporación.

“Imagínese usted, cuando íbamos nosotros a pensar llenar esta plaza, y atentos que viene llegando una marcha con más gente, ¡el pueblo está llegando al poder!”, le dijo a Página/12 Rubín Morro desde la tribuna donde se alojó el ex Secretariado de FARC, con fuertes medidas de seguridad. Morro, quien ahora también se dio a conocer como poeta, integraba el quinto frente de las Farc y de guerrero pasó a ser uno de los directivos elegidos, donde están además de personas que estaban en armas, civiles: militantes del partido comunista clandestino y de organizaciones sociales y políticas como Voces de Paz y Marcha Patriótica. 

Entre coros de reggae, música popular y son cubano, los farianos se fundieron en abrazos y aplausos también con indígenas, con jóvenes, profesores, trabajadores, estudiantes, periodistas, y ciudadanos de Bogotá que llegaron al sitio a curiosear el acontecimiento de la semana. Muchas víctimas, incluso que sufrieron a causa de las mismas Farc, estaban presentes en la Plaza de Bolívar así como integrantes de Naciones Unidas como Raul Rosende, congresistas e invitados internacionales. Ante cada asistente las Farc proyectaron videos de ex guerrilleros de base alterándolos con testimonios de sus comandantes donde le dicen adiós a la guerra, y piden perdón. Las imágenes, que pocos pasaron inadvertidas, fue interpretada como la forma en que la organización rebelde reconoció ante al país, ad portas de su entrada en la política, los daños que ha realizado en la guerra. 

Pastor Alape, cuyo nombre de pila es Félix Antonio Muñoz, le dijo a este diario que se sentía por supuesto emocionado, pero además de ello que a partir de la fecha tiene un enorme sentimiento de “mucha responsabilidad y muchas preocupaciones en el sentido que este gobierno y el Estado en su conjunta pueda permitir que nos podamos desenvolver en la actividad política”, aseveró el líder que también quedó elegido en la dirigencia ocupando el séptimo lugar en el total de las votaciones. El primero lo ocupó Iván Marque, jefe negociador de la guerrilla en La Habana, por lo cual pasó automáticamente a encabezar la lista de Senado. Pablo Catatumbo, en segundo lugar, quedó a la cabeza de la lista de Cámara.

En tercer lugar y sorprendiendo a muchos pues no estaba en el secretariado de Farc, quedó Jesús Santrich, legendario en la guerrilla no solo por su limitación visual sino por su carácter y polémicas declaraciones y reacciones como la huelga de hambre que protagonizó recientemente para presionar la libertad de prisioneros políticos. Muchos de ellos estaban también en el polémico evento de lanzamiento del partido de FARC gozando de la libertad tras años de encierro y exigiendo que salgan los centenares de ex guerrilleros que siguen tras las rejas.

Pastor Alape agregó a Página/12 que además de la euforia y las preocupaciones “también existe toda la fuerza y la decisión de seguir arriesgándonos en la apuesta de la paz”. Es ampliamente denunciado el asesinato de líderes sociales en todo el país el cual va en aumento desde que inició la implementación del Acuerdo de paz, en diciembre pasado. Y también los ex combatientes están siendo asesinados. A la fecha van 10. 

Pese a las dificultades, realidades del Acuerdo como el nacimiento del Partido FARC muestran que el tratado logrado en cuatro años de negociaciones en La Habana verdaderamente está cambiando y puede cambiar la historia de Colombia. “Se necesitan sin embargo muchos escenarios de reconciliación para poder ir generando una necesidad de podernos mirar y construir en reconciliación, no solo desde el poder y partidos sino desde las actividades más elementales del ciudadano”, agregó Pastor al término de una rueda de prensa previa al gran concierto donde once de los 111 dirigentes recién elegidos se presentaron ante los medios por primera vez con sus nombres reales en grupo.

En la noche, el número uno “Timochenko” –que sorprendió al ocupar el sexto lugar en las votaciones y no uno de los tres primeros como se esperaba– dijo estar seguro de que en la Nueva Colombia “seremos millones y millones”. Su estrategia  será dirigirse a los indiferentes. “Cuando esa inmensa mayoría abstencionista se decida a actuar políticamente, cuando los desengañados con el sistema político definan creer en una alternativa nueva. No tenemos otra carta de presentación que nuestra historia de más de medio siglo dándolo todo, hasta la vida, porque nos permitieran abrir este espacio por el que puedan pasar todos”, sentenció en medio de aplausos y arengas de Vivan las FARC  –antes impensadas por fuera de los escondites guerrilleros– el nuevo ciudadano y líder político antecediendo las trompetas de la Orquesta Aragón de Cuba que, con vientos dulces, cerró una noche que dividió la historia de la política en Colombia en dos.


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COLOMBIA: DE LA LUCHA ARMADA AL PROSELITISMO POLÍTICO.
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Rubén Sánchez David.

ALAI:

Viernes 1 de setiembre del 2017.

A partir del 1 de septiembre, cuando culmine el primer congreso sin armas de las FARC, comenzará un nuevo proyecto para esta organización que ha proclamado su fidelidad a su ideario político en el marco de una gran convergencia con otros sectores políticos que enfrentarán al establecimiento en las elecciones de 2018. Muchos son, empero, los escollos que habrá de sortear el nuevo partido político antes de encontrar la fórmula que le permita asumir el papel que desea desempeñar en la construcción de la nueva Colombia que anhela.

En la nueva aventura que emprenden, las FARC parten con el capital que negociaron en los acuerdos de La Habana: diez escaños en el Congreso (cinco en el Senado y cinco en la Cámara de Representantes), así como una fuerte asignación de fondos para los próximos dos comicios que servirá tanto para el funcionamiento del nuevo partido como para la promoción de su ideario y propuestas a través de su Centro de Pensamiento. Terminado el periodo de transición, el nuevo partido jugará con las mismas reglas que rigen a todos los partidos en Colombia.

Desde luego, la transformación de las FARC en un partido político es saludable para la democracia lo que debiera ser aplaudido, pero nada indica que el tránsito que emprende la que fuera una poderosa guerrilla esté libre de obstáculos.

Obviamente, una vez culmine el acto fundacional del nuevo partido se conocerán su nombre, su estructura y sus definiciones programáticas, pero este primer paso apenas marcará el inicio de una tarea que se anuncia difícil.

Uno de los primeros desafíos es desaprender para aprender. Pasar de las técnicas de movilización social que las FARC desarrollaron durante décadas a desenvolverse adecuadamente en la participación electoral. Como lo dijo Timochenko en su discurso inaugural del nuevo partido,

“Tenemos que tomar conciencia real de la amplitud con que debemos dirigirnos a la nación, sin dogmas ni sectarismos, ajenos a toda ostentación ideológica, con propuestas claras y sencillas”. Este reto es ineludible por cuanto para la organización es imperativo buscar alianzas y caminos para construir un escenario propicio para la implementación de los acuerdos con el Gobierno y su desarrollo normativo.

Allanado este obstáculo, sería posible comenzar a trabajar por el gobierno de transición que tiene en mente Iván Márquez, pero la realización del mismo supone tumbar la barrera que separa una sociedad que mira con recelo a los ex guerrilleros, así como el surgimiento de líderes capaces de desenvolverse en la jungla política del país, dado que, tal como fue expresado en el congreso, el partido aspira llegar al corazón de la población y consolidarse como “el nuevo poder urbano”. Desde luego, las FARC han estado manejando elecciones locales durante muchos años en regiones donde han ejercido el poder de facto, pero las circunstancias una vez terminado el conflicto armado son distintas.

El objetivo a corto plazo de la nueva formación política es sumar simpatizantes en el seno de una sociedad en la que históricamente sus integrantes han tenido un alto grado de impopularidad. Para que ello sea posible sus propuestas deben ser audaces, claras y bien argumentadas. Sin embargo, el efecto de dichas propuestas está supeditado a otro orden de factores.

En efecto, aunque el partido puede arrancar sus andaduras sin demoras, quedan asuntos pendientes que pueden entorpecer su marcha. En primer lugar, amplios sectores de la sociedad esperan que el daño causado a las víctimas sea reparado con acciones que vayan más allá de pedir perdón. En segundo lugar, la implementación de los acuerdos de paz marcha a paso lento y está lejos de otorgar garantías suficientes a los excombatientes. De hecho, la Corte Constitucional no ha terminado de evaluar asuntos trascendentales para la implementación de los acuerdos de paz como la Jurisdicción Especial para la Paz, la Ley de Amnistía y la participación en política.

Finalmente, y no menos vital para la reinserción plena de los ex combatientes y su paso a la política, el tema de la seguridad de los mismos sigue en entredicho. Según documento publicado por el Sistema Integral de Seguridad, en los primeros seis meses de 2017 han sido asesinados 24 excombatientes de las FARC o familiares de ex guerrilleros que se suman a 52 líderes sociales.  El informe recuerda que si bien existe ya un Estatuto de la Oposición, todavía no se ha radicado el proyecto sobre garantías para la participación ciudadana con el que se reglamentarían las protestas sociales. Concluye el informe afirmando que

“No es buen mensaje prolongar la realización de derechos de las comunidades más afectadas por el conflicto y, mucho menos, negar las garantías que se necesitan para que las FARC hagan política”.

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Rubén Sánchez David.

Profesor Universidad del Rosario.


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