miércoles, 6 de septiembre de 2017

«VIVIR BIEN»: PARÁMETROS PARA JUZGAR LA CALIDAD DE VIDA EN BOLIVIA.

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Precisar el significado del “Vivir bien” no es sólo un problema conceptual, es esencialmente práctico y de un carácter profundamente político. Este nuevo paradigma ha permitido en Bolivia crear la nueva Constitución Política del Estado, promulgada el 7 de febrero de 2009, que trata de aplicar el “Vivir bien” en un nuevo modelo de Estado (plurinacional), un nuevo modelo territorial (autonómico), y un nuevo modelo económico (economía plural con base en lo social y comunitario). En esta Constitución, por primera vez, se establecen principios éticos morales. El artículo 8 establece: “el Estado asume y promueve como principio ético-morales de la sociedad plural: Ama Qhilla, Ama Llulla, Ama Suwa (no seas flojo, no seas mentiroso ni seas ladrón), Suma Tamaña (Vivir Bien, Ñandereko (Vida Armoniosa), Teko Kavi (Vida Buena), Ivi Maradi (Tierra sin Mal y Qhapaj Ñan (Camino o Vida Noble)”. Implica, entonces, la reconstitución de la identidad cultural de herencia ancestral milenaria, la recuperación de conocimientos y saberes antiguos; una política de soberanía y dignidad nacional; la apertura a nuevas formas de relación de vida (ya no individualistas sino comunitarias), la recuperación del derecho de relación con la Madre Tierra y la sustitución de la acumulación ilimitada individual de capital por la recuperación integral del equilibrio y la armonía con la naturaleza. Esta nueva Constitución ha sido posibles tras la lucha de los movimientos sociales que han llevado al poder al ahora Presidente del Estado Plurinacional de Bolivia, Evo Morales Ayma, quien plantea de la siguiente manera el “Vivir Bien”: “Construir un socialismo comunitario en armonía con la Madre tierra. Ésta es  nuestra manera de estar en el mundo. Nuestra visión de armonía con la naturaleza y entre los seres humanos es contraria a la visión egoísta, individualista y acumuladora del modelo capitalista.”

“Vivir Bien” como emancipación: viejas injerencias, nuevo orden.
Respecto a los desequilibrios ambientales generados por Occidente el presidente Evo Morales Ayma nos dice: “Sucede que ahora, ante la tragedia del medio ambiente que vive el planeta, somos “todos” responsables, los “desarrollados” y los “subdesarrollados”. Esto no es verdad, esto es una impostura. Desde 1860, Europa y Norteamérica han contribuido con el 70 por ciento de las emisiones de dióxido de carbono que están provocando el efecto invernadero que sobrecalienta el planeta; el principal responsable de la sobreexplotación de los bosques, la flora, la fauna, el agua, los minerales y el petróleo es el Norte.”

En este contexto, la construcción de un nuevo orden socio-productivo que sustituya la lógica depredadora de la naturaleza impulsada por el capitalismo de Occidente es fundamentalmente una decisión política. El vicepresidente del Estado Plurinacional de Bolivia, Álvaro García Linera, señala al respecto dos posiciones enfrentadas: 

“la primera, correspondiente al discurso imperial, propugna que la plusvalía medioambiental que sostiene el desarrollo de los países del norte, sea pagada por  los países del sur, congelando así la mejora de sus condiciones de vida y petrificando las relaciones coloniales de pobreza y sometimiento construidas a lo largo de siglos y aún vigentes hoy. En contraste a esta posición, para las naciones indígenas soberanas, una nueva sociedad sustentable sólo será posible rompiendo la condición colonial de fragmentación y pobreza prevaleciente en los pueblos y naciones del sur. De lo que se trata es de crear una civilización sustentable mediante la combinación de saberes ancestrales y contemporáneos capaces de restituir un metabolismo  procreativo entre naturaleza y naturaleza devenida en sociedad.” “No puede haber una sociedad ecológica en un solo país; tiene que ser un esfuerzo colectivo de la comunidad mundial.”

 “Vivir Bien” no sólo define el nuevo horizonte civilizatorio de la sociedad boliviana sino también es un aporte de Bolivia al mundo. El concepto de desarrollo no puede consistir en proporcionar un  automóvil, un refrigerador y una lavadora a cada ciudadano del mundo“Nos faltaría seis planetas para ello”, dice el Vicepresidente boliviano. Pero tampoco los campesinos pueden quedarse, como siempre, sobreviviendo en sus casas de piedra y paja, alejados de todo, en una miseria heredada de un pasado de expropiación de tierras y de colonización. Hoy, el Estado boliviano necesita de los recursos del gas y de la explotación de las materias primas para asegurar “condiciones de vida mínimas” a las grandes mayorías, como base para la construcción de una nueva sociedad para el futuro. Es de vital importancia para el uso racional de los recursos, la autodeterminación y autonomía de los pueblos. Desnudar, entonces, todo intento de injerencia en asuntos políticos internos.
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El concepto andino “Vivir bien” es considerado y paradigma alternativo al esquema occidental, liberal y moderno propio del capitalismo, que permite repensar el desarrollo promoviendo relaciones más sustentables y menos consumistas. Precisar el significado del “Vivir bien” no es sólo un problema conceptual, es esencialmente práctico y de carácter profundamente político.
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«VIVIR BIEN»:
PARÁMETROS PARA JUZGAR LA CALIDAD DE VIDA EN BOLIVIA.
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Pedro Hinojosa Pérez

Revista PUKARA.

Agosto del 2017.

1.- Introducción.

El proceso de la expansión urbana se manifiesta y se exhibe de diversas maneras. Uno de los reflejos más visibles es la revelación de algunos aspectos referidos a la calidad de vida. Al hablar de calidad de vida, nos referimos a un concepto que hace alusión a varios niveles de la generalidad, desde el bienestar social o comunitario hasta ciertos aspectos específicos de carácter individual o grupal. Para el efecto utilizamos solo algunas de las muchas variables existentes:

2.- Calidad de agua.

En Bolivia, los recursos hídricos constituyen un elemento frágil, y esto se debe en parte a que este recurso es escaso en casi la mitad del territorio. Una mirada rápida a periódicos nacionales en cualquier período del año nos muestra que este es un país que está azotado por sequías, granizos, inundaciones y otras manifestaciones climáticas, que en muchos casos son impredecibles y además agravadas por fenómenos como El Niño. El hecho que la economía rural depende del recurso hídrico hace necesaria la aplicación de estrategias de manejo tanto a nivel local como a nivel nacional. En este momento, los problemas anteriormente mencionados están agravándose como consecuencia de una deficiente gestión del agua, resultando en la degradación de las tierras y la desertificación. El censo del INE (2001) ha mostrado que miles de personas siguen sin acceso a agua potable y/o no tienen servicios sanitarios adecuados.

Existen todavía serias deficiencias en la distribución, el uso y el manejo racional de agua de riego y de agua potable. Además, la calidad del agua está disminuyendo debido a la contaminación, un impacto humano que sólo recientemente se está estudiando en detalle y que según expertos en algunos casos puede significar una «bomba de tiempo». En Bolivia, igual que en otros países andinos, se observa una creciente competencia por el uso múltiple del agua. Las demandas para uso agrícola, doméstico e industrial ya no están geográficamente tan separadas como antes. Estas demandas sectoriales incrementan y se traslapan cada vez más, lo que ocasiona nuevos conflictos por el agua de diferente índole. Solo cinco de las nueve ciudades capitales de departamento cuentan con servicio permanente las 24 horas. La ciudad de Cochabamba enfrenta los mayores problemas de abastecimiento de agua potable, seguida de las ciudades de Potosí, Sucre y Cobija.

La calidad de servicios es baja en la mayoría de los sistemas de agua y saneamiento del país. Según la OMS en el año 2000 solamente el 26% de sistemas urbanos contaban con desinfección y solamente el 25% de las aguas negras eran tratadas. Según un estudio de la GTZ alemana en 2011 solo el 30% de las aguas negras colectadas estaban sujetas a tratamiento, y de éstas, el 70% no estaban tratadas adecuadamente porque las plantas de tratamiento de aguas negras no funcionaban bien.


A nivel urbano los Gobiernos Municipales, directamente o a través de Empresas Prestadoras de Servicios, están a cargo de la administración y operación de los servicios y son responsables del desarrollo de planes y programas de expansión de servicios para su área de jurisdicción, en coordinación con las Gobernaciones Departamentales.


El personal técnico que trabaja en la mayoría de los gobiernos municipales, EPSA y EMAS «no tiene la suficiente capacidad y experiencia que se necesita para gestionar proyectos de agua». Eso debido a «los constantes cambios de personal que sufren todas las instituciones estatales en Bolivia y la escasez de recursos financieros de estos organismos, que les impide contratar a los trabajadores más cualificados, ya que estos se van al sector privado donde encuentran unos salarios más elevados.


A nivel rural son las Juntas o Comités de Agua los entes encargados de administrar y mantener los sistemas. En este sector es aún más lamentable la calidad del agua: piensan que colocando cañerías en los ríos es suficiente.


3.- Calidad atmosférica.


Según estudios realizados por la Organización Mundial de la Salud (OMS) más de 100 millones de personas en América Latina están expuestas a niveles elevados de contaminación del aire. Bolivia no es ajena a esta realidad y esto se debe al acelerado crecimiento de los centros urbanos que va de la mano con el aumento de la cantidad de vehículos que transitan diariamente por las ciudades de Bolivia. Este hecho se debe, principalmente, a la falta de costumbre de realizar mantenimiento preventivo de las movilidades; la antigüedad del parque vehicular; la importación de vehículos usados; y la falta de una política clara de transporte urbano sostenible, afectando el 70% de la contaminación atmosférica.


Las ciudades del eje troncal de Bolivia (El Alto, La Paz, Cochabamba y Santa Cruz) presentan niveles de contaminación atmosférica elevados, generados principalmente por el parque automotor a través de sus emisiones de dióxido de nitrógeno (NO2), monóxido de carbono (CO) e hidrocarburos (HC). Cochabamba es una de las ciudades vulnerables a la contaminación atmosférica, pues además del crecimiento acelerado del parque automotor, presenta características topográficas y climatológicas del valle que desfavorecen la ventilación, dando lugar a la inversión térmica, que conduce a la acumulación de contaminantes atmosféricos durante días o incluso semanas cerca de la superficie de la tierra.


Cochabamba registró un incremento del nivel de contaminación atmosférica en 2014. La polución alcanzó 170 microgramos por metro cúbico, cuando el límite establecido por la Organización Mundial de Salud (OMS) es de 50. La zona sur fue la más afectada, según un estudio de la Red de Monitoreo de la Calidad del Aire (Red MoniCA), incluido en el informe nacional de la calidad del aire del Ministerio de Medio Ambiente y Agua.


Se dijo que entre las acciones para combatir la contaminación está que el 20 por ciento de los vehículos (2.400 de los 21.221) regularizados con la Ley 1333 ingresó a Cochabamba entre 2010 y 2011 con la certificación de adecuación ambiental.


Actualmente, se elabora la Ley Departamental de Revisión Técnica Vehicular para el control mecánico y ambiental de emisiones de gas del parque automotor.



4.- Consumo de energía eléctrica.


La electricidad generada en Bolivia proviene de centrales hidroeléctricas (42%) y centrales termoeléctricas (58%). El balance energético de 2008 fue positivo con una generación del Sistema Interconectado Nacional (SIN) de 5.372 GWh y un consumo nacional de 5.138 GWh. El potencial hidroeléctrico es de 39.850 MW que pueden ser exportados a los países vecinos. El consumo per cápita promedio es bajo, de 9.673 kcal/hab/día. El habitante urbano consumía 11.300 kcal/hab/día y el rural 7.450 kcal/hab/día, en otras unidades se puede expresar que cada boliviano consumía 340 kilogramos de petróleo equivalente a (kg pe), comparado a la media en América Latina (1.000 kg) o mundial (1.500 kg pe).


La red eléctrica llega al 50.8% de la población del área rural en Bolivia. Hasta el año 2007, sólo el 39% de los habitantes del campo contaba con ese servicio, según la Autoridad de Fiscalización y Control Social de Electricidad y del Ministerio de Hidrocarburos y Energía.


En las ciudades, la cobertura actual es del 90.4 % de la población. La cadena de generación, transmisión y distribución de la energía eléctrica en Bolivia está a cargo de la Empresa Nacional de Electricidad (ENDE).


El gerente de Coordinación de ENDE, informa que actualmente la capacidad de generación, en bornes de generador en el Sistema Interconectado Nacional (SIN), es de 1299.0 MW, de los cuales 475.7 MW (39%) corresponden a centrales hidroeléctricas y 745.3 MW(61%), a centrales termoeléctricas.


A diciembre de 2012, Bolivia registró una capacidad de generación de energía de 1424.2 MW, cuando la demanda nacional llega sólo a 1163.76 MW, lo que quiere decir que el país tiene una reserva de 260,44 MW.


Se calcula un crecimiento de la demanda máxima a 1,228.5 MW; en consecuencia, dependiendo del período estacional, se tendría una reserva del orden del 9%, que es la recomendada en las condiciones de desempeño mínimo aprobadas por la Autoridad de Fiscalización y Control Social de Electricidad.


5.- Calidad alimentaria.


Un estudio internacional revela que Bolivia está en el último lugar en el ranking de seguridad alimentaria en Latinoamérica. Ocupa el puesto 65 a nivel mundial, mientras que Chile es la nación del continente mejor calificada, está en el puesto 26.


El estudio fue realizado por la Unidad de Inteligencia de la revista Inglesa The Economist. Según el reporte de LV7, radio de Tucumán, Argentina, un equipo de especialistas de distintos países del mundo estuvo a cargo del estudio.


El índice Global de Seguridad Alimentaria evalúa la asequibilidad y disponibilidad de alimentos, estándares nutricionales y proporción de la población bajo la línea mundial de pobreza.


Después de Chile los países mejor posicionados en la región son México (30), Brasil (31) y Argentina (32).


El coordinador de la FAO afirmó que las heladas, la sequía y las inundaciones afectaron unos 250.000 kilómetros del territorio boliviano, lo cual equivale a una quinta parte del territorio nacional, la superficie más vulnerable se encuentra en la zona andina, el Chaco en el sur y vastas zonas del este. En las dos primeras regiones los daños obedecen a la sequía.


Según el gobierno boliviano el fenómeno afectó más de 16.000 cabezas de ganado y más de 24.000 hectáreas de cultivos de trigo, frijol, maíz y otros productos propios de esas zonas.


Las lluvias, también son otro problema, especialmente en el este, pues en pocos días «malogran la producción agrícola». El frío, otro efecto climático, también afectó al país. Se presentó en julio y durante tres días provocó nevadas en regiones cálidas del sur, mientras que en el este bajó la temperatura, lo cual causó la mortandad de millones de peces en los ríos. Con excepción de huracanes, Bolivia está afectada por todos los eventos climáticos que ocurren a escala mundial.


La FAO en Bolivia destacó los esfuerzos del gobierno por mitigar los efectos climáticos sobre la producción agrícola y ganadera, pero advirtió que a pesar de ello el impacto en la seguridad alimentaria se hará sentir en el país, así como en el equilibrio del ecosistema.


«Estos cambios climáticos afectarán a Bolivia que se puede mitigar con las acciones del gobierno, no se puede negar el impacto tan fuerte que tiene el cambio del clima sobre los sistemas productivos, tanto agrícolas como ganaderos, la muerte de los peces obviamente va a tener una incidencia muy fuerte sobre la gente que vive de la pesca, no sólo como medio de comercialización, sino que su única fuente proteica en esa región es la carne del pescado», se sostiene.


6.- Generación de basura.


Los datos fueron recolectados en todos los municipios y comunidades del país. De acuerdo con el diagnóstico de la gestión de residuos sólidos realizado por la Dirección General de Gestión Integral de Residuos Sólidos del Ministerio de Medio Ambiente y Agua, en Bolivia se generan 4.782 toneladas de basura al día, cantidad que representa 1.745.430 toneladas al año.


Según el diagnóstico, la mayor cantidad de residuos sólidos se genera en el departamento de Santa Cruz con el 31 por ciento (1.344 toneladas al día), seguido por La Paz con el 27 por ciento (1.160 Tn/día, de las cuales El Alto genera 496).


Cochabamba produce 697 toneladas, cantidad que lo sitúa en tercer lugar con el 17 por ciento. El resto de la basura se genera en los departamentos de Potosí con 187 toneladas, 6 por ciento; Chuquisaca y Tarija, con el 5 por ciento, cada uno; Oruro y Beni, con 4, y Pando, con el 1 por ciento.


El diagnóstico, hace referencia que aproximadamente el 84 por ciento de la basura que se genera en el país al día, 4.022 toneladas, proviene de poblaciones urbanas y el resto 16 por ciento sale de las áreas rurales.


También destaca que sólo en algunas ciudades que cuentan con entidades municipales de aseo, se dispone de datos de generación de residuos. Para el resto, fueron estimados con base en los datos poblacionales.


De los 337 municipios que existen en el país, 298 (90,8%) disponen sus residuos a cielo abierto, sin control ni manejo adecuado.


“Generalmente, en estos sitios hay todo tipo de animales y vectores, y se convierten en focos de infección. Sus aguas y los mismos residuos suelen ser los más contaminantes del medio ambiente”, señaló Méndez.


Otros 20 municipios (6,1%) tienen botaderos donde se realizan controles de basura y manejo con ingeniería y maquinaria pesada, y sólo diez municipios en Bolivia (3,1%) cuentan con rellenos sanitarios, que son infraestructuras que utilizan técnicas de ingeniería para disponer en forma segura los residuos sólidos.


Del total de desperdicios que se generan en el país, aproximadamente 45% es dispuesto en rellenos sanitarios, 18% se dispone en botaderos controlados y 37% en botaderos a cielo abierto. A nivel poblacional, se estima que del total de población sólo el 34% es atendido con la tecnología de relleno sanitario.


7.- Conclusiones.


Por todas estas variables resumidas se puede deducir si es más importante el desarrollo reflejado a través de la calidad de vida o el desarrollo expresado a través de números. La calidad de vida es el objetivo al que debería tender el estilo de desarrollo de un país que se preocupe por el ser humano integral. Este concepto alude al bienestar en todas las facetas del hombre, atendiendo a la creación de condiciones para satisfacer sus necesidades materiales, psicológicas, sociales y ecológicas. El nivel de vida es un concepto estrictamente económico y no incluye las dimensiones ambientales y psicosocial. La calidad de vida, en cambio, alude a un estado de bienestar total, en el cual un alto nivel de vida se torna insuficiente. Nuevamente se puede observar que no hay relaciones amigables entre la economía y la calidad de vida.


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