Precisar el significado del “Vivir bien”
no es sólo un problema conceptual, es esencialmente práctico y de un carácter
profundamente político. Este nuevo paradigma ha permitido en Bolivia crear
la nueva Constitución Política del Estado, promulgada el 7 de febrero de 2009,
que trata de aplicar el “Vivir bien” en
un nuevo modelo de Estado (plurinacional), un nuevo modelo territorial
(autonómico), y un nuevo modelo
económico (economía plural con base en lo social y comunitario). En esta Constitución, por primera vez, se establecen principios éticos
morales. El artículo 8 establece: “el
Estado asume y promueve como principio ético-morales de la sociedad plural:
Ama Qhilla, Ama
Llulla, Ama Suwa (no seas flojo, no
seas mentiroso ni seas ladrón), Suma Tamaña
(Vivir Bien, Ñandereko (Vida Armoniosa), Teko
Kavi (Vida Buena), Ivi Maradi
(Tierra sin Mal y Qhapaj Ñan (Camino
o Vida Noble)”. Implica, entonces, la reconstitución de la identidad cultural
de herencia ancestral milenaria, la recuperación de conocimientos y saberes
antiguos; una política de soberanía y dignidad nacional; la apertura a nuevas
formas de relación de vida (ya no individualistas sino comunitarias), la recuperación del derecho de relación
con la Madre Tierra y la sustitución de la acumulación ilimitada individual
de capital por la recuperación integral del equilibrio y la armonía con la
naturaleza. Esta nueva Constitución ha sido posibles tras la lucha de los
movimientos sociales que han llevado al poder al ahora Presidente del Estado Plurinacional de Bolivia, Evo Morales Ayma,
quien plantea de la siguiente manera el “Vivir
Bien”: “Construir un
socialismo comunitario en armonía con la Madre tierra. Ésta es
nuestra manera de estar en el mundo. Nuestra visión de armonía con la
naturaleza y entre los seres humanos es contraria a la visión egoísta,
individualista y acumuladora del modelo capitalista.”
“Vivir Bien” como emancipación: viejas
injerencias, nuevo orden.
Respecto a los
desequilibrios ambientales generados por Occidente el presidente Evo Morales
Ayma nos dice: “Sucede que ahora, ante la tragedia del
medio ambiente que vive el planeta, somos “todos”
responsables, los “desarrollados” y
los “subdesarrollados”. Esto no es
verdad, esto es una impostura. Desde
1860, Europa y Norteamérica han contribuido con el 70 por ciento de las emisiones de dióxido de carbono que están
provocando el efecto invernadero que sobrecalienta
el planeta; el principal responsable de la sobreexplotación de los bosques,
la flora, la fauna, el agua, los minerales y el petróleo es el Norte.”
En este
contexto, la construcción de un nuevo orden socio-productivo que sustituya la
lógica depredadora de la naturaleza impulsada por el capitalismo de Occidente es
fundamentalmente una decisión política. El
vicepresidente del Estado Plurinacional de Bolivia, Álvaro García Linera, señala
al respecto dos posiciones enfrentadas:
“la primera,
correspondiente al discurso imperial, propugna que la plusvalía medioambiental
que sostiene el desarrollo de los países del norte, sea pagada por los
países del sur, congelando así la mejora de sus condiciones de vida y
petrificando las relaciones coloniales de pobreza y sometimiento construidas a
lo largo de siglos y aún vigentes hoy. En contraste a esta posición, para las
naciones indígenas soberanas, una nueva sociedad sustentable sólo será posible
rompiendo la condición colonial de fragmentación y pobreza prevaleciente en los
pueblos y naciones del sur. De lo que se trata es de crear una civilización
sustentable mediante la combinación de saberes ancestrales y contemporáneos
capaces de restituir un metabolismo procreativo entre naturaleza y
naturaleza devenida en sociedad.” “No puede haber una sociedad ecológica en
un solo país; tiene que ser un esfuerzo colectivo de la comunidad mundial.”
“Vivir Bien” no
sólo define el nuevo horizonte civilizatorio de la sociedad boliviana sino también es un
aporte de Bolivia al mundo. El concepto de
desarrollo no puede consistir en
proporcionar un automóvil, un refrigerador y una lavadora a cada ciudadano del mundo. “Nos faltaría
seis planetas para ello”, dice el Vicepresidente boliviano.
Pero tampoco los campesinos pueden
quedarse, como siempre, sobreviviendo en sus casas de piedra y paja, alejados
de todo, en una miseria heredada de un pasado de expropiación de tierras y de
colonización. Hoy, el Estado boliviano
necesita de los recursos del gas y de la explotación de las materias primas para
asegurar “condiciones de vida
mínimas” a las grandes mayorías, como base para la construcción de
una nueva sociedad para el futuro. Es de vital importancia para el uso racional
de los recursos, la autodeterminación y autonomía de los pueblos. Desnudar, entonces,
todo intento de injerencia en asuntos políticos internos.
/////
El concepto andino “Vivir
bien” es considerado y paradigma alternativo al esquema occidental, liberal y
moderno propio del capitalismo, que permite repensar el desarrollo promoviendo
relaciones más sustentables y menos consumistas. Precisar el significado del “Vivir
bien” no es sólo un problema conceptual, es esencialmente práctico y de
carácter profundamente político.
***
«VIVIR BIEN»:
PARÁMETROS PARA
JUZGAR LA CALIDAD DE VIDA EN BOLIVIA.
*****
Pedro Hinojosa Pérez
Revista PUKARA.
Agosto del 2017.
1.- Introducción.
El proceso
de la expansión urbana se manifiesta y se exhibe de diversas maneras. Uno de
los reflejos más visibles es la revelación de algunos aspectos referidos a la
calidad de vida. Al hablar de calidad de vida, nos referimos a un concepto que
hace alusión a varios niveles de la generalidad, desde el bienestar social o
comunitario hasta ciertos aspectos específicos de carácter individual o grupal.
Para el efecto utilizamos solo algunas de las muchas variables existentes:
2.- Calidad de agua.
En Bolivia, los recursos
hídricos constituyen un elemento frágil, y esto se debe en parte a que este
recurso es escaso en casi la mitad del territorio. Una mirada rápida a
periódicos nacionales en cualquier período del año nos muestra que este es un
país que está azotado por sequías, granizos, inundaciones y otras
manifestaciones climáticas, que en muchos casos son impredecibles y además
agravadas por fenómenos como El Niño. El hecho que la economía rural depende
del recurso hídrico hace necesaria la aplicación de estrategias de manejo tanto
a nivel local como a nivel nacional. En este momento, los problemas
anteriormente mencionados están agravándose como consecuencia de una deficiente
gestión del agua, resultando en la degradación de las tierras y la
desertificación. El censo del INE (2001) ha mostrado que miles de personas
siguen sin acceso a agua potable y/o no tienen servicios sanitarios adecuados.
Existen
todavía serias deficiencias en la distribución, el uso y el manejo racional de
agua de riego y de agua potable. Además, la calidad del agua está disminuyendo
debido a la contaminación, un impacto humano que sólo recientemente se está
estudiando en detalle y que según expertos en algunos casos puede significar
una «bomba de tiempo». En Bolivia, igual que en otros países andinos, se
observa una creciente competencia por el uso múltiple del agua. Las demandas
para uso agrícola, doméstico e industrial ya no están geográficamente tan
separadas como antes. Estas demandas sectoriales incrementan y se traslapan
cada vez más, lo que ocasiona nuevos conflictos por el agua de diferente
índole. Solo cinco de las nueve ciudades capitales de departamento cuentan con
servicio permanente las 24 horas. La ciudad de Cochabamba enfrenta los mayores
problemas de abastecimiento de agua potable, seguida de las ciudades de Potosí,
Sucre y Cobija.
La calidad de servicios es baja en la mayoría de los
sistemas de agua y saneamiento del país. Según la OMS en el año 2000 solamente
el 26% de sistemas urbanos contaban con desinfección y solamente el 25% de las
aguas negras eran tratadas. Según un estudio de la GTZ alemana en 2011 solo el
30% de las aguas negras colectadas estaban sujetas a tratamiento, y de éstas,
el 70% no estaban tratadas adecuadamente porque las plantas de tratamiento de
aguas negras no funcionaban bien.
A nivel urbano los Gobiernos Municipales, directamente o
a través de Empresas Prestadoras de Servicios, están a cargo de la
administración y operación de los servicios y son responsables del desarrollo
de planes y programas de expansión de servicios para su área de jurisdicción,
en coordinación con las Gobernaciones Departamentales.
El personal técnico que trabaja en la mayoría de los
gobiernos municipales, EPSA y EMAS «no tiene la suficiente capacidad y
experiencia que se necesita para gestionar proyectos de agua». Eso debido a
«los constantes cambios de personal que sufren todas las instituciones
estatales en Bolivia y la escasez de recursos financieros de estos organismos,
que les impide contratar a los trabajadores más cualificados, ya que estos se
van al sector privado donde encuentran unos salarios más elevados.
A nivel rural son las Juntas o Comités de Agua los entes
encargados de administrar y mantener los sistemas. En este sector es aún más
lamentable la calidad del agua: piensan que colocando cañerías en los ríos es
suficiente.
3.-
Calidad atmosférica.
Según estudios realizados por la Organización Mundial de
la Salud (OMS) más de 100 millones de personas en América Latina están
expuestas a niveles elevados de contaminación del aire. Bolivia no es ajena a
esta realidad y esto se debe al acelerado crecimiento de los centros urbanos
que va de la mano con el aumento de la cantidad de vehículos que transitan
diariamente por las ciudades de Bolivia. Este hecho se debe, principalmente, a
la falta de costumbre de realizar mantenimiento preventivo de las movilidades;
la antigüedad del parque vehicular; la importación de vehículos usados; y la
falta de una política clara de transporte urbano sostenible, afectando el 70%
de la contaminación atmosférica.
Las ciudades del eje troncal de Bolivia (El Alto, La Paz,
Cochabamba y Santa Cruz) presentan niveles de contaminación atmosférica
elevados, generados principalmente por el parque automotor a través de sus
emisiones de dióxido de nitrógeno (NO2), monóxido de carbono (CO) e
hidrocarburos (HC). Cochabamba es una de las ciudades vulnerables a la
contaminación atmosférica, pues además del crecimiento acelerado del parque
automotor, presenta características topográficas y climatológicas del valle que
desfavorecen la ventilación, dando lugar a la inversión térmica, que conduce a
la acumulación de contaminantes atmosféricos durante días o incluso semanas
cerca de la superficie de la tierra.
Cochabamba registró un incremento del nivel de
contaminación atmosférica en 2014. La polución alcanzó 170 microgramos por
metro cúbico, cuando el límite establecido por la Organización Mundial de Salud
(OMS) es de 50. La zona sur fue la más afectada, según un estudio de la Red de
Monitoreo de la Calidad del Aire (Red MoniCA), incluido en el informe nacional
de la calidad del aire del Ministerio de Medio Ambiente y Agua.
Se dijo que entre las acciones para combatir la
contaminación está que el 20 por ciento de los vehículos (2.400 de los 21.221)
regularizados con la Ley 1333 ingresó a Cochabamba entre 2010 y 2011 con la
certificación de adecuación ambiental.
Actualmente, se elabora la Ley Departamental de Revisión
Técnica Vehicular para el control mecánico y ambiental de emisiones de gas del
parque automotor.
4.-
Consumo de energía eléctrica.
La electricidad generada en Bolivia proviene de centrales
hidroeléctricas (42%) y centrales termoeléctricas (58%). El balance energético
de 2008 fue positivo con una generación del Sistema Interconectado Nacional
(SIN) de 5.372 GWh y un consumo nacional de 5.138 GWh. El potencial
hidroeléctrico es de 39.850 MW que pueden ser exportados a los países vecinos.
El consumo per cápita promedio es bajo, de 9.673 kcal/hab/día. El habitante
urbano consumía 11.300 kcal/hab/día y el rural 7.450 kcal/hab/día, en otras
unidades se puede expresar que cada boliviano consumía 340 kilogramos de
petróleo equivalente a (kg pe), comparado a la media en América Latina (1.000
kg) o mundial (1.500 kg pe).
La red eléctrica llega al 50.8% de la población del área
rural en Bolivia. Hasta el año 2007, sólo el 39% de los habitantes del campo
contaba con ese servicio, según la Autoridad de Fiscalización y Control Social
de Electricidad y del Ministerio de Hidrocarburos y Energía.
En las ciudades, la cobertura actual es del 90.4 % de la
población. La cadena de generación, transmisión y distribución de la energía
eléctrica en Bolivia está a cargo de la Empresa Nacional de Electricidad
(ENDE).
El gerente de Coordinación de ENDE, informa que
actualmente la capacidad de generación, en bornes de generador en el Sistema
Interconectado Nacional (SIN), es de 1299.0 MW, de los cuales 475.7 MW (39%)
corresponden a centrales hidroeléctricas y 745.3 MW(61%), a centrales
termoeléctricas.
A diciembre de 2012, Bolivia registró una capacidad de
generación de energía de 1424.2 MW, cuando la demanda nacional llega sólo a
1163.76 MW, lo que quiere decir que el país tiene una reserva de 260,44 MW.
Se calcula un crecimiento de la demanda máxima a 1,228.5
MW; en consecuencia, dependiendo del período estacional, se tendría una reserva
del orden del 9%, que es la recomendada en las condiciones de desempeño mínimo
aprobadas por la Autoridad de Fiscalización y Control Social de Electricidad.
5.-
Calidad alimentaria.
Un estudio internacional revela que Bolivia está en el
último lugar en el ranking de seguridad alimentaria en Latinoamérica. Ocupa el
puesto 65 a nivel mundial, mientras que Chile es la nación del continente mejor
calificada, está en el puesto 26.
El estudio fue realizado por la Unidad de Inteligencia de
la revista Inglesa The Economist. Según el reporte de LV7, radio de Tucumán,
Argentina, un equipo de especialistas de distintos países del mundo estuvo a
cargo del estudio.
El índice Global de Seguridad Alimentaria evalúa la
asequibilidad y disponibilidad de alimentos, estándares nutricionales y
proporción de la población bajo la línea mundial de pobreza.
Después de Chile los países mejor posicionados en la
región son México (30), Brasil (31) y Argentina (32).
El coordinador de la FAO afirmó que las heladas, la
sequía y las inundaciones afectaron unos 250.000 kilómetros del territorio
boliviano, lo cual equivale a una quinta parte del territorio nacional, la
superficie más vulnerable se encuentra en la zona andina, el Chaco en el sur y
vastas zonas del este. En las dos primeras regiones los daños obedecen a la
sequía.
Según el gobierno boliviano el fenómeno afectó más de
16.000 cabezas de ganado y más de 24.000 hectáreas de cultivos de trigo, frijol,
maíz y otros productos propios de esas zonas.
Las lluvias, también son otro problema, especialmente en
el este, pues en pocos días «malogran la producción agrícola». El frío, otro
efecto climático, también afectó al país. Se presentó en julio y durante tres
días provocó nevadas en regiones cálidas del sur, mientras que en el este bajó
la temperatura, lo cual causó la mortandad de millones de peces en los ríos.
Con excepción de huracanes, Bolivia está afectada por todos los eventos
climáticos que ocurren a escala mundial.
La FAO en Bolivia destacó los esfuerzos del gobierno por
mitigar los efectos climáticos sobre la producción agrícola y ganadera, pero
advirtió que a pesar de ello el impacto en la seguridad alimentaria se hará
sentir en el país, así como en el equilibrio del ecosistema.
«Estos cambios climáticos afectarán a Bolivia que se
puede mitigar con las acciones del gobierno, no se puede negar el impacto tan
fuerte que tiene el cambio del clima sobre los sistemas productivos, tanto
agrícolas como ganaderos, la muerte de los peces obviamente va a tener una
incidencia muy fuerte sobre la gente que vive de la pesca, no sólo como medio
de comercialización, sino que su única fuente proteica en esa región es la
carne del pescado», se sostiene.
6.-
Generación de basura.
Los datos fueron recolectados en todos los municipios y
comunidades del país. De acuerdo con el diagnóstico de la gestión de residuos
sólidos realizado por la Dirección General de Gestión Integral de Residuos
Sólidos del Ministerio de Medio Ambiente y Agua, en Bolivia se generan 4.782
toneladas de basura al día, cantidad que representa 1.745.430 toneladas al año.
Según el diagnóstico, la mayor cantidad de residuos
sólidos se genera en el departamento de Santa Cruz con el 31 por ciento (1.344
toneladas al día), seguido por La Paz con el 27 por ciento (1.160 Tn/día, de
las cuales El Alto genera 496).
Cochabamba produce 697 toneladas, cantidad que lo sitúa
en tercer lugar con el 17 por ciento. El resto de la basura se genera en los
departamentos de Potosí con 187 toneladas, 6 por ciento; Chuquisaca y Tarija,
con el 5 por ciento, cada uno; Oruro y Beni, con 4, y Pando, con el 1 por
ciento.
El diagnóstico, hace referencia que aproximadamente el 84
por ciento de la basura que se genera en el país al día, 4.022 toneladas,
proviene de poblaciones urbanas y el resto 16 por ciento sale de las áreas
rurales.
También destaca que sólo en algunas ciudades que cuentan
con entidades municipales de aseo, se dispone de datos de generación de
residuos. Para el resto, fueron estimados con base en los datos poblacionales.
De los 337 municipios que existen en el país, 298 (90,8%)
disponen sus residuos a cielo abierto, sin control ni manejo adecuado.
“Generalmente, en estos sitios hay todo tipo de animales
y vectores, y se convierten en focos de infección. Sus aguas y los mismos
residuos suelen ser los más contaminantes del medio ambiente”, señaló Méndez.
Otros 20 municipios (6,1%) tienen botaderos donde se
realizan controles de basura y manejo con ingeniería y maquinaria pesada, y
sólo diez municipios en Bolivia (3,1%) cuentan con rellenos sanitarios, que son
infraestructuras que utilizan técnicas de ingeniería para disponer en forma
segura los residuos sólidos.
Del total de desperdicios que se generan en el país,
aproximadamente 45% es dispuesto en rellenos sanitarios, 18% se dispone en
botaderos controlados y 37% en botaderos a cielo abierto. A nivel poblacional,
se estima que del total de población sólo el 34% es atendido con la tecnología
de relleno sanitario.
7.-
Conclusiones.
Por todas estas variables resumidas se puede deducir si
es más importante el desarrollo reflejado a través de la calidad de vida o el
desarrollo expresado a través de números. La calidad de vida es el objetivo al
que debería tender el estilo de desarrollo de un país que se preocupe por el
ser humano integral. Este concepto alude al bienestar en todas las facetas del
hombre, atendiendo a la creación de condiciones para satisfacer sus necesidades
materiales, psicológicas, sociales y ecológicas. El nivel de vida es un
concepto estrictamente económico y no incluye las dimensiones ambientales y
psicosocial. La calidad de vida, en cambio, alude a un estado de bienestar
total, en el cual un alto nivel de vida se torna insuficiente. Nuevamente se puede
observar que no hay relaciones amigables entre la economía y la calidad de
vida.
*****
No hay comentarios:
Publicar un comentario