"TESTIMONIO
DE UN PERIODISTA DE LA BBC". DICE. "MI ESPOSA YA NI SE DUCHA",
LAS DESESPERADAS ESTRATEGIAS DE LOS HABITANTES DE CIUDAD DEL CABO PARA NO
QUEDARSE SIN AGUA.- Un periodista sudafricano de la BBC
cuenta como él y su
familia han tenido que cambiar sus hábitos para intentar postergar el “Día Cero”,
cuando ya sea la primera urbe del mundo sin suministro de agua. Mohammed Allie, periodista de la BBC,
es uno de los millones de personas que están tratando de evitar el "Día
Cero": la fecha en la que ya no saldrá agua de los grifos en Ciudad del Cabo, en Sudáfrica. Aquí
relata cómo es la vida cuando solo puedes utilizar 50 litros de agua al día.
Mi esposa ya no usa la ducha. En lugar de eso, hierve un litro y
medio de agua, lo mezcla con un litro de
agua de la canilla y así se limpia diariamente, mientras nosotros recogemos
el agua con un balde y lo rehusamos en la cisterna. En cuanto a tirar la cadena
del inodoro, que malgasta varios litros de agua en cada uso, solo lo hacemos
cuando hay excrementos.
Como
la mayoría de los residentes de Ciudad del Cabo, en mi familia de cuatro
personas hemos
tenido que cambiar nuestros hábitos para ahorrar agua. Un balde y una jarra se han convertido
en herramientas esenciales para mis hijos y para mí a la hora de darnos una
rápida ducha de dos minutos.
Una
sequía severa ha obligado a la municipalidad local a limitar el consumo de agua a 50 litros
por persona por día, en un esfuerzo por retrasar lo que se ha apodado
el "Día Cero", estimado
para el 12 de abril, (ya llegó y están en plena “hora cero”, cero agua)
cuando ya no habrá suministro de agua. No es fácil reducir el consumo a 50
litros: la organización WaterWise estima
que una ducha promedio utiliza 15 litros de agua por minuto
mientras que un inodoro común consume otros 15 litros por descarga. Pero pasarse de ese límite tendrá una
sola consecuencia: adelantar aún más la llegada del "Día Cero" en esta ciudad de
más de cuatro millones de habitantes.
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Ciudad del Cabo rodeada por el mar
SUDÁFRICA: SOS, CIUDAD DEL
CABO SE MUERE.
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Edmundo Fayanas Escuer.
Nueva Tribuna.
Rebelión jueves 14 de junio del 2018.
Se calcula que un millón de personas
abandonará la ciudad en los próximos meses por la escasez de agua potable.
Como dice Leonardo da Vinci: “el agua representa lo que la sangre
para nuestro cuerpo”.
Mucha gente piensa que el agua es infinita, la realidad
es bien distinta. Es un bien finito y, por tanto, debemos cuidar su uso y
calidad. Hoy hay en el mundo 850 millones de personas que no tienen acceso al
agua potable.
A lo largo de mis años de docencia siempre he
explicado el valor del agua y la energía, que son dos de los elementos vitales
para la vida. Normalmente, al levantarnos, hacemos dos pequeños gestos que ni
siquiera los valoramos y que son vitales para nuestras vidas. Al levantarnos lo
primero que hacemos es dar la luz y después ir al baño y lavarnos ¿Qué
pasaría si un día al levantarnos no hubiera luz ni agua? ¿Podríamos vivir sin
estos dos elementos a los cuales no les damos importancia actualmente? Piénselo
y analicen como sería nuestra vida en nuestras cómodas casas.
Cuando reflexionaba con mis alumnos sobre esto se
empezaron a dar cuenta de su importancia, se acabaron los móviles, los
ordenadores, nuestros cómodos wáteres, la comida caliente, la ropa limpia, las
duchas interminables…
Un
grifo sin agua.
¿Puede pasar esto? Evidentemente
sí. La mano del hombre está destruyendo nuestro medio, nuestra naturaleza,
nuestra agua y la mayoría no somos conscientes. La mano del hombre ha hecho
desaparecer ya el mar Aral, (busquen información y se asombrarán), el lago Chad
también ha desaparecido y provocado millones de emigrantes, algunos de los
cuales se trasladan en las denostadas pateras. Todo esto apenas ha llegado a
nuestra prensa y televisiones. Sin embargo, hay un hecho que ha hecho saltar
las alarmas, Ciudad del Cabo (Sudáfrica) con sus cuatro millones de habitantes
se muere de sed.
¿Qué pasa en
Ciudad del Cabo?
La
primera sorpresa es que una ciudad grande se está quedando sin agua. Todavía es
más sorprendente cuando es una ciudad rodeada de mar. Como dice el escritor
británico Samuel Coleridge, en su balada del viejo marinero, “Agua,
agua por doquier, pero ni una gota para beber”. Esto mismo le sucede a
Ciudad Del Cabo.
La mayor sequía de la
historia desencadena por el fenómeno del Niño, la rápida urbanización de la
ciudad y la corrupción, van a provocar que se quede sin agua, en tres meses los
grifos ya no darán agua. Se calcula que un millón de personas van a abandonar
la ciudad ya. Apenas ha llovido en la zona, llevan tres años de sequía profunda
y en el año 2017 solo llovió 153,5mm.
La
ciudad consume 1.200 millones de litros de agua. El abastecimiento de agua de
la ciudad se basa en dos pilares, por un lado, los acuíferos que le
proporcionan 140 millones de litros, pero que ya no dan más de sí, porque no se
pueden recargar al carecer de lluvia. Por el otro lado, mediante presas que
constan de seis embalses, el mayor es el de Theewaterskloof y el resto son muy
pequeños, el problema está que se encuentran al 12,5% de su capacidad, pero
debemos saber que cuando se llega al 10% de agua, esta ya no se puede sacar.
¿Cómo es
posible que no se utilice la desalación?
Esto
es debido a una nula planificación hídrica coherente. Lo estamos viendo de
forma gigantesca también en España. La desalación en el caso de Ciudad del Cabo
sería parte de la solución como lo estamos viendo en otras partes del mundo
caso de Arabia o Australia, en ciudades como Sidney o Melbourne…. El iniciarse
la construcción de desaladoras llevará un periodo de cuatro o cinco años.
Ciudad del Cabo tenía un
consumo de agua por persona y día de 235 litros, muy por encima de los 173
litros de media a nivel mundial. Hoy el consumo en España es de 132 litros. Las
primeras medidas se empezaron a tomar en Ciudad del Cabo a mediados del año 2016
y estas fueron profundizadas en 2017, lo que ha producido una reducción en el
consumo del 50%, es decir consumen, 516 millones de litros de agua en febrero
de 2018.
El consumo de agua se
empezó reduciendo a 86 litros por persona/día, posteriormente a 50 litros
diarios. Actualmente se ha reducido a 25 litros por persona/día. Se han
señalado 180 puntos de agua en toda la ciudad para que puedan recoger los 25
litros de agua por persona. Tirar de la cadena del inodoro supone nueve litros
de agua. Una ducha de dos minutos representa veinte litros de agua. Una
lavadora en modo económico gasta entre 60/70 litros.
Se
ha recortado también el agua a la agricultura en un 60% y al comercio en un 45%
y se ha prohibido regar aceras y jardines.
El
cierre de los grifos tendrá un efecto devastador en la economía de la ciudad y
afectará a la vida cotidiana y a la salud de sus habitantes. El alcantarillado
funciona por el agua y no la hay. Los inodoros dejarán de funcionar, lo que
provocará problemas en el alcantarillado al no tener agua para arrastrarlos. La
falta de agua ocasionará una deficiente higiene personal, así como la
propagación de enfermedades mortales.
La
escasez de agua puede predisponer a las personas a la deshidratación y a los
golpes de calor.
Como
podemos comprobar, la situación empieza a ser dantesca y la actuación del
cambio climático muestra ya sus primeras consecuencias, además ayudado por la
depredación del hombre sobre el medio ambiente. Nos debemos tomar muy en serio
el cambio climático y empezar a entender que debemos cambiar los usos y
costumbres dentro de nuestra cultura del despilfarro.
Como dice el sudafricano
Ntshona: “Ciudad del Cabo es el foco de atención ahora
mismo, pero en realidad es un problema global. El mundo tiene la oportunidad de
aprender una gran lección de Sudáfrica: no deben esperar a que hay una crisis
para modificar los hábitos de consumo”.
Australia
que tenía un plan de desarrollo intenso para aumentar su población y en
consecuencia su economía lo ha debido parar al constatar que no tenían agua
para desarrollarse. Hoy, gran parte del agua que beben las ciudades
australianas son de desaladoras y además la mayoría construidas por empresas
españolas.
Ciudades como Los Ángeles,
Sao Paulo o Pekín que son megaurbes en muy poco tiempo veremos cómo les sucede lo mismo que se
está dando en Ciudad del Cabo.
En España
ya hay varios centenares de pueblos que en verano deben ser atendidos por
camiones. Este año ha sido muy lluvioso, pero todas las predicciones nos marcan
que tendremos grandes sequías y además el agua de lluvia descenderá, así como
el caudal de nuestros ríos. Por eso, todavía estamos a tiempo de realizar una
política hídrica coherente que nos prepare para un futuro muy incierto con el
agua y que cada uno de los españoles empecemos a cambiar los hábitos y
costumbres en el uso de un bien tan escaso.
Desde
aquí debe denunciar la política hídrica llevada a cabo por el gobierno de
Rajoy, que no ha hecho nada en este campo y para más inri se ha reído del
desarrollo de las desaladoras de todo el arco mediterráneo, donde sólo producen
un escuálido 13%, cuando se han gastado casi tres mil millones de euros, en un
80% pagado por la Unión Europea.
Ante la dejadez del PP Europa ya ha dicho que no dará un euro más en
desaladoras.
El
problema principal del agua en España
está en la costa mediterránea y donde las desaladoras son parte de la solución.
Además, es hora de empezar a evaluar el coste hídrico del turismo en la zona
que empieza a generar problemas. Esperemos que la clase política tome conciencia
de la situación gravísima que se nos viene encima y demos ya soluciones
preventivas.
Colas
en Sudáfrica para recoger el agua
Termino
con una frase de Eduardo Galeano que
dice: “Los sueños y las
pesadillas están hechos de los mismos materiales, pero esta pesadilla dice ser
nuestro único sueño permitido: un modelo de desarrollo que desprecia la vida y
adora las cosas”.
Este es el futuro de nuestros
embalses .
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