INFORME
DE LA OIT EL 2011, SOBRE EL TRABAJO DE NIÑOS EN AMÉRICA LATINA,. Perú y
Bolivia, donde entre un 25% y un 35% de
los niños cumplen tareas laborales, lideran los indicadores de trabajo infantil
en Sudamérica, según cifras de la Organización
Internacional del Trabajo OIT, divulgadas en Buenos Aires. Por su parte, Argentina, Brasil, Chile, Uruguay y
Venezuela integran el grupo de países
con menores niveles de trabajo infantil, con porcentajes que van del 5% al 8%, precisó el coordinador regional del Programa Internacional para
la Erradicación del Trabajo Infantil de la OIT, Manuel García. En
medio de la clasificación, se sitúan Colombia,
Ecuador y Paraguay, donde trabajan del
10% al 17% de los niños, añadió García en un encuentro organizado por el
Ministerio argentino de Trabajo (www.oit.org.pe/ipec).
La
campaña mundial contra el trabajo infantil, especialmente en sus peores formas,
se encuentra en una encrucijada. Se ha pasado de una optimista previsión formulada
hace tan sólo cuatro años sobre la proximidad del fin del trabajo infantil, al más reciente informe de la OIT, en el que se arrojan dudas
respecto a la posibilidad de que la meta pueda alcanzarse en el año objetivo de
2016. El Programa Internacional de la OIT para la Erradicación del Trabajo Infantil y la comunidad internacional han
decidido ahora renovar tal empeño. En una conferencia internacional celebrada
el 10 y 11 de mayo y organizada por
el Gobierno de los Países Bajos se adoptó una nueva “hoja de ruta” dirigida a
alcanzar los objetivos fijados en 2006. Constance Thomas, Directora del
IPEC, examina los logros alcanzados y los retos pendientes en la lucha
contra el trabajo infantil.
“En 2006, en el segundo Informe Global de la OIT sobre
trabajo infantil dio cuenta del
avance significativo en la lucha contra el trabajo infantil. Animada por esta
tendencia positiva, la OIT estableció
un objetivo visionario: eliminar para 2006 el trabajo infantil en sus peores
formas. Cuatro años después, el
tercer Informe Global dibuja un
panorama diferente: el trabajo infantil sigue disminuyendo, aunque a un ritmo
menor. Si los países siguen adelante como si tal cosa, el objetivo de 2016 no se alcanzará. El nuevo informe dice que se
ha producido una reducción del 3% en el trabajo infantil en el período de
cuatro años considerado en las estimaciones globales, 215 millones de niños siguen atrapados en el
trabajo infantil y una alarmante cifra de 115 millones se expone a trabajos peligrosos. Se han logrado
algunos avances importantes en la lucha contra el trabajo infantil, pero el
problema no se ha resuelto, y parece que tiene fuerza para seguir. En 2006, el ritmo de mejora era tal,
que la comunidad internacional se marcó un objetivo ambicioso: erradicar las
peores formas de trabajo infantil en el plazo de un decenio. Sin embargo, en
los últimos años se ha ralentizado el avance hacia la consecución de tal
objetivo. Además, muchos de los niños que trabajan son a los que más difícil
resulta acceder”, relata la Revista de la Organización Internacional
del Trabajo (OIT) Nº 69.
Los
movimientos sociales de Niños, Niñas y Adolescentes Trabajadores (NATs en
acrónimo) desde hace 30 años denuncian
que,
“Frente a esta corriente abolicionista y los atropellos que estamos
sufriendo todos los NNATs, en América
Latina, de parte de estas organizaciones internacionales que intentan
imponernos sus puntos de vista sin tener en cuenta nuestra cultura que está
basada en el trabajo como una forma de vida y dignificación de las personas, en
la búsqueda permanente del bienestar de todos para el Buen Vivir. Es una gloria
tanto para los NNATs organizados en
el Movimiento latinoamericano y del Caribe-MOLACNATs
que el año 2008 en Bolivia,
hayan dado un paso único en la historia, al incluir en su Constitución el
reconocimiento del derecho al trabajo y la protección a los niños y
trabajadores en su país. No obstante, esta conquista actualmente se pretende
cambiar por una visión de erradicación, una visión europeizada impulsada por la
OIT, quienes vienen implantando
desde hace muchos años el cumplimiento de sus Convenios 138 y 182, que no se adecuan a la realidad de la infancia
y adolescencia trabajadora en nuestra región de América Latina”, destaca una recién nota del Movimiento
Nacional de NNATs organizados del Perú – MNNATSOP.
El
histórico reconocimiento del trabajo infantil en condiciones dignas en la
Constitución de Bolivia (ver nota publicada por el bloque GUE-NGL en
el Parlamento Europeo se une a otros
logros que los Movimientos NATs han
construido en Latinoamérica, en la implementación de nuevas políticas
públicas incluyentes con los Gobiernos Progresistas de Paraguay, de Venezuela, de Ecuador. No hay que olvidar la propuesta
del Presidente de Uruguay, José Mujica, de
impulsar un proyecto de ley que habilite a que niños de 10 o 12 años puedan trabajar con su familia bajo determinadas condiciones, Mujica, ex líder del grupo
revolucionario "Tupamaros"
que actuó en los años 70 y 80 en
Uruguay, se refirió a esas ideas destacando que el
hecho de que los niños trabajen con sus padres "es mucho más digno a que
tenga que salir a pedir por ahí"
/////
Las niñas en situación de
trabajo infantil han disminuido en un 40% desde el año 2000, los niños, sólo en
un 25% / Fotografía: OIT
***
LA EXPLOTACIÓN DEL TRABAJO INFANTIL AUMENTA EN LA INDUSTRIA TABACALERA.
*****
Sarah Boseley.
The Guardian/El Diario.
Jueves 28 de junio del 2018.
- El tabaco que
se vende en Estados Unidos, Europa y otros sitios del mundo contiene hojas
producidas en arduas condiciones por niños.
- Los expertos
afirman que los bajísimos salarios que se pagan a los trabajadores rurales en
países como Malaui hacen que el trabajo infantil sea inevitable.
Una
investigación de The Guardian ha
revelado que el trabajo infantil abunda en la industria tabacalera y está
en aumento en países pobres, a pesar de que las empresas multimillonarias
aseguren que están trabajando en el tema.
Pruebas encontradas en
tres continentes demuestran que niños de 14 años y aún
menores no van a la escuela y trabajan en condiciones difíciles y a veces
incluso sufriendo daño físico para producir la hoja de tabaco que rellena los
cigarros que luego se venden en Estados Unidos y Europa.
Las
familias están atrapadas en círculos de pobreza generacional, mientras que los
salarios en la cima de la industria ascienden a millones de dólares al año. Las
empresas dicen que supervisan el trabajo infantil y que retiran a los niños de
los campos para que vayan a la escuela, pero los expertos han dicho a The
Guardian que el número de niños trabajando está aumentando, no
disminuyendo, mientras crece el cultivo de tabaco en África y Asia.
Los
niños sufren consecuencias de por vida:
"Quería ser enfermera", afirma una niña malauí de 14 años que se pasa el día en el campo bajo el sol
abrasador, trabajando con una pesada azada.
Las
familias creen que no tienen más opción que utilizar a sus hijos como mano de
obra no remunerada. Muchos están endeudados con los dueños de la tierra y los
arrendadores, y deben permanecer en los campos de una temporada a la otra, incapaces de romper el círculo de pobreza.
"No se está tomando
ninguna medida efectiva para revertir este escenario", dijo Vera Da Costa e Silva, jefa de la
Secretaría del Convenio Marco de la OMS
para el Control del Tabaco, un
organismo clave que se enfrenta a una industria que mata más de siete millones
de personas al año. "Lo que sucede es que los campos de cultivo de tabaco
concede altos beneficios a la industria pero muy poco dinero a los trabajadores
rurales".
Las
empresas tabacaleras aseguran que están haciendo todo lo posible por acabar con
la explotación infantil.
Silva
destaca que las empresas multinacionales tienen una responsabilidad directa por
este escándalo. "La responsabilidad
que tienen es doble: por un lado la responsabilidad por el trabajo infantil y
por otro la de hacer que los niños trabajen manipulando un producto letal que
acaba por afectarles".
Silva dice que en 2011
había unos 1,3 millones de niños al año trabajando en los cultivos de tabaco,
y que –según la Organización Internacional del Trabajo (OIT)– el número ha ido en aumento al trasladarse el cultivo de
países en mejor situación económica a países más pobres. Entre 2000 y 2013, el cultivo de tabaco disminuyó en países como Brasil, Turquía y Estados Unidos –afirmó un informe de la OIT de febrero de 2017–, pero ha
aumentado en otros, como Argentina,
India y Zimbabue.
Dado
que el trabajo rural infantil es más común en países pobres, el informe de la OIT afirma:
"Este cambio en la producción
puede haber resultado en un aumento del trabajo infantil y en un mayor déficit
de empleo decente en la producción de tabaco. Aunque no existe una estimación
del número de niños trabajando en la industria
tabacalera a nivel mundial, los sondeos indican que en las comunidades
tabacaleras pobres, el trabajo infantil está fuera de
control".
Los
puntos negros
En Malaui: padres que trabajan en el cultivo del tabaco y viven en extrema pobreza no dejan que sus
hijos asistan a la escuela para
que ayuden en la cosecha de las hojas de tabaco. Algunas familias que viven en
chozas de paja no reciben ningún pago durante 10 meses, hasta que la cosecha de
tabaco se vende. Viven con un cubo de maíz a la semana que les dan los
arrendadores y para reunir el dinero para molerlo deben trabajar además en
otros campos, algo en lo que también participan los niños.
En México: The Guardian vio niños trabajando en siete de
las diez plantaciones de tabaco que visitó en marzo en la región de Nayarit, a pesar de los
avances que han hecho tanto la industria como el Gobierno para combatir el
problema y asegurarse de que los niños vayan a la escuela.
En Indonesia: The Guardian visitó
comunidades cultivadores de tabaco en
Lombok y conversó con niños trabajadores, incluido un niño de 14 años que
afirmó tener problemas respiratorios que su familia atribuye a su trabajo en
los campos de tabaco.
El Departamento de Trabajo
de Estados Unidos elaboró una lista de 16 países donde suponen que hay niños trabajando en el cultivo de tabaco. Organizaciones de Derechos Humanos incluida Human Rights Watch han documentado el trabajo infantil en el cultivo de tabaco en Bangladesh, Kazajistán, Indonesia, Brasil
y más recientemente en Zimbabue.
Los
expertos afirman que los bajísimos
salarios que se pagan a los trabajadores rurales en países como Malaui hacen que el trabajo infantil
sea inevitable.
Las empresas tabacaleras
BAT y JTI aseguran que es aceptable que niños de entre 13 y 15 años realicen en el campo
tareas livianas siempre que no afecten a su salud ni su acceso a la educación. Sin embargo, los activistas
dicen que no deberían estar en contacto con el tabaco hasta los 18
años.
(Que tal explotación, como
en los tiempos del siglo XVII y XVIII del capitalismo), El
ingreso promedio de un trabajador rural
en Kasunga, una de las mayores
regiones tabacaleras de Malaui, es de 223.710
kwacha (unos 325 euros) por 10 meses de trabajo, según un estudio
realizado en 2017 por el Centro por
el Interés Social, una ONG de Malaui.
Se
estima que cada kilo de tabaco rinde
para 1.200 cigarrillos. El año pasado, los trabajadores rurales de Kasunga ganaron 200 kwacha (0,25 euros) por kilo una vez que se
vendió la cosecha.
Los trabajadores rurales
son el eslabón más pequeño de la cadena alimenticia tabacalera. Acceden a
trabajar durante un año para un arrendador que tiene un contrato y tiene la
tierra, sea ésta de su propiedad o alquilada. Ese contrato es con una de las grandes empresas que compran hoja de tabaco
–Alliance One, Universal (que el Malaui
es conocida como Limbe Leaf) o Japan Tobacco International (JTI).
Las empresas
que compran la hoja de tabaco acuerdan comprarle a los arrendadores con quienes
tienen contrato y a cambio proveen las semillas, los fertilizantes, los
pesticidas y las herramientas. Estas empresas dicen que les aclaran que no
deben trabajar niños. Alliance One
aseguró que una de los "principales
prioridades" es la eliminación
del trabajo infantil y afirmó estar comprometida a luchar contra el trabajo
infantil.
Las
empresas que compran la hoja de tabaco
cumplen órdenes de las productoras de cigarrillos: British American Tobacco,
Philip Morris y Japan Tobacco.
Principal
problema, los salarios
Las grandes empresas
tabacaleras tienen sus propios programas de
responsabilidad social empresarial. Dicen que supervisan el trabajo infantil y
que construyen pozos y escuelas. Sin embargo, Marty Otanez, profesor de la Universidad de Colorado en Denver, un
antropólogo que hace muchos años que estudia el cultivo de tabaco en Malaui, indica que los proyectos de bienestar
social han "demostrado cierta buena
voluntad por parte de las empresas tabacaleras para hacerse cargo de algunos de
los problemas, pero evitan encarar temas más difíciles como el precio de la
hoja de tabaco y los salarios".
Las cuatro mayores
empresas tabacaleras dicen que están haciendo todo lo que
pueden.
"BAT se toma muy en serio el trabajo
infantil y está de acuerdo en que los niños nunca deben ser explotados,
expuestos a situaciones de peligro o impedirles el acceso a la educación",
afirmó un portavoz. "Nosotros no empleamos a niños en ninguna de nuestras operaciones en ningún país del mundo y
les dejamos claro a nuestros agricultores y proveedores que no toleraremos la
explotación infantil". Imperial
Tobacco afirma: "El trabajo infantil es inaceptable y hacemos todo
nuestro esfuerzo para que no haya trabajo infantil en nuestra cadena de
suministro".
PMI dice que el trabajo
infantil es una realidad inaceptable.
"Estamos comprometidos a eliminar
el trabajo infantil y otras formas de abuso laboral en todos los lugares donde
producimos tabaco", afirmó Miguel
Coleta, director de sostenibilidad
de la empresa. "Hemos trabajado para atacar las raíces del problema
del trabajo infantil y hemos logrado una reducción mundial de los incidentes de
trabajo infantil en las tierras con las que tenemos contrato. Agradecemos la
supervisión continuada de nuestros esfuerzos y reconocemos que no podemos
vencer nosotros solos. Esto requiere esfuerzos serios y a largo plazo por parte
de todas las partes interesadas, incluidos el Gobierno y la sociedad civil".
JTI también afirmó que el
trabajo infantil es
endémico en el mundo rural, pero que han logrado reducirlo en las zonas
donde contratan a los trabajadores de
forma directa.
"La realidad es que el trabajo
infantil surge de una combinación de factores sociales, económicos y
normativos. En JTI, no fingimos que somos capaces de resolver nosotros solos el
problema del trabajo infantil, pero estamos haciendo todo lo posible desde
nuestro lugar para solucionarlo, trabajando en colaboración con otros", declaró la empresa.
Traducido por
Lucía Balducci.
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