EL LLANTO DE NIÑOS
SEPARADOS DE SUS PADRES EN LA FRONTERA DE EEUU PROVOCA UN ALUVIÓN DE CRÍTICAS
CONTRA TRUMP.- La
política de «tolerancia cero» con la inmigración prometida
por el Gobierno de Donald Trump en la frontera entre Estados Unidos y México ha provocado
la separación de cientos de familias y que niños de corta edad -incluso de un año- hayan
quedado recluidos sin sus padres, lo que ha generado una ola de críticas de
quienes consideran esta medida no solo innecesaria, sino también contraria a los Derechos Humanos.
El
Departamento de Seguridad Interior calcula que casi 2.000 menores han sido separados de sus padres o tutores en solo seis semanas e incluso ha
difundido imágenes en las que se ve cómo algunos de estos niños están
encerrados en jaulas. Los medios
también se han hecho eco en los últimos días de historias de desgarro en las que los afectados, en su mayoría
procedentes de países centroamericanos, claman a gritos permanecer juntos.
El
portal Propublica
difundió el lunes una grabación de sonido en la que se escuchan a varios niños llamar
a voces a sus padres, ante la indiferencia de unos agentes fronterizos que
incluso llegan a ironizar con la «orquesta»
de gritos. Una niña salvadoreña de seis
años implora que alguien la lleve al menos con su tía y explica que se sabe
de memoria su número de teléfono.
«Estados Unidos
no será un campo de migrantes y no habrá instalaciones para tener a
refugiados», proclamó Trump el lunes,
durante el encuentro en la Casa Blanca
en el que anunció la creación de una nueva fuerza espacial. «No bajo mi mando»,
apostilló el presidente, que por ahora no ha dado muestras de cambiar su dura
política.
Trump también advirtió el lunes en Twitter de que «los niños" están
siendo utilizados por algunos de los peores criminales del mundo como un medio
para entrar» en Estados Unidos. Así, aludió a unas cifras de delincuencia
«histórica» al otro lado de la frontera y subrayó: «Esto no va a ocurrir en Estados Unidos».
El
fiscal general, Jeff Sessions,
no dudó en citar la semana pasada la Biblia para justificar la medida y la secretaría de Seguridad Interior,
Kirstjen Nielsen, insistió el lunes en que la Administración «no se va a
disculpar por hacer su trabajo». «No
podemos fingir que todos los que vienen a este país como una familia lo son de
verdad», alegó.
Sin embargo, solo parte
del Partido Republicano parece entender la «tolerancia
cero» con los niños e incluso la primera dama, Melania Trump, reconoció en un
simbólico comunicado que «odia» ver cómo las familias son separadas.
También se han posicionado en contra el resto de primeras damas vivas -Rosalynn Carter,
Hillary Clinton, Laura Bush y Michelle Obama-, en una unidad sin
precedentes.
Los
ecos de esta polémica han llegado a la ONU, cuyo
secretario general, António Guterres,
ha abogado por preservar la unidad familiar y por no «traumatizar» a los niños.
«Los refugiados y los migrantes siempre deberían ser tratados con respeto y
dignidad y de acuerdo con el Derecho Internacional existente», ha añadido. El Alto Comisionado de Naciones Unidas para
los Derechos Humanos, Zeid Raad al
Hussein, también ha cuestionado una práctica que implica un «abuso» contra
la infancia y que, en su opinión, puede provocar «daños irreparables» y de por
vida para los menores afectados. Para Zeid, es «inconcebible» que un país
«busque disuadir a los padres infligiendo un abuso así sobre los niños».
La directora ejecutiva del Fondo de Naciones Unidas para la Infancia
(UNICEF), Henrietta Fore,
ha subrayado que los menores «deben ser
protegidos» y «tienen que estar con sus familias». «Hay formas efectivas de
garantizar el orden y el control soberano de las fronteras sin someter a las
familias al trauma psicológico de la separación entre padres e hijos», ha
declarado, por su parte, el Alto
Comisionado de la ONU para los
Refugiados, Filippo Grandi. Las asociaciones de médicos o los obispos de
Estados Unidos también se han pronunciado en contra de una práctica que la Unión Americana para las Libertades Civiles
(ACLU) ha tachado de «cruel» y que ha recibido la condena unánime de las organizaciones internacionales defensoras de los
Derechos Humanos, en la medida en que todas ellas creen que no se está teniendo en cuenta el
interés último de los menores.
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Miles de niños hijos de inmigrantes, secuestrados y encarcelados por la política migratoria de "tolerancia cero" del presidente Trump.
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ESTADOS UNIDOS: CUATRO
PALABRAS QUE CAMBIARON EL CURSO DE LA HISTORIA.
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Amy
Goodman y Denis Moynihan.
Democracy Now!
Rebelión sábado 23 de junio del 2018.
-¿También bebés?
-También bebés.
Estas cuatro palabras, emitidas por la cadena de noticias CBS en 1969, tuvieron un
profundo impacto en la opinión pública estadounidense, en la presidencia de Nixon y en el curso de la Guerra de Vietnam. Esta semana, la
pregunta sobre los bebés volvió a
escucharse en la Casa Blanca, esta
vez en torno a los miles de niños
inmigrantes, algunos de apenas unos
meses, arrancados de los brazos de sus madres y padres y encarcelados en jaulas por orden del
presidente Donald Trump.
La pregunta
“¿También bebés?” fue planteada hace medio siglo por el experimentado
periodista de investigación Mike Wallace
a un joven veterano de guerra de Vietnam
llamado Paul Meadlo. “También bebés”,
respondió Meadlo, un soldado raso del ejército que, junto con muchos otros
soldados estadounidenses, había llevado a cabo una incursión contra un poblado
vietnamita llamado My Lai el 16 de marzo
de 1968.
Lo que siguió llegó a conocerse como la Masacre de My Lai. Los soldados
estadounidenses masacraron a más de 500 civiles en el transcurso del día. “Suplicaban y decían: ‘No, no’. Y las
madres abrazaban a sus hijos y… bueno, seguimos disparando. Ellos agitaban los
brazos y suplicaban”, le declaró Meadlo
a Wallace.
Meadlo llegó a la entrevista con CBS gracias a un joven periodista independiente llamado Seymour
Hersh, que estaba investigando la masacre. Hersh
localizó a Meadlo, obtuvo su
testimonio y lo convenció de hacer la entrevista para CBS. Lo que el periodista descubrió sobre la masacre de My Lai lo atormenta hasta el día de
hoy. En una entrevista para Democracy
Now! sobre su nuevo libro, Reporter: A Memoir (Periodista: una
autobiografía, en español), Hersh expresó:
“En lugar de encontrarse con el enemigo, en el poblado solo había familias,
mujeres, niños y ancianos. Y entonces comenzaron a asesinarlos. Los arrojaron a
una zanja, violaron a las mujeres, los mataron. Arrojaban a los bebés y les
disparaban con bayonetas. Esto fue difícil de procesar para mí, fue muy difícil
en el primer año. Algunas de las cosas que mantuve fuera del artículo inicial eran
simplemente horrendas”.
En cuanto a la aparición de Meadlo en CBS , Hersh recordó: “Mike
Wallace, que era fuerte como un toro, le preguntó cinco veces en esa
entrevista, ‘¿También bebés?’ y siguió repitiendo ‘¿También bebés?’”.
Más adelante,
Hersh publicó el informe sobre la masacre en la pequeña agencia de noticias
antibélicas Dispatch News Service, después de que varios de los principales
medios estadounidenses la rechazaran. En
1970 recibió el Premio Pulitzer por esta investigación. Hersh considera que
existen paralelismos entre aquella situación y la cobertura que finalmente está
haciendo la prensa sobre la actual crisis de separación de familias
inmigrantes. “Esto podría ser un punto de inflexión”, opinó Hersh.
Niño inmigrante secuestrado, encarcelado y separado de sus padres. Presos en cárceles por al política "tolerancia cero" del presidente Trump. Actos verdaderamente criminales. Un nuevo "Niño Símbolo" de la Inmigración mundializada producto de la miseria, el saqueo del capitalismo corporativo global de los recursos naturales, así como la profunda, salvaje e inhumana desigualdad social 2018.
***
Hoy vemos fotos de niños y niñas llorando junto a sus
padres y madres esposados, y hemos podido escuchar una grabación publicada por el
medio ProPublica donde se escucha a los niños gritar “¡Mamá! ¡Papi!” mientras un guardia se burla de ellos, diciéndoles “Bueno,
aquí tenemos una orquesta. Solo falta el director”. Autoridades electas
y medios de comunicación se han congregado en la región fronteriza de Estados Unidos y México para exigir el acceso
a los centros de detención. La secretaria de Seguridad Nacional,
Kirstjen Nielsen, fue interrogada en una conferencia de prensa en la Casa Blanca acerca de por qué su
departamento solo había publicado fotos
de niños de más de 10 años de edad encarcelados en jaulas y ninguna foto de niñas o niños pequeños.
“¿Dónde están
las niñas? ¿Dónde están los bebés?”, le preguntaron varias veces. La
confusión de la secretaria Nielsen
sobre el paradero de bebés y niñas desató reacciones aún más fuertes.
La política de
Trump de “tolerancia cero” hacia inmigrantes indocumentados y solicitantes de
asilo en la frontera sur de Estados
Unidos, anunciada por el fiscal
general Jeff Sessions el pasado 6 de abril, permitió que el Departamento de
Seguridad Nacional, con su Servicio de Inmigración y Control de Aduanas y su
Patrulla Fronteriza, arrestara a los adultos
sospechosos de cruzar la frontera sin la documentación adecuada, y los
separara de sus hijos. La cantidad de niños y niñas secuestrados por
estos organismos es mayor a 2.300. La revista electrónica The Intercept estima que han sido más de 3.700 desde
octubre.
Decenas de activistas defensores de los derechos de
los inmigrantes han organizado protestas
en todo el país contra la orden de Trump desde el mismo día de su emisión. El movimiento se fue multiplicando.
Muchos congresistas exigieron ver a
los niños encarcelados. Gobernadores demócratas y republicanos
comenzaron a emitir órdenes ejecutivas para retirar o impedir que las tropas de la Guardia Nacional
dependientes de sus estados acudan a
la frontera para ayudar al Departamento de Seguridad Nacional. Varias aerolíneas se unieron en su rechazo de
transportar a los niños separados de sus padres. El miércoles, finalmente, Trump emitió una orden ejecutiva que
revierte su propia decisión. Desde ahora, las
familias ya no serán separadas al atravesar la frontera.
Sin embargo,
eso no soluciona la crisis de los miles
de niños y niñas que ya han sido arrancados de los brazos de sus padres. No se generó
un mecanismo para reunir a los padres,
de los cuales algunos ya han sido deportados, con sus hijos, que todavía están en jaulas, cárceles y campamentos de
emergencia establecidos a lo largo de todo el país en 17 estados.
Hace cincuenta años, cuatro palabras escuchadas en todo el país cambiaron el curso de la Guerra de Vietnam: la pregunta “¿También bebés?”
y la respuesta “También
bebés”. Cuatro palabras que se escucharon esta semana, “Mamá,
mamá. Papi, papi”, expusieron la
crueldad del gobierno de Trump y cambiaron
poderosamente el curso del debate sobre la inmigración.
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© 2018 Amy
Goodman
Traducción al español del texto en inglés: Inés Coira. Edición: María
Eva Blotta y Democracy
Now! en español, spanish@democracynow.org
AMY GOODMAN es la
conductora de Democracy Now!, un
noticiero internacional que se emite diariamente en más de 800 emisoras de radio y televisión en inglés y en más de 450 en español.
Es co-autora del libro “Los que luchan
contra el sistema: Héroes ordinarios en tiempos extraordinarios en Estados
Unidos”, editado por Le Monde Diplomatique Cono Sur.
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