LA CUMBRE DE SINGAPUR ABRIRA EL CAMINO HACIA LA PAZ ?. TRUMP Y KIM
JON-UN Y SU COMPROMISO HISTÓRICO-POLÍTICO. PODEMOS REALMENTE CONFIAR EN AMBOS
PERSONAJES?.- Los
presidentes de la República Popular Democrática de Corea, KIM JONG-UN, y el de Estados Unidos, DONALD TRUMP, lograron bajar las tensiones al concretar una Cumbre en Singapur cuyo tema central
fue el NUCLEAR. Por el momento los
pueblos de las dos Coreas y los
países que los circundan, desde Japón a
Filipinas en el Pacífico pasando por más de la mitad de Asia, pueden dormir
más tranquilos porque la amenaza de una catástrofe nuclear que los afecte
directamente se aleja, aun cuando todavía no hay concretadas garantías
definitivas. Según los trascendidos, tales puntos se refieren a lo siguiente: Estados Unidos y la República Popular
Democrática de Corea (RPDC) se comprometen a:
1) ESTABLECER nuevas relaciones entre ambos
países en correspondencia con el deseo de sus pueblos de alcanzar la paz y la
prosperidad. 2)
AUNAR esfuerzos para construir un régimen pacífico y estable en la
península de Corea. 3) REAFIRMAR la Declaración Panmunjom del 27 de
abril de 2018 según la cual Corea del Norte se compromete a trabajar en una
desnuclearización completa de la península. 4) COMPROMETERSE en recuperar a los
prisioneros de guerra y desaparecidos en combate, incluyendo la repatriación
inmediata de aquellos que ya han sido identificados.
DE TODAS FORMAS ES MUY IMPORTANTE QUE LUEGO DE CASI 70 AÑOS de odios, rencores, amenazas y temores de todo tipo, se haya realizado
una reunión al más alto nivel y aparentemente exitosa en relación con un
contexto signado por una retórica muy agresiva en la que se desarrollaron las
pésimas relaciones entre el gobierno de TRUMP
y el de COREA DEL NORTE. Esta
cumbre, realizada en un terreno neutro como SINGAPUR, fue posible gracias a una indeclinable política nuclear
defensiva por parte de Pyongyang sin
cuyo desarrollo y sostenibilidad una reunión de esa naturaleza. Indudablemente
es un gran paso, y si se concretan será un aporte a la tranquilidad que el
mundo necesita, pero no el último. Hacen falta más todavía. Si realmente hay
una voluntad de paz global, TRUMP tiene
otra gran oportunidad de demostrarlo: restablecer su compromiso con el acuerdo nuclear iraní, y retirar
las nuevas y viejas sanciones al gobierno de Teherán.
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KIM, TRUMP Y LA NUEVA GEOPOLÍTICA MUNDIAL.
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Ángel Guerra Cabrera.
Rebelión viernes 15 de junio del 2018.
La cumbre
coreano-estadounidense de Singapur parece significar un importante jalón hacia la
distensión y la paz en la península coreana. El solo hecho de que haya iniciado
un diálogo fluido entre los jefes de
Estado de los dos archienemigos el acuerdo alcanzado entre ellos, también
constituye un gran paso de distensión en el este de Asia y para el resto del
planeta, pues ningún país, no importa cuán lejano se encuentre del conflicto,
podría escapar a los terribles efectos de una guerra nuclear.
Desde luego, si esta cumbre pudo celebrarse y reencarrilar, tal vez por un buen tiempo, la deriva
fatídica a la que parecía encaminarse el diferendo entre Washington y Pyongyang, se debe en primer lugar a la recomposición
geopolítica que vive el mundo. Ya no
existe más aquella hegemonía de Estados Unidos, que parecía incontestable
hace poco menos de tres décadas. Es más, la
alianza occidental surgida después de la Segunda Guerra Mundial se resquebraja por fallas tectónicas ya
inocultables. De ello son ejemplos la brutal guerra comercial de Estados Unidos
contra Rusia, China, la Unión Europea, Canadá y México y el sensacional derrumbe del G-7 en su
reciente cumbre de Canadá.
En contraste, paralelamente se desarrollaba en Qingdao, China, una pujante cumbre de
la Organización de Cooperación de Shanghái, que
agrupa a Rusia, China, India, Irán, Pakistán y Afganistán, a la mayoría
de países asiáticos del espacio ex
soviético y hasta 23 naciones en las distintas formas de membrecía. Ella
era el marco de un nuevo encuentro entre Xi Jing Ping y Vladimir Putin, que adoptó
importantes acuerdos entre las dos potencias, cuya alianza se profundiza más
cada día.
Precisamente, Pekín
y Moscú han desempeñado un papel decisivo, junto a Pyonyang y Seúl, en la configuración de un escenario favorable para
que se concretara la cita en Singapur de
Kim Yong-un y Donald Trump. Debe subrayarse el lúcido y perseverante
protagonismo de Moon Jae-in, presidente de Corea del Sur para que
pudiera celebrarse esta cumbre. Por su parte, Kim demostró saber sacarle provecho a la carta nuclear para forzar
a Trump a dialogar, tal vez con
excesos retóricos en determinados momentos, pero una bien concebida estrategia,
combinada con indudable flexibilidad táctica, que le permitió conseguir lo que
ha sido un anhelo de su país por décadas. Pionyang
siempre pensó que el trato directo con Washington
al más alto nivel era indispensable para lograr la paz y la prosperidad en el
norte y la normalización de las relaciones con el sur. Kim fue también capaz de
llegar a la cita con un sólido espaldarazo de China, para lo cual sostuvo dos
reuniones en Pekín con Xi. Si este
paso es muy favorable para el norte de Corea,
también lo es para China, que
necesita, de paz y estabilidad en la península coreana. Pero no deben obviarse
como premisas de este desenlace las dos cumbres intercoreanas de este año y la
histórica Declaración de Panmunjom,
simbólicamente implicó una declaración de paz entren las dos Coreas, al proclamar que ambas cesarían todo acto hostil entre
ellas y consideraban la desnuclearización y reunificación como importantes
objetivos a lograr.
Para el norte la cumbre
de Singapur significa también la posibilidad de recibir importantes flujos
de inversión de la otra Corea, que
le permitan modernizar su economía, romper el aislamiento e insertarse en la
economía mundial. Paradojas de la política de nuestros días, del “fuego y furia” que recibiría Pyonyang y el “hombre-cohete” acuñados
por Trump hace unos meses, Kim pasó a ser objeto de los elogios
del inquilino de la Casa Blanca e invitado a visitarla. A la vez, el
estadounidense era invitado a realizar en Pionjang
la segunda ronda de la cumbre.
La desnuclearización
“completa” de la península coreana, garantías de seguridad para Corea del Norte, el deseo de ambas
partes de construir un “régimen de paz
duradera y estable” y la repatriación de los cadáveres de los
estadounidenses caídos en la guerra de
Corea son puntos muy importantes acordados en Singapur. En efecto, son muy generales y necesitan de definiciones
más claras y de un cronograma para su concreción. De eso se encargarán el secretario de Estado Mike Pompeo y un alto cargo coreano, según reza el
comunicado firmado por Kim y Trump.
Creer en la palabra de Estados Unidos es muy riesgoso pero no hay otro camino viable para Corea del Norte y Estados Unidos que la
diplomacia. Se
inicia un largo y escabroso proceso, siempre mejor que el fuego nuclear.
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