ADOLFO PÉREZ
ESQUIVEL.- (Buenos
Aires, 1931) Licenciado en
bellas artes y doctor en arquitectura y urbanismo, fue profesor de la Facultad de Arquitectura y
Urbanismo de la Universidad Nacional de La Plata y profesor titular de
escultura en la Escuela Nacional de Bellas Artes de Buenos Aires, hasta que la dictadura militar argentina le cesó en
1976, tras casi veinticinco años dedicado a la docencia. Profundamente
cristiano y combativo, había abandonado años antes su vocación artística para
dedicarse a la causa de la paz en
Hispanoamérica, sufriendo persecuciones por sus ideas pacifistas y por
trabajar, desde los sesenta, en movimientos cristianos en favor de los pobres.
Artista y pacifista argentino. Se dedicó a
la escultura, actividad que complementó con la docencia en la Universidad de La
Plata, donde ejerció como profesor de arte. Tras haber recibido un amplio
reconocimiento merced a su actividad artística, a partir de 1971, tras una crisis espiritual, se alineó junto con
los seguidores de Gandhi y de la no violencia. Fundó en 1973 el periódico Paz y Justicia, que pronto se convirtió en adalid
del movimiento pacifista y de defensa de
los derechos humanos en el área de influencia latinoamericana. Perseguido por la dictadura argentina, en 1980 se
le concedió el Premio Nobel de la Paz. Años después fue designado miembro del comité ejecutivo de la asamblea permanente de las
Naciones Unidas sobre derechos humanos.
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“Argentina es una sociedad fracturada”, dijo Pérez Esquivel en Roma; el sábado se reúne con Francisco. Imagen: Bernardino Avila. Desde Roma.
“LOS
GRANDES MEDIOS VENDEN FANTASMAS”.
Habla
Adolfo Pérez Esquivel sobre la crítica situación en Argentina y Brasil
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En Roma, el Nobel de la Paz argentino y el japonés budista Hiromasa Ikeda
llamaron a los jóvenes del mundo a “que se unan y
enfrenten los desafíos”. Pérez Esquivel
hace extensivo el pedido de unidad a los pueblos de América latina.
Página/12
miércoles 6 de junio del 2018.
El Premio Nobel de la Paz argentino Adolfo Pérez
Esquivel y el japonés Hiromasa Ikeda,
vicepresidente de la organización budista Soka Gakkai Internacional,
presentaron ayer en Roma un Llamamiento
a los Jóvenes de todo el mundo para “que
se unan y enfrenten los importantes retos de la humanidad y sean así
constructores de su propia vida y de la historia del nuevo milenio”.
Hiromasa Ikeda participó en nombre de su padre, el
líder budista Daisaku Ikeda –con el que Pérez
Esquivel escribió el libro La fuerza de la esperanza: reflexiones sobre la
paz y los derechos humanos en el tercer milenio–, pero que, teniendo 90 años, no pudo viajar a Roma por
problemas de salud. Ikeda, promotor
de la paz para lo que fundó varias organizaciones en el mundo, y Pérez Esquivel, quien fue y es un
defensor de los derechos humanos y
por eso fue encarcelado por la dictadura militar argentina en 1977 y en 1980 recibió el Nobel de la Paz,
trabajaron un año en este Llamamiento.
Entre los
retos mencionados en el texto figuran la lucha contra el hambre y la pobreza,
el apoyo a la Agenda 2030 para el desarrollo Sostenible de Naciones Unidas,
el apoyo a los Acuerdos de París contra
el Calentamiento Global, el apoyo al Tratado de Prohibición de las Armas
Nucleares y por último los refugiados. Porque
“millones de personas ven violada su dignidad por las guerras y conflictos
armados, el hambre y la violencias sociales y estructurales” y por eso “debemos
ser solidarios y abrir los brazos, la mente y el corazón a cada uno de ellos” para cambiar esa situación, dijo el texto.
“Estoy convencido de que este llamamiento conjunto, de
dos personas que han luchado por la paz, hará retomar la confianza a los
jóvenes. Nuestra esperanza es que sea seguido por el accionar de los jóvenes”, dijo Ikeda en la presentación.
Por su
parte, Pérez Esquivel subrayó que
“es necesario hacer caminar la palabra. Tiene que
llegar al corazón y a la conciencia de los jóvenes. Los jóvenes no son el futuro, son el presente. Si los jóvenes no
son rebeldes, no van a poder cambiar. Por eso llamamos a la resistencia, al
cambio. No queremos jóvenes domesticados sino jóvenes con valores y sueños”.
El Nobel argentino trajo a colación también una frase del Mayo francés de 1968 cuando se
decía
“Seamos realistas, pidamos lo imposible”. “Otro mundo es posible –continuó–. Pero es un
desafío. Se puede cambiar un mundo con guerras, hambre, amenazas nucleares si
nos unimos en la diversidad (...) Tenemos que “desarmar la razón armada” y
“encontrar la paz y la convivencia en la diversidad.”
Y respecto a los refugiados recordó que
“hay naciones que quieren rechazar a los refugiados
cuando muchos de esos países son responsables, a través de la OTAN
(Organización del Tratado del Atlántico Norte) de las guerras que hay en
Medio Oriente”.
Pérez Esquivel, que durante la charla recordó
la conferencia internacional realizada en el Vaticano el año pasado sobre armas
nucleares y desarme, de la que él mismo participó, el sábado será recibido por
el papa Francisco en el Vaticano.
Los jóvenes argentinos
Antes de la presentación, el Premio Nobel concedió una
entrevista a Páginai12.
–Hablemos de la Argentina. El país parece muy
polarizado últimamente...
–Más que
polarizada, Argentina es una sociedad fracturada. Lo que nosotros planteamos es
que hay que buscar la unidad, no a partir de las diferencias sino de los
acuerdos. Hay que buscar los puntos comunes, entre los sindicalistas, los
trabajadores, los políticos, los grupos religiosos, etc. hay que buscar lo que
nos identifica, lo que nos une.
–La gente, los jóvenes ¿han perdido los sueños, la
esperanza?
– No. Por ejemplo el otro día hicimos una movilización a la
que vinieron representantes de todas las provincias, desde La Quiaca a Buenos
Aires a Tierra del Fuego. En otra movilización que se hizo en Plaza de Mayo, la
mayoría eran jóvenes. No, la gente no ha perdido la esperanza. Pero, insisto,
hay que buscar lo que nos identifica, lo que nos une. Podemos construir una
alternativa política, social, cultural, económica. Si no, esto va a estallar.
Estamos tratando de acercar a mucha gente. Y muchos sectores políticos ya se están
dando cuenta de que son importantes los puntos comunes. Las izquierdas por su
parte tienen que aprender otra vez algunas operaciones matemáticas como sumar y
multiplicar. Si se parte de las diferencias y se insiste sólo en eso, estamos
perdidos.
–Usted en algún momento dijo que el gobierno argentino
“necesitaba de la represión”.
– Es que
este modelo no cierra si no es con la represión. El gobierno está aplicando la
represión a los mapuches, a los movimientos sociales, a los trabajadores. Lo
que ha intensificado este gobierno es la represión. El tsunami del macrismo
esta demoliendo todo lo que se hizo. Quiere cerrar universidades, el Inti, el
Imca, el Conicet, los centros investigación. Si no hay inversiones en
educación, en salud, en tecnología, en desarrollo científico, Argentina será un
país perdido.
–¿Ha habido un retroceso en la política de derechos
humanos?
–Totalmente.
Se ha dado en todos los niveles. Porque los derechos humanos tienen que ver con
la salud, con la educación, con el hambre. Hasta el propio jefe de la policía
de la provincia de Buenos Aires reconoció que ha aumentado el delito porque hay
hambre. Si lo dicen los propios funcionarios de este gobierno, más claro
imposible. El gobierno está haciendo todo lo posible para dividir, para
enfrentar. Esto también pasa en Brasil con Lula. Además están los grandes
medios de comunicación que confunden a la población. Hacen creer lo que no
existe. Te venden fantasmas. Y la gente compra fantasmas.
–¿A qué punto está lo de la candidatura de Lula a
Premio Nobel que usted propuso?
–Lula se quedó sin palabras cuando le dije que lo
presentaría como candidato. A Lula lo conozco de cuando estaba en el movimiento
sindical, hace más de 40 años. Teníamos todos el pelo negro y barba (se ríe).
Lula durante su gobierno sacó de la pobreza extrema a 35 millones de personas.
Algo nunca visto. Por eso lo castigan, porque para eso le quitaba las ganancias
a las grandes empresas. El brasileño
Josué de Castro, que fue director de la Unesco, escribió un libro que se
llama La geografía del hambre y ahí decía: “los pobres no duermen porque tienen hambre,
los ricos no duermen porque le tienen miedo a los que tienen hambre”.
Lanzamos esta campaña del Premio Nobel
para Lula hace algún tiempo, pero recién lo presentaré oficialmente al
Comité Nobel en septiembre. Lula se lo merece. No conozco nadie que haya
hecho una acción tan social, tan solidaria y tan eficaz. Lula es además un
referente para América Latina.
–¿Usted quiere decir que en el caso de que Lula
llegara al gobierno nuevamente eso podría influir en la situación de los demás
países latinoamericanos?
–Si Lula llega a a la presidencia de Brasil nuevamente,
cambiará toda la situación latinoamericana. Hoy América Latina está en crisis:
golpe de estado en Honduras, golpe de estado en Paraguay, golpe de estado a
Dilma Roussef, intento de desestabilizar de todas formas a Venezuela, las bases
militares de Estados Unidos por todo el continente. Y ahora quieren poner una base
norteamericana en Neuquén y otra en Tierra del Fuego. Estados Unidos está
detrás de todo lo que pasa en América Latina. Estados Unidos nunca va a ser
aliado de un país latinoamericano, nunca lo fue, porque el amo no puede hacer
alianzas con el siervo. Esto es grave. La única forma de combatir todo esto es
llamando a la unidad.
–¿Presentarán el Llamamiento a los Jóvenes también en
Argentina?
–Sí, en Buenos Aires próximamente. Y
esperemos que los jóvenes lo asuman como un desafío.
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