"LA
RUTA DE LA SEDA
–¿Cuál es la propuesta de China y, en especial, con la
ruta de la seda?
–China cambia el sentido de los acuerdos comerciales.
Mientras que los acuerdos habitualmente transitan sobre negociaciones muy
complejas que demoran mucho, China
da vuelta la orientación al comenzar con una propuesta bien concreta, como la ruta de la seda y una serie de
proyectos de infraestructura. Además, introducen el elemento financiero, de manera que
los países que participan de esos acuerdos tengan acceso a financiamiento y así
posibilitar la concreción del acuerdo. El
financiero es un aspecto que había estado ausente en otros acuerdos de
libre comercio. En definitiva, no son
acuerdos que se queden en lo discursivo y las buenas intenciones, sino que incluyen cuestiones que lo vuelven práctico
y factible en el corto plazo. Pero al tratarse de una construcción hecha con la lógica de Oriente, la incorporación de países
de América latina es más difícil y
lenta".
“La entrada de este tipo de acuerdos podía
hacerse vía Brasil a través de los BRICS. –Otros países también, como Uruguay, han respondido positivamente. Pero sigue siendo complejo
porque la forma de inserción de los países latinoamericanos es a través del comercio de materias primas. En ese
plano, la discusión se ha centrado en la idea de que China desplaza a los países avanzados que eran los demandantes de materias primas y ahora China estaría
jugando ese rol. Es como si América
latina hubiera cambiado el eje de su dependencia. Yo creo que China estaría dispuesto a incorporar
otro tipo de producciones, por eso digo que es responsabilidad de los gobiernos latinoamericanos el haber optado por
un modelo de primarización y no atreverse a un
tipo de producción más diversificada”.
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“Se implementan cada vez más medidas proteccionistas”,
afirma el economista Claudio Lara. Imagen: Sandra Cartasso.
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“EL MULTILATERALISMO ESTÁ EN CRISIS”. GUERRA COMERCIAL ESTADOS UNIDOS
VERSUS CHINA.
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La crisis global desatada a partir del estallido financiero de 2008 no
ha podido superarse. La dinámica del crecimiento de la economía mundial se
desplaza hacia Oriente. China empieza a darle mayor importancia a la innovación
tecnológica, lo cual preocupa a Estados Unidos.
Natalia
Aruguete.
Página/12
domingo 23 de junio del 2019.
Mientras
continúe, el impacto de la guerra comercial entre los Estados Unidos y China
sobre la economía mundial irá en aumento. El
economista chileno Claudio Lara sostiene que la reacción de la
administración Donald Trump pone en
evidencia que las capas tectónicas se han desplazado hacia Oriente, no solo en
materia de crecimiento sino en la capacidad de impulsar acuerdos
internacionales. En su visita en Buenos
Aires, invitado por el IADE y Clacso, Lara dialogó con Cash sobre la crisis “terminal”
del multilateralismo y los efectos que tendrá esta puja entre gigantes sobre la región
latinoamericana.
–¿Por qué el multilateralismo está en crisis? ¿Cómo
influye la política comercial de Estados Unidos?
–Creo
que el multilateralismo está en una crisis profunda, incluso terminal, en la
medida en que ya no existe aquel multilateralismo que se había propuesto con la
creación de la Organización Mundial del
Comercio (OMC). Un elemento central es que esos acuerdos debían lograrse
por consenso de todos los países participantes. Mientras avanzaba, la discusión
entre los países fue encontrando obstáculos. En un determinado momento, la Ronda de Doha ya no pudo seguir
operando y surgió la idea de avanzar en acuerdos plurilaterales, con lo que se
abandonó la Ronda de Doha y, por
ende, los propósitos iniciales de la OMC.
Lo que existe hoy son esfuerzos para salvar esa crisis mediante acuerdos
plurilaterales que también son difíciles de implementar.
–¿Por qué?
–En primer lugar, por el
momento económico que estamos viviendo a nivel mundial. La crisis global desatada a partir del estallido financiero de 2008 no
ha podido superarse. Desde aquel 2008 asistimos a un período de
estancamiento de largo alcance, un estancamiento secular sin perspectivas de
que pueda superarse. Los pronósticos del Fondo
Monetario Internacional indican que el mundo va a seguir con un crecimiento
y un intercambio comercial bajos. El
comercio mundial crece a razón de 1/3
de lo que venía creciendo antes del 2008.
En este contexto, asistimos a una
agudización del proteccionismo mundial. El
Trade Alert advierte que, aun cuando se avance en negociaciones y acuerdos, en
la práctica se implementan cada vez más medidas proteccionistas.
–Usted alude a la crisis de 2008 como causante de una
transformación en el mapa económico y geopolítico. ¿Dónde visualiza esa
transformación?
–En
que los países en desarrollo comienzan a tener una mayor importancia en la
economía y en el comercio mundial, y van ganando posiciones lentamente. Estos
países continuaron creciendo incluso considerando las dificultades que empiezan
a aparecer en 2013. El crecimiento de
China y de los países asiáticos se
reduce, aunque el crecimiento del 6,0
o 6,5 por ciento no es nada despreciable si lo comparamos con el de los
países desarrollados. Esto implica que las placas tectónicas se
desplazaron hacia Oriente.
–¿Cuál ha sido la respuesta de China al proteccionismo
de los países centrales?
–Lo primero que hizo China fue
implementar un plan de intervención desde el Gobierno que redundó en inversiones por 650 mil millones de dólares. Eso le permitió mantener su
crecimiento, aunque en un rango menor. Y en el año 2011, China decidió cambiar su modelo económico porque percibió que la situación internacional había empeorado
sustancialmente a partir de la crisis y, por ende, requería implementar un
cambio de modelo para acentuar el
mercado interno antes que seguir apostando a su inserción en los mercados
internacionales vía exportaciones. Eso se tradujo en un aumento de los salarios de los
trabajadores, en una reorientación de la producción interna
y en dar mayor importancia a la
innovación tecnológica. Lo cual comienza a preocupar a los países
occidentales, sobre todo a Estados
Unidos.
–¿Cómo se combina ese cambio de modelo económico con
su inserción política internacional y, más concretamente, con los acuerdos que
impulsa en este escenario?
–China siempre entendió que debía ir
tomando posición sobre el multilateralismo. Y gradualmente fue construyendo esa inserción. Empezó con alianzas
políticas con los países vecinos en el área asiática y hacia 2014 se expandió con alianzas más allá de Asia, a través de la ruta de la seda. China proponía un mundo más tranquilo y equilibrado, en
el que no hubiera disputas de poder sino
solo ganadores. El discurso chino ha
tenido un relativo éxito, por lo que ha ido ganando adhesiones no solo
económicas sino políticas.
De Oriente hacia Occidente. la Nueva Ruta de la Seda. El Gobierno Chino y la propuesta de la "Nueva Globalización" más inclusiva y dirigida, controlada por el Estado. Apuesta al Multilateralismo - a pesar de la crisis final - frente al poder del "Proteccionismo".Norteamericano. La Geopolítica en el mundo ante la no "superación hasta hoy de la "gran crisis del 2008" y una década después, como se manifiesta la "guerra comercial" Estados Unidos vs. China, mirando hacia la nueva década 2020-2030. o Década 5G y la "nueva hegemonía geopolítica" en el mundo.
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LA
RUTA DE LA SEDA
–¿Cuál es la propuesta de China y, en especial, con la
ruta de la seda?
–China cambia el sentido de los acuerdos comerciales.
Mientras que los acuerdos habitualmente transitan sobre negociaciones muy
complejas que demoran mucho, China
da vuelta la orientación al comenzar con una propuesta bien concreta, como la ruta de la seda y una serie de
proyectos de infraestructura. Además, introducen el elemento financiero, de manera que
los países que participan de esos acuerdos tengan acceso a financiamiento y así
posibilitar la concreción del acuerdo. El
financiero es un aspecto que había estado ausente en otros acuerdos de
libre comercio. En definitiva, no son
acuerdos que se queden en lo discursivo y las buenas intenciones, sino que incluyen cuestiones que lo vuelven práctico
y factible en el corto plazo. Pero al tratarse de una construcción hecha con la lógica de Oriente, la incorporación de países
de América latina es más difícil y
lenta.
–La entrada de este tipo de acuerdos podía hacerse vía
Brasil a través de los Brics.
–Otros
países también, como Uruguay, han
respondido positivamente. Pero sigue siendo complejo porque la forma de
inserción de los países latinoamericanos es a través del comercio de materias primas. En ese plano, la discusión se ha
centrado en la idea de que China
desplaza a los países avanzados que eran los demandantes de materias primas y ahora China estaría
jugando ese rol. Es como si América
latina hubiera cambiado el eje de su dependencia. Yo creo que China estaría dispuesto a incorporar
otro tipo de producciones, por eso digo que es responsabilidad de los gobiernos latinoamericanos el haber optado por
un modelo de primarización y no atreverse
a un tipo de producción más
diversificada.
–¿Qué puede pasar en el mediano plazo atendiendo al
giro a la derecha de los gobiernos de la región y, en particular, con el
escenario político actual de Brasil?
–En términos económicos, poco o nada
pueden ofrecer los gobiernos de derecha. Además, lo que ocurre en la región
está totalmente desfasado de lo que está ocurriendo en el mundo a nivel político. En el fondo, los países
que mayores vínculos mantienen con China
son Chile y Brasil, cuyos gobiernos de derecha proponen discursivamente un
acercamiento a los Estados Unidos.
Ese discurso es incoherente con su dinámica económica que, a esta altura, es
imposible de romper, porque no tienen una propuesta alternativa que reemplace
la exportación de materias primas a
China. Las exportaciones de Chile a
China han aumento y ahora se ubican casi en el 37 por ciento de las exportaciones totales. De manera que cualquier
vínculo con Estados Unidos sería disfuncional.
–¿Qué porcentaje de las exportaciones chilenas va a
Estados Unidos?
–Entre 13 y 14 por ciento. El caso de Brasil es similar. A Estados Unidos le preocupa el gran
ascenso que ha tenido China, sobre
todo en materia de desarrollo tecnológico, no solo el que está teniendo
actualmente sino el que podría tener con el proyecto “Made in China 2025”. Entonces, ¿por qué rebota en América Latina?
Fundamentalmente por Venezuela, donde China tiene influencia desde hace
un tiempo. Y hoy vemos que Estados Unidos ejerce un grado de intervención en
Venezuela, a través de la llamada “ayuda
humanitaria”, como nunca se había visto en la región. Cuando uno se
pregunta “¿a qué responde la obsesión de Estados Unidos con Venezuela?”,
se da cuenta de que allí hay una preocupación más amplia: la confrontación con China.
–¿Qué actitud observa en los países de la región
frente a esta intervención?
–Pienso
que ciertos gobiernos latinoamericanos
solo pueden apoyar directa o indirectamente esa estrategia norteamericana, pero
a cambio de nada. En el caso particular de Brasil,
se pone en cuestión el bloque BRICS
debido a razones geopolíticas en lo
que atañe a su vínculo con Estados Unidos. En paralelo, vemos un intento de
otros gobiernos latinoamericanos de romper con el eje Brasil-Argentina. La creación del Foro para el Progreso de América del Sur (Prosur 0b) va en línea con el intento de los presidentes de Colombia, Iván Duque, y de Chile, Sebastián
Piñera, de colocarse a la cabeza política de América latina y declarar la
muerte de la Unión de Naciones
Suramericanas (UNASUR). Es una situación
compleja dado que los países están más preocupados por resolver los problemas
internos por sí solos que por buscar nuevamente acuerdos regionales.
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