“En una América
donde nos negamos a aceptar los ajustes estructurales y el desembarco de nuevas
políticas imperialistas, y donde nuestros pueblos han encarnado importantes
levantamientos populares en los últimos meses, la pandemia se ha
convertido en una excusa para legitimar la presencia de las fuerzas armadas
en nuestros territorios e implementar medidas de ajuste y el deterioro de
las condiciones de existencia de la clase trabajadora. Asimismo, esta crisis
puso de manifiesto nuevamente la brutalidad de la violencia patriarcal sobre
las mujeres y disidencias sexuales, así como la exclusión histórica de los
pueblos indígenas y afrodescendientes expuestos a enfrentar la pandemia en
condiciones de vulnerabilidad extremas”.
“Como es la mejor
tradición de nuestra gente, somos las organizaciones del pueblo, obreras,
campesinas, de pueblos originarios, feministas, afrodescendientes, piqueteras,
de pobladoras/es, las que estamos poniendo el cuerpo, la cabeza y el
corazón en desarrollar respuestas inmediatas, pero también a proyectar los
lazos comunitarios y de unidad popular, territorial y regional, que
alimentemos durante esta batalla, serán parte del tejido que construya los
horizontes de transformación en Abya Yala”.
“Ante la falta de
vivienda ocupamos territorios y construimos casas; ante la
falta de trabajo organizamos cooperativas, recuperamos fábricas
y enfrentamos cierres, despidos y suspensiones; ante el ataque patronal
peleamos por mejores condiciones de trabajo; ante la falta de educación
generamos escuelas; ante la opresión hacia las mujeres y disidencias construimos
feminismos populares; ante la explotación
construimos organización sindical de base y luchamos contra la precarización y
por salarios dignos; contra el hambre
construimos comedores y merenderos populares; ante la crisis climática
desarrollamos la agroecología; frente el monocultivo y el monopolio de
los alimentos, construimos territorios campesinos agroalimentarios para
garantizar la soberanía y autonomía alimentaria; ante la militarización,
el paramilitarismo y el narcotráfico hacemos sustitución de cultivos y luchamos por la paz. Nuestra alternativa es de vida contra
los que nos proponen muerte”.
/////
A LOS PUEBLOS ORIGINARIOS, AFRODESCENDIENTES Y ORGANIZACIONES
POPULARES.
*****
Llamamiento Continental.
Rebelión | 3/04/2020 | América Latina y el Caribe.
La
crisis que globalmente ha provocado el COVID-19 nos presenta una encrucijada a
los pueblos de Abya Yala – América Latina. Las organizaciones
populares somos la primera línea de resistencia frente a las peores expresiones
del sistema en descomposición: Estamos atravesando una crisis integral que
amenaza la vida en todas sus formas. El COVID-19 se […]
La
crisis que globalmente ha provocado el COVID-19 nos presenta una encrucijada a
los pueblos de Abya Yala – América Latina. Las organizaciones
populares somos la primera línea de resistencia frente a las peores expresiones
del sistema en descomposición:
Estamos
atravesando una crisis integral que amenaza la vida en todas sus formas. El
COVID-19 se transformó en pandemia en un momento de agudización
de la crisis capitalista y de reiterados intentos desde el poder económico
de que la clase trabajadora cargue con la recomposición de la tasa de
ganancia empresarial; que confluye con el debilitamiento de los sistemas de
salud, el deterioro de las condiciones de vida y el despojo de lo público como
resultado del giro neoliberal. La asfixia a la que nos someten la deuda
externa, los organismos internacionales y el agobio permanente del
imperialismo contra nuestra soberanía le dan forma a un escenario que anticipa
las graves consecuencias.
En
una América donde nos negamos a aceptar los ajustes estructurales y el
desembarco de nuevas políticas imperialistas, y donde nuestros
pueblos han encarnado importantes levantamientos populares en los últimos
meses, la pandemia se ha convertido en una excusa para legitimar la presencia
de las fuerzas armadas en nuestros territorios e implementar medidas de ajuste
y el deterioro de las condiciones de existencia de la clase trabajadora. Asimismo,
esta crisis puso de manifiesto nuevamente la brutalidad de la violencia
patriarcal sobre las mujeres y disidencias sexuales, así como la exclusión
histórica de los pueblos indígenas y afrodescendientes expuestos a enfrentar la
pandemia en condiciones de vulnerabilidad extremas.
Como
es la mejor tradición de nuestra gente, somos las organizaciones del pueblo,
obreras, campesinas, de pueblos originarios, feministas, afrodescendientes,
piqueteras, de pobladoras/es, las que estamos poniendo el
cuerpo, la cabeza y el corazón en desarrollar respuestas inmediatas, pero
también a proyectar los lazos comunitarios y de unidad popular, territorial y
regional, que alimentemos durante esta batalla, serán parte del tejido que
construya los horizontes de transformación en Abya Yala.
Ante
la falta de vivienda ocupamos territorios y construimos casas; ante la falta de
trabajo organizamos cooperativas, recuperamos fábricas y
enfrentamos cierres, despidos y suspensiones; ante el ataque patronal peleamos
por mejores condiciones de trabajo; ante la falta de educación generamos
escuelas; ante la opresión hacia las mujeres y disidencias construimos
feminismos populares; ante la explotación construimos organización sindical de
base y luchamos contra la precarización y por salarios dignos; contra el hambre
construimos comedores y merenderos populares; ante la crisis climática
desarrollamos la agroecología; frente el monocultivo y el monopolio de los
alimentos, construimos territorios campesinos agroalimentarios para garantizar
la soberanía y autonomía alimentaria; ante la militarización, el
paramilitarismo y el narcotráfico hacemos sustitución de cultivos y luchamos
por la paz. Nuestra alternativa es de vida contra los que nos proponen muerte.
Frente
a la política de fronteras cerradas y de fragmentación, y
frente a la xenofobia y el neofascismo que proponen desde arriba, retomamos el
horizonte de la solidaridad continental y la unidad de los pueblos.
Frente
a las políticas de los y las capitalistas, para usar la crisis
como revestimiento del ajuste, profundicemos y replanteemos nuestras luchas
históricas por la defensa de los territorios, la vida y la socialización de las
riquezas, construyamos poder popular y comunitario.
Por
eso, exigimos a los gobiernos y llamamos a los pueblos:
una
salida a esta crisis que no sea una vuelta atrás a la normalidad capitalista,
sino un camino hacia una sociedad mejor. Ello será posible si tomamos lo mejor
de nosotros como pueblos,
1.
Priorizar la vida sobre la deuda. No al pago de la deuda
externa, investigación exhaustiva y condonación de la misma. Es criminal que se
escatimen fondos a la salud y los derechos, por pagar las obligaciones con el
FMI y otros acreedores. Los sistemas de salud y de protección social para
enfrentar la pandemia son la prioridad.
Necesitamos
recuperar nuestra riqueza estratégica y el manejo de nuestros bancos y comercio
exterior, fuente permanente de la sangría económica de los países
latinoamericanos. Solo una política de soberanía económica, desde el avance del
poder popular, puede aliviar la crisis económica y la mundial que estamos
empezando a vivir.
2.
Combatir las desigualdades. Impuesto extraordinario a los ricos, a
la ganancia de los bancos y las grandes empresas, a los que fugaron capitales.
Que los gobiernos asuman el papel de eliminar las desigualdades promovidas por
el mercado, que las inversiones necesarias en políticas de emergencia se
financien enfrentando la concentración de la riqueza, no con rebajas salariales
a los trabajadores. Reorientar las líneas de producción de las grandes empresas
para la producción de insumos destinados a combatir el Coronavirus, así como
las enfermedades que soportamos sin atención del Estado como la desnutrición,
el dengue, el chagas y la tuberculosis.
3.
Fortalecimiento urgente de los sistemas de salud pública:
inversión urgente y prioritaria en el sistema público de salud, estatización de
la salud privada y fortalecimiento de las medidas de contención pandémica por
parte de los estados. La pandemia reafirma la necesidad de que todos y todas
reciban asistencia de salud universal, fortaleciendo la promoción pública de
estos servicios. Que los Estados tomen control de la producción y
administración de todos los insumos necesarios para enfrentar la crisis con
participación y control de los y las trabajadoras. Eliminación del sistema de
patentes sobre los medicamentos para desarrollar con plenitud la investigación
y aplicación científica para resolver los problemas humanos, y reconocimiento a
la medicina originaria y ancestral.
4.
Por trabajo con todos los derechos. Ingreso universal
garantizado para todas y todos, prohibición de despidos y suspensiones. Es
esencial reconocer los derechos de las y los trabajadores para vivir una
cuarentena digna. Que esta emergencia no sea la excusa para seguir avanzando en
la precarización del trabajo. No al cierre de empresas, apoyo estatal a su
ocupación y recuperación por parte de los y las trabajadoras.
5.
La vivienda y el hábitat digno como derecho social, la
cuarentena solo puede realizarse bajo un techo, con servicios básicos
garantizados y en un barrio saludable. Es necesario suspender desalojos, pagos
de alquiler y de servicios; las políticas de hábitat deben direccionarse hacia
una reforma urbana integral que garantice el acceso a la vivienda en barrios
dignos para todas las familias trabajadoras.
Acceso
universal al agua, luz y gas y urbanización de los barrios populares: no
hay lucha contra la pandemia sin que todas las personas puedan tener agua
potable, gas y acceso a la electricidad en el hogar, barrio o comunidad. Ni
casas sin personas ni personas sin casas. Requisición de propiedades vacías
para la población en situación de calle y albergues populares.
6.
Enfrentar el hambre y garantizar la alimentación universal, priorizar el
financiamiento y el rol de la agricultura familiar cooperativa, comunitaria y
agroecológica en el abastecimiento de alimentos para el
pueblo, comedores, merenderos y cocinas comunitarias: es necesario avanzar en
la promoción del acceso a los alimentos, como una forma de impulsar la economía
y no causar una crisis de suministro. Garantizar una canasta básica con precios
regulados y exentas de impuestos. Exigir sanciones a la especulación con los
precios el acaparamiento de supermercados e intermediarios. Condonación de las
deudas de los campesinos y campesinas, la redistribución de la tierra
productiva e implementación de sistemas de protección y colonias agroecológicas
con financiamiento del Estado.
7.
Contra la mercantilización de la naturaleza, necesitamos
recuperar la soberanía sobre nuestros bienes comunes como el agua, el gas, el
petróleo, la tierra, riqueza estratégica que es usurpada por pulpos económicos
con las complicidades de gobiernos y empresarios locales. Pleno respeto a los
territorios de los pueblos y replanteo del modelo económico y extractivo. La
explotación de recursos naturales debe respetar a la madre tierra como así a
los pueblos que la habitan.
8.
Fortalecimiento del cerco sanitario y asistencia humanitaria
con garantía de soberanía de los territorios a pueblos originarios,
nacionalidades indígenas y afros. especialmente a todo aquellos cuyo hábitat se
encuentra en ecosistemas vitales como la Amazonía, para quienes la amenaza
epidemiológica puede significar un etnocidio. Fortalecimiento del gobierno propio
y sus sistemas para la pervivencia territorial y cultural de la vida de los
pueblos indígenas y afros. Prohibición de desalojos y acciones que violen la
soberanía de los pueblos indígenas.
9.
Políticas reales para enfrentar la violencia machista: Con
las medidas de aislamiento social, existe la posibilidad de aumentar la
violencia doméstica y otras formas de violencia contra las mujeres. Que para
las mujeres, cis y trans, la expansión de las plataformas tecnológicas para
garantizar su uso cuando la violencia contra las mujeres es un hecho no es
suficiente para prevenirla y erradicarla. Presupuesto para prevenir femicidios
y transfemicidas. Refugios para personas en situación de violencia, entrega de
subsidio económico especial a sobrevivientes. Planes de empleo y educación
orientados hacia mujeres y disidencias.
10.
Más prevención, no a la represión: muchos gobiernos han
utilizado el contexto del coronavirus para intensificar la lógica represiva y
de vigilancia y para aumentar el encarcelamiento de los más pobres, a líderes
comunitarios, defensores y defensoras de derechos humanos y de la madre tierra.
Es hora de reducir la población carcelaria y otros cuidados como un problema de
salud pública. También es necesario revalorizar las autoridades propias y las guardias
comunitarias que cuidan los territorios ancestrales y están siendo un efectivo
organismo comunitario para cuidad la vida.
11.
No a la intervención política, económica y militar imperialista:
rechazamos de manera categórica el uso de la crisis como excusa para una
intromisión militar en Venezuela por parte del imperialismo yankee y sus
socios, el asesinato permanente de líderes indígenas y populares de Colombia,
la feroz represión del régimen golpista en Bolivia y del gobierno antipopular
de Piñera en Chile, la expansión de proyectos extractivos en territorios
indígenas y campesinos. Exigimos que se levanten los bloqueos hacia Cuba y
Venezuela.
12.
Ayuda Humanitaria Internacionalista: Exigimos a los gobiernos
que soliciten ayuda humanitaria a Cuba y a otros países que han desarrollado
experiencia técnica para enfrentar la pandemia y que pueden ayudar a contener
el brote de Covid-19 en las ciudades donde la pandemia se ha expandido con más
crudeza, cómo Guayaquil y San Pablo.
Contra la riqueza de pocos, por la soberanía de los
pueblos. ¡Por la vida, no el FMI!
Como luchan los pueblos latinoamericanos:
Diciendo-haciendo, diciendo-haciendo, diciendo-haciendo, ¡carajo!
¡Solidaridad internacionalista!
CONAIE
Confederación de Nacionalidades Indígenas del Ecuador-Ecuador
Congreso
de los Pueblos-Colombia
MTST
Movimiento de Trabajadores Sin Techo-Brasil
CONFENIAE
Confederación de Nacionalidades Indígenas de la Amazonía Ecuatoriana- Ecuador.
Continúan más de 200 organizaciones firmantes del Llamamiento
Continental de Nuestra América.
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