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“Sabemos que el futuro de la humanidad depende de mantener el
aumento de la temperatura global a 1,5 grados”, ha insistido Guterres. “Y sabemos también que, hasta
ahora, los países no están logrando mantener ese objetivo a su alcance”, ha añadido máximo responsable de la ONU. Anne Olhoff, la coordinadora del
informe, reconoce que cada año que pasa se “está volviendo menos
realista” cumplir con la meta de los 1,5 grados. “Y se volverá imposible dentro de unos años, a
menos que la acción se acelere significativamente”, señala Olhoff a
EL PAÍS. Los países deben aumentar de nuevo sus planes de recorte de emisiones esta década, pero cada vez parece más difícil que el
ser humano pueda reducir a la mitad los gases de efecto invernadero que expulsa en solo
ocho años. La pandemia, por ejemplo,
hizo caer las emisiones de CO₂, el principal de los gases que sobrecalientan el planeta,
un 5,4%. Pero se espera que durante este 2021 vuelvan a dispararse y regresen prácticamente al nivel
de 2019 al no haberse
producido un cambio estructural en la economía mundial”.
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CUMBRE
DEL CLIMA.
LA
ONU ENMIENDA LOS PLANES CLIMÁTICOS DE LOS PAÍSES: DEBEN DUPLICAR SUS OBJETIVOS
PARA EVITAR LA “CATÁSTROFE”
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Los programas actuales de los gobiernos conducen a un calentamiento de
2,7 grados. El organismo internacional reprocha que menos del 20% del gasto
global en la recuperación sea realmente verde
Por Manuel
Planelles.
Madrid
martes 26 de octubre del 2021.
El cambio climático vuelve a
la primera línea de la agenda internacional tras el parón obligado por la pandemia en 2020. Lo
hace de la mano de la cumbre del clima que comienza el domingo en la ciudad
escocesa de Glasgow
y que durará dos semanas. Pero a la COP26, que tuvo que aplazarse un año por la covid,
se llega con la misma certeza que se tenía antes de que el coronavirus
paralizara la economía mundial e hiciera pensar a algunos que las cosas iban a cambiar también en la lucha
climática: los planes de recorte de las emisiones de gases de
efecto invernadero que los países tienen sobre la mesa siguen siendo
insuficientes para que el calentamiento se quede dentro de los márgenes más
seguros. Las naciones en su conjunto deben duplicar sus promesas de recorte
para esta década, según se desprende del informe de situación que presenta este
martes la agencia del medio ambiente de
Naciones Unidas (Pnuma). El análisis también destaca que
solo entre el 17% y el 19% de las
inversiones puestas en marcha hasta el primer semestre de este año para salir
de la crisis económica generada por la pandemia serán realmente verdes y
ayudarán a reducir las emisiones de efecto invernadero.
António Guterres, secretario general de la ONU, ha avisado de que el mundo se sigue “encaminando hacia una catástrofe climática”. Y ha reprochado la falta de liderazgo internacional en esta lucha. “El futuro de la humanidad depende de mantener el aumento de la temperatura global en 1,5 grados″, ha advertido.
Mantener
el incremento de la temperatura entre los 1,5
y los dos grados respecto a los niveles preindustriales es, en efecto, el
principal objetivo del Acuerdo de París, de 2015. Todos los firmantes presentaron planes voluntarios
de reducción de sus emisiones de efecto invernadero al cerrarse aquel pacto. Pero el calentamiento medio ha llegado ya a
los 1,1 grados y la suma de los programas climáticos de las naciones no
llevaban a cumplir con París. Por eso se necesitaba que los países aumentasen
sus esfuerzos.
Alrededor de 120 países han actualizado durante el último año sus planes. Los nuevos programas implican que las emisiones se reducirán un 7,5% más de lo que se habían comprometido los países un año antes. Sin embargo, se necesita una disminución de entre el 22% y el 50% más de lo que se han fijado las naciones en su conjunto para 2030, según el informe del Pnuma. Porque, de momento, estos planes encaminan al mundo a un calentamiento de 2,7 grados, bastante más del doble del registrado hasta ahora. Cuanto mayor sea el calentamiento global, más virulentos y frecuentes se volverán los fenómenos meteorológicos extremos como las olas de calor y las lluvias torrenciales.
Tras décadas de crecientes emisiones
debido principalmente al aumento incesante de la quema de combustibles fósiles,
el cambio climático no se puede revertir en este momento. Lo que se intenta
desde hace años en cumbres como la Glasgow es
evitar los peores efectos de esta crisis en la que está ya la humanidad.
Para ello las emisiones deben reducirse progresivamente hasta llegar a cero a
mediados de siglo, la vía para conseguir que el aumento de la temperatura se
quede entre los 1,5 y los dos grados.
Sin embargo, a medida que pasan los años sin acciones contundentes, se cierra
más la ventana de oportunidad para lograrlo.
La meta para mediados de
siglo es alcanzar esas emisiones cero. Pero los estudios
científicos han establecido la senda a corto y medio plazo que se ha de seguir
para tener una probabilidad alta de conseguir que la temperatura no supere el umbral de los dos grados: en 2030 las emisiones anuales de la
economía mundial deben rondar las 39 gigatoneladas de CO₂ equivalente (la
unidad de medida que se emplea para los gases de efecto invernadero). Si se
quiere conseguir el objetivo más ambicioso, que no se supere el 1,5, deberán
estar en 25 gigatoneladas. En el mejor de los casos, los planes
climáticos actualizados de los países llevan a unas emisiones mundiales de 50
gigatoneladas.
Camiones cargados de carbón en el
desierto de Mongolia que tienen como destino China, el principal consumidor de
este combustible fósil del mundo. UUGANSUKH
BYAMBA (AFP)
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“Sabemos que el futuro de la
humanidad depende de mantener el aumento de la temperatura global a 1,5
grados”, ha insistido Guterres. “Y sabemos también que, hasta ahora, los
países no están logrando mantener ese objetivo a su alcance”, ha añadido
máximo responsable de la ONU. Anne Olhoff, la coordinadora del informe, reconoce
que cada año que pasa se “está volviendo
menos realista” cumplir con la meta de los 1,5 grados. “Y se volverá imposible dentro de unos años, a menos que la acción se
acelere significativamente”, señala Olhoff
a EL PAÍS.
Los
países deben aumentar de nuevo sus planes de recorte de emisiones esta década,
pero cada vez parece más difícil que el ser humano pueda reducir a la mitad los
gases de efecto invernadero que expulsa en solo ocho años. La pandemia, por
ejemplo, hizo caer las emisiones de CO₂,
el principal de los gases que sobrecalientan el planeta, un 5,4%. Pero se espera que durante este 2021 vuelvan a dispararse y regresen
prácticamente al nivel de 2019 al no
haberse producido un cambio estructural en la economía mundial.
Planes a largo plazo
La
cruz del informe son los planes para 2030.
La cara más positiva son los anuncios que muchos Gobiernos están haciendo para mediados de siglo. Un total 76 países han presentado ante
la ONU planes
en los que prometen llegar a 2050
con emisiones netas cero —solo podrán emitir los gases que puedan ser
capturados por sumideros como los bosques—. A ellos se suman otros tantos
países que están anunciando objetivos similares para 2050 o 2060, como hizo hace unos meses China y acaban de hacer países que reman habitualmente contra la
lucha climática como Arabia Saudí, Rusia
y Australia.
El
informe de la ONU señala que, si se
cumpliesen todos los objetivos a largo plazo anunciados y presentados por los
Estados, el calentamiento se podría quedar en 2,2 grados, bastante más cerca de
los objetivos fijados por el Acuerdo de París. El problema es que esas promesas
a largo plazo no concuerdan con los planes de reducción de emisiones concretos
para esta década en muchos casos. Los expertos de la ONU explican que muy pocos programas nacionales fijan “un camino lineal” de reducción de
emisiones para lograr las emisiones netas cero. Y solo 11 países —entre ellos España— cuentan con una ley nacional
en la que se obligue a alcanzar esa neutralidad de las emisiones.
“Muchos de los planes
climáticos nacionales retrasan la acción hasta después de 2030, lo que genera
dudas sobre si se pueden cumplir los compromisos netos cero”,
señala el Pnuma.
“Doce miembros del G20 se han
comprometido a un objetivo neto cero, pero siguen siendo muy ambiguos”,
abunda este organismo.
Guterres ha pedido a los países que participan en la cumbre de Glasgow que asuman el liderazgo en esta crisis climática y que ayuden a limpiar el planeta de gases de efecto invernadero “todos los sectores, desde la energía hasta el transporte, la agricultura y la silvicultura”. Ha solicitado también que se comprometan a eliminar gradualmente el carbón para que en 2030 no se use en los países desarrollados y en 2040 en el resto. Además, el secretario general de la ONU ha reclamado que se termine con los “subsidios a los combustibles fósiles y a las industrias contaminantes” y se fije un “precio al carbono”. Por último, ha recordado que los países desarrollados tienen la obligación de proporcionar 100.000 millones de dólares anuales de financiación climática a las naciones con menos recursos.
Los mercados de carbono están en crisis.
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Metano y mercados de carbono
El informe anual presentado este martes
forma parte de una serie y es la edición número 12. El
estudio tiene un apartado específico referido a los beneficios de reducir las
emisiones de metano, el segundo gas que más contribuye al calentamiento global
y cuya concentración en la atmósfera se está disparando. La ONU
recuerda que, si se adoptan medidas técnicas de control ya existentes, y que
tienen un bajo coste, se podrían reducir estas emisiones alrededor de un 20%.
Otro
asunto en el que se centra la edición de este año es en los mercados de carbono, que permiten
intercambiar derechos de emisión (es decir, que se compensen las emisiones de
efecto invernadero a través, por ejemplo, de la reforestación).
Según el estudio, “los
mercados de carbono pueden ofrecer una reducción real de las emisiones e
impulsar la ambición”. Pero se advierte de que solo será así
si existen unas normas “claramente
definidas” y “diseñadas para garantizar que las transacciones reflejen las
reducciones reales de las emisiones y estén respaldadas por acuerdos para
rastrear el progreso y proporcionar transparencia”.
En la cumbre de Glasgow se
debe desarrollar precisamente el artículo 6 del Acuerdo de París, que hace
referencia a los mercados de carbono.
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