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"La posición en relación al Estado acaba siendo decisiva para definir cada fuerza política en la era neoliberal. La izquierda, frontalmente antineoliberal, disputa la hegemonía política en la sociedad, lucha por dirigir al Estado y convertirlo en un instrumento de superación del neoliberalismo. Pero no puede contentarse con el Estado existente. Es un aparato burocrático, que no está diseñado para transformar la sociedad, sino para mantenerla como está. Tiene vínculos promiscuos con grandes intereses privados, tiene fuertes intereses corporativos. Para hacer del Estado un instrumento de democratización de la sociedad, la izquierda debe, ante todo, democratizar el Estado, transformar sus estructuras internas, establecer vínculos estrechos con las fuerzas sociales.
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Avanzar en relación a la Democratización del Estado.
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SOCIOLOGO
EMIR SADER:
RESCATAR
AL ESTADO PARA RESCATAR LA DEMOCRACIA
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Dr.
Emir Sader.
Rebelión martes 12 de octubre del 2021.
En
este artículo el autor sostiene la necesidad de rescatar el Estado como condición necesaria para rescatar la democracia.
El
surgimiento del neoliberalismo fue, al mismo tiempo, el inicio de la campaña
frontal de crítica y descalificación del Estado. Las críticas a su incompetencia, su burocracia,
por ser fuente de corrupción, por no tener dinamismo económico, por gastar demasiados recursos en
servidores públicos, por rechazar erróneamente la competencia del libre mercado, por su carácter
autoritario, se concentraron en el Estado.
En
definitiva, sin Estado o con un Estado mínimo, la sociedad funcionaría mejor, la economía sería más dinámica, los precios
serían más bajos y habría más democracia. Esta
promesa neoliberal, de hecho, se traduce en la centralidad del mercado, la
supresión de los derechos de la gran mayoría de la población, la
mercantilización de la sociedad y la imposición del reino del dinero, donde todo
tiene un precio, todo es mercancía, todo se vende, todo se compra.
En el Foro Social Mundial se unieron varias corrientes antineoliberales, que
aglutinaron distintas concepciones del Estado: visiones como las de John Holloway, para quien sería posible cambiar el mundo sin tomar el poder, o las
concepciones de Toni
Negri y otros, entre los que
se encontraba en ese momento, Boaventura de Sousa
Santos y otros intelectuales europeos, que se sumaron al ataque al Estado.
Desde este punto de vista, el Estado sería una institución conservadora, autoritaria, que se
opondría a la sociedad civil,
reproduciendo la visión clásica del liberalismo.
Se unían, así, en una postura aparentemente común: la oposición al Estado, posiciones liberales y sectores que decían ser
antineoliberales.
Cuando surgieron gobiernos antineoliberales en América Latina, el Estado se convirtió en un instrumento fundamental en la lucha por la superación del neoliberalismo, demostrando el papel fundamental del Estado en inducir la reanudación del crecimiento económico, la implementación de políticas sociales y políticas exteriores soberanas.
Fuentes: Rebelión [Imagen: Manifestación celebrada durante el III Foro Social Mundial celebrado en Porto Alegre en 2003. Créditos: FSM]
Había que reciclar las miradas contra el Estado de corrientes presentes en el FSM o aislarse del proceso real de superación del neoliberalismo en países como Venezuela, Brasil,
Argentina, Uruguay, Bolivia y Ecuador.
La posición
en relación con el Estado siguió siendo decisiva en la era neoliberal. La descalificación del Estado se restringió cada
vez más a posiciones neoliberales.
Gobiernos o fuerzas antineoliberales comenzaron a proponer un proceso de democratización del
Estado, como condición para que éste
tenga una función antineoliberal.
En oposición
al Estado mínimo, el Estado empezó a asumir funciones económicas, sociales y políticas renovadas. Pero, a pesar
de ese rescate de su rol, no fue posible revertir la descalificación
de las empresas estatales, por ejemplo, manteniendo un consenso favorable a
la privatización de las empresas
públicas. Es una de las disputas
ideológicas más importantes de la actualidad.
Hay
quienes defienden una “autonomía de los movimientos
sociales”. ¿Autonomía en
relación a qué? ¿Al Estado? ¿La
política? Representaría una posición
corporativa, de reflujo de los movimientos
sociales sobre sí mismos, sin articularse con la fuerza política, sin
disputar la hegemonía en la sociedad en
su conjunto.
Esta postura
antiestatal impide que la fuerza social, la fuerza de masas acumulada en la resistencia al neoliberalismo, permita la construcción de una alternativa política al neoliberalismo.
La posición
en relación al Estado acaba siendo decisiva para definir cada fuerza política en la era neoliberal. La izquierda, frontalmente antineoliberal, disputa la
hegemonía política en la sociedad, lucha por dirigir al Estado y convertirlo en un instrumento de superación del neoliberalismo.
Pero no puede contentarse con el Estado existente. Es un aparato burocrático,
que no está diseñado para transformar la sociedad, sino para mantenerla como está. Tiene vínculos
promiscuos con grandes intereses privados,
tiene fuertes intereses corporativos.
Para hacer del Estado
un instrumento de
democratización de la sociedad, la izquierda debe, ante todo, democratizar el Estado, transformar sus estructuras internas,
establecer vínculos estrechos con las fuerzas sociales.
El
presupuesto participativo fue un ejemplo
de la redefinición de las relaciones del
Estado con las fuerzas sociales y políticas de manera concreta. Poner en manos de estas fuerzas las definiciones
presupuestarias -quién debe pagar impuestos, qué hacer
con estos recursos- es un principio fundamental para la democratización del Estado y la sociedad, que
la izquierda
tiene que retomar y desarrollar, en base
a ello, otros públicos. políticas.
El
rescate del Estado y su democratización son condiciones indispensables para el
rescate de la democracia.
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