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“Pero
antes de ello, la joven indígena sigue llamando la atención sobre las incongruencias de la Cumbre del Clima. El acuerdo
firmado por Brasil, China y más de un centenar de países para alcanzar
la deforestación cero antes de 2030 es una de estas contradicciones. “Brasil firmó, pero ese mismo Brasil tiene
el marco temporal [que reconoce apenas los pueblos que estaban en sus tierras
en 1988, cuando se promulgó la Constitución, y no considera los que fueron
expulsos]. Es el mismo país que ha desmantelado los organismos ambientales, una
política que va totalmente en contra de los pueblos indígenas”, afirma. “¿Se puede confiar
en un país que practica todo eso?”, dice ella, que recuerda también un proyecto de ley apoyado
por el Gobierno que está en el Congreso, que dificulta el reconocimiento de las
tierras indígenas.
“Los
acuerdos, en su visión, son todos puramente políticos. “Estados Unidos ya
ha dicho que no asignará recursos a los países que no firmen. Por eso, Brasil no quiere estar al margen”, afirma. “Pero, ¿lo
pondrá en práctica?”, pregunta. También
ve con recelo otro acuerdo firmado durante la conferencia, que destina 10.000
millones de reales (casi 1.600 millones de euros) a los pueblos indígenas. “En la comunidad donde vivimos nadie sabe
del Acuerdo de París, de la cumbre del clima.
Sabemos de defender la selva. ¿Cómo nos llegarán estos recursos?
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CUMBRE DEL CLIMA. LA JOVEN QUE DESQUICIÓ A
BOLSONARO POR SU DISCURSO EN LA CUMBRE DEL CLIMA
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La indígena Txai Surui se convierte en blanco de mensajes de
odio después de que el presidente la criticara por su discurso en la COP26: “Vivo
bajo un clima de amenazas desde que tengo uso de razón”
São Paulo - 10 NOV 2021 - 21:53 PET
El País
Periódico Global.
Txai Surui
es la cara brasileña de la COP26 en Glasgow este año. A los 24 años, fue la
primera mujer indígena en intervenir en la inauguración de una conferencia sobre el clima. En medio de encorbatados, la joven, que llevaba un
colorido tocado de plumas, exigió agilidad para afrontar el cambio climático. “No es en 2030 ni en 2050. ¡Es ahora!”, dijo Txai, que creció con
los paiter suruí, entre los Estados de
Rondonia y Mato Grosso. La joven reclamó la atención del mundo al recordar
que los pueblos originarios son los que más sufren el calentamiento global.
“Los pueblos
indígenas están en primera línea de la emergencia climática. Por eso debemos
estar en el centro de las decisiones que se tomen aquí”, dijo. Pero cuando terminó de hablar —y mientras el
vídeo de su discurso ya era viral en las redes sociales—, la joven fue abordada
por un hombre. “Me dijo que no hablara mal de Brasil”,
cuenta por teléfono. “Miré hacia abajo y
vi su credencial, y me dijo ‘sí, soy parte de Brasil’, lo que significa que es
de la delegación del Gobierno brasileño”.
Al día siguiente, el presidente Jair Bolsonaro, que no acudió a la COP26, la criticó, aunque indirectamente.
“Se quejan
de que no fui a Glasgow. Llevaron a una india allí, para sustituir a Raoni
[famoso gran cacique que ha denunciado a Bolsonaro ante el TPI], para atacar a
Brasil”, dijo a sus partidarios al salir
del Palacio de la Alborada, la residencia presidencial. “¿Alguien ha visto a algún alemán atacando la energía fósil de
Venezuela? ¿Alguien ha visto atacar a Francia porque su legislación
medioambiental no se parece en nada a la nuestra? Nadie critica a su propio
país. ¿Alguien ha visto alguna vez a un norteamericano criticando los incendios
de California? No. Solo pasa aquí, vaya.”
Las declaraciones del
presidente, dice Txai, provocaron una oleada
de mensajes de odio en sus redes sociales.
“Estoy sufriendo las
consecuencias de la declaración de Bolsonaro”, dice. “La cantidad de mensajes de odio que estoy recibiendo ahora son
incontables. Incluso estoy intentando no usar mucho el móvil para no verlo,
porque hoy me he levantado bastante abatida a cuenta de eso”, dijo el
viernes pasado. Narra que, después de lo
que escuchó tras el discurso de apertura, los representantes de la ONU la
llamaron para hablar de lo sucedido y muchas organizaciones presentes en la COP
le ofrecieron apoyo legal. “Vamos a presentar una demanda aquí por la
intimidación que sufrí”, dice.
No es la
primera vez que Txai se enfrenta a amenazas. Hija del jefe Almir Surui y de
Neidinha Surui, como se
conoce a su madre, la combatividad de Txai
viene desde la cuna.
“Mis padres
son muy valientes, creo que he salido un poco a ellos”, dice. Sin embargo, reconoce que la militancia de
la familia tiene su precio. “Vivo bajo
un clima de amenazas desde que tengo uso de razón”, afirma. “Cuando tenía unos 14 años, durante un
tiempo vivimos escoltados por la Fuerza Nacional. Allá donde íbamos, esos
hombres armados estaban a nuestro lado. Las amenazas, dice, procedían de los
madereros de la región donde vive su grupo étnico.
Hoy, Txai dice que, a pesar de las amenazas, no tiene miedo. “Me resulta muy pesado recibir estos mensajes, pero no tengo miedo”, dice. “Hemos crecido con ello. La lucha de los pueblos indígenas se hace con nuestra vida, no es sólo por nuestras vidas, luchamos con nuestra propia vida”.
La joven no
se deja deslumbrar por la posición que ha empezado a ocupar en la agenda
mundial. Se muestra crítica con la
conferencia de Glasgow,
y dice estar algo de acuerdo con Greta Thunberg, cuando dijo que
“la COP26 es
un fracaso”. “Antes de venir aquí, estaba en la tierra de los uru-eu-uau-uaus
[grupo étnico que vive en Rondonia, norte de Brasil]. Vi una gran zona
despejada para la cría de ganado. ¿Y a dónde va esta carne? Pues aquí a
Europa”, dice. “Los que más están sufriendo el cambio climático son los pueblos
originarios y no están aquí en la toma de decisiones. En ese sentido, sí que
estoy un poco de acuerdo con Greta”.
Incongruencias
de la COP26
Al margen de la Conferencia sobre el Clima, Txai lleva a cabo
una amplia labor de defensa de los pueblos
indígenas. Estudiante de último
semestre de Derecho, es coordinadora
del Movimiento Juvenil Indígena de Rondonia y trabaja para la ONG Kanindé, que defiende los derechos
de los indígenas. Además, es embajadora
de Z1, una cuenta digital para adolescentes. Cuando la COP termine el día 12, Txai se irá directamente a Suecia, donde tiene una
agenda con colaboradores.
Pero antes
de ello, la joven indígena sigue llamando la atención sobre las incongruencias de la Cumbre del Clima. El acuerdo
firmado por Brasil, China y más de un centenar de países para alcanzar
la deforestación cero antes de 2030 es una de estas contradicciones.
“Brasil
firmó, pero ese mismo Brasil tiene el marco temporal [que reconoce apenas los
pueblos que estaban en sus tierras en 1988, cuando se promulgó la Constitución,
y no considera los que fueron expulsos]. Es el mismo país que ha desmantelado
los organismos ambientales, una política que va totalmente en contra de los
pueblos indígenas”, afirma. “¿Se puede confiar
en un país que practica todo eso?”, dice ella, que recuerda también un proyecto de ley apoyado
por el Gobierno que está en el Congreso, que dificulta el reconocimiento de las
tierras indígenas.
Los
acuerdos, en su visión, son todos puramente políticos.
“Estados Unidos ya ha dicho que no asignará recursos a
los países que no firmen. Por eso, Brasil no
quiere estar al margen”, afirma. “Pero, ¿lo pondrá en práctica?”, pregunta. También
ve con recelo otro acuerdo firmado durante la conferencia, que destina 10.000
millones de reales (casi 1.600 millones de euros) a los pueblos indígenas. “En la comunidad donde vivimos nadie sabe
del Acuerdo de París, de la cumbre del clima.
Sabemos de defender la selva. ¿Cómo nos llegarán estos recursos?
El
fósil del día
El pasado
día 5, Brasil recibió el Fósil del Día, un antipremio que se concede irónicamente durante las conferencias sobre el clima desde
1999 a los que están en contra del
clima. Brasil lo recibió por “su
terrible e inaceptable trato a los pueblos indígenas”. La Red de Acción por el Clima (CAN) elige
a los países que más se esfuerzan por dificultar
las negociaciones del día. La elección de Brasil se produjo dos días después de que
Bolsonaro criticara, aunque indirectamente, el discurso de Txai Surui.
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