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En la
actualidad, los empresarios pueden
violar las leyes laborales sin mayores consecuencias porque la Junta Nacional de Relaciones Laborales (NLRB) no
tiene poder para multar a los infractores. Sin embargo, los demócratas quieren dar a la NLRB el poder de imponer
multas de entre 50.000 y 100.000 dólares a las empresas
que violen las leyes laborales federales. La propuesta «Reconstruir mejor» también pide que se aumenten las multas a los empresarios
que infrinjan las normas de la Administración
de Seguridad y Salud en el Trabajo (OSHA). [Es la agencia del gobierno
federal cuya misión es prevenir las lesiones,
enfermedades y muertes en el lugar de trabajo.]
La Coalición por un Lugar de Trabajo
Democrático, un grupo
de presión empresarial que quiere cualquier cosa menos democracia en el lugar de trabajo, está muy preocupada
por los cambios propuestos. Ha
enviado una carta a los parlamentarios
en este sentido. Queda por ver si los grupos
de presión de las empresas consiguen que esta vez la legislación laboral siga desdentada. Pero mientras los trabajadores siguen abandonando
el trabajo y aumentan las huelgas entre los trabajadores sindicalizados, los empresarios ignoran las señales de
advertencia de rabia y frustración por
su cuenta y riesgo. (Artículo publicado en el sitio web de Economía para Todos el 16 de octubre de 2021, que forma parte
del Instituto de Medios Independientes)
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ESTADOS UNIDOS: «UN
NÚMERO RÉCORD DE TRABAJADORES DIMITEN Y VAN A LA HUELGA»
*****
Por Sonali
Kolhatkar |03/11/2021 | EE.UU.
Fuente.
Rebelión miércoles 3 de noviembre del 2021.
Este es un año de inestabilidad laboral
en Estados Unidos, bautizado por los economistas el año de la «gran dimisión».
El 14 de septiembre de 2021 una joven de
Luisiana llamada Beth McGrath publicó en Facebook un
vídeo de ella misma trabajando en Walmart.
Su lenguaje corporal muestra una energía febril cuando encuentra el valor para
hablar por el interfono y anunciar
su dimisión a los compradores. «Aquí todo el mundo está sobrecargado de trabajo y mal
remunerado», comienza, antes de pasar a denunciar a algunos de los directivos
por su comportamiento inapropiado e insultante. «Espero que no les hablen a sus familias como nos hablan a nosotros»,
dijo, antes de terminar con un «¡f**k
this job!” (¡qué trabajo de m*****!)
Quizá Beth McGrath se
haya inspirado en Shana Ragland, de Lubbock (Texas), que hace casi un año
hizo una renuncia pública similar en
un vídeo de TikTok que colgó desde
la tienda de Walmart donde
trabajaba. Las quejas de Shana Ragland
eran similares a las de Beth McGrath,
ya que acusó a los directivos de
denigrar constantemente a las trabajadoras.
«Espero que no les hables a tus hijas como me hablas a
mí», dijo por el intercomunicador
de la tienda antes de concluir con «Que
se vayan a … los directivos, que se joda esta empresa».
Las renuncias virales de estas dos jóvenes marcan el final de un año de inestabilidad laboral en Estados Unidos que los economistas han bautizado como la «Gran Dimisión». Las mujeres, en particular, se consideran las pioneras de esta tendencia.
La gran dimisión
La gravedad de la situación fue
confirmada por el último informe de la Oficina de Estadísticas Laborales (BLS) (12 de octubre de 2021), que indica que un porcentaje récord de 2,9% de la fuerza laboral renunció a su
trabajo en agosto de 2021, lo que
equivale a 4,3 millones de renuncias.
Si una tasa tan alta de abandonos se
produjera en un momento en el que los puestos de trabajo son abundantes, podría
verse como un signo de una economía en
auge en la que los trabajadores
pueden elegir su trabajo. Pero el mismo informe del BLS muestra que las ofertas de empleo también han disminuido, lo que
sugiere que está ocurriendo algo más. Un
nuevo sondeo de Harris (12 de
octubre) entre personas asalariadas
ha revelado que más de la mitad de los trabajadores quiere dejar su trabajo.
Muchos evocan la falta de atención
por parte de su empleador y la falta de flexibilidad en la programación
de su trabajo como razones para querer dejar su puesto. En otras palabras, millones de trabajadores en Estados Unidos
están simplemente hartos.
La alteración del mercado laboral es
tan grave que Jack Kelly, colaborador
principal del medio de comunicación
proempresarial Forbes.com, definió la tendencia como
«una especie de
revolución y levantamiento de los trabajadores contra los “malos”
jefes y las empresas que se niegan a pagar adecuadamente y se aprovechan de su
personal» (8 de octubre de 2021).
En lo que podría ser una referencia a
los vídeos virales como los de Beth McGrath, Shana Ragland y
la creciente tendencia de posts
#QuitMyJob, Jack Kelly continúa:
«Los
que dejan sus trabajos están haciendo una declaración poderosa, positiva y de
afirmación de sí mismos, están diciendo que ya no van soportar más esos
comportamientos abusivos».
Por
su parte, algunos consultores sugieren
que se puede contrarrestar la bronca de
los trabajadores con «ejercicios para reforzar vínculos», como «compartir el
reconocimiento», y juegos. Otros proponen aumentar la confianza entre trabajadores y jefes o «ejercer la
curiosidad empática» con respecto a
los empleados. Pero estos enfoques superficiales ignoran por completo lo esencial.
Hay que considerar que estas renuncias van de la mano de otra poderosa tendencia que muchos economistas ignoran: la creciente disposición a la huelga de los trabajadores sindicalizados.
Las grandes huelgas
El 13 de octubre de 2021,
los equipos de rodaje de la industria
cinematográfica anunciaron que podrían declararse en huelga, ya que 60.000 miembros de la Alianza
Internacional de Empleados Teatrales de Escena (IATSE) habían votado a favor de una huelga nacional. [El domingo 17 de octubre se llegó a un
acuerdo muy reñido para mejorar la
situación del personal de rodaje; la amenaza de una huelga hizo que, finalmente, la balanza se inclinara.] [1]
Unos 10.000 empleados
de John Deere (maquinaria
agrícola), que están representados por el sindicato United Auto Workers (UAW), también se preparan
para la huelga tras rechazar un nuevo contrato. La red de clínicas Kaiser
Permanente se enfrenta a una posible huelga de al menos 24.000 de sus enfermeras y otros trabajadores de la salud en los estados del oeste – [la votación para
la huelga se extendió hasta el 20 de
octubre] – por los bajos salarios y las condiciones de trabajo. Y
unos 1.400 trabajadores de Kellogg en Nebraska, Michigan, Pensilvania y Tennessee ya están en huelga por salarios y
beneficios inadecuados [plan de salud, pensión].
Se
han anunciado tantas huelgas, y con
tanta rapidez, que el ex secretario de
Trabajo [1992-1997, bajo el mandato de Bill
Clinton] Robert Reich la
calificó de «huelga
general no oficial» (The Guardian, 13
de octubre de 2021).
Sin
embargo, la representación sindical sigue siendo extremadamente baja en Estados
Unidos, resultado de décadas de esfuerzos concertados de las empresas para reducir el poder de negociación de los
trabajadores. En la actualidad, sólo un 12% de los trabajadores están afiliados
a un sindicato.
El número de huelgas y de trabajadores
en huelga podría ser mucho mayor si el porcentaje de sindicalización
fuera mayor. Los trabajadores no
sindicalizados, como Beth McGrath y
Shana Ragland, contratados por empresas históricamente antisindicales como Walmart,
podrían haber organizado a sus compañeros
en lugar de recurrir a las publicitadas
dimisiones individuales. Aunque los mensajes de dimisión en las redes sociales tienen un impacto
significativo en las discusiones sobre el descontento
de los trabajadores, tienen poco impacto
directo en las vidas de los trabajadores
y compañeros que dejan atrás.
Un ejemplo de cómo la organización sindical ha marcado una diferencia concreta en las condiciones
de trabajo es el nuevo contrato que
acaban de ratificar 7.000 trabajadores de las farmacias Rite Aid y CVS (Consumer Value Store) de Los Ángeles.
El sindicato United
Food and Commercial Workers Local 770 negoció un aumento salarial de casi el 10% para los trabajadores,
así como la mejora de las prestaciones
y las normas de seguridad.
Y cuando las empresas no cumplen,
los trabajadores tienen más
influencia cuando actúan como un colectivo
unitario para la negociación solidaria que
como individuos. Por ejemplo, los trabajadores
de Nabisco que se pusieron en huelga en cinco estados este
verano. Mondelez International, la empresa matriz de Nabisco, obtuvo beneficios récord durante la pandemia gracias al aumento de las ventas de sus productos
para aperitivos. La empresa era tan rica
que le pagaba a su director general 16,8
millones de dólares en compensación
anual y gastaba 1.500 millones de dólares
en recompra de acciones a principios
de este año, mientras que el salario medio de los trabajadores era
de unos apenas 31.000
dólares al año. Muchos puestos de trabajo de Nabisco se trasladaron a México,
donde la empresa pudo reducir aún más
los «costos» laborales.
Después de semanas de piquetes
[que comenzaron el 10 de agosto de 2021],
los trabajadores de Nabisco en huelga, representados por el Sindicato Internacional de Panaderos, Confiteros, Tabacaleros y
Molineros de Granos, volvieron al trabajo
[el 18 de septiembre de 2021] después de
haber logrado modestos aumentos
retroactivos del 2,25%, bonos de 5.000
dólares y un aumento de las contribuciones
del empleador a sus planes de
pensiones. La empresa, cuya facturación aumentó un 12% este año, puede permitirse estas y otras medidas.
Junto con las dimisiones masivas,
estas huelgas de
trabajadores revelan un profundo descontento con la naturaleza del
trabajo en Estados Unidos, que de hecho se remonta a décadas atrás. Las empresas
han ejercido un dominio sobre la política, destinando una parte de sus beneficios a presionar al gobierno para
obtener aún más beneficios a costa
de los derechos de los trabajadores.
Al mismo tiempo, el poder de los sindicatos ha
disminuido, una tendencia
directamente relacionada con el crecimiento
de la desigualdad económica [desigualdades que reflejan el endurecimiento de
los acuerdos de explotación].
Empresas y legislación
Pero ahora, cuando los trabajadores
refuerzan su posición, las empresas están preocupadas.
A raíz de estas huelgas
y dimisiones, los legisladores intentan activamente reforzar las leyes laborales federales
existentes. Los grupos empresariales
están presionando a los demócratas
[2] para que debiliten las medidas pro-laborales
incluidas en la legislación «Build Back
Better» (BBB, “Reconstruir mejor))
que se está debatiendo en el Congreso [3].
En la
actualidad, los empresarios pueden
violar las leyes laborales sin mayores consecuencias porque la Junta Nacional de Relaciones Laborales (NLRB) no
tiene poder para multar a los infractores. Sin embargo, los demócratas quieren dar a la NLRB el poder de imponer
multas de entre 50.000 y 100.000 dólares a las empresas
que violen las leyes laborales federales. La propuesta «Reconstruir mejor» también pide que se aumenten las multas a los empresarios
que infrinjan las normas de la Administración
de Seguridad y Salud en el Trabajo (OSHA). [Es la agencia del gobierno
federal cuya misión es prevenir las lesiones,
enfermedades y muertes en el lugar de trabajo.]
La Coalición por un Lugar de Trabajo
Democrático, un grupo
de presión empresarial que quiere cualquier cosa menos democracia en el lugar de trabajo, está muy preocupada
por los cambios propuestos. Ha
enviado una carta a los parlamentarios
en este sentido. Queda por ver si los grupos
de presión de las empresas consiguen que esta vez la legislación laboral siga desdentada. Pero mientras los trabajadores siguen abandonando
el trabajo y aumentan las huelgas entre los trabajadores sindicalizados, los empresarios ignoran las señales de
advertencia de rabia y frustración por
su cuenta y riesgo. (Artículo publicado en el sitio web de Economía para Todos el 16 de octubre de 2021, que forma parte
del Instituto de Medios Independientes)
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* SONALI KOLHATKAR es fundadora y presentadora de Rising Up With
Sonali, un programa de televisión y
radio emitido en Free Speech TV y en
las emisoras de Pacifica
Notas de la redacción de A
l´encontre
[1] «Este es un final a la Hollywood»,
dijo Matthew Loeb, presidente de IATSE,
el principal sindicato
del sector, en un comunicado publicado el sábado por la noche. Representa a decenas de miles de estos
trabajadores del espectáculo. El comunicado del sindicato dice que el acuerdo
propuesto «aborda cuestiones fundamentales, como los períodos de descanso
razonables, las pausas para comer, un salario digno para los que están en la
parte inferior de la escala salarial y aumentos sustanciales en la
compensación» de las grandes empresas. La Alianza de Productores de Cine y Televisión (AMPTP) -que representa
a Disney, Warner y Netflix, entre
otros- se negó a aceptar algunas de
las demandas de IATSE hasta el
último momento. «Nos enfrentamos a
algunas de las empresas de tecnología y entretenimiento más ricas y poderosas
del mundo, y conseguimos un acuerdo con la AMPTP que satisface las necesidades
de nuestros miembros», dijo Matthew Loeb. Los equipos de rodaje no se ponían
en huelga desde
1945. La movilización sindical durante las negociaciones, que se vieron obstaculizadas por la negativa de las grandes empresas, condujo a
este avance.
[2] Paige Smith, el 6 de octubre de
2021, escribió en Bloomberg
Law: «Una coalición de más de 600 grupos
empresariales está atacando la propuesta de los demócratas de la Cámara
de Representantes de permitir que la Junta Nacional de Relaciones Laborales
(NLRB) multe a los empleadores que violen las leyes laborales federales, y está
instando a que la disposición se elimine de un paquete de gasto social masivo».
[3] El programa con este nombre (BBB) se
centra, en primer lugar, en la infraestructura física de más de un billón de dólares,
que fue aprobada en el Senado por los
republicanos, lógicamente. Pero los demócratas «progresistas» proponen que
se acepte primero el proyecto de «infraestructura social» de 3,5 billones de dólares, ya
que este proyecto (aunque más pequeño de lo que se pretendía en un principio) no cuenta con el apoyo de los republicanos
y de al menos dos senadores demócratas
muy conservadores. Esto lo condenaría
al fracaso. Incluye una importante infusión
de fondos para el cuidado de los niños, una ampliación del número de beneficiarios y del alcance de los programas de seguro de salud
pública, reducciones sustanciales de las primas de los seguros privados e inversiones masivas
en educación y
vivienda pública, recortes fiscales para las familias y la
creación de más de 10 millones de
puestos de trabajo de energía verde.
Para financiar parte de este programa, se propone reducir los beneficios otorgados a los ricos por
los republicanos durante los años de Trump. Por ahora, el BBB está en el medio del camino.
Fuente:
http://alencontre.org/ameriques/
Traducción de Correspondencia de
Prensa
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