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Esteban Volkov, nieto del revolucionario ruso León Trotsky.
Yo seguí viviendo en esa casa muchos años con la abuela. Su deseo siempre fue
conservar ese lugar histórico. Y no ha
sido sin lucha y sin esfuerzo. Los stalinistas de México intentaron en muchas
ocasiones borrar ese lugar. ¡Hasta quisieron hacer una guardería infantil! Pero no lo lograron. Yo nunca me
interesé en la política, pero por
ósmosis estaba al corriente de todas las dinámicas de las luchas. Pero Trotsky siempre me
protegió de la política. En tiempos del abuelo él les decía a sus secretarios y guardaespaldas que no
me hablaran a mí de política. El trataba de alejarme de la política. Pero yo he vivido una vida normal, muy
cerca de esa atmósfera de adrenalina que se vivía en la casa de Trotsky. Era un estado de
excitación muy grato.
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Revolucionario ruso.León Trotsky. " Dejó en México un arsenal ideológico revolucionario fértil, de gran actualidad".
“El Marxismo está
cada día más vigente”.
Entrevista a Esteban
Volkov, nieto de Trotsky, a 75 años de
la llegada a México del Revolucionario Ruso.
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Esteban Volkov no es sólo el nieto de Trotsky, sino también el único
testigo aún con vida de su asesinato por un agente de Stalin, el español Ramón
Mercader. Químico de profesión, reivindica el legado de su abuelo.
Por Eduardo Febbro
Desde México D.F. Página
/12 domingo 22 de julio del 2012.
Esteban Volkov atravesó un
siglo sin perderse nada del que dejó atrás ni del nuevo en el que vive como si
fuera un contemporáneo recién llegado a este mundo de tecnología y mentiras
globalizadas. Esteban Volkov hablaba en francés con su abuelo, León Trotsky, de
quien se cumplen 75 años de su llegada a México. El revolucionario ruso había
huido de los esbirros de Stalin para instalarse en México. Trotsky y su mujer
trajeron a Esteban Volkov desde París.
La historia de Volkov niño es
una tragedia que la abrumadora alegría con que hoy se expresa no permite ni
siquiera adivinar. Esteban Volkov no es sólo el nieto de Trotsky, sino también
el único testigo aún con vida de su asesinato por un agente de Stalin, el
español Ramón Mercader. El padre de Volkov fue deportado a Siberia en 1928 y
desapareció en un Gulag cuando fue enviado allí en 1935. Su madre escapó de la
URSS con él y se reunió con los Trotsky en la isla turca de Principios. La vida
no le dio descanso y se suicidó en Berlín en 1933.
Esteban Volkov se quedó solo
en la capital alemana hasta que lo trasladaron a un internado de Viena y
después a París. Trotsky y su esposa estaban exiliados en México y lograron traer
a Esteban con ellos. Hubo un primer atentado contra Trotsky del que toda la
familia salió ilesa. Pero llegó un infiltrado, Ramón Mercader. El 20 de agosto
de 1940, cuando Esteban Volkov volvió del colegio, encontró a Trotsky con el
cráneo roto a martillazos. Volkov cuenta que Trotsky pidió a su entorno que
alejaran a su nieto de le escena.
Esteban Volkov creció en
México. No hace política. Estudió ingeniería química, pero siempre mantuvo viva
la memoria de León Trotsky a través del museo, que es la casa donde vivió con
sus abuelos, Trotsky y su mujer. Esteban Volkov tiene 86 años y una memoria que
no falla nunca. En esta entrevista con Página/12, el nieto del revolucionario
ruso evoca aquellos años, el legado de Trotsky, su obra y los estragos del mundo
actual.
–75 años después de la llegada
de Trotsky a México y cuando han transcurrido 72 años de su asesinato, ¿qué
pueden representar hoy la figura y el legado de León Trotsky?
–En la medida en que el
marxismo está cobrando cada día más vigencia, a pesar de todas las veces que lo
han enterrado siempre surge con más vida, uno de los mensajeros y portadores y
guías marxistas más actuales es indiscutiblemente el gran revolucionario León
Trotsky. Fue un personaje clave en uno de los acontecimientos más importantes
de la historia contemporánea como fue la Revolución Rusa. Trotsky tuvo un papel
vital en ella. Pero lo que es más meritorio en él en todas las etapas en las
que intervino es el hecho de que transcribió con minuciosidad toda aquella
experiencia histórica y política. Trotsky dejó un legado muy valioso, un
arsenal ideológico revolucionario de gran actualidad y extremadamente fértil y
útil para todas las luchas revolucionarias actuales y futuras. No hay dudas de
que el capitalismo está demostrando que es un sistema totalmente obsoleto e
injusto y que no cumple para nada las necesidades del género humano. Al
contrario, el capitalismo está destruyendo el planeta, está creando más
miseria, mas sufrimiento. La necesidad de un cambio es vital. Tengo la certeza de
que la mayor parte de la humanidad tomará conciencia de esta situación y
luchará por otro mundo. Es ahí donde todo el arsenal ideológico de Trotsky es
extremadamente valioso. Hoy los medios intoxican a las masas y terminan creando
eso que Marcuse llamaba una mentalidad unidimensional. Pero los procesos de
toma de conciencia son como relámpagos.
–Muchos historiadores
consideran que ese arsenal está aún inexplotado.
–Ocurre que es muy vasto: no
hay área, no hay país que Trotsky no haya abarcado en sus análisis. Cualquier
documento que uno lea de Trotsky es muy útil e instructivo y con un gran
acierto en sus análisis. Por ahora no hay otra cosa mejor que el socialismo. El
marxismo fue el único que hizo un diagnóstico certero de lo que es el
capitalismo. Trotsky hizo el mismo análisis en lo que se refiere a lo que
realmente era el burocratismo stalinista. ¡Nadie mejor que él! Esa fue su gran
contribución: haber analizado el bonapartismo stalinista. Lamentablemente, el
trotskismo no escapó a la deriva que conocen todos los partidos políticos. Pero
el pronóstico de Trotsky cuando decía “estoy seguro de la Cuarta Internacional”
está abierto, aún no se ha cumplido. Sus seguidores deberían hacer que eso sea
una realidad. No hay que encerrarse en una campana de vidrio. Los partidos
deben llevar a cabo una labor activa y revolucionaria. No hay que encerrarse en
un café para discutir y sentirse grandes teóricos de la humanidad.
–El México que Trotsky conoció
cuando llegó hace 75 años era un país revolucionario. El de hoy es muy
distinto.
–Si, él llegó a México cuando
aún persistían el espíritu y el oleaje de la Revolución. Aún había un clima
revolucionario. Después vino un proceso de industrialización bajo un régimen
capitalista y México se alejó de los fundamentos de la Revolución Mexicana.
–Curiosamente, usted ha
protegido el legado de Trotsky pero, sin embargo, no ha incurrido en el campo
de la política.
–No, claro, yo soy químico.
Mis comentarios son los del observador científico, no del político. Pero yo he
vivido en carne propia todo el capítulo que fue la contrarrevolución
stalinista. Todo ese clima de asesinatos, de terror, de monstruosas
falsificaciones históricas. Lo he vivido en carne propia y conmigo millones de
seres humanos. Pero yo tengo el privilegio de estar vivo y poder testimoniar.
Sabemos que la memoria histórica es uno de los patrimonios más importantes del
género humano. Para poder construir el futuro hace falta esa memoria histórica.
Uno de los grandes crímenes de Stalin, aparte de masacrar a millones de seres
humanos, falsificar la historia y arrancar páginas y alterar su contenido, fue
justamente esto: mutilar y falsificar la historia.
–¿Usted cree que los crímenes
del stalinismo están mal conservados por la memoria en relación con los que
cometió Hitler?
–Indiscutiblemente Hitler fue
un gran, gran criminal, pero en esa competencia yo creo que Stalin le gana por
mucho. Hitler era un asesino frío dentro de su lógica racista y absurda. Pero
Stalin le incluyó a eso una dosis de crueldad y de sadismo que nadie ha
superado hasta ahora. No le bastaba con matar. Yo soy un sobreviviente con
suerte.
–¿Usted conservó vivo el
recuerdo de Trotsky a través del museo que está en Coyoacán un poco para
rescatar esa memoria?
–Yo seguí viviendo en esa casa
muchos años con la abuela. Su deseo siempre fue conservar ese lugar histórico.
Y no ha sido sin lucha y sin esfuerzo. Los stalinistas de México intentaron en
muchas ocasiones borrar ese lugar. ¡Hasta quisieron hacer una guardería
infantil! Pero no lo lograron. Yo nunca me interesé en la política, pero por
ósmosis estaba al corriente de todas las dinámicas de las luchas. Pero Trotsky
siempre me protegió de la política. En tiempos del abuelo él les decía a sus
secretarios y guardaespaldas que no me hablaran a mí de política. El trataba de
alejarme de la política. Pero yo he vivido una vida normal, muy cerca de esa
atmósfera de adrenalina que se vivía en la casa de Trotsky. Era un estado de
excitación muy grato.
–Sin embargo, usted fue
testigo del primer atentado y del segundo, el que le costó la vida a Trotsky.
–Sí, en el primer atentado,
cuando ametrallaron la casa, yo estaba ahí. Nos salvamos todos milagrosamente.
Uno de los stalinistas vació su revólver sobre la cama donde yo estaba
escondido. Pero me encogí y me salvé.
–¿Qué piensa hoy de
movimientos como el de los indignados o el movimiento estudiantil mexicano
Yo Soy132?
–Es un inicio, el comienzo de
una conciencia para asumir una actitud de lucha política. Aporta mucho.
–En este aniversario de la
llegada de Trotsky a México, ¿qué es lo que usted recupera de él como mensaje,
como compromiso más allá de su obra?
–Yo creo que lo principal es
el aspecto ético, moral, donde el actuar debe estar coordinado con el pensar.
El pensamiento y la acción deben ser una sola cosa. La verdad debe estar por
encima de todo. El ejemplo es su vida. Ha sido una guía, para mí y mi familia.
Para mis hijas, por ejemplo, que no son marxistas ni revolucionarias, ellas tienen muy
inculcado ese principio ético de absoluto respeto a la verdad y a la justicia.
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