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Gobiernos de
todo el globo han rescatado a estos bancos con billones (millones de millones)
de dólares. Han subvencionado
masivamente a esas gigantes
instituciones financieras en manos privadas, y están listos para volver a
rescatarlos cuando sea necesario. El
informe del pago a los banqueros se publicó pocos días después de que el
gobernador de Hawái anunció que el director ejecutivo de Oracle, Larry
Ellison, compró Lanai, la sexta isla hawaiana por un importe de entre 500
y 600 millones de dólares. Los 3.000
residentes de la isla dependerán de la buena voluntad de Ellison como los
vasallos de la Edad Media dependían de su señor. Ellison, el tercer individuo
más rico en EE.UU., es tristemente
célebre por su extravagancia y su mezquina avaricia. En 2008, obtuvo un
reembolso tributario de 3 millones de dólares de la ciudad de Woodside, California, después
que un tribunal dictaminara que su casa, una reproducción del predio de un emperador japonés cuya construcción
costó 200 millones de dólares, tenía un valor de solo 100 millones en el
mercado actual. El tribunal declaró que
nadie, con la excepción de Ellison, podía permitirse vivir en la casa, lo que
le daba “un atractivo limitado en el
mercado” y por ello redujo las contribuciones de bienes raíces del
ejecutivo de Oracle. Los impuestos cuyo pago eluden Ellison y
los demás multimillonarios de California han contribuido al déficit
presupuestario de 15.000 millones de dólares que ahora encaramos mediante recortes en
programas sociales vitales que protegen a millones de personas de la pobreza
extrema.
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La nueva aristocracia financiera mundial.
La nueva aristocracia financiera.
“Es el
renacimiento del lumpen-proletariado en las alturas de la sociedad burguesa”.
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Andre Damon.
Global Research.
Rebelión miércoles 3 de julio del
2012.
Traducido del inglés para Rebelión
por Germán Leyens
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Mientras
gobiernos en todo el mundo cierran escuelas, despiden trabajadores y recortan
el apoyo a los pobres, ancianos y enfermos, la oligarquía financiera que
gobierna el mundo aumenta su riqueza y su poder.
Los
ingresos de los directores ejecutivos bancarios mejor remunerados aumentaron un
12% el año pasado, según un análisis de los 15 mayores bancos globales
realizados por el grupo de investigación Equilar. Esos ejecutivos recibieron un
promedio de 12,8 millones de dólares per cápita, a pesar de la baja de los
valores de las acciones y de las ganancias de la mayoría de los bancos.
Jamie
Dimon, presidente y director ejecutivo de JPMorgan Chase, nuevamente lideró la
lista al recibir 23,1 millones de dólares, un aumento de 11% respecto a 2010.
Bajo la dirección de Dimon, JPMorgan reveló pérdidas especulativas de miles de
millones de dólares.
Gobiernos
de todo el globo han rescatado a estos bancos con billones (millones de
millones) de dólares. Han subvencionado masivamente a esas gigantes
instituciones financieras en manos privadas, y están listos para volver a
rescatarlos cuando sea necesario.
El
informe del pago a los banqueros se publicó pocos días después de que el
gobernador de Hawái anunció que el director ejecutivo de Oracle, Larry Ellison,
compró Lanai, la sexta isla hawaiana por un importe de entre 500 y 600
millones de dólares. Los 3.000 residentes de la isla dependerán de la buena
voluntad de Ellison como los vasallos de la Edad Media dependían de su señor.
Ellison,
el tercer individuo más rico en EE.UU., es tristemente célebre por su
extravagancia y su mezquina avaricia. En 2008, obtuvo un reembolso tributario
de 3 millones de dólares de la ciudad de Woodside, California, después que un tribunal
dictaminara que su casa, una reproducción del predio de un emperador japonés
cuya construcción costó 200 millones de dólares, tenía un valor de solo 100
millones en el mercado actual.
El
tribunal declaró que nadie, con la excepción de Ellison, podía permitirse vivir
en la casa, lo que le daba “un atractivo limitado en el mercado” y por ello
redujo las contribuciones de bienes raíces del ejecutivo de Oracle.
Los
impuestos cuyo pago eluden Ellison y los demás multimillonarios de California
han contribuido al déficit presupuestario de 15.000 millones de dólares que
ahora encaramos mediante recortes en programas sociales vitales que protegen a
millones de personas de la pobreza extrema.
El
gobernador de California Jerry Brown, demócrata, y la legislatura estatal
controlada por su partido llegaron a un acuerdo la semana pasada sobre recortes
de los gastos por un mínimo de 8.000 millones de dólares. Las prestaciones
sociales del Estado se reducirán a la mitad y se recortarán 1.000 millones del
programa Medicaid del Estado, 402 millones de los salarios de
los trabajadores estatales y 240 millones de dólares del programa
de atención infantil.
Ellison,
cuyo patrimonio neto es de 36.500 millones de dólares, podría firmar un cheque
que cubriría el monto de esos recortes… multiplicado por cuatro. Y hay otros 99
multimillonarios en el Estado.
Otro
ejemplo de cómo utilizan los súper-ricos sus vastas fortunas se ha grabado
en un documental que se exhibirá próximamente: La reina de Versalles. La película muestra
los esfuerzos del multimillonario fundador de Westgate Resorts (alojamientos
vacacionales de lujo) y su esposa, exmodelo, para construir la casa más grande
de EE.UU. Con 8.361 metros cuadrados, la mansión en Orlando, Florida, incluye diez
cocinas y una bolera.
La
suntuosa casa en Florida se llama Versalles en honor al palacio de Luis XVI y
María Antonieta. El hecho de que la Revolución Francesa decapitase a la
pareja real parece haber sido olvidado por los constructores del nuevo Versalles.
Un
detalle encantador revelado en la cinta sobre el estilo de vida en el nuevo
Versalles es que nunca han educado a los perros de la familia porque siempre
hay un pequeño ejército de sirvientes a mano para limpiar sus
residuos.
Aristocracia,
según su raíz griega, significa “gobierno de los mejores”. Sin embargo la
oligarquía financiera, cuyos intereses egoístas determinan las políticas de los
gobiernos del planeta, incluye a los segmentos más ignorantes y depravados de
la sociedad moderna. “La basura se separa flotando hacia arriba”, dijo Marx
sobre los especuladores y estafadores de su época.
“La
aristocracia financiera”, agregó, “en su modo de adquisición así como en sus
placeres, no es otra cosa que el renacimiento del lumpen-proletariado en las alturas
de la sociedad burguesa”.
Las
décadas que precedieron al crac Wall Street de 2008 presenciaron un dramático
enriquecimiento de ese elemento social y la remodelación de la política para
ajustarla a sus necesidades. La oligarquía financiera ejerce una influencia
monopolista en la vida política y los mecanismos policiales del Estado,
reforzados desde 2001, se han
establecido en gran parte para proteger su riqueza.
El propio gobierno de
Obama es una expresión de este proceso. En 2008, Barack Obama recibió más dinero de la industria
financiera que cualquier otro candidato de la historia de EE.UU. Y después de
su elección, procedió a llenar su gabinete de antiguos ejecutivos de Wall Street. Una vez asumido el mando,
Obama puso millones de millones de dólares a disposición de los bancos y
protegió a los responsables del crac de 2008 de una investigación criminal o
procesamiento.
La
concentración de esta gran riqueza en manos de una aristocracia financiera se
hace directamente a costa del resto de la sociedad. Una de cada dos personas en
EE.UU. es pobre o casi pobre, y la riqueza de un grupo familiar promedio cayó
un 39% entre 2007 y 2010.
Millones
de personas tienen dificultades para que les alcance el dinero y el
aumento de los que viven en una pobreza extrema es impresionante. La proporción
de la población que vive en “pobreza extrema” ha aumentado un 50% desde 2000,
de 4,5% a 6,7%. La calificación de extremadamente pobre es cuando un individuo
percibe menos de 5.851 dólares y una familia de cuatro menos de 11.509 dólares.
Como
escribió Mark Twain: “Nunca hubo una revolución a menos que hubiera algunas
condiciones opresivas e intolerables contra las cuales hacerla”.
Todos
los años se desperdician billones de dólares en yates, mansiones y clubes de
campo de los ricos y la microeconomía que crean a su alrededor. Vastos recursos
se dedican a la especulación financiera, canalizados al casino de juego de Wall
Street. Si esta riqueza recibiera un uso racional contribuiría
considerablemente a la erradicación del desempleo, la pobreza y la enfermedad.
El
fin de la anarquía y de la explotación en el corazón del sistema capitalista,
que encuentran una expresión particularmente nociva en la concentración de
obscenos niveles de riqueza en la cima, permitiría que la humanidad movilizara
y desarrollara las fuerzas productivas, incluidas la ciencia y la tecnología,
para aumentar enormemente el nivel material y cultural de la sociedad humana y
eliminar la desigualdad.
Y
no obstante el grito universal de la política oficial es que “no hay dinero”
para financiar programas sociales o pagar salarios decentes, y los que
trabajadores, incluidos los más pobres y más vulnerables, deben “apretarse el
cinturón”.
Es
el carácter de las clases gobernantes en bancarrota histórica. El problema no
es solo su riqueza personal, sino, más fundamentalmente, su dominio de las
fuerzas productivas de la sociedad. Hay que arrancar las gigantescas
corporaciones e instituciones financieras de las manos privadas y dirigirlas
democráticamente para reconstruir la sociedad que los súper-ricos han
devastado.
Fuera
de la revolución socialista no existe ningún camino para limitar el poder político y
económico de la nueva aristocracia que saquea la sociedad para su
enriquecimiento personal.
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