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El Gobierno de los bancos
o la bancocracia.- La teoría del Laissez Faire o dejar hacer es la clave en el
pensamiento liberal.- Los acontecimientos económicos de los últimos meses han
hecho que muchos desconfíen del sistema económico vigente volviendo a
refugiarse en políticas planificadas y de masiva intervención estatal en los
mercados. De hecho la crisis económica actual ha puesto de manifiesto también
la inviabilidad del modelo que ideó Adam Smith, éste afirmaba que los mercados
se autorregulan solos a través de una misteriosa mano invisible en el
denominado principio de laissez faire, dicha mano no es tan invisible y cuando
se manifiesta lo hace golpeando muy fuerte a los que han confiado en ella. La
ausencia de una alternativa seria al sistema económico actual hace inexistente
un necesario debate acerca de la utilidad de seguir defendiendo un modelo que
ha mostrado ser peligroso, es más lo que se hace en realidad a nivel global es
sostenerlo mediante inyecciones con cantidades de dinero que reciben los bancos
nunca vistas: Estamos ante lo que podríamos denominar por Bancocracia, el
gobierno de los bancos. La teoría del Laissez faire o dejar hacer es clave en
el pensamiento liberal y ha jugado un papel de gran importancia en las ideas
económicas en los últimos tiempos, sin embargo dejar hacer literalmente
hablando puedo llevar a una anarquía económica de la cual solo saldrán
beneficiados los más aptos en una inevitable selección natural aplicada en
terreno económico.¡ En cualquier caso el éxito de dicha teoría solo se plantea
desde una perspectiva idealizada donde la bondad humana sustituye al egoísmo individualista.
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BANCOCRACIA: De la República de Venecia a Mario Draghi
y Goldman Sachs.
*****
Jueves 7 de noviembre del
2013.
Eric
Toussaint (CADTM)
Desde el
siglo XII hasta comienzos del siglo XIV, la Orden de los Templarios, presente
en una gran parte de Europa, se convirtió en banquero de los poderosos.
Contribuyó a financiar varias cruzadas. A comienzos del siglo XIV, se había
convertido en la principal acreedora del rey de Francia Felipe el Hermoso. Frente
al peso de una deuda que gravaba sus recursos, Felipe el Hermoso se libró de
sus acreedores y, de la misma, de su deuda, demonizando la Orden de los
Templarios, acusándola de múltiples crímenes |1|. La Orden fue prohibida, sus jefes ejecutados y sus bienes
confiscados. La Orden de los Templarios carecía de un estado y de un territorio
para hacer frente al rey de Francia. Su ejército (15.000 hombres, de ellos
1.500 caballeros), su patrimonio y sus créditos con los dirigentes no la
protegieron de la potencia de un estado decidido a eliminar a su principal
acreedor.
En la
misma época (siglos XI-XIV), los banqueros venecianos financiaban también
cruzadas y prestaban dinero a los poderosos de Europa, pero maniobraron mucho
más hábilmente que la Orden de los Templarios. En Venecia, se apoderaron de la
cabeza del estado dándole la forma de una república. Financiaron la
transformación de Venecia, ciudad-estado, en un verdadero imperio que
comprendía Chipre, Eubea (Negrepont) y Creta. Adoptaron una estrategia imparable
para enriquecerse duraderamente y garantizar el reembolso de sus créditos:
fueron ellos quienes decidieron endeudar al estado veneciano con los bancos que
poseían. Los términos de los contratos de los préstamos fueron definidos por
ellos puesto que eran a la vez propietarios de los bancos y dirigentes del
estado.
Mientras
Felipe el Hermoso tenía interés en librarse físicamente de sus acreedores para
liberarse del peso de la deuda, el estado veneciano devolvía hasta la última
moneda de la deuda a los banqueros. Éstos tuvieron por otra parte la idea de
crear títulos de la deuda pública que podían circular de un banco a otro. Los
mercados financieros comenzaban entonces a ponerse en pie |2|. Este tipo de préstamo es el precursor de la forma principal de
endeudamiento de los estados tal como se conoce en el siglo XXI.
Siete
siglos después del aplastamiento de la Orden de los Templarios por Felipe el
Hermoso, hoy los banqueros de Europa, igual que sus predecesores venecianos o
genoveses, no tienen manifiestamente que estar inquietos por los gobiernos
actuales.
Los
estados nacionales y el protoestado que es la Unión Europea de hoy son quizás
más complejos y sofisticados que las repúblicas de Venecia (o de Génova) de los
siglos XIII al XVI, pero son con igual crudeza los órganos de ejercicio del
poder de la clase dominante, el 1% opuesto al 99%. Mario Draghi, antiguo
responsable de Goldman Sachs en Europa, dirige el Banco Central Europeo. Los
banqueros privados han colocado a sus representantes o a sus aliados en puestos
clave en los gobiernos y las administraciones. Los miembros de la Comisión
Europea están muy atentos a la defensa de los intereses de las finanzas
privadas, y el trabajo de lobby que los bancos ejercen ante parlamentarios,
reguladores y magistrados europeos es de una eficacia temible.
Que un puñado de grandes bancos capitalistas ocupe el primer plano estos últimos años, no debe ocultar el papel de las grandes empresas privadas de la industria y del comercio, que usan y abusan de su proximidad a las estructuras del estado de forma tan hábil como los banqueros. La interconexión y la imbricación inextricables entre los estados, los gobiernos, los bancos, las empresas industriales y comerciales, y los grandes grupos privados de comunicación constituyen, por otra parte, una de las características del capitalismo, tanto en su fase actual como en las precedentes.
Que un puñado de grandes bancos capitalistas ocupe el primer plano estos últimos años, no debe ocultar el papel de las grandes empresas privadas de la industria y del comercio, que usan y abusan de su proximidad a las estructuras del estado de forma tan hábil como los banqueros. La interconexión y la imbricación inextricables entre los estados, los gobiernos, los bancos, las empresas industriales y comerciales, y los grandes grupos privados de comunicación constituyen, por otra parte, una de las características del capitalismo, tanto en su fase actual como en las precedentes.
Efectivamente,
desde la victoria del capitalismo como modo de producción y como formación
social dominante, el poder es ejercido
por los representantes de los grandes grupos privados y sus aliados.
Desde un punto de vista histórico, la New Deal
iniciada por el presidente F. Roosevelt en 1933 y los
treinta años que siguieron a la II Guerra Mundial aparecen como un paréntesis
durante el cual la clase dominante tuvo que hacer concesiones, ciertamente
limitadas pero reales, a las clases populares. Los grandes patronos tuvieron
que disimular un poco su dominio sobre el estado. Con el giro neoliberal
emprendido a finales de los años 1970, abandonaron la discreción. Los años 80
ponen en un primer plano una clase dominante completamente desinhibida que
asume y proclama con cinismo la carrera por la ganancia y la explotación
generalizada de los pueblos y de la naturaleza. La fórmula, tristemente célebre,
de Margaret Thatcher “There is no alternative” marca hasta hoy el paisaje
político, económico y social, a través de los ataques violentos a los derechos
y conquistas sociales.
Mario Draghi, Angela Merkel, Silvio Berlusconi (gran
patrón italiano), José Manuel Barroso, aparecen como figuras emblemáticas de la
prosecución del proyecto thatcheriano. La complicidad activa de los gobiernos
socialistas (de Schröeder a Hollande, pasando por Tony Blair, Gordon Brown,
Papandreu, Zapatero, Socrates, Letta, Di Rupo, y muchos otros) muestra hasta
qué punto se insertaron en la lógica del sistema capitalista, hasta qué punto
forman parte del sistema igual que Barack Obama del otro lado del Atlántico.
Como afirmaba el multimillonario americano Warren Buffet, “es una guerra de
clases, y es mi clase la que va ganando”.
El
sistema de la deuda pública tal como funciona en el capitalismo constituye un
mecanismo permanente de transferencia de riquezas producidas por el pueblo
hacia la clase capitalista. Este mecanismo se ha reforzado con la crisis
comenzada en 2007-2008, pues las pérdidas y las deudas de los bancos privados
han sido transformadas en deudas públicas. A una gran escala, los gobiernos han
socializado las pérdidas de los bancos a fin de permitirles continuar haciendo
beneficios que redistribuyen a sus propietarios capitalistas.
Los gobiernos están directamente conchabados con los grandes bancos y ponen a su servicio los poderes y las arcas públicas. Hay un va y viene permanente entre los grandes bancos y los gobernantes. El número de ministros de finanzas y de economía, o de primeros ministros, que provienen directamente de los grandes bancos o que van a ellos cuando abandonan el gobierno no deja de aumentar desde 2008.
Los gobiernos están directamente conchabados con los grandes bancos y ponen a su servicio los poderes y las arcas públicas. Hay un va y viene permanente entre los grandes bancos y los gobernantes. El número de ministros de finanzas y de economía, o de primeros ministros, que provienen directamente de los grandes bancos o que van a ellos cuando abandonan el gobierno no deja de aumentar desde 2008.
El oficio de la banca es demasiado serio para ser dejado en manos del sector privado, es necesario socializar el sector bancario (lo que implica su expropiación) y colocarlo bajo control ciudadano (de los asalariados de los bancos, de los clientes, de las asociaciones y de los representantes de los actores públicos locales), pues debe estar sometido a las reglas de un servicio público |3| y las rentas que su actividad genera deben ser utilizadas para el bien común.
La deuda
pública contratada para salvar a los bancos es definitivamente ilegítima y debe
ser repudiada. Una auditoría debe determinar las demás deudas ilegítimas y/o
ilegales y permitir una movilización tal que una alternativa anticapitalista
pueda tomar forma.
La
socialización de los bancos y la anulación/repudio de las deudas ilegítimas deben
inscribirse en un programa más amplio |4|.
Como
durante la república de Venecia, hoy en la Unión Europea y en la mayoría de los
países más industrializados del planeta, el estado está en ósmosis con la gran
banca privada y paga dócilmente la deuda pública. El no pago de la deuda
ilegítima, la socialización de la banca así como otras medidas vitales serán el
resultado de la irrupción del pueblo como actor de su propia historia. Se
tratará de poner en pie un gobierno tan fiel a los oprimidos como los gobiernos
de Merckel y Hollande lo son a las grandes empresas privadas. Tal gobierno del
pueblo deberá hacer incursiones en la sacrosanta gran propiedad privada para
desarrollar los bienes comunes a la vez que respeta los límites de la
naturaleza. Ese gobierno deberá igualmente realizar una ruptura radical con el
estado capitalista y erradicar todas las formas de opresión. Una auténtica
revolución es necesaria.
*****
Traducido por Alberto Nadal
Notas:
1| Ver David Graeber, En deuda. Una historia alternativa de la economía, Editorial Ariel, Barcelona, 2012, 714 pp ; Thomas Morel et François Ruffin, Vive la Banqueroute!, Paris, Fakir Editions, 2013.
1| Ver David Graeber, En deuda. Una historia alternativa de la economía, Editorial Ariel, Barcelona, 2012, 714 pp ; Thomas Morel et François Ruffin, Vive la Banqueroute!, Paris, Fakir Editions, 2013.
2| Fernand
BRAUDEL, Civilisation matérielle, économie et capitalisme. XVe-XVIIIe
siècle. Paris, Armand Collin, 1979 ; David Graeber, En deuda. Una historia
alternativa de la economía, Editorial Ariel, Barcelona, 2012, 714 pp
3| El sector bancario debería ser enteramente público con excepción de un sector cooperativo de pequeña talla con el que podría cohabitar y colaborar.
4| Ver Damien Millet y Eric Toussaint, Europa, ¿qué programa de urgencia frente a la crisis? http://cadtm.org/Europa-Que-programa-de-urgencia. Ver también Thomas Coutrot, Patrick Saurin y Eric Toussaint, Anular la deuda o gravar al capital: ¿Por qué elegir? http://cadtm.org/Anular-la-deuda-o-gravar-al. Finalmente, ver ¿Qué hacer con la deuda y el euro?, http://cadtm.org/Que-hacer-con-la-deuda-y-el-euro publicado el 30 de abril de 2013.
3| El sector bancario debería ser enteramente público con excepción de un sector cooperativo de pequeña talla con el que podría cohabitar y colaborar.
4| Ver Damien Millet y Eric Toussaint, Europa, ¿qué programa de urgencia frente a la crisis? http://cadtm.org/Europa-Que-programa-de-urgencia. Ver también Thomas Coutrot, Patrick Saurin y Eric Toussaint, Anular la deuda o gravar al capital: ¿Por qué elegir? http://cadtm.org/Anular-la-deuda-o-gravar-al. Finalmente, ver ¿Qué hacer con la deuda y el euro?, http://cadtm.org/Que-hacer-con-la-deuda-y-el-euro publicado el 30 de abril de 2013.
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Éric Toussaint, doctor en
ciencias políticas, es presidente del CADTM Bélgica (Comité por la Anulación de
la Deuda del Tercer Mundo, www.cadtm.org) y miembro del consejo científico de
ATTAC. Autor, entre otros libros, de Una mirada al retrovisor: el
neoliberalismo desde sus orígenes hasta la actualidad, Icaria 2010; La Deuda o
la Vida (junto a Damien Millet) Icaria, Barclona, 2011; La crisis global, El
Viejo Topo, Barcelona, 2010;. La bolsa o la vida: las finanzas contra los
pueblos, Gakoa, 2002.
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