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La Socialdemocracia en Europa, en algún
momento de la Historia considerada como la “izquierda” política, defensora de
la clase obrera, por ejemplo en la coyuntura actual, en
relación a la política interna de
carácter gubernamental, está siendo protagonista de un acontecimiento político,
- estabilidad política, gobernabilidad democrática - que “jamás” hubiera ocurrido
anteriormente, unirse a la extrema derecha, la ultra-conservadora que hoy
gobierna Alemania con la Sra Merkel, bajo el argumento: “Los desafíos de la gran coalición Alemana”. Llevar adelante un programa entre Socialdemócratas y conservadores. Definitivamente, la Socialdemocracia, “perdió de
rumbo, la orientación política”, está vendiendo lo último aún tenía, “decencia política”, unirse con
la extrema derecha, le agrada el poder, no interesa con quien se une o con
quien gobierna, y a quien sirve políticamente. Ahora en Alemania, consolida
el gobierno más ultra- conservador, reaccionario y enemigo de los
trabajadores, la juventud, los ciudadanos europeos. Un gobierno como el de la Canciller Merkel, conocida por
estar imponiendo una política violenta, salvaje, fascista en la euro-zona,
desde los acuerdos políticos de “las Cumbres
de Bruselas” – “ayer para nosotros en América
Latina”, las políticas del Consenso de Washington, el neoliberalismo “al
mejor estilo” impositivo, dominante, salvaje, bárbaro, vertical, violento, etc.
- a partir de su instrumento político más efectivo, la troika – el Banco
Central Europeo, la Comisión Económica Europea y el Fondo Monetario
Internacional.- Hace décadas la Socialdemocracia siempre pretendía
representar a los trabajadores, a los ciudadanos europeos, se preciaba de ser
una “izquierda democrática”, base y columna vertebral del Modo Social
Europeo, del Estado de Bienestar, de la
Democracia Moderna, producto social y político de los 30 años de oro del
capitalismo – el modo keynesiano, aplicado en Europa, post-Segunda Guerra
Mundial –. Todo hoy definitivamente
lo liquida, sólo por garantizar “gobierno”, “estabilidad política”.
!! De verdad ¡¡ Las políticas económicas de la Canciller Alemana - impuestas por la Troika Europea - no solucionan absolutamente nada. El camino no es la austeridad absoluta del Estado. Por el contrario, es el compromiso de los políticos desde el Estado, forjar empleo, trabajo de calidad y salarios dignos para los Ciudadanos Europeos.
***
Pero
observemos ahora, miremos en profundidad, el caso de los “Socialistas” en
Francia, como terminan, sirviendo
a la derecha política más conservadora y rendida a sus
pies como ya lo hizo, quien otrora, se presentó como el opositor a este
conjunto de políticas de austeridad, el actual Presidente de Francia Francois Hollande, por el Partido
Socialista. Como siempre hemos manifestado, no sólo entre nosotros sino a
nivel mundial, producto de la propia crisis de las ideologías, la crisis de la
política y la Caída de los Grandes Paradigmas Históricos, a finales de la década de los 90’ – aún no se ha podido superar
está grave crisis político sistémica -, es
por ello que muy “fácilmente” se pierde la orientación política, cuando se
engaña en la campaña política o simplemente cuando se transforman en nuevos “dictadores
y dueños de los partidos” y se creen los nuevos “señores feudales de la
política” – como muchos Presidentes, “Líderes” y Caudillos, en América
Latina – cambian rápidamente la mentira
política en Política de Estado, por el
miedo y terror que la derecha financiera y los grupos de poder facticos
internos, imponen a los nuevos gobiernos – generalmente producto o de coyunturas aluvionales, (Los
out-sideres políticos “pintados de izquierda”) ante el fracaso político de
gobiernos de derecha, o resultados
electorales de rechazo, cuestionamiento a la “clase política” corrupta y
envenenada de traición - a través de los nuevos canales políticos, los Medios de Comunicación, hoy
toda “una Escuela de política partidaria”, sectarios, dogmáticos, impositivos, verticales, violentos
y forjadores de una “nueva democracia”, la “Democracia telenovelada”,
sinónimo de la “bancocracia” – o la democracia de los bancos”,
democracia ciega y sorda, elitizada y secuestrada por el poder de los grupos internos, económico-financieros,
dominantes, parte integrantes de la Nueva
Burguesía Transnacional.
Ese es el camino social y político: que la crisis la paguen los capitalistas. Ellos la crearon con su codicia financiera e insaciable fundamentalismo consumista. Los Pueblos, los Ciudadanos, debemos defender el respeto y vigencia de nuestros derechos sociales y políticos.
***
Este escenario, muy
complejo, centrado por una Poli-crisis interna, contextos muy diferenciados, como el europeo, donde la izquierda
– al igual que la socialdemocracia – muy rápidamente pierde “el reloj de la historia” – que podría
justificarse hace una década cuando las manecillas giraban, totalmente hacia la
derecha, pero hoy en el nuevo milenio - también en Europa, por la lucha
histórica que realizan los Ciudadanos en
su conjunto, no merecen realmente, el comportamiento político de las dirigencias
de izquierda, por más democrática, que “dicen ser”, su “traición” es evidente
- América
Latina, con los procesos políticos internos que hoy es protagonista,
“lejos del dominio imperial”, incluso otros, en oposición política a las
“recetas” del TLC, “mercados únicos” o “democracias liberales” absolutas, “movimientos
anti-globalización”, no copia ni calco de procesos políticos históricos
anteriores, sino creación histórica de su pueblo, estamos dando una nueva
lección, escribiendo nuevas páginas de la Historia de Liberación de nuestros
pueblos y señalando cual es el camino, por donde la
“izquierda” democrática y todas las fuerzas políticas patrióticas,
debemos transitar en la larga avenida del siglo XXI, hoy copada aún por el
neoliberalismo, los poderes facticos internos su falsa democracia –hoy vitrina
del poder de los medios de comunicación - y un Estado en absoluta crisis. Nuestra
América, Otro Mundo, Socialista democrático, Democracia Participativa, Cívica, Republicana,
SÍ es posible en la forja y construcción de una Nueva Civilización
Humana.
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La Izquierda Democrática y las fuerzas patrióticas de cada país, hoy tienen una gran responsabilidad y compromiso político: La lucha por una Nueva Democracia de Ciudadanos, Participativa y Republicana. Otro Mundo Socialista, Sí es posible.
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LA IZQUIERDA:
VISIÓN SOCIOLÓGICA. CRISIS Y EMPOBRECIMIENTO, PURA IDEOLOGÍA.
*****
Pedro L. Angosto.
Rebelión jueves 28 de noviembre del 2013.
Mucho se ha hablado y se
hablará de la crisis ideológica de la
izquierda desde que cayó el muro de Berlín y desapareció la URSS. El fin de la historia, carencia
de paradigmas, falta de referentes, aburguesamiento de los partidos
socialistas, son algunas de las falacias y realidades que adornan un debate, a
nuestro juicio bastante estéril tanto por su duración como por no entrar en el
meollo de la cuestión. Para empezar tendríamos que ser conscientes de que la
izquierda siempre ha estado en crisis porque el materialismo dialéctico de Marx y Engels – raíz de pensamiento
filosófico de la izquierda, aunque algunos se pongan de espaldas- es un método
de análisis de la realidad esencialmente antidogmático, y sin dogmas infalibles
no existe la fe ciega y sí la discrepancia y la crítica. Dicho esto, conviene
recordar que desde el principio del
movimiento obrero y de los partidos socialistas, la mayor dificultad de la izquierda
ha consistido en concienciar a quienes vivían de sus manos, de su intelecto o
de ambas cosas a la vez, de que pertenecían a una misma clase social opuesta a
la de los dueños de los medios de producción y el capital.
En países como España, dado que la democracia nos ha sido ajena durante tantísimo tiempo, la afiliación a partidos y sindicatos de clase fue siempre menuda puesto que los medios de coerción y socialización siempre estuvieron, y están, en manos de la derecha. El poder mediático de la derecha ha sido tan abrumador que a un tiempo han conseguido que una mayoría considerable de la población –entre la que se encuentra la izquierda intelectual- sea refractaria a esa militancia, se declare apolítica –que es lo mismo que declararse apersona- y asuma como propio el ideario político de sus antagonistas. Partiendo de esa base, podemos asegurar que sí, que la izquierda está en crisis, antes por el miedo a la represión y esa desideologización característica de los países que han pasado mucho tiempo bajo un régimen dictatorial criminal que nunca ha sido castigado ni penal ni políticamente; hoy, porque esa rechazo a militar dejó la llave de los partidos en manos de minorías que no se sentían fiscalizadas ni condicionadas por una militancia masiva y concienciada inexistente. Por tanto, es claro que a la izquierda le urge abrirse en canal, buscar los instrumentos necesarios para conectar con quienes hoy sufren las consecuencias de un sistema cada vez más brutal, y regresar a sus orígenes éticos y programáticos: Oposición frontal y activa a la globalización de la pobreza, la explotación y la exclusión. Ya no importa tanto llegar al gobierno para luego decir que no se puede hacer lo que uno tenía previsto porque la mundialización impone rutas político-económicas de obligado seguimiento, sino hacer ver que hay otros caminos, que se tienen los medios para transitar por ellos y que el mensaje es creíble dado el comportamiento ético ejemplar de dirigentes y militantes. De otro modo, la batalla de la justicia, de la igualdad, la cultura y la libertad estará perdida por muchos años, ya que enfrente, en las filas de una derecha cada vez más ultra, sólo hay un bloque monolítico poderosísimo que no pierde el tiempo en debates, sino que lo emplea en defender sus intereses de clase, porque la derecha mundial sí es una clase social, y está en guerra.
En 2007 comenzó la crisis más destructora de las habidas desde la Guerra Civil Española y la Segunda Guerra Mundial. Es una crisis que tiene un solo origen: La desregulación del mercado financiero, del mercado de capitales, del laboral y, en general del Estado de Derecho, en definitiva, de todo lo que se había regulado durante décadas para hacer nuestras sociedades más habitables, más libres, más fraternales y más justas. La derecha, que domina la mayoría de gobiernos y corporaciones del mundo, en unas circunstancias que habrían sido muy propicias para apartarla del poder durante décadas por su implicación brutal en los hechos originadores de esta grandísima estafa global, sabedora de la desmovilización, la confusión y la abulia reinante en quienes tendrían que haber puesto coto a sus ambiciones demoledoras, lejos de esconderse hasta que capease el temporal, decidió pasar a la ofensiva, y al contemplar que en frente no había nada ni nadie y que si cabe tenía más poder después de la crisis que antes de ella, pisó el acelerador, dispuesta a no dejar en pie ninguno de los derechos que anidaban, como en una isla recóndita y en cierto modo edénica, en parte del continente europeo.
En países como España, dado que la democracia nos ha sido ajena durante tantísimo tiempo, la afiliación a partidos y sindicatos de clase fue siempre menuda puesto que los medios de coerción y socialización siempre estuvieron, y están, en manos de la derecha. El poder mediático de la derecha ha sido tan abrumador que a un tiempo han conseguido que una mayoría considerable de la población –entre la que se encuentra la izquierda intelectual- sea refractaria a esa militancia, se declare apolítica –que es lo mismo que declararse apersona- y asuma como propio el ideario político de sus antagonistas. Partiendo de esa base, podemos asegurar que sí, que la izquierda está en crisis, antes por el miedo a la represión y esa desideologización característica de los países que han pasado mucho tiempo bajo un régimen dictatorial criminal que nunca ha sido castigado ni penal ni políticamente; hoy, porque esa rechazo a militar dejó la llave de los partidos en manos de minorías que no se sentían fiscalizadas ni condicionadas por una militancia masiva y concienciada inexistente. Por tanto, es claro que a la izquierda le urge abrirse en canal, buscar los instrumentos necesarios para conectar con quienes hoy sufren las consecuencias de un sistema cada vez más brutal, y regresar a sus orígenes éticos y programáticos: Oposición frontal y activa a la globalización de la pobreza, la explotación y la exclusión. Ya no importa tanto llegar al gobierno para luego decir que no se puede hacer lo que uno tenía previsto porque la mundialización impone rutas político-económicas de obligado seguimiento, sino hacer ver que hay otros caminos, que se tienen los medios para transitar por ellos y que el mensaje es creíble dado el comportamiento ético ejemplar de dirigentes y militantes. De otro modo, la batalla de la justicia, de la igualdad, la cultura y la libertad estará perdida por muchos años, ya que enfrente, en las filas de una derecha cada vez más ultra, sólo hay un bloque monolítico poderosísimo que no pierde el tiempo en debates, sino que lo emplea en defender sus intereses de clase, porque la derecha mundial sí es una clase social, y está en guerra.
En 2007 comenzó la crisis más destructora de las habidas desde la Guerra Civil Española y la Segunda Guerra Mundial. Es una crisis que tiene un solo origen: La desregulación del mercado financiero, del mercado de capitales, del laboral y, en general del Estado de Derecho, en definitiva, de todo lo que se había regulado durante décadas para hacer nuestras sociedades más habitables, más libres, más fraternales y más justas. La derecha, que domina la mayoría de gobiernos y corporaciones del mundo, en unas circunstancias que habrían sido muy propicias para apartarla del poder durante décadas por su implicación brutal en los hechos originadores de esta grandísima estafa global, sabedora de la desmovilización, la confusión y la abulia reinante en quienes tendrían que haber puesto coto a sus ambiciones demoledoras, lejos de esconderse hasta que capease el temporal, decidió pasar a la ofensiva, y al contemplar que en frente no había nada ni nadie y que si cabe tenía más poder después de la crisis que antes de ella, pisó el acelerador, dispuesta a no dejar en pie ninguno de los derechos que anidaban, como en una isla recóndita y en cierto modo edénica, en parte del continente europeo.
Europa, los Ciudadanos Europeos, la lucha permanente en el epicentro de la crisis estructural, hoy luchan por mantener las Instituciones fundamentales de la Democracia Moderna.
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Ciñéndonos al caso español, un gobierno de genotipo y fenotipo franquista, pero que contó con
el apoyo mayoritario de quienes votaron hace dos años, ha logrado en pocos
meses que quienes más ganan y por tanto más tendrían que haber aportado para
salir del atolladero en el que nos encontramos en buena medida por su
irresponsabilidad, paguen un ocho por ciento menos que el año pasado pese a
haber incrementado sus beneficios, es lo que ocurre con las treinta y cinco empresas del IBEX; ha
conseguido que la Iglesia católica, que al fin y al cabo es una multinacional
privada con sede en Roma, no sólo
haya mantenido la aportación estatal, sino que la haya incrementado hasta los
ocho mil millones de euros, hecho este que no es baladí, porque del control
eclesiástico de las conciencias de infantes y jóvenes se consigue una sociedad
mediana y dócil muy adecuada a sus propósitos; que los platos rotos por banqueros, grandes capitalistas,
promotores, constructores y demás amigos de lo ajeno, los paguen sin rechistar trabajadores por cuenta ajena con
nómina, autónomos obligados a serlo por los dueños de los mercados,
pensionistas, dependientes y excluidos por las reglas durísimas impuestas por los dueños del dinero,
que además de no contribuir apenas al Erario y de beneficiarse de las
desregulaciones nacionales y globales, imponen a quienes no son ellos sus
criterios decimonónicos por la fuerza que da, no el hecho de tener la razón,
sino el de poseer el monopolio del uso la fuerza bruta.
Desde la llegada del Partido Popular al poder, el número de
españoles que no tienen trabajo, que pasan hambre o que sobreviven en la
exclusión, se ha multiplicado y nada indica que esa situación vaya a cambiar,
antes al contrario, dada la revolución tecnológica en la que nos vemos sumidos,
las leyes de deseducación recientemente aprobadas y el malísimo talante de unos
gobernantes que sólo legislan para beneficiar a quienes ya lo tienen todo pero
quieren más, todo hace suponer que en los próximos años la pobreza, la desigualdad, la marginación y la desesperación irán
en aumento en un país que tiene recursos suficientes para que todos sus
ciudadanos trabajen y vivan en condiciones dignas.
Sin embargo, como ese no es
el objetivo de quienes nos gobiernan, como su único recetario político parte del franquismo, como el único
libro de economía que manejan es del de Milton
Friedman, están tratando de imponernos –con la inestimable colaboración de Artur Mas y CIU, el modelo que los
norteamericanos impusieron en Chile tras el golpe de Estado de Pinochet y el
derrocamiento sangriento del régimen democrático de Allende. Han legislado
mucho, muchísimo, pero todas las leyes han ido dirigidas a recortar derechos y
a favorecer el pillaje de quienes no necesitan derechos constitucionales porque
van sobrados con los que da el linaje, el chanchullo y el dinero. En ese
sentido, y ante el empobrecimiento progresivo de los habitantes de España, el Partido Popular sigue con su plan de
desmantelar todas aquellas parcelas del Estado susceptibles de proporcionar
riquezas a amigos de aquí y de allí, y para el que no esté conforme ya tiene en
el microondas una ley de seguridad ciudadana que no es más que una copia de la
de orden público de Franco y una policía magníficamente pertrechada y dispuesta
a apalear a quien se ponga por en medio. Ante esta extrema situación, la
izquierda tiene la posibilidad y la obligación de salir, de abandonar la
crisálida en la que se ha acostumbrado a vivir, dejando a un lado
personalismos, púlpitos, escaños y lo que sea menester para volver a sus
raíces, que son aquellas dónde vive el dolor, el sufrimiento y la explotación.
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