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El problema es que los 13 partidos progresistas en el poder (de los
28 países de la Unión Europea)
están siguiendo más o menos la misma estrategia de la derecha y, por supuesto,
la gente prefiere votar por el original que por la imitación, como indican las
encuestas. Los partidos del
centro-izquierda están sumergidos en una grave crisis, haciendo lo que se
suponía como exclusivo resorte de la
derecha, como cortar beneficios, reducir el sistema de seguridad social,
desmantelar los hospitales y la educación asequible y aplicar medidas de
austeridad. La falta de crecimiento
económico elimina la redistribución y la globalización neoliberal sigue
ejerciendo una presión a la baja sobre
los salarios y las condiciones de
trabajo, mientras que el envejecimiento
demográfico de estas sociedades y una cada vez más reducida mano de obra
joven hacen con
que las prestaciones sociales y las pensiones sean más difíciles de sostener.
En
medio de todo esto, las estadísticas sobre la creciente desigualdad social son
asombrosas.
De acuerdo con la London School of Economics, hemos regresado a los tiempos de
la reina Victoria en un espacio de 20 años, acabando así casi dos siglos de
progreso social. El populismo preparó el
terreno para Hitler y la injusticia
social, el terreno para Lenin. La historia no se repite, pero será
interesante ver cómo una nueva solución surge de los mismos problemas... ojalá sin la
sangre y lágrimas derramadas por la humanidad desde la época de la reina
Victoria.
/////
Occidente a la deriva. Entre la ingobernabilidad y la modorra.
***
EL FANTASMA DEL
OCCIDENTE, BAJO LA GLOBALIZACIÓN.
*****
Roberto Sabio.
ALAI. América latina en
Movimiento.
Jueves 31 de octubre del
2013.
Roma, Octubre 2013 -- Mucho se ha escrito
sobre la arriesgada gestión de la deuda que colocó a Estados Unidos al borde de la bancarrota, pero la principal
conclusión que se puede sacar de este episodio es la capacidad de un grupo de
lunáticos para bloquear la democracia.
Los parlamentarios del movimiento Tea Party, que obligó al Partido
Republicano a una guerra sin cuartel, no están preocupados con su reelección.
La nueva configuración de los distritos electorales favorece en gran medida a
los actuales diputados, asegurando la reelección a los senadores republicanos
en los siete Estados bajo completo control de su partido.
En las elecciones de 2012, en esos
siete Estados los candidatos a diputados del Partido Republicano recibieron
16,7 millones de votos, mientras los del Partido Demócrata recibieron 16,4
millones de votos. Pese a la ínfima diferencia, la redistribución de distritos
se tradujo en victorias republicanas en 73 de los 107 escaños bajo disputa.
En estos Estados, los republicanos
recibieron 50,4% de los votos, pero ganaron en más de 68 % de los distritos. La
derecha radical goza de una maquinaria electoral muy superior, financiada por
los dos hermanos multimillonarios Koch, que tienen la intención de acabar con los
republicanos moderados. Ellos no se preocupan con la viabilidad política.
Quieren deshacerse del presidente Barak Obama y del Estado. Pretenden devolver
a los estadounidenses un mundo en el que el sueño americano vuelva a ser
posible.
El sueño americano se ha esfumado y
el tejido político de EE.UU. anda por los suelos. En cada elección, el número
de votantes blancos disminuye en 2%, por lo que es probable que el próximo
presidente sea Demócrata y que, debido al sistema electoral de distritos, el
Congreso se mantenga Republicano. Los “padres fundadores” de Estados Unidos
establecieron un sistema de equilibrios entre los poderes legislativos,
ejecutivo y judicial del Estado, pero no pudieron anticipar el nacimiento del
movimiento del Tea Party, ni que el Congreso perdería su función equilibradora
ante el ejecutivo.
Tampoco podían prever que el poder
judicial (Tribunal Supremo) acabaría profundamente politizado, dando paso a la
financiación sin límites por parte de corporaciones y multimillonarios y
alterando los fundamentos de la democracia. Para permitir que los diferentes
puedan acceder a la Unión, los “padres fundadores” introdujeron una serie de
mecanismos que resultan algo inusuales hoy en día. Por ejemplo, cada estado
tiene dos senadores independientemente del número de habitantes (por lo tanto
los 740.000 habitantes de Alaska eligen los mismos senadores que los 38
millones de California: dos).
Por lo tanto, los estados menos
poblados, por lo general conservadores, gozan de una ventaja frente a los
estados más poblados. Si muere un senador, el sustituto es nombrado por el
gobernador del estado, de modo que si un demócrata muere y el gobernador es
republicano, éste nombrará a un senador republicano. El Presidente es elegido
no por plebiscito popular, sino de acuerdo a los votos electorales de cada
Estado, lo que significa que un candidato podría obtener la mayoría del voto
popular, pero perdería ante la eventualidad de que su oponente reciba 270 votos
electorales por parte de los Estados.
Está claro que el Partido
Republicano se ha llevado una buena paliza y puede que el movimiento Tea Party
no sea más que una moda pasajera. Pero cuando se observa un hecho muy simple y
más que comprobado, se reduce esta esperanza. Este simple hecho es que, al
contrario del mito que propaga la izquierda, las crisis tienden a reforzar a la
derecha. Hitler alcanzó el poder gracias a la carga financiera provocada por el
acuerdo de Versalles después de la Primera Guerra Mundial. Lenin llegó al poder
debido a su capacidad de movilización de las masas, no porque hubiese empeorado
la situación económica en Rusia.
El movimiento Tea Party representa,
por lo tanto, una señal de la crisis en los Estados Unidos, que empieza a darse
cuenta de que ya no tiene un destino excepcional, mientras se le escapa su
posición de única potencia mundial. La desigualdad social está creciendo
rápidamente (cada día aparecen nuevos 3.000 pobres), el desempleo se ha
convertido en crónico, y hay una amplia narrativa de una "nueva
economía", en la cual el trabajo sería mínimo y serían las finanzas que
proporcionarían la recuperación económica.
El sueño de que trabajando duro se
puede llegar a ser millonario se ha evaporado. La inseguridad y el miedo juegan
un papel importante en la afirmación del Tea Party como movimiento
anti-sistema, anti-globalización, anti-estatal y anti-inmigrante. Pero este
fenómeno no se restringe a EE.UU., se observa en todo el Occidente, donde el
populismo no deja de ganar terreno.
En Europa también había un sueño:
trabajo decente, una vida estable, acceso a educación y salud y estabilidad
política. Europa no tenía armas y Dios como en el sueño americano: era más
comunitaria y menos individualista, pero siempre se trataba de un sueño. Ese
sueño está desapareciendo a medida que avanza el círculo vicioso de la
austeridad y del desmantelamiento del estado de bienestar en todas partes, con
la excepción parcial de Alemania. Los jóvenes son las víctimas más visibles de
esta "nueva economía" y la sensación de inseguridad y miedo alienta a
los homólogos europeos del Tea Party.
En Noruega, que experimentó la
pesadilla de las bombas y de la matanza perpetrada por el terrorista de derecha
Anders Behring Breivik en julio de 2011, matanza que dejó 77 muertos, el
Partido del Progreso (del que Breivik fue miembro) está ahora firmemente en el
gobierno del país. En Polonia, el Partido euroescéptico de la Ley y la Justicia
empieza a resurgir, al igual que el euroescéptico Partido Cívico Democrático de
la República Checa. Las encuestas muestran lo mismo para el Partido de la
Libertad de Geert Wilders en los Países Bajos y el viento también sopla a favor
del Partido de la Libertad de Austria, del Movimiento por una Hungría Mejor, de
los Verdaderos Finlandeses, del Demokraten sueco y del Vlaams Belang belga. En
Italia, en la actualidad hay dos movimientos o partidos euroescépticos - la
Liga Norte y el Movimiento 5 estrellas. En Alemania, la Alternativa para
Alemania, que pide abandonar las instituciones europeas, no consiguió elegir un
diputado al Bundestag a falta de un 0,1% de los votos. Dígase de paso que
muchos de estos partidos eran insignificantes, o en algunos casos incluso
inexistentes antes de la crisis del 2008.
Toda crisis crea sus chivos expiatorios:
hoy en día son los inmigrantes y, en particular, los Gitanos. Todos los
economistas están de acuerdo en que Europa necesita por lo menos a otros 20
millones de personas para seguir siendo competitiva a nivel internacional.
Todos los estudios de las Naciones Unidas y de la Unión Europea convergen en el
hecho de que los inmigrantes ocupan puestos de trabajo no deseados por los
locales, que estimulan la demanda, que mejoran el desempeño económico y que
sólo teniendo una población mayor de la prevista por una tasa de natalidad
negativa será posible garantizar la viabilidad del sistema de pensiones a una
población envejecida.
Otros estudios indican que los
inmigrantes desean pagar impuestos y cotizaciones sociales lo antes posible,
una vez que esto los integra en el sistema por el cual abandonaron su país de
origen. En la actualidad hay 45 millones de inmigrantes en Europa (en una
población de 450 millones), 13% de los cuales estudiantes, mientras que los
inmigrantes desempleados representan menos de 1% del total de desocupados en
Europa. Los emigrantes son responsables por tan sólo 1% de las subvenciones públicas y únicamente por 0,2% de los costos del
sistema de salud.
El fracaso absoluto de las políticas de salvataje y austeridad impuesta por la Troika europea - BCE- CCE y FMI - hasta ahora representan políticas favorables a los banqueros, mercantilistas, prestamistas, corporaciones y la terribles consecuencias la vienen pagando los trabajadores, juventud, jubilados, los ciudadanos en general.
***
Sin embargo ningún gobierno se
esfuerza por educar a sus ciudadanos sobre esta realidad. Por el contrario, hay
una tendencia generalizada a restringir la inmigración.
El ministro del Interior francés,
Manuel Valls, hijo de inmigrantes catalanes, es actualmente el político más
popular del gobierno socialista galo debido a su postura ante los gitanos: el
secuestro por parte la policía francesa de una niña gitana de 15 años que
viajaba en un autobús escolar a principios de este mes y que fue luego
deportada junto a toda su familia, recibió 67 % de apoyo popular. Hay 20.000
nuevos gitanos en Francia, un país con una población total de 66 millones de
habitantes (los Estados Unidos tienen un millón de gitanos y Brasil 800.000).
De los 12 millones de gitanos que viven en Europa, dos millones están en
Rumania y 800.000 en Bulgaria. Desde la Edad Media, los gitanos han sido
perseguidos (los nazis mataron a por lo menos 500.000 por considerarlos una
"raza inferior"), y hay un debate sobre si su falta de integración
tiene raíces culturales, posición defendida por sus detractores, o económicas,
como por ejemplo debido a la falta de puestos de trabajo y a la escasa
escolarización.
El simple hecho es que, como
demuestra una reciente encuesta del Financial Times, los europeos han perdido
su sentido de solidaridad. El 71% de los entrevistados pide que su gobierno
elimine los beneficios sociales otorgados a ciudadanos de otros países de la
Unión Europea que viven en su país. Si hubieran sido interrogados acerca de los
ciudadanos de fuera de la Unión Europea, ¿quién sabe cuál hubiese sido el
porcentaje? Además, 52% pide que se retiren poderes a la Unión Europea. Cuando
se les pregunta si van a votar por un partido anti-europeo, 19% responde que
sí. Esto significa que, debido a una probable baja en la participación
electoral, las elecciones europeas del próximo año crearán un Parlamento
Europeo disfuncional - y esto proporcionará una plataforma común a todos los
partidos populistas.
¿Serán los partidos tradicionales
capaces de detener este fenómeno? No, no más que los republicanos en Estados
Unidos han sido capaces de ignorar el movimiento Tea Party. Más bien la
tendencia es a erosionar la plataforma de estos partidos. Manuel Valls en
Francia es el mejor ejemplo de esta estrategia.
El problema es que los 13 partidos
progresistas en el poder (de los 28 países de la Unión Europea) están siguiendo
más o menos la misma estrategia de la derecha y, por supuesto, la gente
prefiere votar por el original que por la imitación, como indican las
encuestas. Los partidos del centro-izquierda están sumergidos en una grave
crisis, haciendo lo que se suponía como exclusivo resorte de la derecha, como
cortar beneficios, reducir el sistema de seguridad social, desmantelar los
hospitales y la educación asequible y aplicar medidas de austeridad.
La falta de crecimiento económico
elimina la redistribución y la globalización neoliberal sigue ejerciendo una
presión a la baja sobre los salarios y las condiciones de trabajo, mientras que
el envejecimiento demográfico de estas sociedades y una cada vez más reducida
mano de obra joven hacen con que las prestaciones sociales y las pensiones sean
más difíciles de sostener.
En medio de todo esto, las
estadísticas sobre la creciente desigualdad social son asombrosas. De acuerdo
con la London School of Economics, hemos regresado a los tiempos de la reina
Victoria en un espacio de 20 años, acabando así casi dos siglos de progreso
social.
El populismo preparó el terreno para
Hitler y la injusticia social, el terreno para Lenin. La historia no se repite,
pero será interesante ver cómo una nueva solución surge de los mismos problemas... ojalá sin la
sangre y lágrimas derramadas por la humanidad desde la época de la reina
Victoria.
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Roberto Savio, fundador
y presidente emérito de la agencia de noticias IPS (Inter Press Service) y
Publisher de Other News.
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