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Este es el
mejor ejemplo como la Socialdemocracia en Europa, “Los desafíos de la gran
coalición Alemana”. Llevar
adelante un programa entre Socialdemócratas y conservadores. Definitivamente, la Socialdemocracia,
“perdió de rumbo, la orientación
política”,
le agrada el poder, no interesa con quien se une o con quien gobierna, y a
quien sirve políticamente. Ahora en
Alemania, consolida el gobierno más ultra- conservador, reaccionario y enemigo
de los trabajadores, de la juventud, de los ciudadanos europeos. Un gobierno como el de la Canciller Merkel,
conocida por estar imponiendo una política violenta, salvaje, fascista en la euro-zona, desde los “acuerdos políticos de las Cumbres de
Bruselas” – “ayer para nosotros en América Latina”, las políticas del Consenso de Washington, el neoliberalismo “al
mejor estilo” impositivo, dominante, salvaje, bárbaro, vertical, violento, etc.
- a partir de su instrumento político más efectivo, la troika – el Banco Central Europeo,
la Comisión Económica Europea y el Fondo Monetario Internacional.- Hace décadas
la Socialdemocracia siempre
pretendía representar a los trabajadores, a los ciudadanos europeos, base y
columna vertebral del Modo Social Europeo, del Estado de Bienestar, de la
Democracia Moderna, producto social y político de los 30 años de oro del capitalismo – del modo keynesiano, aplicado
en Europa, post-Segunda Guerra Mundial –.
"Una Alianza Política no recomendable para ningún país en crisis y menos para un gobierno que se reclama ser demócrata". La canciller alemana Merkel y la Directora General del Fondo Monetario Internacional: Sra Christine Lagarde, responsables de las políticas de austeridad que hoy destruyen los derechos sociales de los ciudadanos, así como las Instituciones Democráticas del Estado de Bienestar.
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Pero observemos
ahora, miremos en profundidad, como terminan, sirviendo a la derecha política
más conservadora y rendida a sus pies como ya
lo hizo, quien otrora, se presentó como el opositor a este conjunto de políticas de austeridad, el actual Presidente
de Francia Francois Hollande, por el Partido
Socialista. Como siempre hemos manifestado, no sólo entre nosotros sino a nivel
mundial, cuando se pierde la orientación política, cuando se engaña en la
campaña política o simplemente cuando se transforman en nuevos “dictadores y dueños de los partidos” y
se creen los nuevos “señores feudales de
la política” – como muchos Presidentes, “Líderes” y Caudillos, en América Latina
– cambian rápidamente la mentira política en Política de Estado, por el
miedo y terror que la derecha financiera
y los grupos de poder facticos internos, imponen a los nuevos gobiernos – generalmente producto
o de coyunturas aluvionales, ante el fracaso político de gobiernos de derecha,
o resultados electorales de rechazo, cuestionamiento a la “clase política”
corrupta y envenenada de traición - a través de los nuevos canales políticos, los Medios de Comunicación, hoy toda “una Escuela de
política partidaria”, sectarios, dogmáticos, impositivos, verticales,
violentos y forjadores de una “nueva
democracia”, la “Democracia
telenovelada”, sinónimo de la “bancocracia”
– o la democracia de los bancos”, democracia ciega y sorda, elitizada y
secuestrada por el poder de los grupos internos, económico-financieros, dominantes, parte
integrantes de la Nueva Burguesía Transnacional. NBTn.
Gobernantes de Alemania, Francia y España. La Sra Canciller de Alemania, rápidamente "doblegó políticamente al socialista francés" y al político español de extrema derecha simplemente lo mantiene a su absoluto servicio político ( El "pobre" perdió la voz y las iniciativas políticas con las cuales fue elegido, y hoy tiene la más fuerte y organizada oposición social y política").
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Para fundamentar nuestra
Opinión Política, ahora mejor leemos el texto,
político que hoy viene realizando, “trabajando políticamente” el Partido de la Socialdemocracia Alemana,(PSD)
con el Partido Unión Cristianodemócrata (CDU) de la Canciller Merkel,
el gobierno de las políticas más ultraconservadoras y salvajes – no para la
ciudadanía alemana – sino para los ciudadanos de la zona-euro en crisis – hoy poli-crisis – estructural,
multidimensional, como España, Grecia, Portugal, Irlanda, Italia, Francia,
Reino Unido, etc.
“El
gobierno de coalición ya presentó el primer escollo a Angela Merkel. Ayer, diputados oficialistas y opositores se
enfrentaron en el Parlamento alemán. El motivo: la creación de un nuevo órgano
que debe asumir funciones clave en el Bundestag mientras dure el período de casi
tres meses requerido por la Canciller alemana para terminar de sellar su nuevo
gobierno. La Unión Cristianodemócrata
(CDU), de Merkel, y su nuevo socio de coalición, el Partido Socialdemócrata (SPD), acordaron instaurar por primera vez
en la historia una “supercomisión” integrada por 47 de los 631 diputados que
reemplazará al resto de las comisiones parlamentarias hasta que asuma el nuevo
gobierno”.
“Por
su parte, los dos partidos de la oposición, los ecologistas Los Verdes y los poscomunistas
La Izquierda, consideraron inconstitucional el nuevo órgano e intentaron
sin éxito impedir que se formara, un anticipo del escaso poder que tendrán en
esta legislatura (ambas fuerzas suman 127
diputados) frente al poderoso bloque oficialista, de 504 diputados. Merkel,
que anunció anteayer su nueva “gran coalición” con el SPD, debe esperar que los
afiliados socialdemócratas aprueben el acuerdo. Si lo hacen, la canciller
podría asumir su tercer mandato poco antes de Navidad, tres meses después de las elecciones generales que ganó el 22 de
septiembre”. Página /12. Viernes 29 de noviembre del
2013.
La Sociología de las Multitudes, hoy en la coyuntura europea de profundización y extensión de la crisis estructural, ante el fracaso absoluto de las políticas de austeridad impuestas por la Troika europea. El camino para construir una solución a largo plazo está en lo que hoy reclaman, exigen y luchan los millones de europeos: juventud, desempleados, sindicalistas, jubilados, migrantes y ciudadanos en general: Trabajo, Empleo de calidad y salarios dignos.
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FRANCIA: “LA
SOCIOLOGÍA DEL CAMBIO”.
“La izquierda
es un gigante herido”.
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Reportaje al
Politólogo francés Gael Brustier, autor de Se Busca Pueblo Desesperadamente.
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Brustier analiza el presente
de las izquierdas europeas sin hacer concesiones y diferenciándolas de América
latina. “La socialdemocracia pretende
cambiar Europa al mismo tiempo que adhiere al marco consensual europeo.”
Eduardo Febbro
Desde París. Página /12 viernes 29 de noviembre del 2013.
La
izquierda europea se diluye. La socialdemocracia del Viejo Continente zigzaguea
entre sus propuestas ideales y una acción política híper realista que no se
separa de los cánones liberales cuando tiene que gobernar. Consensual, tibia,
moralista, apegada a sus conquistas del siglo pasado, pero incapaz de ofrecer
una visión alternativa que movilice a la sociedad, la socialdemocracia está en
crisis. Las izquierdas de Europa son
una sombra de lo que pudieron representar en décadas pasadas. Algunos analistas
hasta le atribuyen una suerte de “prolofobia”.
En los últimos veinte años, la
socialdemocracia europea fue perdiendo sus tradicionales bastiones obreros
y populares, al tiempo que ganaba el corazón de los nuevos burgueses urbanos.
Esa transformación de la sociología
de su electorado también transformó a la izquierda y la relación de fuerzas
dentro del juego electoral: los obreros
y las clases populares votan a la derecha, los “nuevos modernos” a la socialdemocracia.
El
resultado es una indiferenciación cada vez más creciente entre ambos sectores. La socialdemocracia puede ser tan
globalizadora, pro ajuste y liberal como la derecha. La ortodoxia
financiera no le es indiferente; sí, en cambio, las clases populares que, año
tras año, abandonan sus filas. “¡Pero el
pueblo existe!”, dice el sociólogo y politólogo francés Gaël Brustier en su libro Se busca pueblo desesperadamente. Este
analista político ha escrito varios libros sobre las transformaciones políticas
actuales, especialmente sobre el devenir incierto de la izquierda y la
derechización de las sociedades europeas. En uno de sus últimos libros, La
guerre culturelle aura bien lieu (La
guerra cultural tendrá lugar), Brustier define el combate que la izquierda
debe llevar a cabo para cambiar ese imaginario colectivo a donde hoy, en
Europa, se instaló cómodamente la derecha. Su análisis sobre el presente de las
izquierdas europeas no tiene concesiones. Las reflexiones de Brustier se inspiran mucho en las del
filósofo italiano Antonio Gramsci.
Este pensador imperdible de la izquierda fue uno de los fundadores del Partido Comunista Italiano. Gramsci fue
encarcelado por el dictador fascista Benito Mussolini y murió en 1937, cuando salió de la cárcel. En
esta entrevista con Página/12, Gaël
Brustier analiza la crisis de la socialdemocracia europea, su penosa falta
de iniciativas y su indefinición.
–La
división histórica entre la izquierda y la derecha heredada de la Revolución
Francesa parece estar llegando en Europa al fin de un ciclo.
–En
efecto. Esa división se está reconfigurando, se está reformando mediante otras
diferencias. El contenido de la izquierda de 2013 no es el mismo que el de la
izquierda de 1981 ni el de 1936. La derecha también ha evolucionado. Las
diferencias entre izquierda y derecha están entonces en plena evolución,
determinadas a su vez por las evoluciones económicas, la desindustrialización y
la ruptura del esquema de clases sociales que golpea a una gran parte de la
población. El Partido Socialista francés es hoy un partido de gente que vive en
las grandes metrópolis, inclinadas hacia la globalización. La derecha, junto a
la extrema derecha, logró conquistar los medios obreros, que fueron durante
mucho tiempo electorados cautivos de los partidos de izquierda. En los años ’80
se produjeron dos fenómenos: la ruptura del lazo entre el voto de clase, el
voto obrero, a favor de la izquierda; y, paralelamente, la adhesión de cierta
tecno estructura de la izquierda a las recetas liberales, a la liberalización
de los mercados internacionales. Este sector de la izquierda; está convencido
de que es preciso desreglamentar y conducir a Francia hacia el combate de la
globalización liberal. Estos dos fenómenos conjugados definen la situación
actual.
–Si
tuviésemos que tornar visible la línea que hoy separa a la izquierda de la
derecha, ¿por dónde pasa?
–Es
muy complicado. Pero podemos decir que la línea de fractura pasa por la
sociología de los dos campos. Cierta burguesía de negocios permaneció a la
derecha, mientras que muchos obreros y empleados se pasaron de la izquierda a
la derecha. A su vez, muchos jóvenes con diplomas, la gente que trabaja en el
mundo de las ideas, la prensa, la comunicación, que está conectada con la
mundialización, toda esta gente conforma la sociología de la izquierda. La
fractura entre la izquierda y la derecha ya no pasa tanto por las cuestiones
económicas. Hoy, fundamentalmente, en torno de las cuestiones económicas las
políticas que la socialdemocracia aplica en Europa no son tan diferentes de las
políticas aplicadas por el bloque conservador. En el Parlamento Europeo, por
ejemplo, los bloques de la derecha, el PPE, y de la socialdemocracia, PSE,
están ligados por el consenso europeo.
–¿Acaso
Europa mató a la izquierda?
–El
problema de la izquierda europea radica en que siempre se remitió al ideal para
justificar la Europa real. Cuando se construyó el mercado único la izquierda
dijo: “La próxima vez vamos a construir la Europa social”. Pero esa Europa
social nunca se hizo realidad. La izquierda dijo también que las instituciones
europeas eran bastante oligárquicas y prometió que, mañana, se construiría una Europa democrática. Pero tampoco se
hizo realidad. En suma, la vocación de una Europa ideal siempre sirvió para
justificar la existencia de la Europa real. Hoy llegamos al final de esa
contradicción. La socialdemocracia
pretende cambiar Europa al mismo tiempo que adhiere al marco consensual
europeo. Observemos lo que ocurrió con el presidente francés, François Hollande. Antes de ser electo,
Hollande prometió que iba a renegociar el famoso pacto fiscal europeo firmado
por el ex presidente Nicolas Sarkozy y la Canciller alemana Angela Merkel, el pacto conocido como Merkozy. Pero no lo hizo y eso no
permitió que se reorientara la política económica europea. En resumen, las
izquierdas de Europa perdieron la batalla ideológica. Europa funcionó durante
mucho tiempo como un mito de sustitución.
–Esta
situación deja un esquema muy claro: se usan los ideales para ganar una
elección, pero se gobierna exclusivamente con las realidades financieras. Esto
forma parte del consenso europeo.
–El
problema radica en saber quién es capaz de romper ese consenso. El Partido
Socialista francés es, por ejemplo, el más potente de Europa: tiene la
presidencia, las regiones más importantes, las dos Cámaras del Parlamento. Pero
esto no ocurre con los demás partidos socialdemócratas de Europa. Por eso no
pueden ni aceptar ni aplicar un proyecto socialdemócrata alternativo. La
izquierda europea podría empezar a proponer un plan radicalmente distinto al de
la derecha. Pero no lo hace.
–La
izquierda europea es incapaz de operar una verdadera mutación y también de
proponer una alternativa.
–La
izquierda no ha muerto, la izquierda es un gigante herido. Hasta los
sindicatos, que siempre fueron el sostén de la izquierda, están debilitados.
Después de un siglo de socialismo, la izquierda se ha vuelto incapaz de
imprimir en la sociedad una verdadera visión movilizadora, un proyecto
claramente identificable. La socialdemocracia, está en crisis. La izquierda
radical también está en crisis, porque no llega ni a sustituir la
socialdemocracia ni a desempeñar un papel de contrapeso eficaz frente a los
desvíos de los socialdemócratas. Por paradójico que resulte, hoy es mucho más
simple ser de derecha que de izquierda. La derecha navega sobre las olas del
pánico moral, sobre el miedo al ocaso. Es muy simple. Pero es obvio también
que, a la izquierda, no se realizó un trabajo crítico sobre la ideología
dominante. No hay que engañarse más: la izquierda forma parte de la ideología
dominante. La izquierda no consigue transmitir un imaginario alternativo. Esa
es su gran dificultad. Si observamos lo que ocurre en Francia, las protestas
más fuertes no vienen de la izquierda, sino de la derecha.
–Esta
crisis y estas nuevas fronteras que usted describe son propias de la izquierda
europea, no se dan tanto en las izquierdas latinoamericanas.
–Desde luego. Las izquierdas latinoamericanas son muy diferentes a las
izquierdas europeas. En primer lugar, las izquierdas de América latina
asumieron y plasmaron un proyecto geopolítico. Hace quince años nadie hubiera
pensado que América latina alcanzaría la autonomía de hoy. Es una conquista
mayor. Estados Unidos ya no puede dar órdenes con tanta facilidad como antes ni
tampoco considerar que América latina es su coto privado. Kirchner en
Argentina, Chávez en Venezuela, Correa en Ecuador, Morales en Bolivia o Lula en
Brasil ganaron espacios enormes, imprimieron la afirmación de una autonomía
enorme con respecto a Estados Unidos. Estos presidentes tuvieron una visión
geopolítica y un programa de acción social. La situación con las izquierdas
europeas no es comparable. Las izquierdas latinoamericanas impusieron sus
agendas, conquistaron electores, desarrollaron su visión del mundo. Ese esquema
funciona porque esa izquierda es capaz de movilizar a la sociedad. Comparadas con las
de Europa, las izquierdas latinoamericanas son mucho más dinámicas.
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