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El Foro Social Mundial. El Foro de Porto Alegre
como es conocido con su alternativa social histórica: Otro, mundo es posible.
Desde el inicio al negarse a asumir una posición
política de clase – porque de ello se trataba, dado el carácter de la lucha
y orientación política que asumían en forma progresiva los movimientos sociales
anti-globalización en todo el mundo, partida
“de nacimiento” que se asentó históricamente en Seattle noviembre de 1999 en contra de la Cumbre Mundial de la OMC
y todos los demás movimientos sociales globales contra el FMI, el BM, el Foro Económico
Mundial; las Cumbres Europeas
en Bruselas y en los últimos años contra la Troika. Sin embargo, la “dirigencia” – que no debería tener
vigencia permanente, sino que debió ser
alternativa en relación directa con los acontecimientos socio-políticos más
importantes y el papel central de sus actores sociales y políticos, sin embargo, insistió
en querer construir, unos una “Quinta
Internacional” – que no estaba en los planes de la mayoría – otros, una “Internacional
Social”, en los planes de la mayoría, pero sin decisión política –
de carácter eminentemente reformista,
conciliadora, denunciante hasta cierto punto encasillada en los “muros del propio capitalismo”. Sumado
a todo ello que algunas ONGs - las más poderosas unas por su financiamiento, otras por el papel central social principal que representaban en la coyuntura - y algunos representantes
de la “Sociedad Civil” – también
dirigentes permanentes y no sería extraño hasta rentados, que no es legitimo,
democrático y representativo, encontrar dirigentes "eternos"por el propio carácter dinámico y en pleno proceso de construcción de la sociedad civil. Este
comportamiento político lógicamente que debilita en forma progresiva
cualquier institución porque va cercenando su
aspecto más importante: ser dinámico, cambiante, innovador, producto de la
fuerza, energía, fortaleza social y política de los propios movimientos sociales emergentes contra el orden establecido; tenemos convicción e identidad, todos los que a lo largo de la década
asumimos su defensa en el escenario de la lucha de clases, luchamos movilizando, superando los viejos
esquemas de acción social, sus actores
sociales principales – obreros,
desempleados, subempleados, migrantes, pobres de la ciudad y el campo, campesinos - la vía campesina - juventud
sin derecho al futuro, mujeres por la democracia, empleados, religiosos, profesionales políticos anti-imperialistas y en
general los ciudadanos que luchamos contra las políticas del Consenso de Washington y
el conjunto de teorías nefastas,
aventureras y anti-políticas que fueron etiquetados vertical y
violentamente en los movimientos
políticos, sociales. En ese escenario nació,
el Foro Social
Mundial de Porto Alegre, como nueva alternativa de lucha, nuevas formas de hacer política,
esperanza en una nueva Democracia: Otro mundo, si era posible. ¡¡¡.
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POR QUÉ EL FORO
SOCIAL MUNDIAL SE HA AGOTADO.
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Emir Sader.
ALAI. América Latina en
Movimiento.
ALAI. Sábado 16 de
noviembre del 2013.
El Foro Social Mundial fue
la primera gran reacción internacional a la ola neoliberal que pasó a devastar
el mundo en las últimas décadas del siglo pasado. Era una ola tan devastadora,
que el lema del FSM era minimalista – otro mundo es posible. Se estaba buscando
afirmar la disconformidad con las tesis del fin de la historia y el Consenso de
Washington.
Esas tesis, nacidas en la
derecha –con Reagan y Thatcher– se habían difundido hacia otras corrientes
–social democracia, nacionalismos-, revelando su capacidad hegemónica. El FSM
nació en la contramano de esa ola, teniendo un éxito inmediato, al demostrar el
potencial que la resistencia a esa ola suscitaba.
Su auge fueron las
movilizaciones en contra de la guerra de Iraq, las más grandes manifestaciones
conocidas hasta ahora, donde el FSM tuvo un rol importante en su convocatoria.
A partir de ese momento se inició un declive del FSM.
El mismo hecho de no haber
realizado un balance de las manifestaciones ni discutido la forma de dar
continuidad a la lucha por la solución pacífica y no violento de los conflictos
mundiales, ya revelaba una debilidad fundamental del FSM. La hegemonía de las
ONGS y de algunos teóricos vinculados a las concepciones de esas entidades fue
responsable por la decadencia del FSM. El FSM había nacido en el marco de una
ambigua reacción ideológica y política al final de la guerra fría y la posición
frente al Estado fue determinante para esa ambigüedad. Hay que recordar que el
lema central de Reagan era el de que el Estado no era la solución, sino el
problema. Se descargaban sobre el Estado las baterías fundamentales de la nueva
derecha, a lo que se sumaban las ONGs y sus teóricos.
El lema reaganiano hacía
parte de la nueva hegemonía liberal en el mundo, con su vertiente del Estado
mínimo – con la correspondiente centralidad del mercado – y la política de
promoción de la “sociedad civil”, con contornos imprecisos y fuertemente
permeables a interpretaciones ambiguas. ONGs y las visiones teóricas vinculadas
a ellas dentro del propio FSM centraban su fuego en contra del Estado. En ese
campo ambiguo se confundían ONGS, intelectuales euro-céntricos y el propio
campo neoliberal.
No por acaso las ONGs
consideraban como una cuestión de principio la no participación de los partidos
políticos en el FSM. Postura que llegó al absurdo de que presidentes
latinoamericanos como Hugo Chávez, Lula, Rafael Correa, Evo Morales, tuvieron
que presentarse en un acto paralelo, externo a la programación oficial del FMS
de Belém, en 2009. El FSM perdía el hilo de la lucha real en contra el
neoliberalismo, que se hacía desde gobiernos, con Estados y partidos políticos
como partes indispensables en esa lucha
El FSM y los intelectuales
vinculados las visiones de las ONGs, hegemónicos en la organización de los
eventos, se separaban de la construcción del otro mundo posible, llevada a cabo
por los gobiernos progresistas latinoamericanos. Gobiernos que rompían con la
centralidad de los ajustes fiscales del neoliberalismo, imponiendo la prioridad
de las políticas sociales. Gobiernos que priorizan los procesos de integración
regional y los intercambios Sur-Sur, en lugar de los Tratados de Libre Comercio
con Estados Unidos.
Gobiernos que, además,
rescatan el rol del Estado, como inductor del crecimiento económico y como
garante de los derechos sociales de todos. Las mismas propuestas del FSM, como
la recuperación de los derechos sociales expropiados por el neoliberalismo y la
regulación de la circulación del capital financiero, solo podrían ser
realizadas a través del Estado. Al rechazar el Estado en favor de la “sociedad
civil”, las ONGs e intelectuales vinculados a ellas –en general europeos o
latinoamericanos con visiones euro-céntricas– han quedado reducidos a la
impotencia política y al aislamiento de los movimientos populares.
Mientras América Latina,
que había sido víctima privilegiada del neoliberalismo, elegía y consolidaba
gobiernos anti-neoliberales, el FSM, al perder sintonía con la historia real,
se fue vaciando. Las ONGs caracterizan a los Foros como lugar apenas de intercambio
de experiencias entre distintos movimientos, sin plantearse alternativas a la
construcción del pos-neoliberalismo. Ni siquiera reservan lugar para el debate
necesario entre gobiernos progresistas y movimientos sociales.
Las ONGs y los teóricos de
la “sociedad civil” han visto su paradigma liberal, anti-Estado, superado por
la realidad. Varios de ellos pasaron a tomar gobiernos progresistas, como los
de Evo Morales, Rafael Correa, Lula o Dilma, como sus enemigos fundamentales,
latinoamericanos, prestándose a servir a la derecha de esos países.
Los errores teóricos son
pagados de forma grave por la realidad concreta, relegando el FSM a la
intranscendencia y a visiones equivocadas, que perdieron el sendero de la construcción
del otro mundo posible, encarnados por los gobiernos pos-neoliberales de
América Latina.
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