&&&&&
Actualmente América
latina, es un continente “ebullición política”. Las fuerzas progresistas
y revolucionarias están avanzando políticamente, en varios países de Nuestra América estamos recuperando nuestra
Dignidad, con movimientos políticos propios, expresión social y política de una
realidad compleja, múltiple y multipolarizada que exige grandes cambios,
reformas y transformaciones revolucionarias. El fracaso social y político
del neoliberalismo – pero sí el éxito de una minoría absoluta, una elite
que hoy es la gran beneficiada – ha generado grandes cuestionamientos,
respuestas y alternativas como un proceso de respuesta política a la “muerte”
del las Políticas del Consenso de Washington. Movimientos sociales y
políticos que han venido construyendo
desde las propias bases una respuesta política con la finalidad de responder a
las grandes necesidades, derechos y exclusiones de los pueblos que han sido
históricamente explotados, marginados, excluidos. Hoy ya no estamos en
tiempos de copiar una experiencia histórica-política – por más reconocimiento
que tenga en la historia de las revoluciones proletarias, hacia el socialismo –
hoy por el contrario, los pueblos, las comunidades históricas, la juventud, los
maestros, los empleados, desempleados, subempleados, migrantes y en general
todos los Ciudadanos (as) de nuestros países construyen desde las experiencias
políticas actuales un nuevo Paradigma Político Revolucionario. Esta, es hoy la gran tarea y responsabilidad política en la
historia de forjar un Mundo Nuevo y trabajar por una nueva Civilización humana.
"Aires revolucionarios" soplan con fuerza en América Latina. UNASUR. CELAC, son dos grandes alternativas políticas, democráticas de integración continental.
***
Obviamente
está la democracia política de izquierda en América Latina desde la izquierda
socialista, históricamente es el sistema político
socialista, como es el caso de Cuba, - ejemplo de Democracia
Popular, Participativa y de Ciudadanos; más allá, la revolución Bolivariana
en Venezuela, la revolución Sandinista en Nicaragua, la revolución
de los Movimientos Sociales en Bolivia, y la revolución ciudadana en
Ecuador. Pero, no cerrando
ningún camino a otros movimientos sociales históricos, en países como Brasil, (Lula y Dilma, sus procesos
reformistas y excelentes programas de lucha contra la pobreza y el proceso de
industrialización del país) Argentina, (Cristina y su excelente trabajo político
en defensa del patrimonio nacional –contra los bonos buitres – la
nacionalización del sistema de Pensiones – contra la AFP – la lucha contra la
pobreza y las pensiones a la Tercera Edad, etc.) , del Uruguay y el trabajo del
Frente Amplio con (Tabaré Vásquez y José “el Pepe” Mujica, hoy
un ejemplo de democracia,) El Salvador,
entre otros que hoy son epicentro de reformas sociales y políticas que
experimentan cambios sociales. El Movimiento de los Sin Tierra, en Brasil – el más grande movimiento
social a nivel global – el Movimiento de los Piqueteros o el propio movimiento “Peronista”,
en Argentina. Su poder en general hoy
se sostiene en el Poder Local emergente, se fundamenta por su
“juventud”, en el surgimiento de una Nueva Ciudadanía Intercultural, una
Nueva Sociedad Civil, Real, emergente, democrática y popular;
intensifican las políticas y programas sociales y políticamente avanzan hacia
el desarrollo económico-social, sustentable, intenso respeto a la Madre Naturaleza. Su
característica principal es que rompieron con el sistema de dominación de
los TLC, pasaron de las orcas caudinas de las políticas del neoliberalismo,
han forjado nuevas instituciones de integración continental, más allá de la “vieja” y
desprestigiada OEA. Trabajan la integración hoy,
UNASUR, MERCOSUR, ALBA, CELAC, TElesur, Petro-Caribe, ect. Su posición
política anti-neoliberal, anti-imperialista hoy conduce a esta Izquierda
latinoamericana, por su propio camino, sus propias experiencias levantan el
carácter y la orientación de sus procesos revolucionarios. porque la revolución
no es copia ni calco, es creación heroica de cada pueblo. La democracia participativa, democracia de ciudadanos, informados,
cívicos y republicanos, forjando nuevos liderazgos, reconoce la nuevas formas
de ciudadanía étnica, diferenciada, escenario de las clases y la lucha de
clases, constituye y representa la columna vertebral de los procesos
revolucionarios, que hoy en la coyuntura caminan por vías y alternativas nuevas para construir una
Patria Libre en un Mundo Libre. Nuestra América.
/////
La forja y construcción social y política de Nuestra América. Es un deber y una responsabilidad de todos los revolucionarios.
***
ENTRE
LA LÓGICA CAPITALISTA Y LA TRANSICIÓN AL SOCIALISMO.
*****
Homar
Garcés (especial para ARGENPRESS.info).
Miércoles
6 de noviembre del 2013.
En
Venezuela se están padeciendo las consecuencias y las contradicciones derivadas
de un modelo de desarrollo altamente desigual y dependiente que, por muchas
décadas consecutivas, creó la ilusión en mucha gente de igualarse con los
moradores de las naciones capitalistas más desarrolladas del planeta, sin
considerar previamente que mucho de los niveles materiales de vida que estos
últimos disfrutan se lo deben a la explotación indiscriminada de los recursos
naturales y del trabajo de los pueblos avasallados de Asia, África y nuestra
América.
Tal
ilusión aún se mantiene y ella explicaría, en parte, los frenos experimentados
desde hace algún tiempo por el proceso revolucionario bolivariano socialista,
incluyendo los estragos de una corrupción político-económica que extiende sus
tentáculos, sin existir una ruptura definitiva con la lógica capitalista y, por
ende, con los hábitos de alienación que la misma ha moldeado, expresados
incluso en esa convicción fatalista de algunas personas que ven en el
socialismo revolucionario algo muy lejano y muy difícil de alcanzar a corto y
mediano plazo.
Esta
situación tiende a reforzarse desde las mismas instancias del poder
constituido, separadas éstas en segmentos que -en vez de articular programas y
acciones tendentes a profundizar los logros revolucionarios- continúan
aferrados a las viejas prácticas burocráticas del Estado liberal-burgués cuando
lo que se impone es su total pulverización a manos de las diferentes
organizaciones del poder popular, creándose en consecuencia una hegemonía
revolucionaria en todos los espacios públicos que termine por definir la
transición hacia el socialismo. Hay, por tanto, una obvia contradicción entre
lo que se aspira hacer mediante el socialismo revolucionario bolivariano y lo
que ocurre, por ejemplo, en diversas áreas de la economía venezolana, a pesar
del salto cualitativo producido al potenciarse las condiciones materiales de
vida de la población (incluyendo a quienes han sostenido una posición
claramente contraria, primero, a Hugo Chávez y, ahora, a Nicolás Maduro). Esto
se produce, indudablemente, al dejarse de lado todo lo referente a la elevación
necesaria del nivel de conciencia (en lo político y en lo teórico) de las bases
populares, siendo considerado muchas veces como algo optativo, intrascendente y
circunstancial, sin plantearse su sistematización y su permanencia.
Otro tanto acontece con la organización revolucionaria de los sectores y/o frentes populares, muchos de los cuales solamente se ocupan de luchar por sus más sentidas reivindicaciones, sin optar por alcanzar algo más allá de las mismas que sirva de base para impulsar la construcción de modelos sociales, políticos, culturales y económicos realmente alternativos bajo el socialismo. En lugar de seguirle dando vida a las obsoletas fórmulas de la representatividad de la democracia burguesa (reproduciendo sus relaciones de poder en que unos pocos gobiernan y una mayoría que es gobernada, sin disponer de mayores facultades para decidir sobre los asuntos públicos que les afectan, estando limitadas a la emisión de un voto cada vez que se le convoca a una elección determinada), lo mismo que las relaciones de producción en las cuales los patronos obtienen grandes ganancias a expensas de los trabajadores, lo que debe promoverse y mantenerse es un combate infatigable para que sean relevadas por aquellas que prefiguren la nueva sociedad socialista. Y todo esto tiene que ver -ineludiblemente- con la nueva subjetividad y/o conciencia que ha de caracterizar en lo adelante a aquellos que anhelan convertirse en revolucionarios, de modo que comiencen a erradicarse los individualismos, las competencias, los sectarismos y los chovinismos que sustentan la ideología burguesa dominante.
Otro tanto acontece con la organización revolucionaria de los sectores y/o frentes populares, muchos de los cuales solamente se ocupan de luchar por sus más sentidas reivindicaciones, sin optar por alcanzar algo más allá de las mismas que sirva de base para impulsar la construcción de modelos sociales, políticos, culturales y económicos realmente alternativos bajo el socialismo. En lugar de seguirle dando vida a las obsoletas fórmulas de la representatividad de la democracia burguesa (reproduciendo sus relaciones de poder en que unos pocos gobiernan y una mayoría que es gobernada, sin disponer de mayores facultades para decidir sobre los asuntos públicos que les afectan, estando limitadas a la emisión de un voto cada vez que se le convoca a una elección determinada), lo mismo que las relaciones de producción en las cuales los patronos obtienen grandes ganancias a expensas de los trabajadores, lo que debe promoverse y mantenerse es un combate infatigable para que sean relevadas por aquellas que prefiguren la nueva sociedad socialista. Y todo esto tiene que ver -ineludiblemente- con la nueva subjetividad y/o conciencia que ha de caracterizar en lo adelante a aquellos que anhelan convertirse en revolucionarios, de modo que comiencen a erradicarse los individualismos, las competencias, los sectarismos y los chovinismos que sustentan la ideología burguesa dominante.
*****
No hay comentarios:
Publicar un comentario