jueves, 7 de noviembre de 2013

ENTRE LA LÓGICA CAPITALISTA Y LA TRANSICIÓN AL SOCIALISMO.

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Actualmente América latina, es un continente “ebullición política”. Las fuerzas progresistas y revolucionarias están avanzando políticamente, en varios países de Nuestra América estamos recuperando nuestra Dignidad, con movimientos políticos propios, expresión social y política de una realidad compleja, múltiple y multipolarizada que exige grandes cambios, reformas y transformaciones revolucionarias. El fracaso social y político del neoliberalismo – pero sí el éxito de una minoría absoluta, una elite que hoy es la gran beneficiada – ha generado grandes cuestionamientos, respuestas y alternativas como un proceso de respuesta política a la “muerte” del las Políticas del Consenso de Washington. Movimientos sociales y políticos que han  venido construyendo desde las propias bases una respuesta política con la finalidad de responder a las grandes necesidades, derechos y exclusiones de los pueblos que han sido históricamente explotados, marginados, excluidos. Hoy ya no estamos en tiempos de copiar una experiencia histórica-política – por más reconocimiento que tenga en la historia de las revoluciones proletarias, hacia el socialismo – hoy por el contrario, los pueblos, las comunidades históricas, la juventud, los maestros, los empleados, desempleados, subempleados, migrantes y en general todos los Ciudadanos (as) de nuestros países construyen desde las experiencias políticas actuales un nuevo Paradigma Político Revolucionario. Esta, es hoy la gran tarea y responsabilidad política en la historia de forjar un Mundo Nuevo y trabajar por una nueva Civilización humana.


"Aires revolucionarios" soplan con fuerza en América Latina. UNASUR. CELAC, son dos grandes alternativas políticas, democráticas de integración continental.
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Obviamente está la democracia política de izquierda en América Latina desde la izquierda socialista, históricamente es el sistema político socialista, como es el caso de Cuba, - ejemplo de Democracia Popular, Participativa y de Ciudadanos; más allá, la revolución Bolivariana en Venezuela, la revolución Sandinista en Nicaragua, la revolución de los Movimientos Sociales en Bolivia, y la revolución ciudadana en Ecuador. Pero, no cerrando ningún camino a otros movimientos sociales históricos, en países como Brasil, (Lula y Dilma, sus procesos reformistas y excelentes programas de lucha contra la pobreza y el proceso de industrialización del país)  Argentina,  (Cristina y su excelente trabajo político en defensa del patrimonio nacional –contra los bonos buitres – la nacionalización del sistema de Pensiones – contra la AFP – la lucha contra la pobreza y las pensiones a la Tercera Edad, etc.) , del Uruguay y el trabajo del Frente Amplio con (Tabaré Vásquez y José “el Pepe” Mujica, hoy un ejemplo de democracia,) El Salvador, entre otros que hoy son epicentro de reformas sociales y políticas que experimentan cambios sociales. El Movimiento de los Sin Tierra, en Brasil – el más grande movimiento social a nivel global – el Movimiento de los Piqueteros o el propio movimiento “Peronista”, en Argentina. Su poder en general hoy se sostiene en el Poder Local emergente, se fundamenta por su “juventud”, en el surgimiento de una Nueva Ciudadanía Intercultural, una Nueva Sociedad Civil, Real, emergente, democrática y popular; intensifican las políticas y programas sociales y políticamente avanzan hacia el desarrollo económico-social, sustentable,  intenso respeto a la Madre Naturaleza. Su característica principal es que rompieron con el sistema de dominación de los TLC, pasaron de las orcas caudinas de las políticas del neoliberalismo, han forjado nuevas instituciones de integración continental, más allá de la “vieja” y desprestigiada OEA. Trabajan la integración hoy, UNASUR, MERCOSUR, ALBA, CELAC, TElesur, Petro-Caribe, ect. Su posición política anti-neoliberal, anti-imperialista hoy conduce a esta Izquierda latinoamericana, por su propio camino, sus propias experiencias levantan el carácter y la orientación de sus procesos revolucionarios. porque la revolución no es copia ni calco, es creación heroica de cada pueblo. La democracia participativa, democracia de ciudadanos, informados, cívicos y republicanos, forjando nuevos liderazgos, reconoce la nuevas formas de ciudadanía étnica, diferenciada, escenario de las clases y la lucha de clases, constituye y representa la columna vertebral de los procesos revolucionarios, que hoy en la coyuntura caminan por  vías y alternativas nuevas para construir una Patria Libre en un Mundo Libre. Nuestra América.
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La forja y construcción social y política de Nuestra América. Es un deber y una responsabilidad de todos los revolucionarios.
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ENTRE LA LÓGICA CAPITALISTA Y LA TRANSICIÓN AL SOCIALISMO.
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Homar Garcés (especial para ARGENPRESS.info).

Miércoles 6 de noviembre del 2013.

En Venezuela se están padeciendo las consecuencias y las contradicciones derivadas de un modelo de desarrollo altamente desigual y dependiente que, por muchas décadas consecutivas, creó la ilusión en mucha gente de igualarse con los moradores de las naciones capitalistas más desarrolladas del planeta, sin considerar previamente que mucho de los niveles materiales de vida que estos últimos disfrutan se lo deben a la explotación indiscriminada de los recursos naturales y del trabajo de los pueblos avasallados de Asia, África y nuestra América.

Tal ilusión aún se mantiene y ella explicaría, en parte, los frenos experimentados desde hace algún tiempo por el proceso revolucionario bolivariano socialista, incluyendo los estragos de una corrupción político-económica que extiende sus tentáculos, sin existir una ruptura definitiva con la lógica capitalista y, por ende, con los hábitos de alienación que la misma ha moldeado, expresados incluso en esa convicción fatalista de algunas personas que ven en el socialismo revolucionario algo muy lejano y muy difícil de alcanzar a corto y mediano plazo.

Esta situación tiende a reforzarse desde las mismas instancias del poder constituido, separadas éstas en segmentos que -en vez de articular programas y acciones tendentes a profundizar los logros revolucionarios- continúan aferrados a las viejas prácticas burocráticas del Estado liberal-burgués cuando lo que se impone es su total pulverización a manos de las diferentes organizaciones del poder popular, creándose en consecuencia una hegemonía revolucionaria en todos los espacios públicos que termine por definir la transición hacia el socialismo. Hay, por tanto, una obvia contradicción entre lo que se aspira hacer mediante el socialismo revolucionario bolivariano y lo que ocurre, por ejemplo, en diversas áreas de la economía venezolana, a pesar del salto cualitativo producido al potenciarse las condiciones materiales de vida de la población (incluyendo a quienes han sostenido una posición claramente contraria, primero, a Hugo Chávez y, ahora, a Nicolás Maduro). Esto se produce, indudablemente, al dejarse de lado todo lo referente a la elevación necesaria del nivel de conciencia (en lo político y en lo teórico) de las bases populares, siendo considerado muchas veces como algo optativo, intrascendente y circunstancial, sin plantearse su sistematización y su permanencia.

Otro tanto acontece con la organización revolucionaria de los sectores y/o frentes populares, muchos de los cuales solamente se ocupan de luchar por sus más sentidas reivindicaciones, sin optar por alcanzar algo más allá de las mismas que sirva de base para impulsar la construcción de modelos sociales, políticos, culturales y económicos realmente alternativos bajo el socialismo. En lugar de seguirle dando vida a las obsoletas fórmulas de la representatividad de la democracia burguesa (reproduciendo sus relaciones de poder en que unos pocos gobiernan y una mayoría que es gobernada, sin disponer de mayores facultades para decidir sobre los asuntos públicos que les afectan, estando limitadas a la emisión de un voto cada vez que se le convoca a una elección determinada), lo mismo que las relaciones de producción en las cuales los patronos obtienen grandes ganancias a expensas de los trabajadores, lo que debe promoverse y mantenerse es un combate infatigable para que sean relevadas por aquellas que prefiguren la nueva sociedad socialista. Y todo esto tiene que ver -ineludiblemente- con la nueva subjetividad y/o conciencia que ha de caracterizar en lo adelante a aquellos que anhelan convertirse en revolucionarios, de modo que comiencen a erradicarse los individualismos, las competencias, los sectarismos y los chovinismos que sustentan la ideología burguesa dominante.


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