Señor Zibechi, con el respeto profesional, si todos los gobiernos progresistas actuales en
Sudamérica, (in)surgen, deben su permanencia, tienen relativa estabilidad social
y política en razón del trabajo que forjaron y hoy realizan los Movimientos Sociales – para usted populares
-. Quizás aún se considere que los gobiernos progresistas actuales – unos se
definen de Izquierda Democrática, otros van más allá, dicen ser gobiernos post-neoliberales, otros están
construyendo lo que llaman el Socialismo
del Siglo XXI otros el Socialismo
Comunitario, estamos hablando en directo que los actuales gobiernos progresistas
no son resultado de la Lucha Política organizada, dirigida por los Partidos
Políticos – porque la crisis de la política es estructural, histórica – y si
realizamos una mirada, desde la derrota política de las dictaduras, el inicio de profundidad de esa crisis en América
latina, con seguridad la encontraremos en los tiempos históricos y políticos de
la llamada “Década Perdida” y la misma que se profundiza a comienzos de la década
de los 90’ con la imposición masiva,
violenta, corrupta del neoliberalismo y
las Políticas globales del Consenso de Washington.
Precisamente en tiempos del llamado “sillón giratorio” (1990) entre los
últimos “suspiros” del populismo, reformismo y el asistencialismo fracasado, y la prepotencia autoritaria de quienes ofrecieron en ese momento “el paraíso celestial” y al final
fue simplemente “un cuento” misterioso del neoliberalismo como el “Fin de la Historia”, el “fin de la
política”, el “Fin de la sociedad del trabajo”, etc. . Conocida es que la última década del
siglo XX fue absoluto y total hegemonía de las políticas neoliberales las
mismas que destruyeron todo el tejido social existente, salvo la insurgencia
revolucionaria del Movimiento Zapatista
en enero de 1994, como la respuesta más directa, oportuna contra el primer
TLC firmado entre Estados Unidos, Canadá y México y las propias condiciones económico-sociales y culturales de Regiones de extrema pobreza, como Chiapas. Pero además este movimiento político
revolucionario tiene otra gran característica – que lo diferencia, en toda la
historia de la humanidad -, es el primer movimiento social que pone en agenda,
en la mesa histórica de la lucha de clases, una reivindicación de carácter étnico-cultural – después de 500
años los pueblos originarios existentes antes del colonialismo español – están
vivos, están presentes, por primera vez con una Agenda de Gobierno
Revolucionario, con una Plataforma de Lucha, distinta, diferente, diversa a todos
los movimientos sociales presentes en la historia hasta entonces, el escenario
se completa con la existencia de un “Estado” en pleno proceso subsidiario
frente al poder todo poderoso del “dios” mercado.
En la coyuntura actual si “pegamos” una mirada dialéctica al
escenario de escenarios de las clases y la lucha de clases en Sudamérica, para unos el nuevo Poder
Local Popular y para otros la “Nueva
Sociedad Civil Real”, en sí mes la misma sociedad civil emergente (la calle, la Plaza Pública, los nuevos espacios públicos), la forja de la Nueva
Ciudadanía Intercultural – conjunto de contextos socio-culturales donde hoy se
fraguan nuevos Líderes Comunitarios, realidad que nos permite reflexionar sobre
el carácter de la Democracia en cada uno de estos países, si a pesar de los
años que llevan en el gobierno los “progresistas”, se ha mantenido dominante,
la democracia liberal, representativa, delegativa y censitaria, – sin salida,
sin abrir ninguna posibilidad – de ingresar a la difícil y desafiante avenida
política del siglo XXI forjando y construyendo una “nueva” Democracia de
Ciudadanos, Participativa y de profundo respeto a la Madre Naturaleza, entonces si la situación es la misma, la realidad múltiple, turbulenta y violenta se mantiene, simplemente estamos hablando de procesos políticos que en sí benefician y le dan tiempo al capitalismo para reorganizar y replantear sus políticos de clase. Al
final, incluso – en tiempos electorales – cual ha sido la posición política de
los movimientos sociales, que por lo general sus Plataformas de Derechos chocan
con los programas de gobierno electorales.
Nosotros, somos partidarios, que los procesos progresistas, de Izquierda Democrática, en
Sudamérica no se han agotado, no
han concluido, el modelo económico, extractivista primario exportador continúa, se acentúan las políticas del gobierno, brindar seguridad, viabilidad y estabilidad al nuevo proceso del capitalismo corporativo global, muy por el contrario, los objetivos principales de los movimientos sociales, están siempre vivos, potentes y emergentes; pero, también es necesario considerar que en otros países, como Perú, Paraguay, Argentina, a pesar del activismo fuerte de los movimientos sociales anti-globalización, existe una derecha política muy conservadora y tradicional, donde el protagonismo lo mantienen los poderes facticos locales, entre ellos el poder de los medios de comunicación, que en "democracia" ante el fracaso y crisis de los partidos políticos, los medios en la práctica ejercen una "verdadera dictadura política de clase". En efecto, si reflexionamos sobre la realidad político social en otros países donde está presente los gobiernos progresistas, la perspectiva, consideramos que será absolutamente diferente, en el sentido de profundizar el movimiento político con la participación protagónica de los Movimientos Sociales; Ahora, por ejemplo si revisamos dos escenarios políticos
complejos, polarizados como es Brasil y Bolivia primero y Chile a continuación.
Por ejemplo, hoy en Brasil la problemática es absolutamente diferente a la Opinión respetable de Raúl Zibechi – si miramos el escenario mmuy complejo y polarizado, en donde por un lado, el Movimiento de los Trabajadores sin Tierra (La base social más importante del P.T.) – el movimiento social más antiguo, de mayor población y con derechos históricos como es la propiedad de la tierra. A pesar de los 4 gobiernos del Partido de los Trabajadores, aún no se ha comenzado a trabajar en serio sobre esta derecho histórico, que debe cambiar socialmente la vida de millones de Ciudadanos brasileños, hoy en pobreza y extrema pobreza, amplio sector social rural, al igual que las Favelas, en los centros urbanos, aún esperan programas sociales fuertes en el inicio de propuestas de solución a la profunda y extensa desigualdad económico-social; sumado el conjunto de movimientos ecologistas en defensa de la Amazonía ante el peligro del agro-negocio (Monsanto) y protección del más grande pulmón del mundo. Los propios movimientos sociales, mas el Movimiento Ciudadano urbano – concentrado en derechos de los sectores emergentes – o “clases medias” – transporte, educación salud, servicios públicos y defensa de los espacios públicos urbanos ante la presencia dominante del extractivismo inmobiliario urbano, ahora más agresivo y depredador con motivo de las Olimpiadas Brasil 2016.
Por ejemplo, hoy en Brasil la problemática es absolutamente diferente a la Opinión respetable de Raúl Zibechi – si miramos el escenario mmuy complejo y polarizado, en donde por un lado, el Movimiento de los Trabajadores sin Tierra (La base social más importante del P.T.) – el movimiento social más antiguo, de mayor población y con derechos históricos como es la propiedad de la tierra. A pesar de los 4 gobiernos del Partido de los Trabajadores, aún no se ha comenzado a trabajar en serio sobre esta derecho histórico, que debe cambiar socialmente la vida de millones de Ciudadanos brasileños, hoy en pobreza y extrema pobreza, amplio sector social rural, al igual que las Favelas, en los centros urbanos, aún esperan programas sociales fuertes en el inicio de propuestas de solución a la profunda y extensa desigualdad económico-social; sumado el conjunto de movimientos ecologistas en defensa de la Amazonía ante el peligro del agro-negocio (Monsanto) y protección del más grande pulmón del mundo. Los propios movimientos sociales, mas el Movimiento Ciudadano urbano – concentrado en derechos de los sectores emergentes – o “clases medias” – transporte, educación salud, servicios públicos y defensa de los espacios públicos urbanos ante la presencia dominante del extractivismo inmobiliario urbano, ahora más agresivo y depredador con motivo de las Olimpiadas Brasil 2016.
Bolivia,
un proceso de consolidación política – escenario de clases y lucha de clases, activo, dinámico, donde los movimientos sociales, asumen el rol de vanguardia y liderazgo comunitario – un Socialismo Comunitario, (andino), fortalecimiento
del Estado Plurinacional y la forja
de una sociedad en la cultura de la vida del Buen Vivir – rescatando la
alimentación originaria, y la agricultura orgánica – sana, fuerte y limpia. Los Movimientos sociales, constituyen y
representan el motor de la lucha, la organización y la defensa de los derechos
del Pueblo altiplánico históricamente excluido, marginado, explotado, incluso a inicios del nuevo milenio, escenario de proceso políticos ingobernables.(fracaso absoluto del neoliberalismo). El Movimiento Al Socialismo MAS,
representa para Evo Morales, el trabajo político, sistematización dialéctica de los Movimientos Sociales, columna vertebral del proceso de construcción
del Socialismo Comunitario. (Es importante
precisar, que los procesos revolucionarios en América Latina – no es copia y menos calco, son
creación histórica de los pueblos, nos decía hace más de 80 años el Gran Amauta
José Carlos Mariátegui. Cada proceso político de los gobiernos progresistas, de izquierda democrática, tiene su propio "sello político de clase" cada uno expresa la voluntad de su pueblo, cada uno esta construyendo su propia alternativa política, pero al final todos llegarán a la misma meta histórica: Otro Mundo Socialista, sí es posible.
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Raúl Zibechi, periodista y escritor uruguayo. Pensador de Izquierda Revolucionaria. Voz autorizada en Movimientos Sociales en América latina.
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“EL CICLO PROGRESISTA EN SUDAMÉRICA HA
TERMINADO”?.
Entrevista a Raúl Zibechi, periodista y
escritor uruguayo.
L’Ombelico
del Mondo.
Rebelión
miércoles de noviembre del 2014.
El
periodista y escritor uruguayo, Raúl Zibechi, dialogó con L’Ombelico
del Mondo, programa internacional de Radionauta FM 106.3 y
analizó las recientes elecciones en Brasil y Uruguay. Su mirada respecto al
futuro de la región.
Zibechi
nació en Uruguay en 1952 y fue militante del Frente Estudiantil Revolucionario (FER),
agrupación estudiantil vinculada al Movimiento de Liberación Nacional
Tupamaros. Durante la dictadura uruguaya iniciada en 1973 se exilió primero en
Buenos Aires y luego, cuando sobrevino el golpe en Argentina, se trasladó a
España.
Allí
continuó su militancia política y al regresar a Uruguay en los años 80
desarrolló un amplio trabajo como periodista e investigador con fuerte hincapié
en los nuevos movimientos sociales. El programa de noticias internacionales,
L’Ombelico del Mondo lo entrevistó para conocer sus impresiones y análisis de
la situación actual en América Latina tras las elecciones en Brasil y Uruguay.
-
Usted estaba en Montevideo el 26 de octubre cuando se realizaron las elecciones
presidenciales en Uruguay; ¿cómo vivió la jornada en la que Tabaré Vázquez se
impuso, aunque sin los votos suficientes para ganar en primera vuelta, sobre su
principal adversario Luis Lacalle Pou?
–
El resultado fue más o menos el esperado solo que el Frente Amplio obtuvo,
además de ser la fuerza mayoritaria es la mayoría absoluta en el Parlamento,
cosa que no era esperada.
Se
puede leer este resultado como una gran estabilidad en el voto del Frente
Amplio donde saca, voto más, voto menos, lo mismo que hace cinco años. Pero
tiene una pérdida de unos tres puntos por izquierda que los gana por derecha.
O
sea, le quita un 3% a los partidos tradicionales, sobre todo en el interior del
país donde gana incluso en feudos tradicionales del Partido Colorado y el
Partido Nacional, donde nunca había ganado. Y a su vez tiene, sobre todo en
Montevideo, una pérdida de votos que van en tres direcciones: hacia el voto
blanco y nulo; hacia el Partido Ecologista; y hacia la Unión Popular que
consiguió una banca produciendo por primera vez que haya en el Parlamento una
fuerza a la izquierda del Frente Amplio.
-
En paralelo a las elecciones presidenciales se realizó el plebiscito por la
baja de la edad de imputabilidad que finalmente salió negativo. Hubo una
campaña muy fuerte de sectores de la juventud por el No a la baja. Estos
jóvenes son los que, a priori, parecen estar más desencantados con el Frente
Amplio.
–
Hubo un sector juvenil, de clase media sobre todo, que se movilizó por el no a
la baja de la edad de imputabilidad. Probablemente ese sector haya votado
masivamente al frente amplio aunque inicialmente no era muy afín a hacerlo.
Por
otro lado se dio la situación de que, en todos los partidos, hubo quienes
apoyaron el Si a la baja. Hubo muchos votos frenteamplistas, se calcula que un
20%, que además de las papeletas de los diferentes grupos del Frente incluían
el Si a la baja. Lo que quiere decir que el tema ha trascendido y esta es una
posición que defienden incluso los partidos del Frente Amplio.
-
¿Cómo ve de cara a la segunda vuelta la situación en Uruguay y qué rol puede
llegar a tener la izquierda, como Unión Popular, que ha crecido en los últimos
años?
–
La segunda vuelta ya está decidida. Va a ganar Tabaré Vázquez porque con que
repita la misma votación que tuvo ya gana. La suma de Blancos y Colorados no
alcanzan al Frente Amplio y el papel que juega la izquierda más consecuente es
muy pequeño. Estamos hablando del 1% de los votos.
Por
eso creo que el ballotage no va a tener secretos. Tabaré Vázquez va a tener el
53% o quizás el 55% de los votos con una diferencia de por lo menos diez puntos
sobre Lacalle Pou.
-
En Brasil el Partido de los Trabajadores volvió a ganar la presidencia en el
ballotage el domingo 26 y Dilma Rousseff será nuevamente presidenta. ¿Cómo se
configura el futuro frente a este escenario para la izquierda y los movimientos
populares que no siempre han participado del gobierno o lo han apoyado en
algunos aspectos solamente?
–
Bueno, mal. Porque el voto de la primera vuelta fue muy conservador. El
Parlamento que emerge de la primera vuelta en Brasil está bastante más a la
derecha del que había. Tienen mayoría absoluta los diputados que defienden al
agronegocio.
La
llamada “bancada de la bala”,
compuesta por policías y militares, que defienden que la gente se arme contra
la delincuencia, creció bastante. La bancada antiaborto, quienes defienden las
posiciones más conservadoras, son hoy hegemónicas. El PT tenía 88 diputados y
pasó a 70.
Por
eso cualquier decisión que tome el Poder Ejecutivo en Brasil va a tener que
pasar por un Parlamento donde le va a costar mucho. Las promesas de campaña de
Dilma, como la reforma política, se van a tropezar con un congreso derechizado.
De
modo que en Brasil el conflicto social se va a relanzar en los próximos años
porque la situación de como quedó el mapa y la voluntad de la propia presidenta
y el PT va a provocar una situación de dificultad para que se aprueben las
reformas que están comprometidas, por lo menos con los movimientos.
-
¿Y la vuelta de Tabaré en Uruguay es de alguna manera un corrimiento hacia el
centro del Frente Amplio?
–
En el escenario internacional sin ninguna duda. Porque ahí Tabaré Vázquez ya
tuvo un conflicto muy fuerte con Argentina en su primera presidencia y en esta,
está el gran debate de que va a pasar con el Mercosur. Vázquez no es amigo del
Mercosur, mira a la Alianza del Pacífico y aquí vamos a tener una situación que
se va a reeditar, pero en un escenario más grave, lo que ya sucedió en su
primera presidencia cuando estuvo a punto de firmar un Tratado de Libre
Comercio con Estados Unidos.
Hay
un corrimiento al centro, por tanto a la derecha, del gobierno. En un escenario
general en el cual la actitud conservadora de la población, tanto en Brasil
como en Uruguay, y probablemente en otros países es cada vez mayor.
Esto
es fruto de un ciclo económico de alza, de un aumento exponencial del
consumismo y de formas de vida que hacen que la población se haga, día a día,
más conservadora.
-
En los últimos años se ha valorado más la figura del presidente saliente José
Mujica como personaje más que sus políticas al frente del gobierno ¿Esto es así
realmente o la figura acompaño las políticas efectivas?
–
Creo que las figuras pueden ser muy simpáticas, pero las políticas que estamos
viendo -monocultivos de soja, minería a cielo abierto, sin cambios
estructurales y reproduciendo la desigualdad- hablan por sí solas. Los
personajes por más interesantes que sean no llegan a configurar políticas de
Estado. Entonces aquí estamos ante un déficit de políticas de transformación.
-
Con Dilma Rousseff en Brasil, Tabaré Vázquez en Uruguay, un 2015 en Argentina
que probablemente nos depara un presidente más conservador en términos
internacionales, una Venezuela a la defensiva. Hoy parece que el único líder
que queda firme de la izquierda en América Latina es Evo Morales. ¿Qué rol está
teniendo este bloque progresista y de izquierda en el continente de cara a lo
que se viene?
–
Pienso que el ciclo progresista en Sudamérica ha terminado. Entiendo por ciclo
progresista el que comenzó con el Caracazo de 1989 como primer levantamiento
popular opuesto al ajuste neoliberal y que después se convirtió en gobierno. O
sea, el progresismo como fuerzas transformadoras que promueven cambios
progresivos creo que está llegando a su fin. Seguirá siendo gobierno durante un
tiempo pero vemos que en general están a la defensiva.
Es
decir que lo que más están haciendo es mantener. Ya dejaron de promover cambios
positivos. Por otro lado los cambios positivos de estos gobiernos fueron
políticas focalizadas para atender la pobreza, pero eso fue en un primer
momento. Diez años de esa política no produce transformaciones, simplemente
hace que la pobreza sea más baja. Hace falta implementar un modelo que
transforme, que integre, que genere empleo digno y que ya no hagan falta esas
políticas focalizadas.
Si
seguimos exportando soja a China, si seguimos con la minería, con el petróleo,
con los monocultivos, el ciclo de transformaciones se agota por sí solo. Y no
hay ni claridad política, ni deseo, ni voluntad de ir más allá. Porque para
hacerlo hay que tocar intereses muy pesados que son precisamente los que están
apoyando a estos gobiernos.
Los
movimientos populares lentamente están volviendo a la resistencia. Primero en
Brasil con las manifestaciones de 2013. En Argentina tuvimos un hecho muy
importante en diciembre de 2010 con la ocupación del Parque Indoamericano.
Ahora tenemos el caso de Malvinas Argentinas donde han frenado a Monsanto. Los
movimientos están ahí. Cualquier corrimiento a la derecha o crisis económica
que se haga caer sobre las espaldas de los sectores populares va a haber un
clarísimo relanzamiento de los movimientos.
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