sábado, 22 de noviembre de 2014

MÉXICO: PEÑA NIETO ACORRALADO, ¿Y AHORA QUÉ?.

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MÉXICO, DUELE.
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Emir Sader.

México fue el primer país en firmar un Tratado de Libre Comercio con Estados Unidos (en ese caso, también con Canadá). Lo hizo en 1994, el mismo año en que explotaba la primera crisis neoliberal en el continente y la rebelión de Chiapas.
Eran señales de las consecuencias del camino que México escogía. Pero nada impidió que el país siguiera adelante –con fraudes electorales de por medio– en esa alianza subordinada con EE.UU. que, a la vez, distanciaba aún más a México de los otros países de América latina.
El balance de los 20 años del Tratado de Libre Comercio de América del Norte no podría ser más negativo para México, habiendo favorecido ampliamente, a su vez, a los EE.UU. México se ha vuelto más desigual, con más pobreza y más miseria. El haber destinado más del 90 por ciento de su comercio exterior a EE.UU. ha hecho que el estancamiento de la economía norteamericana frenara cualquier posibilidad de que México creciera. Y, principalmente, la adopción del modelo neoliberal ha hecho de México un país peor y no mejor que antes, más desigual, con más pobreza y más miseria.
No bastarán los efectos socialmente devastadores del modelo neoliberal – agudizados por la crisis recesiva internacional iniciada en 2008–, México es el corredor de llegada del narcotráfico al mercado consumidor más grande del mundo –los EE.UU–. Además de los daños graves que ese mismo fenómeno produce en los países de Centroamérica –en particular Nicaragua, Honduras, El Salvador y Guatemala–, en México la articulación entre narcotráfico, corrupción y violencia produce como resultado la descomposición social y política del país.
A la fracasada “guerra contra el narcortráfico” del ex presidente Felipe Calderón le siguió la impotencia del gobierno de Peña Nieto para enfrentar con un mínimo de eficacia la conjunción de esos fenómenos explosivos. Cuando se buscaban los cuerpos de los 43 estudiantes desaparecidos en el estado de Guerrero, se han encontrado varias fosas con otros cadáveres, demostrando cómo ese macabro fenómeno se ha multiplicado a lo largo de los últimos años.
Mientras tanto, la izquierda mexicana se ha dividido todavía más que antes, con la salida del grupo de López Obrador del Partido de la Revolución Democrática (PRD), para fundar un nuevo grupo, con el nombre Morena (Movimiento de Regeneración Nacional). Movimiento que se suma al PRD y a los zapatistas, como tres ejes diferenciados y con menos chances todavía de ganar las elecciones presidenciales del país.
A todos los que amamos a México nos duele profundamente ver la situación del país y del pueblo mexicano. En lugar de acercarse a los países latinoamericanos que combaten el neoliberalismo, que logran disminuir la desigualdad, aun en medio de la crisis recesiva mundial y del aumento de la desigualdad en el mundo, México sigue estrechando sus vínculos con EE.UU., dando la espalda al continente con el cual tienen tantos vínculos esenciales.
México se desangra por los poros, sin esperanza, con padres desesperados, sin aceptar la versión oficial sobre sus hijos, con profesores que no retoman sus clases sin sus 43 estudiantes, con estudiantes que se no resignan a la desaparición de sus colegas. Con un episodio que revela, todavía más que todos los anteriores, la relación promiscua entre las élites políticas de México, los narcotraficantes y los grupos armados que los protegen. Ojalá que esta vez el pueblo mexicano tenga la fuerza necesaria para decirle basta a la situación que el neoliberalismo, la alianza con EE.UU. y el narcotráfico han llevado al país de Zapata, de Pancho Villa y de Lázaro Cárdenas.

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Josetxo Ezcurra.



MÉXICO: PEÑA NIETO ACORRALADO, ¿Y AHORA QUÉ?.
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Guillermo Almeyra.

Rebelión sábado 22 de noviembre del 2014.

Las manifestaciones, marchas y protestas tienen acorralado y a la defensiva a Peña Nieto, ponen al desnudo su ilegitimidad y acentúan su descrédito internacional.

The Guardian, del Reino Unido, y el New York Times lo critican, al igual que The Economist y hasta la conservadorísima “gran prensa” latinoamericana así como televisiones oficiales, como el canal 7 argentino denuncian los crímenes y la corrupción en México. En las clases dominantes mexicanas y en el gobierno de Washington –sus amos y mandantes- hay también tendencias evidentes a tomar distancia de un servidor que les está resultando peligroso.

La protesta social en México parte ya de exigencia de “¡Fuera Peña Nieto!” que es más que el reclamo de su renuncia voluntaria y poco menos del “¡echémoslo a como dé lugar!”. Cuando los hogares populares pasan estrecheces y soportan terribles carencias, la soberbia, la inconsciencia social y la impunidad con que se exhiben la corrupción –como en el caso de la Casa Blanca- añaden nueva leña al fuego. La venta de la mansión del escándalo confirma por otra parte las acusaciones ya que, si la operación hubiera sido cristalina y legal, ¿por qué anularla?

Existe por consiguiente el peligro de que Peña Nieto, que está contra la pared, recuerde su feroz actuación en Atenco y responda a los fascistas que en su partido le piden hacer lo que Díaz Ordaz: matanzas masivas para imponer el terror estatal y ganar años en el poder. Pero la situación política y social en los años 1968-69 era muy diferente, en México y en el mundo.

El Estado mexicano era aún vigoroso y el aparato estatal estaba unido detrás del presidente. La situación económica era próspera y las exigencias sociales eran incipientes y, casi exclusivamente, de los estudiantes y pocos sectores urbanos en un país aún mayoritariamente campesino. Por otra parte, el levantamiento en armas de los obreros húngaros y polacos, en los cincuenta, y el triunfo de la revolución cubana, así como las ocupaciones de la fábricas y las gigantescas manifestaciones estudiantiles y obreras en París, las ciudades italianas, argentinas, en Checoeslovaquia y las luchas estudiantiles en México en 1968-69 hacían que las clases dominantes temiesen perder el poder y, por lo tanto, recurriesen al ejército, que aún estaba intacto y no corroído y destrozado por la infiltración del ala más agresiva e ilegal del capital, el narcotráfico.

La represión aparecía entonces como una salida posible, con más ventajas que costos políticos. Hoy, después del desmantelamiento de las bases de la soberanía nacional y del propio Estado, cuando México de facto está integrado a Estados Unidos y constituye un problema interno para Washington, con un mundo en crisis prolongada, un aparato estatal en desintegración y sin consenso ni base y el gobierno de Obama en crisis, una respuesta asesina a la Díaz Ordaz aparece como una aventura aunque está lejos de estar excluida. Recordemos cuando Washington, para evitar el triunfo de los sandinistas en Nicaragua, querían que renunciase Somoza, cosa que éste se negó a hacer en defensa de sus propios intereses de dictador pero poniendo en riesgo los intereses de sus patrones. El mundo político no se rige por la lógica ya que los intereses del gran capital chocan a menudo con los de los capitalistas individuales y sus agentes.

Existe pues una posibilidad de que las clases dominantes tiren lastre por la borda y busquen un reemplazante transitorio para Peña Nieto con el apoyo de Washington. Las movilizaciones de los indígenas y los trabajadores ecuatorianos derribaron tres presidentes, los trabajadores en Brasil impusieron la renuncia de Collor de Melo, el Caracazo abrió el camino a la liquidación del poder de la oligarquía venezolana y el pueblo boliviano echó al presidente Sánchez de Losada y abrió el camino a elecciones limpias y a una Asamblea Constituyente. 

Los capitalistas perdieron en buena medida el poder político pero no la vida o sus bienes. ¿Por qué en México no podría haber una alternativa de transición con un gobierno no de los partidos del régimen sino de representantes de la que convoque elecciones general limpias y una Asamblea Constituyente que anule todas la leyes antinacionales, antilaborales, liberticidas y retrógradas impuestas por la alianza entre el PRI, el PAN, el PRD y los partidos paleros para responder a las exigencias de las transnacionales?

Hay que impedir una “solución podrida” con el PRI y el Congreso al desprestigio de Peña Nieto e imponer una solución democrática y de masas. Que no quede todo en la condena a unos cabeza de turco –Abarca, un grupo de delincuentes, Aguirre, Peña Nieto- que permita reconstituir el bloque en el poder y preparar nuevos crímenes de Estado. No basta con la fraterna solidaridad del EZLN porque lo que se requiere urgentemente son propuestas, ideas, análisis de perspectivas. No basta con la exigencia de la renuncia de Peña Nieto si el gobierno queda en manos de los mismos. La unión entre todas las resistencias, la confluencia como el 20 de noviembre de las protestas de masas podría en cambio dar base a un Comité Unitario de Organización de la protesta democrática, que se apoye también en las policías comunitarias, los gremios en lucha, las autodefensas guerrerenses, las organizaciones de base de todo tipo y en asambleas de cada comunidad, colonia o centro de trabajo.

¿Estados Unidos podría intervenir? Ya lo está haciendo y lo hará cada día más si no debilitamos su poder en el país. ¿Qué los candidatos a tener Casas Blancas despojando a los ciudadanos para enriquecerse y los que usan los bienes del Estado como propios van a reaccionar? Lo hicieron en defensa de Maximiliano y de Porfirio Díaz pero fue posible derrotarlos. La alternativa no es pasividad y resignación para preservar la paz sino imponer un cambio social o más asesinatos, más degradación, más pobreza, más sumisión a Estados Unidos, más represión. No hay tercera opción.


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