La decadencia de la Democracia, su visión actual en Europa tomando como
sustento principal aspectos relacionados a
ingresos económicos – las clases sociales en el escenario global – el poder
económico financiero de los ricos, ricos y poderosos – representados por el 1%
de la población mundial, un estimado de 920.000
personas y el poder sobre la democracia, mirar un poco más allá, hacia los
gobernantes de la Unión Europea y su
comportamiento político con relación a la imposición de un “plan devastador
contra la política griega” y el “golpe de estado” contra el Premier A. Tsipras y como los gobernantes de Europa del Este se manifiestan en
relación a la crisis migratoria y humanitaria y en general como los Ciudadanos de a pie, como comunes y
corrientes miran desde abajo a los gobernantes y como se ha perdido
credibilidad con respeto a las Instituciones de la Democracia. También una
interesante referencia histórico-demográfica, como ve la población nacida después
de la Segunda Guerra Mundial a la
Democracia y el conjunto de Derechos Ciudadanos que logran conseguir y que
aportan al mundo como el mejor obsequio que Europa entrega a la Democracia
mundial y al final como ven los nacidos
en los 80’ (inicios de la globalización neoliberal) con respecto a la
Democracia, valores, derechos e Instituciones. Pero también ingresa en el
análisis la manifiesta disminución – producto de la crisis económico-financiera
– significativa de la “clase media”, europea, la verdaderamente
castigada golpeada directamente por la crisis y su visión de cuestionamiento a
la Democracia y sus Instituciones.- Bueno
un buen camino –provisto de grandes ventajas para mirar el sistema democrático –
pero es necesario también “echarle” – como dicen los colegas mexicanos una
miradita desde las productivas
vertientes de La Sociología de las Ausencias.
La visión política del autor sobre la Democracia se centraliza en Europa
y como siempre sucede con todos los autores – académicos, investigadores, científicos sociales y por ahí desde la
oscuridad irrumpe un Político - se
intenta generalizar o universalizar lo que ellos consideran como “la decadencia de la Democracia”, pero
aquí presentamos nuestro deslinde teórico, metodológico-doctrinal con el Autor.
Primero
es la democracia liberal-representativa – hegemónica en el
sistema capitalista burgués de la Europa del siglo XXI (La Unión Europea y su
forma de gobierno político-financiero, radical neoliberal como es la Troika (el gobierno del Banco
Central Europeo, de la Comisión Económica Europea y el Fondo Monetario
Internacional); este modelo político de democracia está en bancarrota y desastre, producto de su poder dictatorial que una
minoría ínfima – ridícula – un cenáculo
de banqueros, corporaciones y gobernantes
– reunidos en Bruselas
– decidan y definan políticas ( de protección absoluto de sus
intereses de clase y lo impongan a millones de ciudadanos europeos
absolutamente ajenos a los intereses de clase de los grupos de poder).
Segundo – realmente desearía tomar
todos los aspectos estructurales de la poli-crisis que hoy devora y destruye el
sistema vigente en Europa – pero solamente un aspecto que tiene hoy vigencia mundial:
es la Corrupción
política, como ha logrado atrapar, dominar, capturar a parte o el
todo del sistema institucional (dirían quizás es propio de América latina, pero no es así, hoy es un problema
estructural mundializado). Los problemas sociales y políticos que hoy están
presentes en el sistema burgués existente en Grecia, España, Italia, o Francia, por ejemplo, donde – unos más
que otros, la corrupción atrapó a gobernantes, organizaciones políticas,
gobiernos de turno e instituciones. Escenarios de escenarios de las clases y la
lucha de clases – donde la Democracia vigente
hoy, democracia electoral, liberal representativa, no goza de “buena salud”.
La
ciudadanía ha perdido credibilidad en las instituciones.
Confianza personal,
social e institucional – es decir, el ciudadano perdió la fe, la esperanza como
personas en la democracia, pero
además perdió confianza en lo social, en
sus derechos que fueron asaltados y privatizados por el mercado, y finalmente
lo que estructura el carácter dialéctico
de la Confianza, es que los ciudadanos perdieron también la confianza en
las instituciones de la sociedad y del
propio Estado. Finalmente la corrupción condujo – llevó inexorablemente a la
ciudadanía – primero al
cuestionamiento y después a perder la legitimidad
de la instituciones y del propio gobierno (legitimidad constitucional que
tienen todos los gobiernos democráticos, pero después de un año o dos de gobierno
la legitimidad de evaluación, monitoreo
y seguimiento del proceso democrático ingresa en crisis ( unas veces muy
fuerte como en Francia, donde el
gobernante traicionó su programa de gobierno y otra como España donde el gobernante en cada año que pasa, ingresa con sus políticas de austeridad – en un hoyo
profundo de destrucción de derechos sociales y políticos – proceso político
analizado, evaluado por la Ciudadanía
donde la legitimidad se pierde totalmente, al igual que la legitimidad entra en crisis total cuando
la Opinión Pública democrática, pierde absolutamente la Confianza
Institucional. Gobierno, gobernante,
organización política, clase política, que pierde la Confianza de la Ciudadanía, y la
“gran” perdedora es la Democracia y el sistema, el
cuestionamiento sobre el sistema es absolutamente total y el sistema entra en
crisis absoluta (miren como estaba Grecia
en enero del presente año, hoy Libia
o la propia España atenazada por
todos los lados producto de su propia crisis estructural, o México o Brasil en América Latina. La pérdida de
Confianza Política por la ciudadanía, es en definitiva el mal social y político
del siglo XXI.
/////
LA LAMENTABLE
DECADENCIA DE LA DEMOCRACIA.
*****
Roberto Sabio.
AMÉRICA LATINA en
Movimiento.
ALAI sábado 3 de octubre
del 2015.
Roma,
OCT. 2015. El último estudio global
realizado por la Encuesta Mundial de Valores sobre la solidez de la democracia
en 2015 arroja datos sumamente preocupantes. No obstante, ha sido totalmente
ignorada, excepto por el New York Times, que publicó un informe especial.
Según la autorizada
institución, que cuenta con gran prestigio en el seno de las Naciones Unidas,
en Estados Unidos, el número de ciudadanos que aprueban la ley que legaliza la
tenencia de armas, ha pasado de uno cada 15 en 1995, a uno cada seis en 2015.
Mientras que entre
los nacidos antes de la Segunda Guerra Mundial, un sólido 72 por ciento asignó
a vivir en una democracia el valor más alto, para los nacidos después de 1980
la cifra se redujo a menos de 30 por ciento, ligeramente menor a la opinión de
32 por ciento de europeos nacidos también después de 1980.
La proporción es aún
más pequeña en Europa del Este, donde alcanza solo al 24 por ciento. En esa
región, la preocupación principal es el nivel de ingresos, un trabajo seguro y
la posibilidad de una jubilación, son más importantes que el tipo de régimen
bajo el cual vivir.
Para esto, por
supuesto que existe una explicación generacional. La democracia fue una
victoria, un tesoro para construir, para quien vivió los horrores de la segunda
guerra mundial. La generación más joven tiene sólo una idea intelectual de lo
significa vivir bajo una dictadura, no una experiencia de vida. Como dijo
Altiero Spinelli, ahora todo el mundo duerme sin temor a ser despertado durante
la noche.
Pero el debate es
mucho más complejo. Se acepta como una verdad incuestionable que una vez que un
país se convierte en democrático, un sistema alternativo de gobierno no es más
posible, ya que los ciudadanos ven la democracia como la única forma legítima
de gobierno.
La democracia y el
crecimiento económico y social marchan paralelos. La teoría fue que cuando
China tenga una clase media consistente, necesariamente entrará en un sistema
multipartidista.
Existe ahora una
creciente corriente de opinión acerca de las carencias e ineficiencia de la
democracia. En tiempos del gobierno militar chileno, periódicamente aparecía
quien subrayaba las ventajas del "modelo chileno" y ahora lo hace
sobre "modelo chino", mucho más eficaz y productivo, que el engorroso
proceso que requiere la democracia.
En la propia Europa,
tenemos al húngaro Viktor Orbán, primer ministro de un país ex comunista,
haciendo declaraciones públicas criticando la obsolescencia de la democracia
parlamentaria. Y Orban ha sido escogido libremente en las urnas.
Rusia es el caso más
estridente. Putin, que es el modelo supremo de la autocracia, tiene un apoyo
popular cerca del 80 por ciento. De lo que se informa poco, es que líderes de
la extrema derecha de Europa, tales como la francesa Marine Le Pen o el
italiano Matteo Salvini, ven a Putin como un modelo y lo afirman públicamente.
Ya es hora de
reflexionar sobre las causas de la decadencia de la credibilidad de las
instituciones políticas. ¿Es sólo un problema generacional o también es que la
legitimidad del sistema político está cada vez más en tela de juicio?
Cuando se observa el
costo de la campaña presidencial de los Estados Unidos, que se acerca a los
4.000 millones de dólares, se descubre que un pequeño grupo de donantes ricos
domina los aportes electorales, con 130 familias y sus negocios, que han
proporcionado más de la mitad del dinero recaudado durante junio por los
candidatos republicanos.
Así es difícil ver
esa democracia vibrante, ese faro del mundo que la retórica norteamericana
reclama permanentemente.
Un estudio citado por
los politólogos Martin Giles y Benjamin I. Page en el New York Times, señala
que mientras los grupos de interés y las élites económicas fueron muy
influyentes en los últimos 30 años, las opiniones de los ciudadanos comunes no
tuvieron prácticamente ningún impacto, concluyendo que "en Estados Unidos,
la mayoría no gobierna".
Según la Encuesta
Mundial de Valores, un tercio de los estadounidenses tienden hacia el extremo
inferior en una escala de 10 puntos: los Estados Unidos de América son
"nada democráticos".
Asimismo, el desafío
original entre los dos descendiente de dinastías políticas, Hillary Clinton y
Jeff Bush , ha sido superado por foráneos : un totalmente imprevisible e
impresentable Donald Trump entre los republicanos y Bernie Sanders, un
candidato socialista, lo que es una herejía en los EE.UU.
Este desarrollo sin
precedentes muestra la creciente desconexión entre los ciudadanos y la política
tradicional. Las mismas sorpresas han surgido en Europa, con Jeremy Corbyn en
Inglaterra y Alexis Tsipras en Grecia. Es poco probable que los partidos tradicionales
logren la mayoría en España. Hasta ahora, sólo los partidos de la extrema y
ultra derecha siguieron aumentando. El neo nazi Aurora Dorada es tercero en
Grecia
.....
Las dos líneas de
fractura en la Comunidad Europea: la brecha entre el Norte y el Sur de Europa
con respecto al modelo de gobernanza económica (austeridad contra el
desarrollo) y la brecha entre Europa Occidental y del Este sobre la solidaridad
(refugiados), está oscureciendo el problema de la legitimidad de las
instituciones europeas.
El hecho de que en
una noche en Bruselas un grupo de personas decide el destino de millones de
ciudadanos, sin ningún tipo de consulta (Grecia pagó caro el referéndum de los
ciudadanos), está creando una tercera división, más profunda y más seria que las
otras dos.
El caso de Grecia fue
precedido por Chipre, que era un ejemplo de falta de responsabilidad y
transparencia. Eurócratas avergonzados, entre ellos Mario Draghi, tuvieron que
reconocer que tomaron una mala decisión y debieron dar la vuelta, pero siempre
torciendo el brazo del gobierno.
El hecho de que los
dos primeros rescates griegos fueron básicamente concebidos para rescatar a los
bancos franceses y alemanes, con muy poco que fue a la economía helénica, ha
aumentado la percepción de los ciudadanos que los bancos son más importantes
que las personas.
Este año el número de
banqueros que recibieron más de un millón de euros fue de 3.178. De esos, 2.086
en Gran Bretaña. Pero, en realidad, la mayoría obtuvo sobre 2 millones de
euros. Nueve de ellos en Gran Bretaña, ganaron más de 10 millones de euros ...
Si observamos el caso
de los millonarios, en 2014 se convierten en 920.000. Las personas con
abundante riqueza líquida, unida a la de la casa y otras propiedades, con más
de 1 millón de dólares, según el último Informe sobre riqueza en el Mundo, fue
a 14.6 millones en 2014, equivalente a un aumento del 7% con respecto a 2013.
Lo que es nuevo en
los últimos años, es que instituciones muy conservadoras, como el Fondo
Monetario Internacional (FMI) han estado advirtiendo que el crecimiento de la
brecha social constituye un freno para el crecimiento económico, haciéndose eco
de un estudio de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos
- OCDE.
El último estudio del
FMI advierte sobre la reducción de la clase media y el aumento de pobres y
ricos, claro que en medidas muy diferentes. Asimismo, la Encuesta Mundial de
Valores, concluyó que 40 por ciento de los ricos estadounidenses aprueban a un
"líder fuerte que no tenga que molestarse con el Congreso o las
elecciones". En 1995 eran solo 20 por ciento.
Este declive de la
clase media es acompañado por una polarización en la política y el crecimiento
constante de los partidos extremistas y xenófobos, que ahora recogen votos
entre los trabajadores y los menos favorecidos, que una vez votaron izquierda,
lo que está cambiando por completo el escenario político.
¿Quién hubiera creído
que Dinamarca, uno de los pocos países del mundo que dedica el 1% de su
presupuesto a la ayuda al desarrollo (Estados Unidos solo llega a 0,2%), bajo
la presión del ala derecha del partido gobernante rechazaría todo refugiado de
su suelo? ¿Y que Hungría habría de recurrir a acciones que son una
reminiscencia de la época nazi? ¿Y que al mismo tiempo, Europa del Este declara
abiertamente que están en la Unión Europea para recibir y no para dar nada?
El sistema
democrático adquirió legitimidad en su capacidad para apoyar a valores como la
justicia, la solidaridad y el desarrollo general de la sociedad. No hay
precedentes históricos para prever qué va a pasar en circunstancias en que los
ciudadanos viven un deterioro social y económico desde hace décadas y los
jóvenes no ven un futuro claro.
Pero sí que hay
precedentes históricos que nos dicen que las sociedades en crisis pueden caer
fácilmente en regímenes populistas y autoritarios, especialmente si las élites
ricas apoyan ese camino.
Por ahora debe estar
claro para todos que el sistema se descompone y necesita ser reparado. Pero
esta democracia en declive, con tan pocos estadistas y tantos políticos, ¿será
capaz de proporcionarla? Esta una cuestión que por desgracia, necesitamos empezar a
afrontar.
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- Roberto Savio
es periodista italo-argentino. Co-fundador y ex Director General de
Inter Press Service (IPS). En los
últimos años también fundó Other News, un servicio que proporciona “información
que los mercados eliminan”.
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