PARA
QUE SIRVE EL FONDO MONETARIO INTERNACIONAL Y EL BANCO MUNDIAL? Carlos Bedoya. ALAI.
Lunes 5 de octubre del 2015.
Ahora que estos dos mamuts de las finanzas globales
van a tener su reunión anual en Lima es pertinente saber cuál es su rol en un
mundo en crisis y en franca disputa geopolítica. Precisamente responder a la
pregunta del título implica ubicarse en diversos planos. Uno bien podría decir
que el Fondo Monetario Internacional (FMI) no ha servido para nada si considera
la misión para la que fue creado: prevenir que el mundo sufra crisis económicas
como la de 1929-1930 conocida como “La Gran Depresión”.
En efecto, el FMI que se fundó junto al Banco
Mundial en 1944 (Bretton Woods, Estados Unidos),pero empezó a operar desde
1945, ya tiene 70 años encima y no ha predicho, ni mucho menos evitado crisis
tan graves y nocivas para la economía mundial como la asiática (1997) – que
hizo que el Perú entre en recesión durante cuatro años (1998-2001) –, la rusa (1999),
la argentina (2001), y la peor de todas, peor incluso que la gran depresión, la
crisis global que actualmente vive el mundo y que comenzó en Estados Unidos, se
extendió a Europa y hoy alcanza a América Latina y a todo el sur global con la
caída de los precios de las materias primas y la salida de capitales. El FMI no
vio o no quiso ver el tsunami financiero y fiscal que nos azota y encima tiene
la raza de pontificar.
Entonces, ¿de qué se ha encargado el FMI? Bueno,
basta ver el comportamiento del fondo con el gobierno griego para pintar lo que
ha sido su rol durante los últimos 40 años: imponer ajustes, austeridad,
reducir derechos, beneficios sociales y cumplir a raja tabla el pago de la
deuda, por más ilegítima, odiosa o corrupta que sea. Lo vimos en América Latina
y en especial en el Perú durante los noventa.
Del 9 al 11 de octubre de 2015, el Banco Mundial y el FMI tendrán su reunión anual en Lima (Perú). Numerosas organizaciones hacen una convocatoria conjunta para 3 días de reflexión y acción sobre el tema: Desmintiendo el milagro peruano (véase: http://cadtm.org/Desmintiendo-el-milagro-peruano)
La eliminación de la protección social ha sido el
costo de tener una macroeconomía saludable, que en el caso peruano se traduce
en que banqueros y mineros se la han llevado con pala mientras que todos los
demás hemos tenido salarios y pensiones de hambre. Ah claro, en tiempos de boom
económico nos han dado plata pero vía crédito para bancar una orgía de consumo
que ya llegó a su fin por cierto.
Tal como dijo el profesor Celso Furtado, citado
muchas veces por Oscar Ugarteche, el FMI es en realidad el brazo extendido del
Tesoro Norteamericano. Para eso sirve, lo cual se expresa en cosas tan claras
como que con las reservas de todos los países de América Latina durante el
periodo de auge (2005-12) depositadas en su mayoría como bonos estadounidenses
se ha financiado el sobreconsumo del norte. También se ve en la guerra de
monedas donde Grecia es la punta de lanza para pegarle al Euro en favor del
Dólar.
El Banco Mundial sirve básicamente para lo mismo,
porque con el cuento de superar la pobreza, ha convertido en negocio casi todo:
la salud, la educación, la obra pública, etc. Su informe Haciendo Negocios
busca orientar la inversión poniendo el mejor puntaje a los países que más
abren su economía en perjuicio de su industria, que más flexibilizan los
derechos laborales y desregulan el mercado de trabajo.
Además no nos olvidemos que en el Perú son
copropietarios -vía la IFC- junto a la Newmont y Roque Benavides de Yanacocha,
quien sabe la minera con las peores prácticas sociales y tributarias que
existen. Y en los noventa fueron parte del Peru Privatization Fund, una empresa
off shore protagonista de un caso de deuda corrupta denunciado por el Congreso
tras la caída de Fujimori.
En suma, el FMI
y el Banco Mundial son organizaciones más políticas que económicas. Con la
careta técnica garantizan la hegemonía de los dueños del mundo.
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EL
F.M.I. Y EL BANCO MUNDIAL: LLEGÓ LA HORA DEL BALANCE.
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Eric Toussaint.
ALAI.-Miércoles 7 de octubre
del 2015.
Este artículo vuelve a tratar el balance de la actuación del FMI y del Banco Mundial, y propone alternativas para una nueva arquitectura internacional.
1) Desde su creación en 1944, el Banco Mundial (BM) y el FMI respaldaron activamente todas las dictaduras y todos los regímenes corruptos aliados de Estados Unidos.
2) Pisotean la soberanía de los Estados violando en
forma flagrante el derecho de los pueblos de disponer de sí mismos, sobre todo
debido a las condicionalidades que imponen. Estas condicionalidades empobrecen
a la población, incrementan las desigualdades, libran al país a las
transnacionales y hacen modificar las legislaciones de los Estados (reformas
profundas del código de trabajo, de los códigos mineros, forestales,
eliminación de los convenios colectivos, etc.) favoreciendo a los acreedores e
«inversores» extranjeros.
3) A pesar de haber detectado desvíos masivos de
dinero, tanto el BM como el FMI mantuvieron, e incluso aumentaron, el monto
prestado a los regímenes corruptos y dictatoriales aliados a las potencias
occidentales (como el emblemático caso del Congo-Zaire de Mobuto, después del
informe Blumenthal de 1982)
4) Mediante su apoyo financiero, ayudaron a la
dictadura de Habyarimana en Ruanda hasta el año 1992, lo que le permitió a este
dictador quintuplicar los efectivos de su ejército. Las reformas económicas que
impusieron en 1990 desestabilizaron el país y exacerbaron las contradicciones
latentes. El régimen de Habyarimana había estado preparando un genocidio desde
los años 80, que finalmente fue perpetrado a partir del 6 de abril de 1994,
causando cerca de un millón de muertos entre los Tutsis y los Hutus moderados.
A continuación, el Banco Mundial y el FMI exigieron a las nuevas autoridades
ruandesas el pago de la deuda contraída por el régimen genocida.
5) Apoyaron otros regímenes dictatoriales del campo
contrario —como el de Rumania desde 1973 hasta 1982, y el de China a partir de
1980— para debilitar a la Unión Soviética antes de su implosión en 1991.
6) Sostuvieron las peores dictaduras hasta su
derrocamiento. Por ejemplo: el significativo apoyo a Suharto en Indonesia desde
1965 hasta 1998, a Marcos en Filipinas desde 1972 hasta 1986, a Ben Alí en
Túnez y a Mubarak en Egipto, hasta la expulsión de estos dictadores en 2011.
7) Sabotearon activamente algunas experiencias
democráticas y progresistas: desde las de Jacobo Arbenz en Guatemala y de
Mohammad Mossadegh en Irán, en la primera mitad de la década de los 50, la de
João Goulart en Brasil a comienzos de los años 60, hasta la de los sandinistas
en Nicaragua en los años 80, pasando por la de Salvador Allende en Chile entre
1970 y 1973. Por cierto, la lista es mucho más larga.
8) El Banco Mundial y el FMI exigen a los pueblos,
víctimas de tiranos que estas mismas instituciones financian, el reembolso de
las deudas odiosas contraídas por esos regímenes autoritarios y corruptos.
9) En forma similar, el Banco Mundial y el FMI
exigieron a los países que habían accedido a la independencia, entre fines de
los años 50 y comienzo de los 60, el reembolso de las deudas odiosas contraídas
por las antiguas potencias coloniales para profundizar su colonización. En
particular, ese fue el caso de Bélgica y su deuda contraída con el Banco
Mundial para completar la colonización del Congo en los años 50. Recordemos que
este tipo de transferencia de las deudas coloniales está prohibido por el
derecho internacional.
10) En los años 60, el Banco Mundial y el FMI
sostuvieron económicamente a países como la República Sudafricana del apartheid
y Portugal que continuaba manteniendo bajo el yugo sus colonias en África y el
Pacífico, mientras que dicho país era objeto de un boicot financiero
internacional decretado por la ONU. El Banco Mundial también apoyó a un Estado
que había anexado a otro por la fuerza: la anexión de Timor oriental por
Indonesia en 1975.
11) En materia de medio ambiente, el Banco Mundial
prosigue el desarrollo de una política productivista desastrosa para los
pueblos y nefasta para la naturaleza. Sin embargo, consiguió que se le
atribuyera la gestión del mercado de los permisos de contaminación.
12) El Banco Mundial financia proyectos que violan
flagrantemente los derechos humanos. Entre los proyectos directamente apoyados
por el Banco Mundial, se puede poner como emblemático el proyecto de
«transmigración» en Indonesia (años 1970 – 1980) que tenía componentes que
pueden considerarse crímenes contra la humanidad (destrucción del medio natural
de poblaciones indígenas, desplazamiento forzoso de poblaciones).
Recientemente, el Banco Mundial financió íntegramente la mal llamada operación
de «salidas voluntarias» en la República Democrática del Congo (RDC), un plan
de despidos que viola los derechos de 10.665 empleados de Gécamines, una
empresa minera pública situada en la provincia de Katanga. Estos ex empleados
esperan todavía el pago de sus salarios atrasados y las indemnizaciones
previstas por el derecho congoleño.
13) El Banco Mundial y el FMI favorecieron el
surgimiento de factores que provocaron la crisis de la deuda que estalló en
1982. Resumiendo: a) el Banco Mundial y el FMI empujaron a los países a
endeudarse en unas condiciones que llevaban al sobreendeudamiento; b)
presionaron, incluso forzaron, a los países a levantar los controles sobre los
movimientos de capitales y sobre el cambio, acentuando la volatilidad de los
capitales y facilitando de esa forma su fuga; alentaron a los países a
abandonar la industrialización por sustitución de importaciones en provecho de
un modelo basado en la promoción de las exportaciones.
14) Disimularon los peligros que ellos mismos habían
detectado: sobreendeudamiento, crisis de pago, transferencias netas negativas…
15) Desde el estallido de la crisis en 1982, el Banco
Mundial y el FMI favorecieron sistemáticamente a los acreedores y debilitaron a
los deudores.
16) El Banco Mundial y el FMI recomendaron, incluso
impusieron, políticas que hicieron recaer el pago de la crisis de la deuda
sobre los pueblos, privilegiando al mismo tiempo a los más poderosos.
17) Estas mismas instituciones prosiguieron con la
«generalización» de un modelo económico que aumenta sistemáticamente las
desigualdades entre los países, y en el interior de los mismos.
18) En los años 90, el BM y el FMI, con la complicidad
de los gobernantes, extendieron sus políticas de ajuste estructural a la
mayoría de los países de Latinoamérica, África, Asia, y Europa central y
oriental (comprendida Rusia).
19) En este último país, las privatizaciones masivas
fueron realizadas en detrimento del bien común y enriquecieron de manera
colosal a un puñado de oligarcas.
20) Reforzaron las grandes empresas privadas y
debilitaron tanto a los poderes públicos como a los pequeños productores.
Agravaron la explotación de los trabajadores y aumentaron su precariedad. Lo
mismo hicieron con los pequeños productores.
21) Su retórica sobre la lucha por la reducción de la
pobreza no termina de tapar una política concreta que reproduce y refuerza las
propias causas de la pobreza.
22) La liberalización de los flujos de capitales que
sistemáticamente estas instituciones han privilegiado, ha fomentado la evasión
fiscal, la fuga de capitales y la corrupción.
23) La liberalización de los intercambios comerciales
reforzó a los fuertes y aisló a los débiles. La mayor parte de pequeños y
medianos productores de los países en desarrollo no pueden resistir a la
competencia de las grandes empresas, ya sean del Norte o del Sur.
24) El Banco Mundial y el FMI actúan junto a la OMC, la
Comisión Europea, Washington y los gobiernos cómplices para imponer una agenda
radicalmente opuesta a la satisfacción de los derechos humanos fundamentales.
25) Desde que la crisis golpea a la Unión Europea, el
FMI está en primera línea para imponer a las poblaciones de Grecia, Portugal,
Irlanda, Chipre… unas políticas que ya fueron impuestas a las poblaciones de
los países en desarrollo, a las de Europa central y oriental en los años
noventa.
26) El Banco Mundial y el FMI, que pregonan la buena
gobernanza en todos sus informes, abrigan en su seno comportamientos dudosos.
27) Estas dos instituciones mantienen a la mayor parte
de los países en la marginalidad, a pesar de que esos países constituyen la
mayoría de sus miembros, y privilegian a un puñado de gobiernos de los países
ricos.
28) En resumen, el Banco Mundial y el FMI representan
unos instrumentos despóticos en manos de una oligarquía internacional (unas
pocas grandes potencias y sus sociedades transnacionales) que refuerza el
sistema capitalista internacional, destructor de la humanidad y de la
naturaleza
29) Hay que denunciar las nefastas acciones del Banco
Mundial y del FMI con el objetivo de terminar con ellas. Las deudas de las que
estas instituciones reclaman su pago deben anularse y estas instituciones deben
ser llevadas ante la justicia.
30) Es urgente construir una nueva arquitectura
democrática internacional que favorezca una redistribución de las riquezas y
apoye los esfuerzos de los pueblos en la realización de un desarrollo
socialmente justo y respetuoso de la naturaleza.
Construir una nueva arquitectura internacional.
Se debe optar por propuestas que redefinan
radicalmente las bases de la arquitectura internacional (misiones,
funcionamiento…). Tomemos, por ejemplo, la OMC, El FMI y el Banco Mundial
La nueva OMC debería tener como objetivo, en el
ámbito comercial, garantizar la ejecución de una serie de pactos
internacionales fundamentales, comenzando por la Declaración Universal de los
derechos humanos y todos los tratados fundamentales en materia de derechos
humanos (individuales y colectivos) y de la naturaleza. Su funcionamiento
debería ser supervisar y reglamentar el comercio de manera que sea
rigurosamente conforme a las normas sociales (convenciones de la Organización
Internacional del Trabajo – OIT) y del medio ambiente. Esta definición se opone
de manera frontal a los actuales objetivos de la OMC. Pero, evidentemente, esta
demanda implica una estricta separación de poderes: está fuera de lugar que la
OMC, como cualquier otra organización, posea en su seno su propio tribunal. Por
lo tanto, hay que suprimir el Órgano de solución de diferencias.
La organización que reemplazará al Banco Mundial
debería estar ampliamente regionalizada (varios bancos del Sur podrían estar
vinculados entre sí), tendría por función otorgar préstamos a un interés muy
bajo o nulo, y donaciones, que sólo podrían darse si se utilizaran bajo el
respeto riguroso de las normas sociales y ambientales y, más generalmente, de
los derechos humanos fundamentales. Contrariamente al Banco Mundial actual, el
nuevo banco, necesario para nuestro mundo, no buscaría representar los
intereses de los acreedores e imponer a los deudores un comportamiento sumiso
frente al mercado rey, puesto que tendría como misión prioritaria defender los
intereses de los pueblos que reciben los préstamos y las donaciones.
En cuanto al nuevo FMI, debería remitirse a una
parte de su mandato para garantizar la estabilidad de las monedas, luchar
contra la especulación, controlar los movimientos de capitales, actuar para
prohibir los paraísos fiscales y el fraude fiscal. Para alcanzar este objetivo,
podría contribuir con las autoridades y los fondos monetarios regionales a la
colecta de diversos impuestos internacionales.
Todas estas alternativas requieren la elaboración
de una arquitectura mundial coherente, jerarquizada y dotada de una división de
poderes. La piedra angular podría ser la ONU, siempre y cuando su Asamblea
General se convierta en una verdadera instancia de decisión. Esta condición
implica la supresión del estatuto de miembro permanente del Consejo de
Seguridad y por consiguiente del derecho de veto. La Asamblea general podría
delegar misiones específicas en organismos ad hoc.
Otra cuestión que todavía hay que debatir, mucho y
en todos lados, es la de un dispositivo internacional de derecho, de un poder
judicial internacional (independiente de otras instancias de poder
internacional), que complete el actual dispositivo constituido principalmente
por el Tribunal Internacional de la Haya y el Tribunal Penal Internacional. Con
la ofensiva neoliberal de los últimos treinta años, la ley del comercio fue
dominando, en forma progresiva, el derecho público. Instituciones
internacionales como la OMC y el Banco Mundial funcionan con su propio órgano
de justicia: el Órgano de solución de diferencias en el seno de la OMC y el
CIADI en el Banco Mundial cuyo papel ha aumentado desmesuradamente. La Carta de
las Naciones Unidas es violada regularmente por los miembros permanentes de su
Consejo de Seguridad. Se crean nuevos espacios «sin derecho» —los prisioneros
sin derecho encarcelados en Guantánamo por Estados Unidos—. Este país después
de haber recusado el Tribunal Internacional de La Haya (en el que fue condenado
en 1985 por una agresión a Nicaragua), rechazan el Tribunal Penal
Internacional. Todo esto es extremadamente preocupante y requiere urgentemente
iniciativas para completar un dispositivo internacional de derecho.
Mientras tanto, es necesario que instituciones
como el Banco Mundial y el FMI tengan la obligación de rendir cuentas ante la
justicia de jurisdicciones nacionales, que se exija la anulación de las deudas que reclaman y que se actúe para impedir la aplicación de políticas nefastas que estas
instituciones recomiendan o imponen.
*****
Traducido por Griselda Piñero y Raul Quiroz
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